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Viy

Epilogo: Rumores en Kiev

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03/03/2018, 18:17
Seminario de Kiev

Pronto llegó a la ciudad de Kiev el rumor de este suceso, y lo escuchó el teólogo Khaliava, quien se quedó pensativo mucho tiempo, pero sin decir ni una sola palabra sobre la trágica muerte de uno de sus camaradas y la perdida de la razón de otro. Cierto día se encontró en la calle con Tiberi Gorobez, que en ese tiempo ya era filósofo y llevaba un bigote muy largo.

¿Te enteraste de lo que le sucedió a nuestros compañeros? Preguntó Gorobez.

Sí, así lo quiso Dios. Repuso Khaliava, evadiendo una respuesta explicativa. Después de un instante agregó. Te propongo ir a la taberna y beberemos un trago en su memoria.

El nuevo filósofo aprobó en seguida, y muy contento, demostrando que estaba dispuesto a disfrutar de sus nuevos privilegios, como se advertía muy bien por el estado de sus pantalones, de su levita y de su gorro, que despedían un fuerte tufo a tabaco y aguardiente.

Nuestros compañeros eran unas estupendas personas. Dijo el sacristán, cuando el cojo tabernero le puso delante el tercer cubilete de vodca. Sí, eran unos muchachos que prometía mucho... Su muerte fue muy tonta...

Yo sé el secreto de porqué murió. Dijo Tiberi. Fue ni más ni menos por tener miedo. Si no hubiera demostrado que estaban asustadísimos, la bruja no habría podido hacer nada contra ellos. Si no, que le pregunten al joven Anatoli. ¿Qué ha sido de él? Lo que debieron haber hecho era rezar y solo rezar. Y te diré algo por experiencia propia: aquí, en el mercado, todas las mujeres son brujas...

El sacristán asintió con un leve movimiento de cabeza, pero después, al notar que poco a poco la lengua ya no le obedecía, se levantó pesadamente, y dando traspiés al andar se marchó de la taberna para ir a tumbarse y dormir entre los matorrales.

Notas de juego

Últimos párrafos (modificados) de “Viy”, el relato de Nikolai Gogol