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En el vasto mundo de Walisteria habitan razas fantásticas de todos los colores y tamaños, cada una con sus propias culturas y costumbres. Algunas civilizaciones han avanzado tecnológicamente al punto de emplear máquinas a carbón, mientras que otras se mantienen fieles a métodos tradicionales, utilizando herramientas rudimentarias.
Un día, aparecieron misteriosos portales hacia otras dimensiones, a los que la gente comenzó a llamar «laberintos». Dentro de ellos, los aventureros se enfrentan a desafíos que varían desde complejos acertijos hasta feroces combates con enemigos. Cada laberinto guarda un premio para aquellos que logran superarlo.
En Walisteria, numerosos gremios se han formado alrededor de estos portales, reclutando aventureros valientes para llevar a cabo misiones relacionadas con los peligros y tesoros que se esconden en su interior.
Fundada hace más de cuatro siglos por los primeros señores humanos que reclamaron las tierras costeras del norte de Walisteria, Claro Lúgubre surgió como un bastión comercial entre los puertos del oeste y las rutas del interior. Su nombre actual proviene de un viejo pantano drenado en el corazón de la ciudad, donde la luz del sol se reflejaba sobre aguas oscuras. A pesar de su prosperidad pasada, las guerras, la corrupción y los portales inestables de los laberintos cercanos la han vuelto una ciudad de contrastes: esplendor y podredumbre, nobleza y rapiña.