Partida Rol por web

En el momento en que Garrom posó las manos sobre la dura piel del elemental, una presencia oscura golpeó el espíritu de Garroom, haciendo que trastabille hacia atrás. Justo en ese momento Arksea agitaba sus enormes brazos y lo esquivó por pura suerte. 

Las palabras de Arksea sonaban confusas y llenas de odio y hostilidad hacia todo lo viviente. En ese momento, Garroom recordó las enseñanzas de Drek'Tar:-Es deber de los chamanes mantener el equilibrio de la naturaleza, incluso si ello conlleva enfrentar-se a los mismos elementos. Garroom si alguna vez te encuentras en esa situación, no dudes.-Garroom cerró los ojos y se concentró. Al volver a abrir-los, ya estaban iluminados:-Hay una presencia oscura en su interior, hay que destruirla.-dijo el chamán que estaba en guardia.

Para su sorpresa, tanto Lyareth y Kwilyx, ya estaban atacándole, por pura autodefensa. Garroom dió un paso hacia delante al mismo tiempo que su mano derecha se desplazaba hacia delante y una columna de roca salía del suelo e impactaba contra el cuerpo del elemental. 

En cuanto alzó los brazos, amenazante, y vio cómo golpeó el elemental a la cazadora de demonios, no dudó un solo instante. Clavó una rodilla en el suelo, giró un vial, haciendo que justo por encima de los cañones brillaran con un color verde y, tras apuntar unos instantes, disparó un chorro de ácido contra la cabeza del ser poseído. Se auto premió por su buen disparo, pero vio como, a pesar de que el ácido comenzó a fundir la piedra, apenas le había hecho mella. Consiguió dañarlo lo suficiente como para que soltara un pequeño grito lastimero. Mientras estaba distraído giró el vial rojo de su rifle, apuntó rápidamente a Lyareth y lanzó un una bola de color carmesí que estalló contra su vientre, haciéndo que éste se deshinchara y se cerraran algunas de sus heridas. El gólem se giró hacia él y lanzó uno de sus dedos como si fuera la piedra de una honda, golpeándole en un ojo y obligándole a dejar de apuntar por un momento.

-Chicos, la piedra le está haciendo como una buena coraza. Concentraros en el punto de ácido, si podéis.

Su actitud había cambiado. Ahora parecido algo más centrado... y serio. Se levantó y miró una nueva posición desde donde pudiera apuntar, a salvo de ese ser.

Oh, vamos...- Murmuro fastidiada cuando veo que el elemental definitivamente no es amistoso. Rapidamente  junto las manos mientras recito un hechizo de mi extensa lista, creando una bola de fuego bien grande y brillante. Sin embargo, antes de poder lanzarlo veo que mis compañeros no solo han atacado mas rapido, sino tambien con tanta contundencia como para derrotar a Arkea.

Si lo llego a saber, no gasto mi preciado mana.- Comento mientra abro las manos, dejando que la bola de fuego se evapore con un sonoro "bamf".- Bueno, al menos sabeis defenderos. Tener que rescatar inutiles es bastante agotador.- Añado apartandome un mechon de la cara y sonriendo con prepotencia.

Tras lanzar su ataque, Garroom se ve golpeado por uno de los brazos de Arksea, proyectándolo hacia atrás unos metros. La fuerza del impacto contra el suelo provoca que exhale con fuerza y se quede sin aliento unos segundos, tras recobrarlo observa cómo se detienen los movimientos de Arksea hasta quedar completamente inmóvil. Con algunos gruñidos de dolor y esputando algo de sangre de la boca, Garroom consigue levantar-se del suelo. 

Se acerca, cogiéndose el costado derecho por el impacto, al cuerpo inerte de Arksea. No es capaz de impedir que una lágrima de tristeza recorra su rostro. Era la primera vez que tenía que enfrentar-se a un hijo de la Tierra y aquello no era algo que a ningún chamán le gustaba hacer. Pero Garroom debía hacer-lo, debía derrotar a Arksea para que no les matara:-Lo lamento.-dijo solemnemente. 

Dió media vuelta y se acercó al pequeño altar que había construido, recogió el cuenco, lo vació y lo metió de nuevo en la mochila. Arrancó el Cayado de Caminante del suelo para que le sirviera de apoyo mientras se recuperaba de sus heridas:-No es de agrado que hables con prepotencia en este momento, Lady Alessia. Acabamos de asesinar a un hijo de la Tierra. Un poco de respeto, por favor.-dijo el chamán tras reunir-se con el resto. A lo que añadió:-Será mejor irse de aquí.-

El último ataque del orco penetró en la piedra con violencia e hizo que Arksea cayera de espaldas contra el suelo, rompiéndose en una docena de trozos de piedra de gran tamaño. Os llamó la atención como se oyó de fondo el sonido de un cristal romperse ¿pero de dónde venía?.

De repente, una débil voz se escuchó de entre los trozos de roca, era una voz apagada, una voz débil.

