Partida Rol por web

07.45H Avenida Jordan, zona Comercial, Topeka.

El autobús siguió su recorrido nada mas bajarse Jude. Pudo ver como se alejaba desde la marquesina en la que estaba sentada con sus maletas. Era una hora de cierto tráfico, el ir y venir de vehículos de aquellos que iban a trabajar.

No podía quedarse sentada ahí toda la mañana, de hecho comenzó a sentir frio y se puso en pie, tiró de sus maletas para salir de aquella avenida ruidosa.

Tomar algo caliente no la sentaría mal, así que entró en una cafetería. Estaba tranquila a esas horas, pocos clientes. Pidió algo, dejó sus maletas tras el mostrador pidiendo permiso y se fue al baño.

- ¡Vamos la pasta zorra!. Y los demás id vaciando carteras y bolsos! Jude pudo escuchar las voces desde el lavabo, sentada en el inodoro. No podía creerlo, dos cretinos habían entrado a robar.

- No hay mas, apenas llevo unas cuentas esta mañana. La mujer tras la barra abrió la caja mostrando poco mas de cuarenta pavos. 

- No me la juegues maldita zorra, o lo pagareis. ¡tu ven aquí rubia!.Por los gritos y voces Jude dedujo que se refería a la joven camarera que protestaba mientras el segundo encapuchado la agarraba de malas maneras.

- ¡Suelen!. ¡Dejadla tranquila, ya os dije que no hay mas dinero.! Salvo la dueña y la camarera había dos clientes en la cafetería. Un hombre mayor de pelo canoso y gorra que miraba la escena asustado dejando enfriar sus tortitas y un chico joven, flaco y con pinta de friki que se escurría en su asiento, junto a su café y un libro arrugado.

- Viejo, no intentes ninguna tontería o que me folle a esta guarra no sera lo peor del dia. Desparramaré tus sesos encima del gafotas que esta ahí sentado jaja. Les previno antes de echar el cierre a la puerta de a cafetería.

Los ojos ya me escocían de llorar y empezaba a tener algo de frío, por lo que me levanté y arrastré mis maletas de camino a casa otra vez, pensando en que si me iba a quedar iba a tener que llamar al trabajo y dar una explicación de por qué no estaba en él.

- Puta mierda de vida...

Pasado un rato tirando de las maletas necesitaba un descanso, así que me metí en una de las cafeterías que encontré a mi paso y pedí el desayuno. Antes de que me sirvieran, dejé las maletas allí guardadas para ir al baño y la verdad es que me quedé varios minutos viendo mi cara en el espejo. No había tenido tan mala pinta en mucho tiempo. Lo peor de todo, era que en aquel momento me daba igual.

Momentos después escuché la voz de aquel hombre y abrí lo mínimo la puerta del baño para poder ver qué era lo que estaba sucediendo.

- ¡Mierda! ¡Joder! - No era el mejor de los días y no estaba para aquellas cosas. En realidad, estaba tan deprimida que lo único que me apetecía era meterme debajo de una manta y comer helado hasta engordar tres kilos.

Claramente tenía que hacer algo, pero no sabía qué, por lo que lo primero que me vino a la cabeza era intentar que huyeran.

- Si consigo hacerles creer...

No tenía ni idea de si iba a conseguir algo, pero si intentaba crear una ilusión y no me salía no me descubrirían ¿no?

Me fije en sus armas y traté de que vieran que eran serpientes a punto de morderles o arañas gigantes... me servía cualquier cosa que les diera miedo e hiciera que soltaran aquello antes de que hicieran daño a alguien.

No funcionaba, no era capaz de conseguir aquello, aunque hubiera estado bien.

Repasé lo que podía hacer y al final, si no quería cargarme toda la cafetería, lo mejor iba a ser salir hasta estar cerca de ellos y liarme a golpes, aunque no me gustaba demasiado tener que hacer eso porque iban armados.

Sin pensármelo más y la verdad es que quizás resultando un poco suicida debido a mi humor, a sentirme totalmente manipulada, salí del baño como si no hubiera visto aquello, hasta que llegué a donde estabas aquellos dos hombres y los miré sin decir nada. 

