Partida Rol por web

Los intentos de Garroom por mediar entre las dos elfas y el goblin, habían empezado a dar frutos hasta que la elfa maga se ha sentido herida en el orgullo y se han ido a pique. En un arranque se ira por ver nuestra discusión, Alextrasza nos hace callar con un rugido de ira. Garroom siente como ni siquiera los elementos tendrían algo que hacer frente a la Reina de Dragones a pleno rendimiento y muy enfadada, así que decide callar en cuanto la Reina y su Consorte explican lo ocurrido. 

Había una misión y por su honor Garroom aceptaría y se embarcaría en la que puede ser su última aventura. Una vez Alextrasza y su consorte terminan la explicación, Garroom ve como el goblin y la cazadora descienden a la segunda planta, acto que imita sin vacilar, una vez frente a los reclutadores, Garroom les dice su nombre y el reclutador le insta a esperar a que todos los miembros de su grupo estén reunidos. Entre el gentío ve a la cazadora y decide acercarse para presentarse apropiadamente:-Mi señora cazadora, lamento que nuestra conversación de antes haya sido frustrada por el arranque de soberbia de la maga. Mi nombre es Garroom Lobo Gélido, chamán del mismo clan y leal amigo del Jefe de Guerra Thrall. Cual es vuestro nombre?.-

Me quedo con la boca abierta, a punto de responder a la cazadora de demonios, cuando Alexstrasza nos interrumpe con su imponente voz. Inmediatamente cierro la boca y tragandome mi orgullo, asiento a las palabras de la dragona, no seria tan estupida como para enfrentarme a ella.

Cuando concluyo de dar sus ordenes, segui a los demas a la planta inferior, aunque dejando que los tres cretinos respondones pasaran primero, no queria tenerlos cerca y de paso podia lanzarles unas miradas tan fulminantes como mis hechizos de fuego. Suerte tenian de no estar ardiendo... Por suerte habia bastantes mas voluntarios, y no pude evitar fijarme en un elfo de sangre y un humano que parecian bastante apuestos y compententes. Procure acercarme a ellos mientras murmuraba para mi.- Por favor con ellos, por favor con ellos! no con esos pirados!

- Mi nombre es Liareth... - Dijo a modo de respuesta al orco -, aunque muchos de mis hermanos me llaman "Lucero del alba", por mi apellido. - Aclaró, mientras observaba a su alrededor, buscando con la mirada, infructuosamente entre tanta gente, a la orgullosa maga a la que Garroom se refería. Cuando no logró encontrarla, aunque tampoco puso mucho interés, volvió a prestar atención al chamán, que seguía allí. - Supongo que, visto lo visto, ya sabes qué soy y a quien sirvo. - Sonrió -. Es extraño ver que alguien no me rehuye por ello. - Dejó una pequeña pausa, segundos de silencio en aquél mar de susurros, hasta que finalmente preguntó, más por romper el hielo que por interés. - Dime, ¿qué te traer hasta aquí? Estás muy lejos de tu hogar...

Cuando bajáis al nivel inferior, encontraréis que hay varias salas. Un dragón rojo en apariencia de elfo os va indicando que debéis esperar allí dentro hasta que Alexstrasza os de nuevas indicaciones. La sala no es demasiado grande, pero hay mesas y sillas con muchos grabados en las paredes que representan al cielo, las nubes y dibujos de dragones de gran calidad.

Uno a uno iréis entrando, hay sitio para todos vosotros. La cuestión es que ahora solo estabais vosotros 4, quizás un buen momento para daros a conocer, o quizás para valorar a los que teníais más cerca. Estaba claro que algo había que hacer hasta que la Reina de los Dragones llegara ante vosotros.

Antes de que pudieran continuar su conversación, otro de aquellos dragones disfrazados -y es que hasta con sus ojos eran fáciles de distinguir-, les condujo a Garroom y a ella hasta una sala. Una en la que ya habían metido al goblin, y a la que segundos después pasó la hechicera. Suspiró. ¿No podía haber sido el tauren? Hasta había un par de kal'dorei que tenían mejor aspecto que aquella maga. Su suave resoplido se convirtió en un gruñido que se cortó de golpe para dejar paso a una sonrisa sincera. Ahora que lo pensaba, tenía su gracia. Y por la cara de la otra elfa de sangre, un rostro que veía su orgullo roto sin posibilidad de resarcimiento, ella estaba aún más molesta y ofendida que ella misma. Eso era un pequeño plus por todo aquello.

