Partida Rol por web

Todo comenzó a sucederse a un ritmo vertiginoso. Una marabunta de gente, entre la que podías ver niños, algunos cogidos de las manos de sus padres, y otros en brazos de éstos, salió corriendo desperdigada en todas direcciones.

Gente de todas las razas y edades, transeúntes que se encontraban cerca, todo el mundo en definitiva. La criatura había desatado el caos.

John abrió la puerta para dejarse caer al suelo empuñando su inútil arma. Por lo que esta vez decidió incorporarse y enfrentarse al monstruo con su mejor arma, la sangre. Apuntándole con suma rabia, asomó sus colmillos y siseó amenazante al tiempo que sus ojos buscaban en lo más profundo de ese ser, donde se encontraba su única salida.

Por un instante el mundo se paralizó y John pudo ver en los ojos de la criatura... vuestras miradas se encontraron y casi llegaste a lo que podía haber sido el alma de aquél ser. Vuestras voluntades se enfrentaron en una titánica lucha, y lo que viste (John) superó todos tus mayores temores.

La criatura de repente apartó la mirada, miró entre la multitud que se dispersaba y echó a correr en una dirección.

Cuando tus ojos se encuentran con los de la criatura comprendes parte de lo que ocurre, de lo que es. Esa criatura no parece tener alma, no parece tener bestia interior, parece imposible de amedrentar.

Esa criatura encarna el mal en estado puro. Emana corrupción por todas partes. A medida que os miráis, aunque sólo pasan dos segundos, notas como si el tiempo se detuviera. La criatura es inteligente, se siente superior, quizá porque lo sea.

Y por un instante te sientes aliviado al tener casi la absoluta certeza de que no eres tú lo que interesa a la criatura.

Aprovechando la confusión del momento, Kipp rebuscó rápidamente en el interior del coche un lugar donde guardar la preciada joya y quizá recogerla la noche siguiente si seguía allí. No quería perderla así como así, pero su no vida valía más que varios diamantes como aquel.

Arrastrándose hacia fuera, Kipp se mantuvo lo más agachado posible. Trató de comunicarse con el resto del grupo en un tono de voz lo más bajo posible.

-Hoy es nuestro día de suerte. Voy a correr junto con la multitud, quizá el bicho me pierda de vista. Deberíais hacer lo mismo. Dale un poco de sangre a tu conductor para que se mantenga con vida, John, y mezclémonos todos con la gente, ¡vamos!

Tras su advertencia, Kipp corrió agachado hacia la marabunta humana y, una vez dentro, se mantuvo agachado hasta que el monstruo se alejara lo suficiente... si es que se alejaba.

Todo comenzó a sucederse a un ritmo vertiginoso. Una marabunta de gente, entre la que podías ver niños, algunos cogidos de las manos de sus padres, y otros en brazos de éstos, salió corriendo desperdigada en todas direcciones. Pero lo más raro es que viste que la gente apareció de la nada.

En un instante no había nadie allí, y al instante siguiente multitud de personas salieron corriendo propagando el pánico en todas direcciones. Algo raro sucedía, la gente no aparecía de la nada. Las personas parecían huir de la criatura.

Viste cómo primero John bajaba del vehículo accidentado y miraba a los ojos de la criatura, al menos un par de segundos, antes de que ésta perdiera el interés y divisara algo que le llamó la atención en medio de la turba. La criatura echó a correr en una dirección alejándose del coche y sus ocupantes.

A salvo desde una prudente distancia observaste todo el espectáculo, Kipp parecía intentar arrastrarse fuera del vehículo, y de Lori y el conductor no se sabía nada.

Mucha gente. Muchas emociones. Algo extraño ocurría en ese lugar. ¿De dónde venía toda esa multitud? Contrariamente a lo que cabía esperar no conocía ninguna habilidad que produjera dicho efecto. ¿Mis habilidades estaban disminuyendo? Algunos maestros me habrían dicho que debería aplicarme más.

La curiosidad me llamaba, debía saber de dónde venía toda esa gente, pero había gente probablemente herida en el otro lado del coche, lo que ciertamente no suscitaba en mí una emoción tan fuerte como quizá debería. Me pareció que Kipp debía estar bien... Seguro que él podría ayudar a los demás. Autoconvicción... La fuerza más firme del universo.

Bien, ¿Contadme multitud de dónde venís? Comencé a fijarme en los detalles de la gente, olores, camisetas, patrones... Algo debería indicarme si venían de una lugar lejana, de algún pueblo o solo de otra ciudad. Traté de escuchar sus conversaciones mientras caminaba en busca de lo que fuera que hubiera originado esto.

Comienzan a venirte a la mente imagenes e ideas al principio confusas... Se te erizan los pelos de los brazos y notas al instante cómo se ha usado recientemente una disciplina en el lugar... Y la identificas: Quimerismo. Todas esas personas no son más que una ilusión, una treta. Alguien ha usado quimerismo para distraer a la criatura.