- ¡Joder!, ¿pero no estaba la puerta cerrada?. ¿De donde ha salido esta zorra?. Se pregunta alarmado uno de ellos, quien tras golpear a la dueña rebuscaba en la caja para ver si había mas dinero.

- !Jum!. Que mas da, esta mas buena que esta foca. Dice el otro, apartando de un manotazo a la chica que tenía retenida y a la que estaba manoseando de forma torpe.

- Vamos nena, camina hacia papi. Le hace señas a Jude para que se acerque, navaja en mano.

Jude trata en el último momento de activar sus poderes, pero estos parecen haberla abandonado. Nada ocurre y intenta desesperadamente zafarse del hombre sin éxito. Esta la sujeta y se coloca a su espalda.

- How, how, esta fierecilla saca las uñas. Nena estate quieta, si sabes que te va a gustar. Jude sintió como quien la tenía agarrada pasaba su navaja sobre la superficie de su ropa, deteniendose sobre uno de sus pechos.

Aquello fue la guinda a una mala racha, el revulsivo para reaccionar, y vaya si lo hizo. Jude sintió poder en sus manos y sus pies, rapidez y claridad de movimientos.

No tenía demasiado claro por qué estaba haciendo aquello, pero la verdad es que cuando quise darme cuenta estaba saliendo del baño y acercándome a aquellos hombres. Al menos, en cuanto me vieron decidieron que yo les gustaba más que la pobre camarera y la soltaron, aunque no tardaron en ponerme sus manazas encima.

- Voy a tener que ducharme con cal viva... - Era asqueroso que aquellos dos payasos me pusieran las manos encima.

De alguna manera, el hecho de que me paran aquel cuchillo por la piel y terminara sobre uno de mis pechos, activó algo dentro de mí, incluso sentí como si una especie de interruptor hubiera saltado en mi interior.

- Y una mierda me vas a seguir tocando... - Apreté los dientes antes de moverme.

Así, antes de pensar en que aquello podía ser alguna especie de suicidio, agarré del brazo al que me tenía sujeta, separando de mí su arma y le retorcí el brazo agarrándole con las dos manos, para que no tuviera opción de liberarse, así, en cuanto conseguí separarme de él le solté tal patada en las pelotas que estuve segura de que no iba a poder volver a levantarse del suelo.

El otro hombre ya se había echado encima mío, justo antes de aquella patada con mis botas habituales, de esas que duelen sólo de pensar que te pueden dar con ellas. La verdad es que no sé como lo hice pero lo agarré poniéndole la zancadila y cuando tropezó, antes de que cayera al suelo le estampé un servilletero en la cabeza.

No supe de dónde había salido todo aquel torrente de adrenalina, pero me quedé mirando a ambos dispuesta a volver a pegarles si alguno se levantaba.

- ¿Que haces?. ¡ARrgGGG!!. Jude pudo ver como unas ondas la envolvían, de manos y pies, dotándola de una fuerza y velocidad que sorprendieron a quien la tenía retenida. 

Pronto no solo ese, el otro atracador también yacía en el suelo sin sentido. Los golpes habían sido tan brutales que habían causado gran dolor, sobretodo al que había golpeado en las pelotas que seguía doblado en un rincón soltando flemas por la boca, entre espasmos.

La camarera salió bajo la mesa donde se había escondido, alterada, alucinando, corriendo para tomar el teléfono y llamar a la policía.

- ¡Ha sido una pasada!. ¡ha sido una pasada!

La dueña, aunque agradecida, no estaba tan animada y se mostró mas cauta. 

- Victoria, a ver que cuentas a esos policias. No quiero que piensen que en mi bar los clientes toman drogas.Se volvió hacia Jude, a quien le acercó sus cosas y su maleta.- Usted, se lo agradecemos, en serio. Pero tiene que irse ahora. Tranquila, nadie dirá nada. ¿Verdad?. Lanzó una mirada asesina a su trabajadora y a los dos clientes, dando muestras que los conocía bien. El chico con pinta de frikie y de miopia avanzada aun buscaba por el suelo sus gafas y el anciano seguía con la boca abierta y su hamburguesa frente a el, esperando a que se decidiera a hincar el diente. Finalmente asintió de forma lenta a la dueña.

