Partida Rol por web

El sacerdote asintió ligeramente ante las palabras de su amigo –No, ninguno parece haber reflexionado siquiera acerca de que implica tener a los norteños y al rey en contra- la gente alrededor de ellos se movía nerviosa y un continuo murmullo era la respuesta más clara de toda la población –Nuestro jarl, como poco se encuentra capturado, y solo tenemos la palabra de Ysolda- las cejas de Uhtred se levantaron ligeramente para subrayar su comentario –Nunca he dudado de su palabra. Pero tampoco lo habíamos hecho del rey hasta este momento y todo parece apuntar a intereses desconocidos-

Los jóvenes de aquel año actuaron con celeridad postulándose del lado de Ysolda -Son impetuosos e irreflexivos, la carne de cañón perfecta ¿Será esto lo que esperan de nosotros? ¿Qué actuemos sin la guía apropiada?- murmuró a Einarr. Un instante después de que entraran en la cabaña, Svana salió para convocar una reunión aquella tarde e invitar a los nuevos vasallos a entrar – Bien, supongo que los veremos a todos por a tarde. Yo hace tiempo que recibí mi brazalete y hay demasiadas cosas que se me escapan en esta situación para tomar una decisión a la ligera ¿Te apetece si tomamos algo por ahí? Tal vez nos enteremos de algo más antes de la reunión- El joven señaló hacia la callejuela donde se acababan de perder los más veteranos de su poblado. Si alguien podía tener un recuerdo de otras situaciones parecidas eran ellos. Desde el punto de vista de Uhtred aquel era el consejo que debían buscar. Sus ojos se encontraron con los de Einarr y esperaron su respuesta.

Desde una esquina una sombra alza un brazo para llamarme, que era un buen lugar para que no me vieran, me escurro entre los traseros de todos aquellos que presenciaban a Ysolda.
 

Parece que la tormenta para Ysolda ha pasado -Pura suerte. Si hubiera sido yo ya estaria colgado de un arbol, balanceandome al viento mientras los cuervos me picotean los ojos- Pienso mientras voy apartando a la gente y me dirijo hacia el interior de la casa

Parecía que ambos amigos tenían una opinión similar, sin embargo Einarr miró su brazalete y negó con la cabeza mientras sonreía ligeramente. - Me temo que yo también tengo que entrar.- Tras la llegada de Erpr y la muerte de sus hermanos había retrasado casi dos años el obtener aquel honor.- De todas formas podemos quedar más tarde y así contrastar la información que ambos descubramos. Espero que los mayores no piensen en nosotros como simples venablos que lanzar sin más contra un enemigo.- Dicho esto tomó el brazo de su amigo y se despidió mientras se abría paso entre la multitud.

Saliendo entre los hombres y mujeres que llenaban la plaza, Einarr se aproximo a Svana, apenas había cruzado unas pocas palabras con ella, todos los mayores de la aldea habían estado muy ocupados aquellas semanas, de manera que los novatos se habían tenido que entretenerse y valerse por si mismos.

Al pasar a su lado el joven inclinó levemente la cabeza mientras saludaba. - Que Frigga ilumine vuestras decisiones y las que se tomen en estas horas.- Tras lo cual continuó tras el resto hacia el interior de las estancias sin saber que les esperaba pues ya habían dicho que la reunión para tomar las decisiones que guiarían su destino serían a la tarde y era lógico que los menos avezados y los más noveles no tuvieran mucho que decidir. Ya habían tomado una decisión y el brazalete que portaban así lo atestiguaba.

Todos los novatos iniciaron la peregrinación al interior de la cabaña sin saber que les esperaba en el interior ¿Sería el destino un jugador arriesgado y apostaría sus nuevas adquisiciones sin reflexionar? En ocasiones los dioses tendían a fomentar la gloria de los suyos enfrentándolos a peligros que podían suponerse insalvables -Bueno, supongo que necesitarán a alguien que sea capaz de atender las heridas de Ysolda- dijo mientras se situaba al lado de su amigo y avanzaba hacia la cabaña.

Cuando fuisteis a entrar un guardia frenó a Uhtred pese a que este le explicó que podía ayudar el guardia alegó que ya tenían la ayuda necesaria.

Cuando se disponía a cruzar el umbral un guardia llamó su atención y le impidió el paso -No te preocupes Einarr, nos vemos luego- Dijo con una sonrisa mientras se retiraba y miraba a su alrededor. La gente parecía volver poco a poco de la conmoción que había generado la noticia y volvían a sus actividades cotidianas.Bien, en la taberna siempre habrá alguien hablando deque debemos hacer y cómo. Eso me servirá para medir el pulso a nuesstra comunidad. Con paso ágil se encaminó hacia el embarcadero, la zona donde se encontraba la taberna.

