Partida Rol por web

Gino eleva durante un instante los ojos hacia arriba en un leve gesto de desesperación...
Acepta resignado entrar primero a tu apartamento para acto seguido salir y guiarte hacia abajo.
Os espera una limusina negra a la puerta, ves un par de hombres vestidos en traje negro, con pinganillos y armados hasta los dientes esperando. Si tu pataleta no había llamado la atención seguramente la limusina y los hombres armados sí.

Os abren la puerta y Gino entra y te espera dentro.

Cuando entras su enorme acompañante entra detrás de ti. Realizas el viaje sentado entre 2 enormes armarios... pero tampoco se te acercan lo suficiente como para agobiarte.

El Príncipe es el que se encarga de todo en esta ciudad. El que manda por decirlo así. O le obedeces o te buscas problemas, y de los gordos... comienza Gino. Te parece que está acostumbrado a repetir la misma cantinela a todos los neonatos de la ciudad. Hasta parece aburrido. En el fondo te parece gracioso que te infravalore de esa manera...

Digamos que el trabajo es algo parecido a un secuestro... pero yo nunca he usado esa palabra, ¿entendido?

Por el camino al hotel Washington te sorprende la ciudad, es magnífica, muy colorida, con muchísimo movimiento y mucha vida... según vas conduciendo te sientes maravillado y a la vez sobrecogido. No estás seguro de si estás preparado para adentrarte en la sociedad.
Llegas al hotel y te extraña que un hombre te abra la puerta y recoja tus llaves, aunque has estudiado que en algunos sitios ése es el protocolo.

Te diriges hacia la puerta del impresionante edificio. Hay dos tipos vestidos con traje negro, pinganillo y armados a la entrada. Uno de ellos te para con un gesto de la mano y te pregunta:

¿Qué hace usted aquí?

Bajo la cabeza y sigo caminando. Pobre Toby, pienso para mí, una afición hace que estés... tarado. 

¿Me puedes contar algo sobre...? Me callo durante unos segundos, dubitativa ¿Quién manda en las cloacas? Pregunto de un tirón, como si estuviera mal que preguntase.

Kipp se siente entre asqueado e ilusionado por la cantidad de efectivos que han dedicado para su "captura" y su posterior transporte. "Estos Príncipes lameculos se creen muy importantes, con sus limusinas y sus ghouls y sus armas y su dinero..." piensa Kipp para sus adentros mientras Gino le suelta la perorata. Resultaría aburrido de no ser porque todo indicaba que se lo habían tragado. Tocaba hacer más preguntas de cachorro.

-¿Entonces el tal Príncipe es el único en esta ciudad, y tiene sus manos metidas en todo? ¿No tiene ningún rival ni nada parecido? Todos los negocios... eeeeeh... turbios... en esta ciudad... ¿Todos los maneja él? ¿Washington entera no es demasiado grande o qué? ¿Tanto personal tiene que nadie le levanta la palabra? ¿Y qué les pasó a los que estuvieron antes que él? ¿Les echó? ¿Les incorporó al negocio a la fuerza? ¿Se ofrecieron ellos? Y bueno, quizá estoy presuponiendo demasiado, pero... él es también como tú y como yo, ¿no?

Kipp repara un momento en el grandote y le pregunta. -Oye, ¿no te estaré incomodando, no? Ya sabes, como parece que sólo me estoy dirigiendo a tu socio y a ti te estoy dando la espalda...-

-Bueno, pues como te iba diciendo... nah, tranquilo, sé cómo va esto. Pero entre tú y yo... el pobre desgraciado ha tenido que cabrear mucho a... ¿Se dice Príncipe o El Príncipe? Eso, que debe de tenerlos grandes para cabrearle si es tan poderoso como dices. Aunque bueno, viendo como hablas de él, no es por poneros en duda ni nada pero oye, quien vende manzanas nunca dice que las tiene malas... Oh, ahora que caigo, no has dicho secuestro, pero tampoco has dicho nada sobre el pago... Perdona, ¿hablo demasiado? Quizá estabas a punto de decir algo pero no te he dejado hablar y... bueno, no importa. Estoy escuchando.

Kipp se sonríe interiormente. El pobre hombre debe de estar saturado con tanta pregunta. Tanto mejor. ¿Quién le mandaría romper la santidad del refugio de Kipp Jourgensen?

Le miro con extrañeza, mientras observo cada detalle de aquellos hombres. Dudo que sean vampiros... Deben de esr ghouls, pienso durante un segundo. 

- Venía a ver a Marcus Vittel, él me había invitado a venir. Si me permiten... - Hago un leve gesto para que me cedan el paso. 