- Ya escuchó, nadie vio nada aquí. Le debo una señorita. Se que con las nuevas leyes la policia no tolera justicieros y multa a cualquiera que sale a la calle a hacer de héroe. Vaya con cuidado.

Todo sucedió verdaderamente rápido, por lo que para cuando mínimamente reaccioné estaba escuchando las palabras de aquella chica gritando que era una pasada.

- Yo tampoco tengo demasiado claro cómo lo he hecho.

Lo que no me esperaba era que después de ayudarlas me echaran de allí.

- Pero... - Iba a decir que había ido a desayunar, pero estaba claro que la mujer quería perderme de vista. - Bien, gracias. - Terminé diciendo como si la agradecida tuviera que ser yo porque no le fueran a decir nada a la policía.

Según agarraba mis maletas, sintiéndome casi como si la que hubiera entrado a robar allí hubiera sido yo en vez de aquellos dos, asentí ante las palabras sobre justicieros, pero no tenía ni idea de lo que me estaba diciendo.

- ¿Qué es eso de los justicieros y las multas? -Esto de toda la vida se había considerado defensa propia desde que me habían puesto las manos encima, era más, siendo una mujer joven, en cuando me habían puesto el cuchillo en el pecho podía considerarse hasta principio de una violación ¿no?

- Sí, bien, hasta luego.

Para cuando volví a poner los pies sobre la acera seguía teniendo hambre y ganas de sentarme y mi humor, pues no había mejorado lo más mínimo. Si intentaba que no muriera nadie, me obligaban a volver, si trataba de ayudar a la gente, me echaban de los sitios...

En aquel momento me dio por mirar al cielo.

- Podías haberme llevado a un planeta en el que no me sintiera tan fuera de lugar ¿no?

Jude temió por un momento que la historia se repitiera en el starbucks que encontró a dos manzanas. Pero no fue así, Le sirvieron algo caliente y pudo descansar un buen rato.

- Que siniestro, te imaginas que hubiera pasado en la nuestra?. Da voz al noticiero, creo que en el noticiero van a decir algo al respecto. Escuchó decir a un camarero que hablaba con un conocido, a un par de mesas de donde se encontraba.

Como anunciábamos ayer, hay que lamentar una terrible tragedía en la pequeña población de Chatham. Al parecer un accidente en las cocinas de un concurrido Starbucks provocó una explosión de gas, incinerando todo el lugar. Dieciseis victimas mortales, en su mayoría estudiantes universitarios.

Cabe destacar entre ellos la muerte de Josh Beckinsale, un reconocido científico de bioingeniería, jefe de proyectos en la multinacional Farmaceutica M. Stradius.

El alcalde de la ciudad ha declarado un día de luto oficial para llorar y honrar a las víctimas...

Jude pudo comprobar que al mundo no le iba mucho mejor que a ella. Pero esaidea no le dio consuelo alguno.

En su celular, al revisar el mismo poseía tres sms diferentes.

El primero era de Marcus.

Hola Jude, ¿como te encuentras?. Me gustaría que nos vierámos de nuevo. No solo para comprobar que estas bien. He investigado al tipo...al taxista. Por favor, llámame.

Otro era de su compañero de trabajo. Arthur, el publicista.

- Cariño, ¿donde estas?. No me quedan uñas que morder. El jefe esta con la vena hinchada, hoy vienen los japos para ver el spot de presentación de su fármaco y Donaldson que es quien lo llevaba esta en el hospital co una pierna rota. Nena, es una maldita crísis, porfa ven pronto.

El tercer mensaje era de un número desconocido.

La primera vez que lo leiste no entendiste nada, tan solo parecían cifras, números sin sentidos, aunque te dió por pensar que era un código con mensaje oculto.  

Me senté en un Starbucks a un par de calles de donde me había pasado aquello del atraco, pero la verdad, es que caí en la silla y desayuné sin levantar cabeza. Cada vez que había intentado hacer una cosa bien, había terminado fatal y bueno, la cosa era que no tenía ánimo para nada. Esto no era algo que pudiera arreglar con helado de chocolate y un rato en el sofá.

Dejé de pensar en mi mierda de vida cuando subieron el volumen a la tele y escuché la noticia, aunque vamos, la cosa ni me iba ni me venía, eso sí, casi juraría que el día anterior, cuando estuve en el barco, la noticia, que ahora mismo tenía olvidada, era también de aquella ciudad.