- Parece que te han hecho caso chamán. - Dijo dirigiéndose al orco, refiriéndose a su petición en la planta superior. Rió entre dientes, tras apoyarse en una de las paredes de la pequeña sala. - Antes nos han interrumpido, decidme, ¿qué os ha traído hasta aquí? ¿qué os impulsa a uniros a esta misión? 

¿Le importaba más ahora que hacía cinco minutos? No. Pero parecía que les iban a dejar ahí un buen rato, y aunque disfrutaba de la soledad y el silencio como la que más -al fin y al cabo había estado durante años envuelta en ambas cosas-, tenía curiosidad por saber. Además, prefería eso a estar escuchando las lamentaciones del pequeño ser verdoso y las quejas sobre lo injusto que era aquella decisión, el terrible error que cometían, y el insulto que suponía para alguien de su talento y nivel bla bla bla.

Espere paciente mientras nos iban separandoa los presente entre distintas habitaciones, mientras veia con inquietud como los aventureros con pinta de ser decentes iban desapareciendo. Finalmente un dragon en aspecgo elfico me guio hasta una de las salas. Al entrar me encuentro a orco besapiedras, la elfa loca y el goblin... inmediatamente me gire para hablar con el guardia, solo para ver como me cerraba la puerta en la cara. Con llave.

Esto es una broma, tiene que ser una broma...-murmure aun mirando la puerta. Di un par de patadas rabiosas al suelo y mordi mi propio baston para evitar gritar.- es una prueba, claro, por supuesto! Alexstrasza me esta poniendo a prueba para ver si soy digna. - dije mientras me daba la vuelta y miraba a aquellos tres idiotas, respirando hondo y tratando de mantener la calma.- Voy con vosotros, hago la mision y todos contentos. Por supuesto... solo tengo que limitarme a no carbonizarlos...

Poniendo una sonrisa encantadora y bastante forzada, me aproximo a mis tres nuevos compañeros.- Saludos, camaradas. Creo que hemos empezados con mal pie.- la palabra "camarada" sale como si me quemara la lengua.- podeis llamarme Lady Alessia. Aunque milady o magestrix tambien estara bien. Y mis motivos para estar aqui no son de vuestra incumbencia.- no puedo evitar cierto desde en mis ultimas palabras.

Miró a la hechicera poniendo una cara de incredulidad totalmente fingida, aunque cosas como no poder abrir los ojos "como platos" -como se solía decir-, hacían que las pistas no fueran muchas. El caso es que la observó con un dramático asombro, hasta que finalmente su mueca se convirtió en una sonrisa de medio lado.

- Un placer, Aless. ¿O prefieres Lessi? - Saludó y preguntó, todo de manera alegre, aunque no quería contestación. Había omitido de manera total e intencionada cualquier signo de respeto en sus formas, tomándose por el contrario una confianza que distaba mucho de la que tenía, tendría o la maga querría que tuviera. Luego se puso seria y miró señaló al orco mientras seguía prestando atención a la elfa. - Bueno, no importa, la cosa es que...- Hizo un gesto que podría ser como de "vaya, lo siento, no quiero que te lo tomes a mal pero...", con chasquido de lengua incluído -, le estaba preguntando a él. - Terminó, encorvándose un poco hacia ella y bajando la voz como si se tratara de un secreto.

Rió. 

- No pasa nada, tranquila, tranquila. - Dijo antes de que pudiera contestar, fuera de sus casillas. - Todos nos confundimos a veces, incluso las ladys y las magestrix, ¿o es todo junto? ¿milady Magestrix? - Luego volvió a girarse hacia Garroom, aunque seguía pendiente, de reojo, de la mujer; no quería quedar frita tan pronto por estar despistada tras molestar al león. - Bueno, ¿decías? Espero que tus asuntos sean más de nuestra incumbencia, o esto será muy aburrido. Ji, ji.

Cuando vio que todos los guerreros de aspecto más fornidos y heroicos se habían largado a otras habitaciones, se lamentó de no haber podido estar con alguno de ellos. Cuando fue "escoltado" a la misma habitación donde estaban los tres pringados de antes, se lamentó muchísimo más.

-¿No podía haber ido con ese tauren? Resonó en su cabeza.

