Partida Rol por web

Os despertáis cada uno en vuestras respectivas camas, pero algo es diferente a vuestro despertar habitual, no reconocéis la habitación en la que estáis. Además os percatáis de que en vuestro cuerpo se encuentra un nuevo añadido, un collar algo pronunciado rodea vuestro cuello, tiene algunas luces que os indica que no es algo demasiado bueno.

Decidís salir de vuestras respectivas habitaciones, para encontraros con que no sois los únicos que os encontráis en la misma situación. Antes de poder hablar entre vosotros, un mensaje llega a vuestros móviles, aparatos que no reconocéis ya que no son vuestros teléfonos.

"Bienvenidos a este maravilloso y divertido juego en el que os vamos a poner al límite. Os preguntaréis por que estáis aquí, la respuesta es que todo ha sido por capricho del destino, ninguno tiene ningún valor especial y todos sois igual de reemplazables, es por ello que os pedimos ¡por favor haced esto divertido y cumplid las normas, es muy aburrido buscar reemplazos!

- Cada domingo, los asesinos deben intentar matar a alguien.

- Cada lunes, entre todos podéis decidir si ejecutar a alguien, aunque no es estrictamente necesario.

- Enseñar el móvil a otra persona está totalmente prohibido, si esto llegará a suceder morirían tanto el que enseña el móvil como el que lo ve.

- El juego debe continuar hasta que queden tantos asesinos como gente sin ese rol o bien hasta que todos los asesinos sean ejecutados.

- Si alguien se rehúsa a jugar solo él morirá por el veneno del collar que lleváis.

- Si alguien intenta quitarse el collar, este inyectará el veneno que contiene.

- Si no se cumple la primera norma ¡todos moriréis!

Más normas se pueden añadir si se cree conveniente.

¡Dicho esto esperamos que ganen los mejores!"

Al mirar a vuestro al rededor, veis que pareces que os encontréis al aire libre, pero una gran cúpula de cristal reforzado os impide llegar al otro lado, además no parece haber ni internet ni cobertura en el teléfono, de momento vuestra única opción es hablar entre vosotros y decidir que hacer.

Este fin de semana Mark tenía a los niños, había tenido una pedazo juerga y al despertar estaba aquí. ¿O puede que no? Lo cierto es que no recordaba ni como había llegado aquí, o mejor dicho como habían traído mi dormitorio aquí.

Miro a mi alrededor, todos son niños. Suena el móvil y leo con cara de aburrimiento. "Esto era el juego de un psicópata". Saco una pitillera y me enciendo un cigarrillo. Le doy un par de caladas mientras espero a que los demás terminen de leer. 

- ¿Alguien sabe donde hay café?

Había escrito algo parecido hace unos años, como prueba para ser guionista de Saw, pero a parte de usarlo en su séptima película sin pagarme un duro, no había llegado más lejos. Mis propios libros eran más refinados. 

-Supongo que hay menos asesinos que víctimas, así que... si hacéis el favor de presentaros como tales, podremos terminar con esto cuanto antes. Tengo fechas de entrega que cumplir.

Después de la borrachera de anoche, Daniel no se sorprendía demasiado al ver que no estaba en su propia habitación, lo que si que fue una gran sorpresa para él fue no despertar acostado al lado de una despampanante moza, además claro de la gran similitud que compartía aquella estancia con su cuarto. "¿Me habré mudado mientras estaba como una puta cuba?" pensó mientras se incorporaba, para salir al exterior.

Al salir, ninguna de las caras le resultaba familiar, pero antes de poder decir nada le llegó al mensaje al móvil. "¿Qué cojones tome anoche para acabar aquí? ¿Y con quién?" Dijo para si mismo un poco atónito, pero sin dejarse llevar por el miedo o la tensión. Escuchó a la señora decir sandeces y no se pudo contener.