- Parece que en esa ciudad no ganan para disgustos. Casi como yo...

Como era de rigor estando en un Starbucks, saqué el móvil y me conecté a la WIFI, momento en el que el móvil empezó a pitar y observé que tenía tres mensajes.

El primero de ellos era de Marcus, que había investigado al taxista. Yo no le había contado más que que había intentado atacarme, ni siquiera le había dicho que estaba muerto ¿no? Ahora mismo sabría que estaba muerto y bueno, no me extrañaría que quisiera saber el por qué. Anoche me había salvado de hablar, pero si le volvía a llamar tendría que contarle más y no sabía si quería hacerlo. Además, que la noche anterior había sido muy rara y no sabía si iba a estar cómoda cerca suyo de nuevo. A pesar de las disculpas y todo eso no sabía cómo tenía que sentirme.

Decidí pasar al segundo mensaje.

- ¿Y qué se supone que tengo que hacer yo? - Había pensado en llamar y decir que me había ocurrido algo o que estaba enferma y que no iba a poder ir, pero estaba claro que ahora ya no iba a poder escaquearme.

Antes de responder nada, pasé al tercer mensaje y por un momento pensé que sería una imagen que había llegado mal o lo que fuera. Eso o "un fallo en matrix" como decían en la peli.

- ¿Y si esto tiene algún sentido?

Así, me puse a tratar de averiguar qué era eso, al menos, café no me iba a faltar mientras me ponía a ello.

El tercer mensaje pronto se convirtió en el perfecto pasatiempo para mantener ocupada tu mente y alejar la angustia y los problemas de esos dias.

Aquellos números al azar pronto dejaron de serlo, pasaron a ser combinaciones con significado, como si la respuesta siempre hubiera estado ahí. Eran coordenadas.

¿Pero como era posible que las reconocieras?. Mas aún...¿como sabías a que lugar conducían?.

El destino fue claro para tu mente. El mensaje te indicaba una calle en la peor zona de la ciudad, un lugar que conocías bien pues era en el que apareciste por primera vez al pisar este mundo y dejar el tuyo atrás. 

Fuiste a dar un sorbo a tu café y tan absorta en tus pensamientos estabas descubriste que la taza ya estaba vacía.

Mullholand Drive, 23 era la dirección exacta

Me quedé con la boca abierta cuando conseguí entender aquel mensaje, pues por un momento sentí miedo de que fuera el jodido sicópata, pero por lo poco que sabía de él, le gustaba eso de dominar y estaba casi convencida de que si el mensaje quisiera mandarlo él, hubiera hecho que alguna pobre persona me lo trajera en una carta, sólo para dejar claro que el estaba por encima del libre albedrío de las personas.

- Gilipollas... - Pensé al recordar lo que le había hecho al taxista y lo que hubiera hecho al autobús. 

Ahora tenía un gran dilema.

- ¿A dónde voy primero?

Era una lástima que entre mis nuevas habilidades no estuviera la de estar en tres sitios a la vez, bueno, en dos, que aún tenía que pensarme lo Marcus. Una vocecilla me decía que lo que me pasaba con él era que había herido mi orgullo la noche anterior, pero no pensaba hacerla ni caso.

Lo primero que hice fue llamar al trabajo, aunque claro, antes había pensado en cuál sería mi coartada. Me iba a inventar una historia, a fin de cuentas, era la primera vez que faltaba al trabajo. Así llamé directamente al que me había mandado el mensaje tratando de localizarme.

Con un poco de suerte podría ir a la tarde al trabajo y ocupar el resto de la mañana en ir a la dirección del mensaje.

- Gracias al cielo, ¿que?. ¿cuando vienes?. Estas bien?. Tia, hay una buena montada, por suerte el jefe los ha engatusado y se los ha llevado a hacer una visita por las instalaciones. Luego a comer a un restaurante caro. Así que la delegación Matshida estará de nuevo sobre las 18.00 por aquí esperando que alguien les haga la presentación del spot.

Arthur escuchó con interés a Jude, primero para interesarle en su estado, pues aunque aceptó sus excusas la conocía y notaba que algo mas le pasaba.