Pero al menos había una pequeña racha de buena suerte en todo aquel día de mierda. Por fin había sido ignorado por los demás, lo cual podía permanecer tranquilo en sus pensamientos. Bendito ostracismo, ahora lo tenía en mejor consideración que nunca.

Para dar aspecto de "tipo malo", como la psicópata, y ganarse el respeto entre ellos, la imitó y se apoyó en la pared, como si estuviera posando. Hasta que, con tan mala suerte, se deshizo un nudo de la correa de su rifle y cayó al suelo, rompiendo uno de sus viales, emitiendo pitidos de distintas intensidades y un pequeño hilo humeante de color verde. Cambió el vial roto bajo el cañón y limpió el suelo antes de que fuera tarde y lo descubrieran. También se puso una pequeña máscara antigás que tenía en su maletín por lo que pudiera pasar.

Cuando terminó, recordó que aunque lo ignoraban, sabían que estaba ahí. Giró lentamente la cabeza y sonrió, enseñando los dientes lentamente para que no lo mataran por hacer un gesto demasiado rápido.

-L-lo siento. No ha pasado nada, lo juro. Aunque los próximos tres días no estaría mal que os hicierais unos chequeos. Solo... por si acaso. Sentenció con un hilillo de voz. Ya estaba muerto y no lo sabía ¿Verdad?

-Es un placer y honor, Lyareth Lucero del Alba.-empieza diciendo Garroom, esbozando una sonrisa amable:-Es normal que os sorprendáis al ver que no rehuyo, no sois la primera cazadora de demonios que conozco en mis viajes.-explica aclarando la apreciación de Lyareth. Antes de poder continuar la conversación, Garroom escucha su nombre, el de Lyareth, el del goblin Fizzlecauldron y uno más de una mujer, para después descubrir que es la maga soberbia de antes. 

Ahora los cuatro se encontraban en una habitación a la espera de que la Reina de Dragones les asignara un destino. Tanto Lyareth y ahora la conocida Alessia, intercambian una serie de palabras y Garroom escucha como algo por detrás de él se cae y se rompe:-Goblin!-le grita Garroom antes de darse cuenta de su error:-Perdón. Señor Fizzlecauldron, venga aquí y sientese con nosotros y tenga cuidado con sus artilugios.-le comenta amablemente Garroom:-Como iba a decir antes de que nos llamaran para entrar, Lyareth. Cierto que estoy lejos de mi hogar, dado que mi clan se encuentra en las Montañas de Alterac. Fui criado y entrenado por Drek'Thar Lobo Gélido. Soy chamán y amigo de confianza del Jefe de Guerra Thrall y antes de que recibir la carta los elementos y los ancestros contactaron conmigo y me dijeron que no rehuyera de este cometido.-le explica Garroom a Lyareth.

Acto seguido Lady Alessia, como quiere que la llamen, interrumpe y la conversación de ambos, se presenta y por si sola empieza otro pequeño enfrentamiento con Lyareth. Garroom se mantiene en silencio, esperando su momento para hablar. Al ver que terminan de discutir, Garroom interviene:-Es un placer Lady Alessia y puede que esto le resulte extraño, pero sus motivos son suyos y es su decisión contarlos. Aunque si queremos tener éxito en esta misión, deberíamos confiar los unos en los otros y no intentarnos matar cada vez que alguien diga algo.-las palabras de Garroom, pueden sonar como una reprimenda pero gracias a su gesticulación y el tono de su voz hace que se interprete como una sugerencia a tener en cuenta:-Ya has escuchado mis motivos, Lyareth Lucero del Alba, ahora es tu turno, como has acabado en un sitio como este?-pregunta Garroom para que su nueva compañera hable de si misma.

La explicación de Garroom, así como la posible respuesta de Alessia, fueron interrumpidas por la torpe intervención del goblin, el cual acababa de dejar que uno de sus peligrosos viales alquímicos se rompiera junto a ellos en una habitación cerrada. Suspiró; si no tenía ganas de acabar incinerada por el poder de una hechicera demasiado orgullosa como para controlarse, mucho menos las tenía de ser asfixiada por los vapores tóxicos de un inconsciente que no podía estarse quieto.

Le miró. Luego a Garroom. Después otra vez a Kwilyx. Y de nuevo al chamán. 