- ¿Pero te piensas que los asesinos van a ser tan subnormales como para decir que ese es su rol? Si yo fuera asesino no os diría una mierda, lo único que querría es mataros a todos y salir de este puto sitio cuanto antes. Lo único que me importa es ganar, quien muera por el camino o a quien sacrifique para ello me da totalmente igual.

Cuando Montserrat escuchó aquel discursillo de película de bajo presupuesto se llevó inmediatamente la mano a la cara y negó entre enfadada y decepcionada. Cualquiera hubiera pensado que para ella todo esto era una pesadilla, pero la realidad era otra.

— Som més homes que dones, un altre moviment heteropatriarcal d'aquesta societat. — Dijo con su característico acento de Lérida. Si iban a tener que matarse entre ellos, al menos que fuera en equidad de géneros, ¿no? Putos alineados.

Después de su comentario totalmente constructivo de cara a la situación que se les presentaba no hizo mucho caso a la excéntrica del café ni al Sasuke buenorro de los tatuajes, al fin y al cabo entre sus intereses solo se encontraba la política, compartir estadísticas de víctimas por la violencia de género en twitter y el tabaco de liar barato. Que por cierto, se le antojaba un piti, así que no tardó mucho en llevarse un filtro a los labios y liarse el primero del día.

-Sólo era una prueba para detectar capullos, cariño, y tu has saltado todas las alarmas. 

Niñato y rarita. El resto no han salido aún de sus cuartos. Se suponía que había más salas, así que me decido a explorar las instalaciones. Necesitaba la cafeína, y la necesitaba ya.

Me desperté en lo que creía que era mi habitación, pero todo estaba cambiado de lugar por alguna razón, cosa que despertó un poco mi nerviosismo, el cual se acentuó tras ver que en mi cuello se encontraba un extraño aparato que mi vida había tenido ocasión de ver. Empecé a sudar y con un grito ahogado empecé a palpar aquél cuerpo extraño que se encontraba adherido a mi cuerpo. Estaba bien apretado y podría explotar o algo así, mejor no arriesgarse a retirarlo.

Salí en busca de un poco de aire fresco y de una explicación lógica a lo que estaba pasando, pero para mi sorpresa al salir no se encontraba el salón, si no un grupo de gente en mi misma situación en un entorno completamente desconocido. Leyó el mensaje que le llegó al teléfono, el pánico podía verse en su rostro. - Esto no puede estar pasando... - dijo para ella misma.

Al poco tiempo la gente pareció empezar a perder los papeles - Chicos por favor, debemos colaborar si queremos salir de aquí. - dijo intentando calmar los ánimos, aunque para su desgracia la señora partió sin mediar muchas palabras.

¿De verdad vamos a hacer esto? ¿Vamos a aceptarlo así sin más? - se encontraba aun asustada, no creía lo que estaba pasando.

Hyde se levanto con una resaca de la ostia, tal vez se hubiera pasado con las cervezas, con la maría o simplemente era la resaca que provoca que el segurata te eche del striptease, el caso es que no recordaba como había llegado a ese sitio. De echo no reconocía nada de lo que veía.

-Joder, que mal cuelgue el de anoche. -Buscaba entre su pelo las gafas para ocultar sus ojeras cuando el móvil del bolsillo vibro e instintivamente estaba mirándolo sin entender una sola coma. -¿Que mierda es esta? ¿Collar? No tío yo no soy tan cutre. -Pero sus dedos rozando aquel aro alrededor de su cuello le dijo lo contrario. -Mierda, soy un puto marica. -Solo en ese momento de intensa reflexión se dio cuanta del resto de los presentes.

-Vale, tíos, no reconozco a ninguno pero si esto es una broma o una venganza por algo que os hice no tiene ninguna gracia, tengo que abrir la tienda si quiero papear hoy.

Me despierto en una cama que no reconozco y con un collar metálico y aparatoso.

Me levanto incómodo y confundido y observo que la habitación tampoco me es familiar.

¿Pero qué...? Una de dos: o he molestado a alguien importante con el BAP, cosa muy probable, o me han secuestrado para sacar pasta a mi familia.