Has tenido poco tiempo con tu sire… te ha explicado la existencia de los vástagos… lo básico de la Camarilla y el Sabbat, los anarquistas, los lupinos y los magos.

Pero sólo lo básico. Art no cree que el Sabbat sea tan malo como Vitel lo pinta (y así te lo ha hecho saber). Art es Camarilla, aunque un poco más a su bola… no llega a ser anarquista pero comulga con ellos en mucha de su filosofía…
Te ha llevado al Purgatorio, local de un brujah llamado Bjorn Garinson. Ahí has sido testigo de las chanzas, bromas y juegos que hacen para pasar la noche un grupo de amigos (sí, suena extraño pero a pesar de ser vampiros son amigos!) vampiros… algunos son anarquistas declarados… otros sólo comulgan con ciertos ideales, otros solamente están ahí para disfrutar de la compañía… el caso es que te has sentido feliz por un tiempo.

Sin embargo Art últimamente ha estado intranquilo. Tiene un aspecto desastrado: su largo pelo rubio, su barba y su bigote necesitan desesperadamente ser recortados. Sus ojos amarillos son inquietantes, lupinos. Lleva unos vaqueros rotos, botas sucias, una camiseta de los Grateful Dead desteñida, una gabardina de lana negra y unas gafas a lo Lenon.

Tiene algo que contarte. No sabe cómo pero Vitel ha descubierto que fuiste creada sin permiso, que fuiste creada antes de la fecha oficial en la que anunció que te había creado. El maldito ventrue tiene ojos y oídos en todas partes.
Cuando Art lo supo se preocupó… evidentemente tanto la no vida de su chiquilla (tú, Teresa) como la suya propia peligraban.

Pero lo que más le alarma ahora mismo es que Vitel le dijo que lo olvidaría todo. Sólo ponía una condición. Que Teresa formara parte de un grupo que estaba montando.

Art no tenía ni idea de para qué era el grupo… ni si sería importante… y lo peor de todo: no tenía ni idea de por qué quería a Teresa ahí… ¿una neonata? Demasiado raro, incluso para Vitel… algo olía a podrido.

De todas formas no es que tuvieran opción. Teresa tenía que presentarse y obedecer sí o sí. Que el ventrue no quisiera cobrarse de nuevo el favor… para eso tendrían que fiarse de su palabra. Hasta el momento, por poco que le gustara el Príncipe a Art… había cumplido siempre con lo prometido. SIEMPRE.

Bueno chica, no sé cómo lo ves... Vitel quiere que vayas mañana al Hotel Washington. Tienes al menos esta noche para prepararte. ¿Quieres que te acerque a algún sitio? No sé si necesitas alguna cosa, o sencillamente puedo acercarte a casa a que descanses. - Art Morgan te hablaba desde la ventanilla de su magic bus verde pálido (una furgoneta un tanto... "hippie")

Llevas ya un tiempo en la Washington. Marcus Vitel es el Príncipe, un ventrue que gobierna con mano de hierro la ciudad. A pesar de todo gracias a él Washington es el mayor bastión de la Camarilla en el Nuevo Mundo. Hasta hace poco competía con Chicago pero con la  muerte del Príncipe Lodin… 

Sabes que Vitel es un gran manipulador y titiritero, algunas veces le preparas los discursos… (lo que te da una posición e influencia como pocos, y la gente escucha tus palabras con atención) aunque sabes que tiene un equipo de ghouls encargados de medir con cuidado cada palabra que dice, cada gesto de su cuerpo… se comporta más como el presidente de los estados unidos que como un Príncipe de una ciudad Camarilla; y eso es raro.

Desde que llegó Vitel los Ventrue se hicieron con el poder en la ciudad. Los Toreador habían sufrido muchas bajas, sobre todo por ataques Sabbat, a día de hoy apenas tienen ningún peso político en la ciudad, aunque su líder: Chas Voyager, trata de conseguir cambiar eso por todos los medios. 

Los Brujah y Malkavian nunca han supuesto el menor problema para las pretensiones Ventrue… unos por estar demasiado desorganizados y otros por estar demasiado locos. De clanes Camarilla quedaban 2: nosotros, las ratas de cloaca, que siempre nos vino mejor callarnos, sentarnos y esperar… y los Tremere, ahí radica la verdadera oposición a Vitel: el Pontífice Peter Dorfmann. Verles enfrentarse políticamente por el control de la ciudad es como ver en una película buena con efectos 3D una lucha de titanes.

Personalmente no sabrías por cuál decantarte. Realmente las cosas con Vitel no van mal, tiene un buen control de la ciudad (y crees que eso es lo que revienta tanto a Dorfmann). Por otro lado, la otra opción: regalar la ciudad al control de los Tremere… no sabrías qué es peor.