Su pregunta, la pregunta del Lobo Gélido, podría haber sido muy sencilla de responder. O al menos lo habría sido cinco minutos antes de acabar en aquella sala con aquellos que, seguramente, serían su sentencia de muerte. Negando con la cabeza, al parecer resignada, respondió. 

- Has conocido a más de los míos. - Y no lo dijo con un tono amable, más bien como una acusación. Entrecerró los ojos. Los suyos, la mayoría, estaban encerrados en las cámaras de las celadoras, a las que muy pocos tenían acceso; entre ellos estaban los druidas al servicio de Malfurión. Ella no veía mucha diferencia entre unos amantes del equilibrio y otros. Sin embargo no dijo nada sobre ello, y continuó con un tono más relajado. - Si conoces a mis hermanos, sabrás que estaremos siempre allá donde aparezca La Legión. Cuando Alextrasza me convocó, diciendo que podía volver a atacar, sabía que había llegado de dejar mi retiro en Terrallende. 

Se encogió de hombros y miró de manera intermitente a la magistrix y al ingeniero. Uno de los dos tendría que continuar la conversación. 

No puedo evitar lanzarle una mirada de profunda irritacion a la cazadora de demonios, estaba claro que aquella insolente queria provocarme. Pero yo soy mejor que ella, por lo que me limite a darle la espalda indignada y sentarme en una de las sillas. El orco al menos parecia tener un poco de respeto, pero seguia queriendo darme lecciones, y el goblin ademas de avaricioso era torpe y estupido, a juzgar por el nuevo numerito. Cruzando las piernas, niega con exasperacion y comienzo a repasarme la manicura con una pequeña lima.

Cuando veo que Lyareth me mira varias veces, no puedo evitar decirle.- Que quieres?! deja de mirarme asi, lo que sea que tienes por ojos me pone enferma...- Sabia perfectamente que queria aquella elfa, por lo que para evitar que insistiesen añado con un suspiro resignado.- Vengo de Silvermoon. El Gran Magister de la ciudad esta demasiado ocupado, por lo que han recurrido a su mejor aprendiz, y futura sustituta. Logico, no?

-Bueno, en mi caso... Cogió una de las sillas y la arrastró hacia esos dos seres, sentándose al lado del orco, por si acaso.

-Yo soy el dueño de un laboratorio llamado "El caldero chisporroteante", en Trinquete. Soy el mejor alquimista del mundo, viendo que soy el único que ha sido llamado para colaborar junto al vuelo rojo. Se me dan bien las pociones de salud y algunos venenos y ácidos. Y el trasto que descansa sobre la mesa es la razón por la cual os cubriré a todos las espaldas, jeje. Su risa daba tanta grima como su personalidad.

-Me permite disparar viales a distancia, así que podré sanar vuestras heridas de un solo disparo ahorrándome los clásicos trámites como el ser asesinado mientras me acerco con una poción porque un gnoll os ha destripado en combate. Todo ventajas.

Volvió a reir, orgulloso.

-Y si alguno se atreve a venir a por mí... bueno, digamos que un chorro de acetato de sodio en la cara siempre es desagradable. Y mis motivos para quedarme... ya lo habéis oído. Un contrato con la reina vale millones por sí solo.

De repente la puerta se abrió, ante vosotros la presencia de nuevo de la gran reina de los dragones se convirtió en el centro de atención. Con un gesto os pidió que tomarais asiento antes de comenzar con sus palabras.

- Mortales, agradezco que hayáis querido continuar con esta misión de alto riesgo, sois muchos los que nos ayudareis pero hemos preferido dividiros en varios grupos. Vosotros cuatro tendréis una misión especial, creemos que si entre todos aportamos un grano de arena lograremos una montaña que permita resolver las dudas y darnos la fuerza suficiente para atacar a nuestros enemigos - hizo una leve pausa.

- Tendréis que viajar al sur, a las tierras del este, sabemos que en las tierras inhóspitas se encuentra un enano, anteriormente perteneció al Culto del Martillo Crepuscular el cual abandonó, y su sangre le hace muy afín a la tierra, algo que en combinación puede otorgarnos una gran ayuda. Quiero que viajéis hasta allí y localicéis a ese enano. Su nombre es Theldurin, vive como un ermitaño posiblemente para refugiarse de sus enemigos, así que no seáis demasiado bruscos. Tenéis que comunicarle la situación actual para contar con su opinión y ayuda en el futuro. Si tenéis alguna pregunta podéis hacerla sin temor, puesto que una vez que partáis estaréis solos, ya que ninguno de vuestros enemigos puede relacionaros conmigo o mis hermanos... - finalizó para daros vuestro turno de palabra.