Aún cuando todos tus sentidos te dicen que esas personas están ahí, vista, oído, olfato e incluso tacto... puesto que algunas chocan contigo y siguen corriendo mientras gritan... tu sexto sentido para la magia te dice que no son más que una ilusión. Una increíblemente buena ilusión.

Desconcertado, pero satisfecho de librar tal enfrentamiento, ocultó de nuevo su naturaleza y valoró rápido aprovechar esta nueva oportunidad. Colega, agárrate, te sacaré de esta. Comentó mientras arrojaba la escopeta al interior del vehículo. ¡Ey tíos! echadme una mano con esto, rápido. Se dirigió al resto de vástagos cuando colocó sus manos en el lateral del coche demostrando así la intención de volcarlo nuevamente para colocarlo en su postura habitual.

Veis a Frederick acercándose a vosotros abriéndose paso entre la muchedumbre de personas, aunque parece un poco distraído mirando a la gente con expresión curiosa.

Me acerqué hasta mis compañeros abriéndome paso entre la muchedumbre, y mostré una sonrisa.

- Bonita treta... Desconozco quién la ha realizado, pero es ingeniosa, original. ¿Estáis todos bien?

El hombre de Wheems, el conductor, logra salir del vehículo arrastrando la pierna herida y trata de mantenerse en pie, aunque en todo momento apoyándose en algo. Os mira a todos y luego a la criatura que se aleja...

- ¿Qué demonios es eso? ¿qué hacemos ahora, jefe? - mira a John interrogativamente.

Algo confusa, sigo con la mirada a la marabunda de gente que recorre la calle.

-¿De dónde sale toda esta gente?- murmuro mirando a ambos lados, acercándome a Weems para ofrecerle una mano con lo que necesite.

En cuanto vio a su colega asomar por el otro lado del coche desistió de intentar incorporar el vehículo. Echó un vistazo a todos y contestó a su colega con incredulidad. No tengo ni puta idea, puta locura tío, enganchemos otro coche, lo llevo yo. Le dijo posando su mano en el hombro para darle confianza. Ey Kipp, ¿y el zurrón? le comentó al tiempo que recogía la escopeta y algunas cosas del maletero del vehículo, como un chaleco antibalas que se colocó y un macuto típico de deportista. Preparado para buscar otro vehículo que les sirviera esperó la respuesta de Kipp para continuar. Volvamos a por Füller, no debe andar lejos... paso de perder más noches con esta movida.

Alcé las cejas, y yiré con incredulidad a Weems a través de mis gafas.

- Toda esta gente proviene de una ilusión, bastante buena por cierto, creada sin duda por algún vampiro que dispone de este tipo de habilidades. - Dije respondiendo a Lori con tranquilidad. - No sé si es oportuno ir a buscar a fuller en este momento. Quizá fuera recomendable informar a Vitel de que un demonio como este está en su ciudad, intuyo que esta ilusión se marchará tardo temprano y no creo que a Vitel le guste enterarse por otros medios de que se ser rondaba por aquí, y que un montón de gente salió de la nada. Es mejor avisar de este tipo de incidentes, para evitar que los humanos tomen conciencia de esto, y hacer más fácil a los príncipes mantener la mascarada.

Acercándose a la muchedumbre y gritando para hacerse oír, Kipp, con las manos alrededor de la boca, respondió.

-¡No creo que ahora mismo importe mucho dónde está el zurrón, y en mi humilde opinión, Fuller ya tiene lo que se merece! ¿¡Nos largamos o qué!? ¡Si hace falta te ayudo a conseguir otro coche, pero vámonos rápido!

Comenzó a buscar con la vista, temeroso de asomar demasiado entre la multitud, un vehículo que sirviera a los propósitos del grupo. Mientras lo hacía soltó distraído un comentario.

-¡Eh, Freddie, yo también tengo una observación que compartir contigo! ¡Qué manera de escoñarte, tío!

John se acercó al primer coche que vio y sin que nadie supiese de dónde, sacó una especie de varilla y la introdujo por el hueco de la ventanilla. Kipp le acompañó y comenzó a urgar en la cerradura como si fuera lo más normal del mundo.

Lori y Frederick se miraron y se encogieron de hombros yendo tras sus dos compañeros y el colega de John se acercó arrastrando la pierna tras vosotros.

En menos de 15 segundos, increíblemente, John y Kipp habían conseguido abrir la puerta del coche y os metísteis todos dentro dispuestos a huir de ahí.

Un rugido potente resonó en las calles y visteis por el espejo del coche a la bestia girando y encarándose de nuevo hacia el coche accidentado.

Aunque estaba a varios cientos de metros, la visión de la espeluznante criatura os sobrecogió y John* aceleró a toda velocidad hacia la autopista...

Al cabo de un par de minutos circulábais libremente y lejos de aquél ser... no mirásteis atrás hasta después de un rato y sólo para comprobar que no os seguía... por lo que respirásteis aliviados.