Respecto a la situación interna de tu clan. Vuestro primogénito, Nathan, hace siglos que nadie que no sea Nosferatu o el Príncipe le ve… la mayor parte de la gente piensa en él como en un viejo monstruo de las cloacas. Su política siempre ha sido la de permanecer al margen de todo, callarse y escuchar. Hasta ahora os ha ido muy bien… Pero últimamente soplan vientos de cambio. Los nosferatus más jóvenes abogan por un cambio en la dirección del clan. Quieren dejar de quedarse quietos observando y esperando… quieren actuar. George Lawrence se lo sugirió a Nathan y éste prácticamente se rió en su cara. Hay una pequeña división en el clan acerca de si apoyar a George como nuevo primogénito o si continuar como hasta ahora. George es un nosferatu muy influyente, y tiene muchos contactos dentro y fuera del clan.

George también fue el artífice del pacto y la tregua entre gangrel, hombres-lobo y vampiros.

Todo iba genial, hasta que esta mañana, George Lawrence apareció en la puerta de tu madriguera. Un tipo nudoso y retorcido que cubría su cuerpo con una sucia gabardina beige, y su cabeza con una gorra de los Washington Bullets. Tenía los ojos pequeños y numerosas ampollas. Era alto, 1´85m, y en un momento de su vida fue bastante atlético.

Nathan y yo hemos hablado con Vitel. El Príncipe quiere un guía para una cuadrilla de neonatos. Ha convocado una reunión para dentro de un par de días, el 13 de Febrero. No sé qué se trae entre manos pero Nathan ha dicho que te encargarás tú.

Te parece raro que el Príncipe quiera usar a unos neonatos para alguna misión, pudiendo mandar a su lacayo. Gino y sus ghouls podrían hacer cualquier trabajo en un santiamén. En fin, pequeñas complicaciones que te apartarán por un tiempo de tu sosegada y tranquila vida…

Pero eso no es todo… ha llegado un nuevo nosferatu a la ciudad. Voy a acogerle como pupilo, pero está algo verde respecto a la política. Estaría bien que le enseñaras unas cuantas cosas… y le pusieras al día. Vitel ha incluido al nuevo en la cuadrilla de captura, así que además de guía tendrás que hacer de canguro. Te deberé un favor… uno gordo, ¿vale?

Sin más dilación, George te echa un último vistazo con sus pequeños ojos, levanta la mano, hace una especie de saludo militar y se da media vuelta saliendo de tu cubil. Justo cuando está a punto de cruzar el umbral se detiene un último instante y vuelve a girarse hacia ti:

Y  ya puestos, como va a ser un nuevo miembro de la familia tendrás que averiguar si tiene buenas aptitudes, o si supondrá un problema… y tratar de enderezarlo y llevarlo por vuestro buen camino.

Eres la segunda chiquilla de Chas Voyager, el toreador más influyente de Washington. En otras circunstancias esto querría decir que serías la 2ª chiquilla del toreador más influyente del mundo. Washington, capital de los Estados Unidos, la mayor nación del mundo…

Gobernada por Marcus Vitel con mano de acero. El poder de los Ventrue en la ciudad es más que palpable. En parte por ellos el poder real del clan Toreador se ha visto reducido a un aspecto meramente presencial. Chas Voyager, un joven Toreador, fue designado por sus superiores para tratar de sobrevivir en el estado hostil de Washington… después de la epidemia de muertes que se cebó con el clan en la década de los 60-70.

A Chas no le importó, es más, decidió tomar las riendas del clan, y darle la vuelta a las cosas. Sin embargo vio que con su primera chiquilla, Rachel Evans, no lograría nada. Sintiéndose ligeramente frustrado y decepcionado, y sobretodo queriendo cambiar el rumbo del clan en la ciudad, Voyager te abrazó. Al poco tiempo descubrió que había hecho bien. Su nueva chiquilla se movía como pez en el agua en los círculos sociales y políticos cainitas.

Es una fría mañana de Febrero. Te encuentras en uno de los salones de arte del Círculo Dupont. Chas te ha citado ahí esa noche, y has llegado pronto. Ni siquiera llegas a escuchar la puerta pero notas su presencia en cuanto entra en la sala.