Se mostró tenso al ver a la reina en frente suya, pidiendo que tomara asiento. Al menos ya estaba sentado, pero sudó copiosamente. Ya había sido advertido una vez, y no sería prudente volver a provocarla en una habitación cerrada, con tan poca gente en medio, y que no estarían demasiado dispuestos a ayudarlo, en caso de ser necesario.

-No... no hay preguntas. Supongo que podemos acampar en la posada de Kargath. 

No le dio tiempo a burlarse de la hechicera -así que decidió dejar para más tarde el comentario sobre si su maestro no estaría, simple y llanamente, queriendo librarse de ella-, y tampoco pudo amenazar convenientemente al goblin cuando este mencionó sus métodos de combate -si creía que iba a dejar dispararla, es que estaba más loco de lo que pensaba, algo sin duda causado por los vahos de sus experimentos-, porque en aquél momento en que iba a abrir la boca de nuevo, la puerta se abrió dando paso a la Reina de los aspectos. 

Alextrasza les pidió que se sentaran y ella, obediente, no osó rechistar, no después de lo que ya había pasado en el piso superior de la torre. El Templo del Reposo del Dragón era un santuario, el derramamiento de sangre se evitaba entre sus muros, pero no quería tentar a la suerte más veces de lo debido, consciente de que aquello podía suponer acabar con aquella larga y buena racha de paz. 

Así que se quedó callada, mientras su anfitriona hablaba exponiendo con detalle su misión, y tampoco hizo preguntas cuando acabó -coincidiendo tal vez por primera vez con el alquimista-, aunque si que se levantó en ese momento y asintió. 

- Será mejor que nos vayamos ya entonces. - Fue lo único que dijo, mirando de reojo a Alessia y a Garroom por si ellos tenían algo más que decir. 

Como te vea apuntarme una sola vez con...- Empiezo a decir mientras miro fijamente al goblin, pero justo en ese momento entra en la sala Alexstrasza. Inmediatamente me levanto y saludo con una reverencia, antes de obedecer y sentarme de nuevo.

Tras su breve exposicion, expongo la unica pregunta que se me viene a la cabeza.-Mi señora, contaremos con algun medio de transporte para llegar hasta Loraedon? un portal magico, o unas monturas voladoras quizas?- Cuando formulo mi pregunta, cruzo dos dedos rogando por que diga que si. Las alternativas no son precisamente agradables.

Mientras conversábamos entre todos ha entra Alextrasza, Garroom queda en silencio y se levanta de su asiento y realiza una reverencia en señal de respeto. La Reina de Dragones se interna en la habitación y empieza a explicar cuál será el cometido y el destino: el enano Theldurin, del Martillo Crepuscular. Una punzada mental recorre el cerebro de Garroom al recordar las batallas contra el Culto y varias veces estuvo a punto de morir por su culpa:-Disculpe mi señora, pero por qué un enano del Martillo Crepuscular?-pregunta extrañado Garroom. 

Al escuchar el comentario de Alessia y mientras espera respuesta de Alextrasza le contesta:-Lady Alessia, yo puedo crear un portal que nos llevará a Orgrimmar y de allí podemos coger un zepelín hasta Entrañas.-le explica a la maga elfa de sangre. Acto seguido termina de señalar:-El viaje desde entrañas a las Tierras Inhóspitas no es muy largo, sea volando o a pie.-

La reina os miró y comenzó a responder a vuestras preguntas y a despejar futuras dudas.

- Creemos que hay algún culto detrás de todo el incidente con los otros vuelos, y tenemos sospechas de que la legión ardiente puede estar apoyando estos sucesos. Todo son conjeturas, pero es por eso que necesitamos desplegar todas nuestras fuerzas para recabar información, de ahí que ese enano juegue un papel clave al estar vinculado al Culto Crepuscular. - dijo al orco.