- Vale tia, pero mira de ser puntual, nos vemos esta tarde. Ya pensarás que le dices al jefe cuando se vayan los japos, si te pregunta donde estabas esta mañana.

Con relativo tiempo hasta la hora Jude tomó uno de los buses regulares que pasaban por la avenida y la acercaban hasta las afueras, en las barriadas mas pobre de la ciudad. Ahí donde había crecido, cuando apareciera por el portal, desde su mundo.

Al menos se alegró de pisar la zona de día, de noche los peligros de ser robada o asaltada eran mayores.

Revisó las coordenadas y de forma extraña supo interpratarlas hasta llegar a una calle sin aparente salida.

Un parque vallado con reja y dos edificios tapiados. Sin salda. Calles y aceras ennegrecidas, y paredes cubiertas con grafitis.

Singular entre los dibujos a spray de palabras era una silueta de mujer pintada a estatura real de la que sobresalía una mano, alzada y con la palma abierta, como si saludara o quisiera estrechar la mano de alguien.

Estuve a punto de decirle a Arthur que casi había dejado aquel trabajo y me había marchado de la ciudad, pero lo que menos me apetecía era un interrogatorio, así que, como siempre, opté por guardar silencio.

- Intentaré estar allí a las seis. - No quería prometer nada tampoco. 

Podía haberle preguntado si alguna vez había sentido que su vida no tenía ningún sentido que daba igual lo que hiciera, pues siempre volvía al mismo punto... pero aquello sólo hubiera servido para que me cogiera vez con un sicólogo, así que opté por no decir nada.

- Hasta luego, Arthur.

Colgué el teléfono y salí del Starbucks para llamar a un taxi, aunque sólo verlos acercarse ya recordaba lo sucedido la noche anterior.

- Por favor nada de muertes. - Si la gente seguía muriéndose por mi culpa al final iba a tener que hacer algo drástico, porque estaba claro que era imposible coger a alguien que te está acosando a ti ¿no?

Por suerte no tuve problema alguno en el taxi y nos dejó a mi maleta y a mí en aquel callejón. Por suerte a aquellas horas no había nadie en la zona, pues imaginaba que por la noche aquello debía ser como meter a un ratón en un nido de escorpiones.

Observé al cielo y allí, en silencio, volvieron a brotar las lágrimas de mis ojos y durante unos momentos, simplemente me quedé allí quieta, llorando, pero pronto comencé a andar y a decirme que aquello no me iba a servir de nada. Tras haber dado una vuelta por el lugar sin haber encontrado nada me detuve y suspiré.

Mis ojos terminaron por posarse en aquel grafiti y negué con la cabeza, porque la idea que se me estaba ocurriendo era estúpida.

- Estoy perdiendo el poco juicio que tengo.

Así, miré a los lados asegurándome de que no hubiera nadie que me fuera a ver hacer el imbécil y luego, me acerqué a aquel grafiti, para colocar mi mano sobre la mano de la mujer.

- Choca esos cinco tía. - Dije sonriendo tristemente al hacerlo. De no haber tenido el pésimo humor que tenía, me hubiera echado a reír por lo que estaba haciendo.

En cuanto Jude posó su mano sobre la figura pintada en la pared algo sucedió. Primero un cosquilleo en la palma y tras el contacto la forma se iluminó contagiando con esa luz a la propia Jude. Se sintió pesada y sin saber como comenzó a desvanecerse, hundiendose en el suelo, como si fuera intangible. Fue una sensación asfixiante, aunque no sufrió ningún daño en el proceso.

Jude fue a parar al subsuelo, pero en lugar de una alcantarilla encontró una oscura sala circular de gran tamaño, tenuemente iluminada. Fue dar un paso y cientos de indicadores luminosos cobraron vida.

En el centro algo parecido a una zona de control. ¿Acaso se encontraba en algún tipo de base o nave?. En cuanto sus manos tocaron esa consola un holograma se activo en medio del gran foco central de energía. Reconoció a aquella mujer nada mas verla, sobretodo sus ojos y su cabello azul oscuro. 

- ¡Jude!, hija mía...me alegra verte, que hayas sabido llegar hasta aquí y encontrar el Arca.... Como has crecido, eres toda una mujer. La proyección holográfica llegó a sonreir al contemplar detenidamente a quien segun ella era su hija.