Te giras inmediatamente. Chas es un joven de aspecto angelical con el cabello largo y rubio que le cae sobre los hombros. Irradia un aura de fuerza interior que contrasta con su apariencia de niño guapo. Sus gráciles pasos le acercan hasta que está frente a ti. Su mirada te cautiva como siempre:

Gracias por haber venido querida. Se trata de un asunto de la máxima importancia. Estamos cada vez más cerca de nuestro objetivo pero mientras tanto, tenemos que ir ganando posiciones poco a poco, y tratar de conseguir aliados para nuestra causa. Nuestros informadores nos han avisado de que el Príncipe quiere organizar un grupo de neonatos, aún no sabemos con qué fin.

Se queda mirándote unos instantes… Queremos a alguien en ese grupo. Necesitamos información. Como miembro del Clan tienes una misión: - espera unos instantes… lo justo para capturar tu atención - queremos saber qué es lo que quiere Vitel. Para qué está juntando a un grupo de neonatos. Luego decidiremos si nos conviene ayudarle, o si es mejor sabotearlo. Por supuesto es mucho más fácil con alguien dentro. Hay una reunión programada en el Hotel Washington a la que está convocada prácticamente toda la ciudad, creo que explicarán la misión al grupo antes. Intenta ir un poco antes y ofrécete voluntaria a Vitel. 

Chas se mueve con una agilidad pasmosa. Tiene una gracia y un estilo impecables... se aleja de ti unos centímetros:

Confío en ti querida. Sé que eres la mejor, y te veo capaz de manipular hasta a nuestro mismísimo Príncipe. Buena suerte

Estaba haciendo mi habitual ronda de comentarios por los blogs cuando George me sacó de mi rutina. Por un momento pensé que sería algo interesante, pero literalmente noté cómo mi cara de arrugó aún más cuando me dijo lo que Nathan quería de mí.

—Dios bendito, ¿yo de monitor de campamento? ¿Qué me habéis visto? ¿Cara de gallina? —resoplo, apoyándome en la pared—. Bueno, que sepas que lo hago por ti, y sobre todo por no tener ni a Nathan ni al Príncipe detrás de la oreja. Y que conste que lo del favor gordo lo has dicho tú —lo miro a los ojos, y sonreiría de no ser porque mi cara ya no se mueve tan fácilmente como antes, aunque probablemente George, que ya me conoce, sabe que no le hablo con tanta mala idea como podría parecer.

Lo acompaño hasta la puerta y cuando me dice lo último alzo una ceja.

—¿Y a eso llamas tú acogerlo como pupilo? Si parece que fuera mi chiquillo y ni lo conozco... No te quejes si después quiere más a mamá gallina que a ti.

Disculpe señor. Por ese pasillo la primera puerta a la izquierda.

Ves que el tipo se ha sobresaltado un poco. Quizá no te esperaban, o no tan pronto. No tienes ni idea de si sabe quién o qué eres... pero sí que debía tener instrucciones por si llegabas.

Se apartan los 2 y te ceden el paso sin problemas.

Asiento ligeramente, y me encamino con un paso frío y lento al interior del lugar, observando con detenimiento todo lo que me rodea, y esperando para ver al que es conocido como el príncipe de Washington. Creo que esta será mi primera presentación ante un príncipe. 

Noto una atisbo de emoción en mi cuerpo. 

Llegas a lo que parece ser la suite real. Nada más abrir la puerta puedes contemplar una espectacular vista nocturna de los monumentos de Washington, como si fuera una especie de recordatorio de cuánto poder controla Vitel.

La suite está elegantemente decorada, con apenas un toque del estilo clásico romano. La pared al extremo opuesto de la habitación consiste principalmente en las grandes ventanas que permiten las vistas de la ciudad. En el centro de otra pared hay una chimenea que crepita constantemente en los fríos meses de Otoño e Invierno (ahora está convenientemente apagada). Te llama un poco la atención una puerta cerrada en la pared derecha de la suite principal.

En el centro de la suite han dispuesto una enorme mesa oval. 

Una ráfaga de relámpagos cayó en cascada por todo el cielo, seguidos de una explosión de truenos. Las luces de fuera parpadearon. En el extremo opuesto de la sala se erguía una figura, vestida con un exquisito traje a medida. Descollaba alto, impresionante, todo lo que se esperaría de un auténtico príncipe de los vampiros. La imagen del auténtico poder Ventrue. 

Pero algo iba mal, la Bestia comenzó a luchar contigo, tirando de los rincones de tu mente. Casi podías oírla susurrándote: corre, escapa...

Buenas noches. Gracias por aceptar mi invitación con tanta premura. Soy Marcus Vitel

Inmediatamente las puertas se cerraron sigilosamente detrás de ti...