Salgo de la habitación y me encuentro rodeado de gente, todos con el mismo collarín.

La idea del secuestro pierde fuelle y muere cuando escucho como la habitación se llena de tonos de aviso de móviles. Uno suena en mi bolsillo, no reconozco su tono pero está vibrando y no deja lugar a dudas.

Saco un modelo antiguo sin posibilidad de datos que no es mío y leo el SMS.

¡Oh, vamos! ¡Tenéis que estar de coña! - Le digo al aire.

Pero allí la gente empieza a tomárselo en serio. Curiosamente pocos o nadie parecen asustados, y si lo están, reaccionan con indiferencia como defensa.

No reconoció a nadie allí. Confiaba en que tampoco le reconocieran a él. Aunque hubiese sido portada del Times y saliese en Forbes en la lista de los hombres más influyentes de los últimos 4 años, en su experiencia, no demasiada gente reconocía de vista a las personas de esas publicaciones. Ahora lamentaba haber hecho una campaña tan agresiva de su labor social y trabajo. Para mucha gente, la imagen de BAP no eran tres peces formando el triángulo de la sostenibilidad, sino su cara.

La única chica que parecía haber reaccionado con temor era la rubia con planta de modelo. Muy guapa pero demasiado delgada, como era habitual en esa profesión, así que si no era modelo, podía replantearse una salida profesional, si es que quería meterse en ese mundo. La chica propone colaborar para salir de allí.

Me temo que colaborar para salir de aquí no tiene mucho futuro. Si lo que dice el mensaje es cierto y no un experimento psicológico con nosotros como cobayas, estamos todos muertos. Basta con que los asesinos decidan no matar a nadie cuando se sientan acorralados para que todos muramos.

Inmediatamente después de decirlo lo lamentó. Él no se sentía ningún lumbrera, pero quizás los asesinos no habían pensado esa opción hasta que él la mencionó. Si es que había asesinos y no era todo un experimento macabro.

- Si lo que quiere el organizador de esto es que nos matemos entre nosotros, lo lógico sería que en caso de incumplir esa norma voluntariamente, sólo murieran los asesinos.

No me importaría darme un último revolcon con el niño pijo y el capullo. Me preguntaba si al traerme mi cama, habrían traído también todos los juguetes que tenía debajo. Convertir a este par de chulitos en mis siervos podría ser una experiencia interesante.

Henry se fijó en la mujer morena de buena presencia. Intentó borrar de la mente de todos su anterior comentario cambiando de tema y buscando algo que hacer para no enloquecer.

¿Habías preguntado por café? Me parece una gran idea encontrar un lugar de donde poder sacar un café bien cargado. Sea lo que sea esto, parece que no nos impiden movernos. Mientras no sepamos si hay más gente o no deberíamos aprovechar para investigar esto un poco. Quizás encontremos algo interesante, o al menos un café que nos ayude a ver este asunto en perspectiva.

Expresadas sus intenciones, se puso en marcha.

Nos vemos aquí en un rato, a ver si alguno encuentra algo interesante

Se giró hacia Vanessa Meyers antes de salir a explorar el lugar

¿Vienes?

-¡Claro que sí, guapo! Me llamo Vanessa, y tu eres... ¿Quién? A parte de un magnífico acompañante.

"Yummy, café y tío bueno a solas conmigo. Si iba a morir en breves, al menos me lo pasaría bien antes". Salgo del cuarto siguiendo el culo del moreno. Cada vez estaba menos enfadada de haber sido atrapada aquí.

Tché - dijo medio mosqueado - A mi nadie me da órdenes, estaré en mi habitación hasta que llegue la noche, luego ya veremos que pasa. - Y sin decir nada más se marchó a su cuarto, preparándose para su próximo movimiento. Debía pensar muy bien lo que debía hacer si quería salir de esta con vida, ¡no se iba a dejar matar por estos paletos con los que le habían tocado!

