Partida Rol por web

Tras lograr a duras penas y con evidente fatiga, limpiar mas o menos los restos de vomitos del goblin, me giro a ver si Lyareth lo mataba a golpes. Para mi decepcion (y tambien sorpresa) la elfa no solo lo lo mata, sino que parece dejarlo en paz, e impune.

Lanzandole una mirada que podria cortar el hierro, señalo al goblin con un dedo y le digo.- Esta la vas a pagar. Pero no ahora... Y si te vuelvo a ver con una mano en cualquier tipo de bebida que no sea agua, juro que te hago arder hasta que tus cenizas cristalecen!

Cayó al suelo torpemente, aún asustado por estar cerca de su muerte, pero estaba aún más perplejo, por haberle dejado vivir. Cuando escuchó las amenazas y el consejo de Lyareth, tragó saliva e intentó no mancharse encima del pánico.

-Si... mi señora. Alcanzó a decir, mientras daba pasitos hacia atrás para ganar algo de distancia, pero sin movimientos bruscos.

Después escuchó de fondo la amenaza no tan grave de la maga, que después de haber vivido ese momento infernal, no le parecía tanta cosa en comparación. Asintió levemente a ambas y dijo en voz baja. -¿S-seguimos? Algo si había aprendido en ese momento, y era a que era mejor estar sobrio en horas de trabajo remunerado, como era aquel entonces.

Tras una larga caminata sin ningún incidente (si se ignoraban los intentos de asesinato a Kwilyx), el pequeño goblin detectó un territorio en la zona que había indicado el enano donde se apreciaba un círculo elaborado con piedras.  Tenía aproximadamente 10 metros de diámetro, lo cual hacía que vuestras sospechas sobre que allí se debería hacer el ritual eran bastante infundadas.

Ahora quedaba una gran pregunta, ¿quién va a esparcir la sal? Todo apuntaba a que sería Garroom al ser un chamán en vuestro grupo, caracterizados por tener bastantes más facilidades para entrar en "contacto" con los elementales.

El intento por parte de Garroom de detener a Lyareth había fracasado aunque lo hizo con una sonrisa en los labios, dado que lo que había hecho no era mas que un juego de niños pero se había enfrentado a un cazador de demonios. Tras estrellar-se contra el suelo, se levantó, se sacudió el polvo y le dedicó unas palabras a Lyareth:-Tu habilidad para esquivar esta fundada, mi joven amiga. Aunque no era muy difícil hacerlo, no?-con una sonrisa en los labios reanudó la marcha, sabiendo que el pequeño goblin saldría de ese embrollo con su labia. 

Tras un largo rato, Kwilyx encontró el lugar que mencionó el enano Theldurin y el grupo se acercó hasta allí. Cuando Garroom entró en el círculo, notó que el ambiente cambiaba, la tierra era más suave, se agachó para examinar-la con más detenimiento. La arena, las rocas, incluso la hierba, todo había sido tocado por el espíritu de la Tierra Arksea:-Este es el lugar donde Theldurin se comunica con Arksea.-dijo firmemente Garroom:-Mi turno, por favor esperad fuera del círculo.-pidió humildemente a sus compañeros. 

Clavó el Cayado del Caminante en el suelo, que permaneció totalmente vertical, a pesar del contrapeso del saquito de sal. Iluminó sus ojos y del duelo se elevó una pequeña roca de no más de 50 cm de diámetro. De su mochila, extrajo un pequeño cuenco y, lo que parecían unas velas, ambos los dejó con respeto sobre la roca. Mientras recitaba una oración en el idioma de los orcos, cogió arena del suelo y la introdujo en el cuenco. A continuación cogió la especie de velas y las encendió con el poder del fuego y las clavó suavemente en la arena. Se levantó, y desató el saco con sal del Cayado. Introdujo la mano y cogió una infima porción de sal y la introdujo en el cuenco. A continuación, extrajo el resto del contenido del saco en su mano y, rodeando el pequeño altar, fue esparciendo la sal. Cuando alcanzó la posición inicial, dejó el saco en el suelo, apoyado en la roca y finalizó la oración en orco:-Espíritu de la Tierra, conocido como Arksea, por favor acude a mi llamada, solicitamos tu ayuda.-dijo en el idioma común. 