Me sentí un poco ridícula poniendo la mano en la pared y en realidad, esperaba escuchar unas risas a mi espalda o a alguien preguntándome a ver si era imbécil, pero desde luego, lo que no esperaba era sentir aquella asfixia y aquel malestar... Por suerte, no duró demasiado y para cuando quise darme cuenta estaba en un lugar muy extraño.

- ¿Qué es esto?

Se empezaron a encender un montón de luces y tras ello, vi a mi madre, mujer que reconocí según la vi. Como llevaba siendo habitual aquella mañana, las lágrimas acudieron a mis ojos de nuevo.

- ¿Mamá? - No fui capaz de articular ninguna palabra más durante unos instantes. - Me ha llegado un mensaje para que venga. ¿Lo has mandado tú? ¿Dónde estás?

Jamás había pensado que volvería a ver a mi madre y sabía perfectamente que si estaba en La Tierra era porque ella había querido mantenerme a salvo. No le guardaba ningún rencor por haberlo hecho.

Esperaba su respuesta mientras me frotaba los ojos y la cara. No quería llorar, pero aquel día era como si no pudiera hacer otra cosa.

El Holograma, como el ambiente de luz en toda la sala parpadeó antes de responder ante las preguntas de Jude.

- Cuando tus poderes despertaron pude encontrarte, entonces te rastreé y miré la forma mas optima de enviarte un mensaje.

- Siento decirte que no soy ella...del todo. Soy su consciencia Jude, registrada en cada uno de los circuitos de cada panel, para ayudarte, ser tu guía, intentar darte apoyo en este mundo primitivo. Alzó las manos, mirando alrededor, y ahí donde señalaba nuevos sensores lumínicos se iluminaban.

- Esta es una nave Dron, El Arca. Esta limitada, no te permitiría abandonar este planeta y cruzar las estrellas, al menos d emomento, con la energía que le queda. Pero si moverte con pantallas de camuflaje si lo necesitas para cambiar su ubicación. Considera el lugar como un Santuario de conocimiento.

Un enorme holograma estelar, con planetas y estrellas emergió, flotante, siguiendo las instrucciones de la Consciencia.

- Esto que te muestro es la cartografía estelar de nuestra Galaxia, cercana a Andromeda, y ese mundo, el tercero y mas pequeño con anillos a su alrededor en su centro era nuestro mundo. Vl-hanar.

- Imagino que tendrás lagunas en tu pasado hija, cuando estés preparada te explicaré tu pasado para que puedas entender tu futuro. Sus palabras sonaron enigmáticas y casi tristes.

Al decir aquello de que mis poderes despertaron me sentí mal, era imposible que no fuera así, pues un hombre había muerto por mi culpa.

- ¿Y no hay forma de quitármelos? - Era lo mejor. Yo quería llevar una vida tranquila y sobretodo, no quería cargar con más muertes porque un sicópata anduviera suelto por ahí y supiera, de alguna manera, qué era yo.

Me entristecí cuando aquella máquina me dijo que no era mi madre y aunque me dio un poco de miedo preguntar, quería saber lo que había sucedido.

- ¿Mi madre ha muerto? ¿Cómo?

Se me hacía raro estar viendo la imagen de mi madre y estar a su vez preguntándola sobre mi madre. Últimamente no ganaba para situaciones extrañas.

Observé la información que me daba sobre nuestro planeta, pero no entendía demasiado de astronomía, por lo que aquello podía estar en cualquier parte. Eso sí, de todas formas, me embargó cierta melancolía.

- No sabría ni por dónde empezar con las preguntas... - Bueno, en realidad ya había hecho la primera, si no había forma de deshacerme de estos malditos poderes y volver a ser normal. Si fuera normal aquel tipo me dejaría en paz ¿no?

- ¿Quitártelos?. Preguntó sin comprender. - No es posible, estan ligados a ti de forma natural, es como si un ave pidiera perder sus alas y así su capacidad de volar.  