¿Y me dices que no tienes ni idea para que me quiere? Mmm ¡¡Esto no me gusta!! Sí, necesito que me lleves donde siempre*, quiero hacer unas comprobaciones personalmente. Teresa se mete pensativa en la furgoneta y se abrocha el cinturón de seguridad ¿Qué querría el príncipe de ella? Se pensaba durante todo el camino. Quizás sería de nuevo, un peón de la Yihad.

Mi ojos se quedan fijos en los suyos mientras lo miro casi con adoracion, siento su fuerza y la atraccion que siento por el es insufrible.

-Por supuesto Chas, estare alli y hablare con el Sr. Vitel - mi voz se entrecorta un poco pero recupero rapido el aplomo y mis ojos antes anhelantes miran ahora seductores.

-No te defraudare, puedes estar seguro que sere una de las escogidas, supongo que habrá muchos vastagos con ganas de ganarse el favor de nuestro Principe.

-Me encargare de informarte del motivo de esta reunion y de sacar el maximo partido en nuestro favor como siempre. - me acerco a el unos pasos y rodeo su cuello con mis brazos - Me halaga que hayas pensado en mi para esta tarea, me haces muy feliz.

Le beso suavemente en los labios antes de añadir casi con un susurro coqueto.

-¿Hay alguna cosa mas que pueda hacer por ti, Chas? - al decir su nombre lo digo con un tono suave, como si se escapara de mis labios, mi mirada penetrante se clava en sus pupilas mientras permanezco cerca de el para que sienta mi cuerpo junto al suyo.

Introduzco las manos en los bolsillos de mi gabardina. Le miro con atención, y controlo mis instintos, aún sabiendo que ese hombre no guarda nada bueno. 

Me mantengo a una ligera distancia, mientras observo por los cristales de mis gafas de sol. Presto atención al lugar, y al ambiente, pero sobretodo a él, mientras pienso... Hay tormenta ¿Será casualidad?

Camino con paso firme adentrandome en la sala, y finalmente hablo con voz clara, aunque tardo un poco en decidirme. Alzo la cabeza y observo con atención a mi interlocutor. 

- Como supongo ya sabe, mi nombre es Frederick Van Denholm. Quería usted verme. 

El jefe es Nathan... pero es un poco hosco y no le gustan las visitas.
Pero si necesitas cualquier cosa siempre puedes preguntarme, te echaré una mano con lo que sea...
Mientras te mantengas en las alcantarillas estarás a salvo... sólo no te acerques a una zona.
Mientras hablabais George te había ido guiando por los tuneles... finalmente llegasteis a una bifurcación.
¿Ves el camino de la izquierda? No lo sigas nunca... al fondo esta el templo setita. Se instalaron ahí hace tiempo, les tenemos vigilados y controlados pero no hemos iniciado ninguna ofensiva porque Nathan no quiere... de momento dice que prefiere esperar y observar, prepararnos.
Ves que suspira un instante y continúa: Personalmente me parece absurdo... deberíamos darles un escarmiento a esas serpientes...
Bueno, tú no te acerques y estarás a salvo...
¿Que más quieres saber?

Digamos que el maneja el cotarro... Gino responde a tus preguntas sosegadamente... parece que lleva tiempo acumulando paciencia, y mucha experiencia en tratar con neonatos.
El enorme hombreton de tu derecha te mira embobado pero no dice ni una sola palabra...
Respecto al pago... lo primero sera perdonar tu fallo al no haberte presentado. Y explicartelo bien para futuras veces, si vas a residir en Washington una temporada deberias ir a pedirle permiso a Vitel.

Te mira muy serio, y su sonrisa y amabilidad desaparecen en un instante para convertirse en una faz fria como el hielo...

Lo segundo, ¿que te parecen 5000$? Ademas del equipo que pudieras necesitar... Pero una cosa: no deberias decir nada de esto a nadie, ni de que va el trabajo, ni comentar tu sueldo con otros empleados

Art, arranca el magic bus y te lleva hasta el lugar habitual.
El ruido del tubo de escape de su furgoneta puede escucharse a varias manzanas de distancia.
Cuando para te mira con una expresion un tanto preocupada, como un padre afectuoso con su hija:
Sea lo que sea lo que ha pensado Vitel, no puede ser muy malo. Y si lo es te echare una mano. No te preocupes.
Se queda un instante perdido en tu mirada... Llamame mañana en cuanto sepas que es lo que quiere el ventrue.
La furgoneta sigue arrancada hasta que das media vuelta y empiezas a alejarte... esta cayendo una buena tormenta en la ciudad.
El ruido del agua golpeando contra el suelo, coches y cristales te impide oir bien el motor de la furgoneta pero sientes la mirada de Art clavada en tu espalda unos instantes... hasta que definitivamente arranca y se marcha.