          La marcha continuó sin nuevos incidentes, en silencio, cada uno centrado en sus pensamientos y, al menos por su parte, decidida a no entablar contacto visual con el goblin, o le habría matado. Fue una suerte no hacerlo, cuando se dio cuenta, tal vez por segunda vez, que al menos la pequeña criatura tenía buena percepción del entorno que pisaban; fue gracias a Kwilyx que encontraron el lugar que buscaban, y el espectáculo continuó. 

          Haciendo caso al chamán, ella, simplemente, esperó...

Tras el pequeño incidente con el goblin, al fin alcanzamos el lugar donde invocar al elemental. Dado que mi conocimiento sobre el tema es escaso, dejo que el orco tome el protagonismo y realize la invocacion, aunque situandome cerca y contemplando la escena con mirada critica, como si estuviera supervisando todo el proceso y lo entendiese perfectamente.                         Seguia sin entender como alguien podia preferir ese tipo de conocimiento a la mucho mas elegante y poderosa magia arcana, pero al menos podian ser utiles de vez en cuando...

El orco creyó conveniente comenzar con el ritual, dio comienzo a un proceso por el cual intentaba enlazar directamente con el elemental de tierra arrojando la sal que anteriormente os había hecho entrega el enano. Al principio no sucedió nada, pero de repente, cuando estaban comenzando a surgir las dudas sobre si el ritual había tenido éxito el suelo comenzó a temblar de una manera muy caótica. Las rocas que había sobre la superficie empezaron a saltar como consecuencia del temblor, fue entonces cuando de la tierra y con un gran estruendo apareció vuestro objetivo, un colosal elemental de tierra que emergió de las entrañas del mundo para comunicarse con vosotros, sin embargo, mientras el elemental completaba su ascenso a la superficie, se escuchó una rocosa voz que provenía de su interior

Li... beradme...

Al principio pensó que el chamán había fracasado, porque no había sucedido nada en absoluto. Ya estaba imaginándose una sonora carcajada despectiva proveniente de la hechicera, mostrando su superioridad cuando, de repente, la tierra comenzó a temblar. Intentó mantener el equilibrio para no caerse patéticamente en el suelo y miró al chamán. Mientras él no esté nervioso, yo tampoco debería estarlo. Pensó el alquimista.

Tan distraído estaba viendo su alrededor que no vio venir a esa mole de tierra que apareció de repente en frente a ellos. Nervioso por oír esa voz tan cavernosa, dio un pequeño paso atrás.

-¿A qué se refiere con que lo liberemos? ¿Qué demonios ocurre, Garroom? Por si acaso, preparó el rifle y lo acomodó en sus manos, listo para lo que pudiera pasar.

Garroom permaneció a la espera, aunque el resto empezaban a ponerse nerviosos, dada el tiempo en que no ocurrió nada. El chaman les indico que esperaran con calma, hasta que la tierra tembló. Ahí estaba la señal de un elemental de Tierra. Al volverse para contemplar a Arksea, no fue al él a quién encontró, sino más bien a un golem hecho de tierra y barro, cuyas palabras fueron que le liberáramos.

Garroom notó que tanto Kwilyx como el resto se ponían nerviosos, y el pequeño goblin ya tenía su rifle en las manos:-Cálmate Kwilyx y guarda eso.-dijo el chamán señalando el rifle. Acto seguido dirigió su atención hacia el elemental/golem de tierra:-Podría tratarse del mismo Arksea, puesto que ha respondido a la llamada de la sal. Pero podría tratarse de una trampa, tengo que asegurar-me de quién está en el interior.-pensó para sí mismo mientras rodeaba el pequeño altar y se acercaba al sujeto. 