Se marcha de aquella escena con los brazos cruzados y asustada.

Jamel se despierta en una habitación que no era la suya. Aunque había bebido la noche anterior, lo cual podía notarse por la peste a bourbon barato que ascendía desde entre sus sábanas viniendo de su gabardina, estaba totalmente seguro de haberse puesto el pijama y haberse acostado en su cama como cada noche.

Se incorpora lentamente en la cama y ve que quien sea que le haya traído aquí ha tenido la consideración de dejarle su confiable fedora sobre la mesilla de noche. Después de intentar recolectar las memorias de la noche anterior mientras se frota la cara, se levanta y sale de su habitación para entrar en la sala común donde ve a varios más desconocidos. Entonces, siente una vibración poco familiar en el bolsillo y se echa la mano al bolsillo para descubrir un móvil que no es el suyo y un siniestro mensaje de quien había organizado todo esto. Mientras está leyendo, se lleva la mano al cuello para descubrir que él también tenía un collar poco apretado.

-¿Qué demonios...?-Musita para sí mismo, levanta la mirada para apreciar cada uno de los presentes y denota que han empezado a discutir. -¿Por qué está pasando esta mierda? Tengo que escapar de aquí, no quiero morir, no sin antes encontrar a Bradley.-Una marea de recuerdos sobre su excompañero de trabajo le aturulla; pero consigue mantener la compostura.

-S-Soy Jamel. Estoy de acuerdo con la sugerencia de colaborar, por favor, no hace falta que le sigamos el juego al psicópata que nos ha metido aquí, si nos quisiera muertos ya nos habría matado. -Toma un momento para respirar.-Podemos salir de aquí sin tener que darle el gusto de enfrentarnos.

Jamel se frota la frente después de presentarse y se da cuenta de que mientras hablabla, la mitad de los ocupantes había abandonado la sala. Suelta un suspiro de insatisfacción y se sienta en la silla más cercana.

Al parecer la mitad de las personas congregadas se habían ido cada uno por su lado, si esa nota del movil fuera una simple broma. Hyde pensaba igual, pero lo que no parecía una broma era aquella ¿Casa? Igual tenia un sitio para poder quitarse ese collar y salir de allí.

-Joder tíos que movida. -Se rasco la nuca con cara de circunstancia. -Creo que voy a ver si encuentro algo para quitarme esta baratija. -Comento Hyde señalando su collar a los pocos que quedaban con él, antes de poner pies en polvorosa.

El rubio se despierta con un tremendo dolor de cabeza por el golpe de la noche anterior e inmediatamente lo recuerda sentandose recto, al reconocer que la habitacion no era la propia, no era un hospital y tampoco estaba aun tumbado en el estacionamiento se da cuenta de que evidentemente habia timado a la persona equivocada. Busca en el bolsillo de su abrigo sus Virginia y enciende uno parandose de la cama. Al momento vibra algo en la mesa de noche y lee el mensaje en aquel movil.

-Joder...

Bufa, inconcientemente tanteando el nuevo adorno en su cuello.

《Otra vez mafias, mafias y sus estupidos juegos macabros.》

Camina hacia la salida y se encuentra con los presentes algo desorientado, hasta que da con una mirada familiar y se le eriza la piel del cuello. Vuelve a adentrarse en la habitacion rapidamente antes de que se note su presencia.

-Estoy jodido.

Paso por la antesala de las habitaciones vestido únicamente con boxers y el pelo mojado.

La ropa en el hombro y los zapatos en la mano.

Para quien le interese, un poco más allá hay una piscina, y dentro de la casa una sala con bastantes distracciones: Billar, consola, una barra de bar... Yo me voy a mi cuarto. No quisiera exponerme a que estos mensajes tuviesen algo de razón.

Continúa su camino hasta su habitación despidiéndose del grupo con un gesto.