- Nuestro pueblo tiene.. tenía la habilidad de comunicar su pensamiento a través proyecciones de imágenes. Una forma muy normal de comunicarnos entre nosotros. Parece que en este planeta con menor gravedad y una estrella mas cercana y joven ha influido y te ha afectado al crecer multiplicando el efecto de tus dones. Hizo una pausa, como si tomara aliento y llegó a sonreir aunque no con mucho entusiasmo ya que llegaba abordaba el asunto de su propia muerte.

-  Estuvimos destinados a destruirnos a nosotros mismos, Jude. Te explicaré:

-  En Vl-hanar había una disputa política de varias décadas ya que nuestro gobierno se encontraba dividido en dos facciones. La dominante gobernaba desde hacia cincuenta años, nos brindó la expansión a colonias extraplanetarias y prosperidad. La otra, minoritaria tenía su brazo armado con el interés belicoso de sacar ventaja de nuestra tecnología para volvernos conquistadores en lugar de embajadores. La guerra civil estaba mas que anunciada.

- El desenlace fue el desastre para nuestro mundo, prácticamente consumido por las armas de destrucción masiva. Ayris murió poco después de enviarte a la Tierra, sabía que eran minutos los que restaban antes de que la ciudad quedara arrasada.

El holograma paseó por la sala con gesto serio en consecuencia con lo que relataba. - No eres la única de nuestra raza, quedan unas colonias en mundos remotos, pero temo que esta guerra les haya llegado de alguna manera. 

Puse morros en cuanto me dijo que no me podía deshacer de estos poderes. Lo del ejemplo del pájaro lo entendí, pero también sabía que eso no quería decir que me gustara ser un pájaro. Por el momento, de lo único que me había servido toda mi vida era para no acercarme demasiado a nadie que pudiera adivinar lo que era y ahora además, tenía que lidiar con un sicópata... pero si hasta me habían echado de una cafetería después de ayudar...

El holograma de mi madre, me explicó lo que había sucedido en mi planeta y eso me entristeció bastante, sobretodo porque no había ninguna posibilidad de que volviera a ver a mi madre. En un primer momento, antes de que me dijera que era su consciencia, quise imaginar que quizás algún día podría volver a verla, pero ahora ya sabía que no la volvería a ver jamás. Puede que no me hubiera cuidado ella todos aquellos años, pero seguía siendo mi madre.

Después de enterarte de todo aquello la verdad es que a cualquiera se le caería el alma a los pies y yo, que desde el día anterior llevaba sin levantar cabeza, simplemente me quedé quieta, con las lágrimas en las mejillas de nuevo y tratando de llorar sin hacer ruido.

Si seguía llorando de este modo en vez de hacerme una transfusión de sangre, me la iban a tener que hacer de agua.

Al cabo de un rato simplemente resoplé y me senté en el suelo sin decir nada. Puede que cualquier otra persona se hubiera puesto a preguntar cosas como una loca, pero a mí me daba mucho miedo seguir enterándome de cosas tristes y deprimentes.

- Hay una cosa mas, el portal del que viniste dejó escapar radiación de nuestro mundo a esta, la Tierra. Unas corrientes de poder invisibles para el ojo de los terrestres que pudieron afectar a varios de ellos hasta que quedaron disipadas. El resultado son mutaciones en los afectados con efectos aleatorios. Los escáneres han podido identificar el patrón energizado de ellos en esta y en la ciudad vecina de Chatam City. Es el mismo sistema que usamos para dar contigo cuando desarrollaste tus poderes. Contándote a ti, en esta urbe hay cuatro sujetos con habilidades. En la otra ciudad hay 5. 

El holograma detuvo su explicación y se mantuvo a la espera, silencioso, casi como si pudiera llevar tu pena consigo aparentaba cierta tristeza, compasión.

- Se que es duro asimilar todo. Tu familia, tu planeta y ahora unos poderes que no entiendes y tampoco deseas. Solo te puedo decir que paciencia, el tiempo pone todo en su lugar Jude. Su imagen volvió a parpadear, como la luz de la sala.

- Tengo que desconectarme para el ahorro de energía, pero estaré aquí contigo. Aunque no me veas, a cualquier pregunta te responderé como mejor pueda hija. Como anunciara, su imagen se esfumó lentamente como una niebla y en mitad de la penumbra tan solo quedó su voz.

- Puedes quedarte el tiempo que desees, y regresar cada vez que lo necesites. Siempre me tendrás....