Svana os llevó a uno de los laterales de la casa y os ordenó sentaros.En total erais 12 jóvenes,os sentasteis en el suelo a expensas de que os hablase.Cuando iba a comenzar a hablar apareció Lydia para ofreceros un poco de comida y bebida.

- Gracias por venir tan raudos pequeños,como sabéis soy la encargada de tratar con los noveles de la aldea y como estas semanas con todo el revuelo del ataque no he podido comenzaremos desde hoy para prepararnos para lo que se venga.Primero me gustaría conocer vuestras virtudes y defectos.

Al entrar apoyaron a Ysolda en una cama.Dentro estaban los hijos del Jarl y su esposa,Astrid,Ysolda y la mujer de Tyr.

- Gracias por el apoyo ahí fuera,no es fácil ser mujer y poder ser escuchada.No llega a ser Ysolda y puede que ahora estuviésemos matándonos entre nosotros por no atender a razones.

La que os hablaba era Astrid,su voz sonaba dulce y amistosa aunque algo preocupada.

- Os hemos hecho entrar porque os necesitamos para recuperar al Jarl.Sabemos donde está y que está vivo pero no podemos enviar a nuestra gente a la batalla sin más,necesitamos ser silenciosos.La misión es arriesgada y difícil pero,confiamos en vosotros y no iréis solos,algunos de los más competentes guerreros de la aldea os acompañarán...y yo misma.

Cuando soltó las últimas palabras la mujer del Jarl la miró con preocupación pero tras una mirada firme de Astrid no dijo nada.

- Decidme,preguntadme todo lo que queráis.

Llegaste a la taberna rápidamente y al entrar viste que estaba más concurrida de lo normal.Las bebidas bailaban de un lado para el otro y los comentarios sobre lo ocurrido apenas eran tapados.Un grupo de 4 hombres discutía con fiereza que debían hacer y cual sería el futuro de la aldea.Entre ellos Jollachring Graln.Otro grupo de 6 personas hablaban de la posible muerte del Jarl.Y finalmente un grupo de 5 hombres apenas susurraba pero se podía oír que también hablaban sobre lo ocurrido.Los 5 hombres eran los hermanos Wilmuth y los hermanos Jesper.

Como suponía todo el mundo estaba "celebrando" las nuevas noticias. Siempre que ocuría algo fuera de lo normal aquella cabaña solía ser el refugio de los chicmosos, curiosos y hombres mas o menos leales a las ideas del jarl. El joven se aproximó al tonel de hidromiel y llenó uno de los cuernos que colgaban para la libre disposición en una de las vigas de roble que sostenía el anorme techo. A Uhtred no le sorprendía loq ue veía a su alrededor, Jollachring Graln tenía fama de ser un hombre poderoso en el combate dada su profesión de herrero, y los hermanos Wilmuth y Jesper se contaban entr los mas sanguinarios de toda la aldea. Tras dar un largo trago, el sacerdote se aproximó hacia donde se encontraba el herrero para escuchar parte de la conversación y poder aprticipar. No quería parecer un entrometido pero también deseaba saber si se le permitiría dar su opinión.

Tras ver como se quedaba atrás su amigo, Einarr continuó hacia el interior donde les invitaron a sentarse en el suelo. Dejando su mochila y lanza apoyados contra la pared, se agachó y cruzó las piernas bajo su cuerpo observando los allí presentes. La edad no variaba mucho y había tanto hombres como mujeres, aunque estas últimas eran minoría. Algunos rostros le resultaban familiares tras las últimas semanas pasadas en el poblado, pero sin embargo no había cruzado a penas dos palabras con ninguno de ellos.

- Gracias- Dijo escuetamente sonriendo y agachando ligeramente su cabeza al recoger el cuenco de comida y la jarra con la bebida. No es que estuviera especialmente hambriento, pero no era dado a desperdiciar comida ni a rechazar invitaciones de manera comió un poco y dio un corto trago de la jarra antes de dejarlos en el suelo y levantarse. Había esperado a que otros hablaran primero, pero tampoco veía ningún mal en ser él quien comenzara.