- Lo... lo habéis logrado... habéis puesto fin a la corrupción que me manipulaba... lamento el daño que os haya podido... hacer... - no sabíais que era lo que iba a pasar ahora, pero parecía que por primera vez, era Arksea quien se comunicaba con vosotros. ¿Eran tan fuerte el vínculo de la tierra con el elemental que incluso siendo un cuerpo fragmentado podía comunicarse con ustedes?¿Sería su propio espíritu?

- Es más que una explicación lo que os debo a vosotros... seres de carne - comentó mientras parecía que la piedra se fundía con el suelo.

- Los elementales de tierra llevamos tiempo augurando que la superficie está gritando en agonía... la corrupción ha mancillado nuestros corazones pétreos poco a poco, unos han caído de manera temprana, otros aún están por caer... - la voz del elemental ahora no parecía tan hostil

- Lamento mucho haberos atacado... estabais en vuestro derecho de defenderos, pero notaba como la corrupción penetraba por la roca que forma mi cuerpo y se cristalizaba en el centro de mi ser, las vibraciones de vuestros esfuerzos al atacarme ha provocado que dicho cristal estalle, no hay duda de que estamos ante un serio peligro... y puedo sentir en la tierra uno de los focos de corrupción, pero es un lugar lejano... -comentó lentamente mientras os miraba, esperaba que aquella pequeña dosis de información os sirviera de algo.

- Mi cuerpo se restablecerá... la tierra está unida, mis fragmentos volverán a formar parte de mi... agradezco vuestra preocupación. Pero ahora hay asuntos más importantes que mi propia integridad -

   Chascó la lengua – ¡tsk! – y escupió, peligrosamente cerca de dónde había caído el elemental que en esos instantes se fundía con la piedra. Había sangre junto a su saliva, prueba de las heridas que había sufrido al recibir aquellos potentes puñetazos de Arksea, y que habían estado a punto de matarla. Si por ella fuera, no habría dejado que aquella criatura regresara al suelo, dónde seguramente volvería a caer en la corrupción; no, si hubiera sido por ella, estaría ahora mismo desperdigando trocitos de piedra por toda la zona, y luego habría tirado la cabeza a algún lugar lejano para evitar que se juntara de nuevo. Esa era la única manera que conocía de destruir a la Legión y sus peones: la total y completa destrucción. Sin embargo no dependía de ella, y tuvo que quedarse con las ganas mientras escuchaba sin interés lo que tenía que decirles. Cuando pareció acabar de hablar, su gesto se nubló. 

   – Esto ha sido una pérdida de tiempo. Hay muchos "lugares lejanos" a este maldito sitio – miró a Garroom y gruñó –. Al no ser que se te ocurra por dónde empezar a buscar, te aconsejo que evites que este monstruo corrupto escape tan rápido.

Justo antes de que partiera el grupo con las manos vacías, el espíritu de Arksea se elevó de los restos de su cascarón corrupto y habló. El corazón de Garroom se llenó de felicidad al ver que habían liberado de su prisión de corrupción al elemental. 

Las palabras del elemental, se entrecortaban por su propia fatiga pero logró decir todo lo que tenía que decir: los elementales de Tierra estaban sintiendo la corrupción de la misma:-Es posible que el resto de elementos sufran esa misma corrupción.-añadió Garroom en ese momento y haciendo un gesto para que Arksea continuara. Lamentaba haber-nos atacado pero era la única manera de liberar-le y la mención del lugar lejano, no decía mucho y Lyareth se impacientó en cuanto Arksea terminó de hablar:-Calmate Lyareth. Arksea ha sido liberado de la corrupción que lo tenía prisionero, eso puedo asegurarte-lo. En cuanto al lugar lejano que dice, déjame ver que puedo hacer.-dijo con la presencia de orden y seguridad en sus palabras. 

Acto seguido se acercó de nuevo a los restos de Arksea, que lentamente se iban juntando. Garroom se sentó entre Arksea y el resto y se concentró. Dejó que su espíritu conectara con el de Arksea:-Muestrame el lugar que has mencionado.-dijo su espíritu.

Contemplo con una ceja levemente alzada, y los brazos cruzados, como el elemental rocoso parece sacar sus ultimas fuerzas para darnos unas palabras de advertencia. Por desgracia, definirlas como "vagas e imprecisas" era quedarse muuuy corto. Chasqueando la lengua fastidiada, me acerco un poco a los restos para hablar con impaciencia.- Con eso no basta! que lugar lejano? Azeroth es enorme... Y que te ha corrompido? Magia fel, u otro tipo!?

Por suerte el orco parece proactivo, asi que añado dirigiendome a el.- Haz lo tuyo y averigua mas. No podemos volver a ante Alexstrasza con "hay un peligro en un lugar lejano". No pienso quedar como una idiota por culpa de otros.

Se apartó, dejando a Garroom su espacio, y acabó casi por casualidad a escasos dos metros del goblin. Desde allí, escuchó a Lessi y sonrió con descaro. 