-Antes de liberarte debo asegurar-me quién eres, pero no me sirve que me digas tu nombre tengo que verte. No te muevas.-dijo mientras imponía sus grandes manos verdes en una de las piernas del colosal elemental y cerró los ojos. Enfocó su voluntad y al abrir los ojos, estos estaban llenos de luz. Insertó su espíritu dentro de la criatura para averiguar de quién se trataba.

   Había escuchado, casi al final del todo, a Illidan decir a sus captores algo como "No estáis preparados!". Aquél grito se había grabado a fuego en su mente, y desde entonces, ella siempre lo había estado. Por eso, cuando la tierra empezó a temblar tras un rato de tediosa espera, en el mismo momento en que una enorme mano de tierra y roca salía de las profundidades abiertas de Azeroth, ella ya había dado un salto hacia atrás a la par que sacaba sus gujas y miraba con ojos entrecerrados lo que estaba llegando. 

   El elemental ascendió bajo su atenta mirada, pidiendo con voz salida de las mismas entrañas del mundo que le liberaran. ¿Sería Arksea? Había respondido, tal como había dicho el retaco, pero no se fiaba de los elementos ni del enano. Por eso se mantuvo a una distancia prudencial, por eso no guardó sus armas pese a las calmadas palabras del chamán, y por eso no pestañeó siquiera mientras se preparaba para la lucha si aquello salía mal...

No puedo evitar resoplar con fastidio cuando veo que el ritual del chaman parece no tener efecto. Un ritual arcano hubiera tenido efecto desde el primer momento, y no estarian perdiendo el tiempo tan estupidamente. De hecho, anote mentalmente que tenia que buscar informacion sobre como invocar elementales. Si quieres algo bien hecho hazlo tu misma...

Cuando por fin parece que el tal Arkea responde, suelto un tanto impaciente.- Por fin! Arkea, tenemos preguntas que hacer, y no pienso perder mas tiempo en este erial.- Frunzo el ceño un poco cuando el elemental murmura algo de liberarlo. Indiferente, niego y añado.-De eso nada, primero respondes y luego te dejamos ir

El elemental emergió totalmente de la tierra. Éste, con una rasposa y lenta voz, comenzó a vocalizar lo que serían sus últimas palabras con cordura

- La tierra muere, se pude sentir desde dentro, mi esencia se dete... ¡¡¡¡ARRRRRRRRRRRRGGGGGGGGG!!!!!  - no llegó a terminar la frase cuando en un arrebato de violencia, el elemental alzó sus brazos y comenzó a agitarlos de manera muy hostil. Fue entonces cuando os dedicó una mirada a todos vosotros que os heló la sangre. Dos pequeñas llamas verdaceas se formaron donde anteriormente había dos huecos vacíos, a la altura de los ojos en un rostro humano.

- Tan solo quedará ¡muerte! - gritó Arksea, si es que realmente era él, mientras movía sus férreos puños en el aire.

Garroom había percibido que algo oscuro estaba dentro del elemental, no era natural su comportamiento...

   Su reacción no se hizo esperar. En cuanto el brillo verde apareció en los ojos del elemental, prueba suficiente de la esencia demoníaca que le embriagaba, se lanzó al ataque con rápidos movimientos que golpearon a Arksea desde todos los lados con tal fuerza que todo un regimiento habría caído ante su poder. Pero la criatura no era una legión de débiles esbirros infernales; era un peón, pero no uno cualquiera. Aquél convencimiento tardó en llegar a su mente más de lo que el puño del coloso tardó en impactar contra su estómago, y luego contra su cara, haciéndola retroceder mientras golpeaba dos veces, sin causar daños en la dura piel de piedra. 

   Gruñó, maldiciendo en silencio, mientras preparaba su siguiente movimiento con sus ojos convertidos en dos finas ranuras cargadas de odio.