- Mi nombre es Einarr Hornklofi, saludos a todos mis hermanos aquí presentes

-Soy fuerte y diestro con las armas, aunque no me hallan dejado demostrarlo todavia. Además no me fio de nadie- Respondo mirando fijamente a la mujer -Como defecto diria que ando bastante escaso de carisma, la gente me rehuye como la peste- Con cluyo contiando mirando a la mujer e ignorando a los que tengo al lado

Tras ver como se quedaba atrás su amigo, Einarr continuó hacia el interior donde les invitaron a sentarse en el suelo. Dejando su mochila y lanza apoyados contra la pared, se agachó y cruzó las piernas bajo su cuerpo observando los allí presentes. La edad no variaba mucho y había tanto hombres como mujeres, aunque estas últimas eran minoría. Algunos rostros le resultaban familiares tras las últimas semanas pasadas en el poblado, pero sin embargo no había cruzado a penas dos palabras con ninguno de ellos. - Gracias- Dijo sonriendo sinceramente y agachando su cabeza en dirección a la joven que los servía antes de recoger el cuenco de comida y la jarra con la bebida. No es que estuviera especialmente hambriento, pero no era dado a desperdiciar comida ni a rechazar invitaciones de manera comió un poco y dio un corto trago de la jarra antes de dejarlos en el suelo y levantarse. Había esperado a que otros hablaran primero, pero tampoco veía ningún mal en ser él quien comenzara. - Mi nombre es Einarr Hornklofi, saludo a todos mis hermanos aquí presentes.- Su voz sonaba fuerte y potente, pero no gritaba ni forzaba su garganta, sin embargo en su firmeza se llegaba a apreciar cierta duda, timidez, juventud, podían ser ambas. - Mi señora Svana, hermanos.- Se había tomado una ligera pausa, ahora se encontraba de nuevo en pie y miró a todos los presentes, había decisión en sus palabras y cierta teatralidad. Buscaba un público y allí se lo habían otorgado. Tengo mil defectos y apenas una mano de virtudes. Mejor comenzar por los primeros, que son alegres y no lo segundos pues son muy serios Tengo el defecto del deseo, ¿una cualidad? No, no cuando gusto de desear lo que no tengo. Tengo el defecto de ser optimista, ¿una cualidad? No, no cuando el cuello de la soga pende. Tengo el defecto de ser sincero, ¿una cualidad? No, no cuando los oídos no quieren escuchar. Tengo el defecto de pensar, ¿una cualidad? No, no cuando nos ordenan actuar Tengo el defecto de cantar, ¿una cualidad? No, no cuando mi voz se vuelva ronca, no cuando mi voz la acallen vuestros pesares, no cuando mi voz sea olvidada. Tengo una virtud, hacer de mis defectos cualidad, del deseo el amor, del optimismo la alegría, de la sinceridad la amistad, del pensamiento la acción, y de cantar... eso lo tendréis que soportar. No había podido evitarlo, no pensaba que aquello fuera lo que Svana esperara escuchar, pero en cierto modo era su forma de mostrarse, no había sido una canción genial, más bien una tonadilla sincera y esperaba que divertida, sin embargo una vez había pasado el momento, cierto rubor acudió a sus mejillas, bajó la cabeza y sintió la imperiosa necesidad de disculparse. - Perdonad si esto no era lo que deseabais escuchar, me manejo con cierta soltura con la lanza y la espada larga, aunque seguro que aquí hay mejores luchadores. Soy ágil y me muevo bien, se nadar, leer y escribir, incluso algunas runas, aunque nuevamente los habrá mejores que yo.- Hasta este momento había permanecido con la cabeza gacha, pero en ese instante la volvió a levantar con un brillo especial en los ojos.-Pero lo que mejor se me da sin lugar a dudas es cantar, enardecer los corazones de mis compañeros, libraros de la pesada carga del tiempo y espantar los miedos. Deseo ser el Skald que cante vuestras hazañas, nuestras hazañas- Mientras pronunciaba aquellas palabras, Einarr, con un gesto de su brazo abarco al resto de jóvenes presentes, parecía sinceramente orgulloso de lo que estaba diciendo.

 Me sentía honrado de ser uno de los elegidos para tal misión y tenía muchas preguntas, pero debía de comenzar con las que era de verdad importantes:

 - ¿Donde lo retienen, que sabemos del lugar y cuantos hombres lo custodian?. Debemos de idear un plan acorde a esa información, ya que si atacamos directamente sin él, no solo nos exponemos a perder a muchos de nuestros hermanos inutilmente, hermanos que necesitaremos en la guerra que se avecina, si no que nos arriesgamos a que asesinen a nuestro Jarl antes de que lleguemos a él, ¿sabemos la razón por la que todavía lo quieren con vida?. Si pretenden destruirnos, lo lógico es que le hubiese ejecutado a estas alturas... ¿Estamos seguros de que no es una trampa y no esperan este rescate, contando con él?.