- En cuanto al viaje, os abriremos un portal para que vuestro camino sea más rápido y directo, en un principio no está contemplada la visita a asentamientos cercanos, no tendréis que preocuparos por las provisiones. -

- Si el enano se niega a colaborar confío en vuestras capacidades para conseguir persuadirle, si os he llamado a vosotros y no a aventureros recién salidos de la taberna es precisamente porque os considero capaces de las tareas más complejas. No puedo aseguraros si habrá enemigos en la zona, ya que incluso en las sombras el mal acecha, solo puedo aconsejaros que tengáis los ojos bien abiertos - 

Dicho aquello el grupo de héroes acordó viajar hasta Dalaran para mediante la magia, usar los portales que pudieran llevarles directamente hacia su destino. Puede que algunos miembros del grupo fuesen recelosos ante el viaje a través de portales, pero sabían que la misión era más importante que sus miedos.

En poco tiempo lograsteis llegar al Alto de Krasus, una puerta de entrada a todos los visitantes que querían visitar Dalaran empleando las rutas de vuelo convencionales. La ciudad estaba con una gran afluencia de personas, después de la guerra contra la plaga muchos se acogieron a la hospitalidad de la ciudad de los magos siempre y cuando quisieran embarcar su vida al mundo del conocimiento.

Siguiendo las indicaciones de los ciudadanos y carteles era fácil llegar hasta donde residía Rhonin, líder del Kirin'Tor. A pesar de que erais un grupo la mar de variopinto no suscitabais demasiado la atención de los magos locales, posiblemente porque tiempo atrás era punto de unión a un gran número de aventureros de todo Azeroth.

Cerca vuestra aún se conservaba la estatua honorífica hacia Tirion Vadin junto con los campeones de la Alianza y la Horda que en conjunto lograron derrotar a Arthas en una épica batalla.

Casi no se dio cuenta cuando llegó hasta allí, inmersa en pensamientos que apenas lograba mantenerla cuerda. "Nuestras capacidades". Pensaba en las palabras de Alextrasza, intentando convencerse, recordarse por tercera vez, el motivo por el que estaba allí.

"Tal vez la maga tenga razón, tal vez..., estaría mejor en solitario", se dijo así misma, observando a sus compañeros mientras caminaba por las calles de Dalaran. Buscaba en ellos una seguridad que no terminaba de encontrar, una confianza que no veía manera de tener mientras estuviera con ellos; sólo la presencia de Garroom lograba hacerla sentir una ligera sensación de que tenían una oportunidad. 

Gruñó.

No sabía dónde iban, pero algo llamó su atención de inmediato. Su ciegos ojos se posaron con odio sobre la estatua de Tirion Vadin y los "héroes" que habían derrotado a Arthas. Y luego escupió. Aquél deplorable homenaje era una farsa, una mentira como la que formaban la Horda y la Alianza cuando se unían para detener un poderoso mal. Olvidaban que el Rey Lich había sobrevivido por su culpa, había podido alzarse con el poder debido a que habían debilitado a Illidan antes de que pudiera enfrentarse a él. Los mismos que habían acabado con la marioneta de Ner'zhul eran los que primero habían impedido a su maestro, y a sus hermanos después, cumplir aquél destino.

Lo peor era que ahora, cuando aquella mentira volvía a obrar en el mundo, ella estaba formando parte...

Recibi con alivio la noticia de que no tendriamos que viajar en un apestoso zeppelin goblin, o peor aun, por mar, y cuando poco despues estaba de vuelta en Dalaran no pude evitar sonreir de oreja a oreja. Aquel sitio era un sueño hecho realidad para cualquier mago de Azeroth, y no me costaba mucho verme dentro de un par de siglos alli, viviendo en un gran palacion con cientos de jovenes y apuestos aprendices suplicandome para que los tomara como mis subditos. Alessia, hechicera del Kirin Tor...Si, me gustaba como sonaba aquello. Ni si quiera la presencia de los tres parias que me acompañaban podrian haberme arrebatado la sonrisa de oreja a oreja que lucia.

Tan feliz estaba que hasta me digno en hablar a mis tres camaradas.- Esto pinta muy bien, no deberia ser muy dificil convencer a ese enano. Bastara con un guiño y una sonrisa por mi parte, pocos hombres son capaces de decirme que no, jajaja!- suelto una carcajada alegre, y hasta doy un par de saltos.- Alexstrasza estar encatada, y me recomendara! y mi maestro tambien estara encantado! y por fin me nombrara su heredera oficial! todo sera perfecto!