— Como si necesitara de otros para eso, ¿eh? — masculló entre dientes, lo suficientemente alto para que el goblin la escuchara pero no tanto como para que la elfa, o incluso el orco, entendieran lo que decían si no prestaban su atención.

Luego rió en voz bajo durante un instante, y luego simplemente mantuvo el gesto divertido...

El espíritu del elemental se quedó en silencio unos segundos.

- Intento comunicarme a través de la tierra con mis hermanos, pero existe un velo de oscuridad que bloquea la realidad, es como si una mano gigantesca estuviera impidiendo que la tierra advirtiera a sus hijos del peligro que corren... pero sé donde debéis ir ahora... donde antaño hubo un gran mal ahora hay un nido de corrupción... debéis viajar al desierto de Silithus, al sur de Kalimdor... allí, cerca de las ruinas del antiguo imperio Quiraji encontraréis más respuestas... allí la corrupción es latente, es una verdad que no pueden esconder a los ojos de la tierra, debéis ir a las entrañas del desierto y buscar el foco que está canalizando tanta vileza... daos prisa, no sabemos si a cada día que pasa aumentan su poder...  - hizo una leve pausa.

- No conozco el origen de los cristales... pero está demostrado que tienen el suficiente poder como para alterar la tierra -

Con aquellas ultimas palabras Arksea os dio de nuevo su agradecimiento por ayudarle.

- No ceséis vuestros nobles actos, debéis encargaros de purificar este mundo... viajad hacia Silithus, ¡rápido!, yo intentaré reunirme con mis hermanos y expandir el rumor -

El vínculo con Arksea traslada a Garroom a través de la tierra, el mar y la distancia hasta una tierra devorada por la arena y un aura de corrupción muy poderosa. Garroom reconoce el lugar: el desierto de Silithus, hogar primigenio del Vuelo de Bronce y las Arenas del Tiempo y del antiguo Imperio de Ankh'Quiraj.

Por desgracia el vínculo no puede mantenerse durante mucho tiempo dada la falta de fuerzas de Arksea, pero para el chamán es suficiente. Al volver a su cuerpo, escucha atentamente las palabras del elemental y les da la veradicdad correspondiente:-Las palabras de Arksea son ciertas, nuestro siguiente objetivo son las ruinas de Ankh'Quiraj.-

Gruñó. Otro desierto...

Pero no era cualquiera: era Silithus. Aquél había sido un lugar maldito para sus antepasados, un lugar dónde mucho antes de la guerra del Mar de Dunas los Aqir campaban a sus anchas. Hacía muchos años desde aquello, y los elfos de la noche habían logrado controlar a los silítidos, pero la amenaza seguía siendo mayor que nunca para los insensatos que se atrevieran a pisar el lugar. Había sido una hermana cazadora, perteneciente a los kaldorei, quién le había contado aquello, y también quién le había explicado algo más, algo que hacía que incluso la Legión pareciera un juego de niños: en las ruinas de lo que había sido un gran reino y antes que eso una prisión, había descansado uno de los primigenios, uno de los antiguos dioses a los que los titanes se habían esforzado en mantener lejos del mundo. C'Thun, adorado por los Quiraji, se había despertado de nuevo hacía años, y aunque había sido derrotado por un poderoso grupo de héroes, ella —y muchos otros—, aún dudaban de que su poder hubiera desaparecido en aquél lugar. Si había que añadir la magia vil a la ecuación, sin duda su viaje acababa de complicarse mucho, muchísimo. 

Sonrió. Estaba ansiosa por partir. Aunque había una pregunta que, por supuesto, debía plantearse en voz alta.

— Me parece genial pero, ¿cómo vamos a llegar hasta allí? — se cruzó de brazos —. Ni siquiera está en este continente, y los lugares civilizados más cercanos a este maldito lugar son Forjaz y Ventormenta — rió —. No creo que nos abran las puertas con cariño.

Tenían una misión de Alexstraza, era cierto, y ella misma no formaba parte de ninguna alianza, sólo servía a Illidan y por tanto estaba tan perseguida por unos como por otros. Pero aún así, su afinidad, su respeto, estaba con la Horda, y sus compañeros, bueno, alguno sólo necesitaba llevar una bandera para mostrar de dónde procedían. 

Permaneci unos segundos en silencio pensativa. Algo me decia que la advertencia de el elemental tenian su fundamento, habia leido sobre Silithus y lo que habia alli.- Habra que hacer caso a la piedra e ir a Silithus, pero no solo esta el problema de ir hasta alli...- Comento en voz alta.- Alli abundan las patrullas de kaldorei, y me temo que no seremos bien recibidos. No es que les tenga miedo, pero luchar contra esos idiotas y la fauna local nos ralentizara bastante.

Tras unos segundos pensativa, suelto un suspiro resignado y añado muy preocupada.- Otro desierto... eso no puede ser bueno para mi delicada piel. Debi coger crema protectora.