Herit se despierta aturdido con un leve zumbido en su cabeza, no sabe que es lo que más le genera dolor; la resaca, la anestesia o el orgullo al ser engañado de esa manera.
Escucha las voces temblorosas y estresadas de personas cerca de él pero no le da importancia, al instante nota una leve vibración en uno de sus bolsillos, extrañado lee el mensaje en aquél celular; preguntándose si su pasado lo había alcanzado finalmente o solo se trataba de una buena broma del destino. Sin darle muchas vueltas salió de la habitación y miró a todos los que se encontraban en el mismo juego retorcido que él; analizando sus palabras y lenguaje corporal, una habilidad casi inconsciente que había perfeccionado hace años.
Camino sigilosamente despreocupado, siendo ignorado, mirando a su alrededor, analizando su situación actual; para terminar esbozando una sutil e irónica sonrisa. Sonrisa que rápidamente se esfumó al notar que entre todas esas personas había un rostro familiar, alguien que al verlo; inútilmente se apresuró a ocultarse en su habitación. Definitivamente ahora estaba molesto.

Comienzo a desperezarme como cada día con un ruidoso bostezo y un estirón de brazos. Todavía medio dormido, me pongo de costado y mi brazo busca sin éxito el calor de un cuerpo que subconscientemente sé que no está allí. - Joder, Val...- De pronto, entre la bruma del sueño percibo algo que hace sonar todas las alarmas en mi cerebro. Me incorporo en la cama llevándome las manos al cuello, al tiempo que un tremendo dolor de cabeza hace acto de presencia entre mis sentidos. - Pero... ¿qué diablos es esto?- Pienso al tiempo que compruebo con horror que estoy completamente vestido y que me encuentro en una habitación que no es la mía. Por un segundo se me ocurre que Brian y su grupito de gamberros del tercer curso me han puesto algo en el té y me han secuestrado para vengarse por el último suspenso. Pero descarto la idea enseguida, esto es demasiado elaborado para ser producto de esas mentes saturadas de cannabis y videojuegos.

Me levanto todo lo rápido que el dolor de cabeza me permite. Si no fuera porque hace casi un año que no bebo alcohol, diría que tengo resaca, pero lo cierto es que no recuerdo con claridad qué pasó la noche anterior, así que no puedo descartar nada. Me dirijo a la puerta y compruebo con cierto alivio que puedo abrirla sin problemas. Al salir al exterior, observo que estoy en una especie de complejo tipo motel y que del resto de las habitaciones han salido también otras personas que traen el dichoso aparato en cuello. Tenía la intención de hablarles, cuando todos a la vez recibimos el mensaje en aquellos móviles que al parecer nos habían plantado encima. Leo detenidamente y luego escucho lo que dicen algunos de los otros. Algunos hablan de cooperar, otros de evadir la situación como si no fuera nada fuera de lo común, otros simplemente no logro definir de qué van. Después de un largo rato en silencio sopesando mis pensamientos, me decido a exteriorizarlos.

- Hola a todos, me llamo Robert.- Dije con un gesto de preocupación en el rostro. - Creo que sea lo que sea esto, el hecho de que nos hayan secuestrado para montarlo, hace pensar que esta gente va en serio, puesto que solo por eso ya se han ensuciado las manos lo suficiente para varias condenas. Por otra parte, sabemos que entre nosotros habrá asesinos, sin que a priori sepamos quienes son, pues no creo que opten por delatarse. Aunque en principio estoy de acuerdo con cooperar, creo que el peligro es real y  propongo que actuemos con cautela y que nos conozcamos mejor un poco antes compartir información importante.- Concluí, tratando de mostrar una seguridad que no sentía en absoluto.

Poco a poco unos y otros iban abandonando el exterior de las habitaciones buscando como pasar el tiempo en aquella horrible situación. Con detenimiento, me dediqué a observarlos, averiguar quién era quién podría ayudarme a sobrevivir y también a salvar a la mayor cantidad posible del resto. Al final decidí que había que correr algo de riesgo y empezar confiando en alguien solo por su aspecto y sus maneras, lo que me parecía descabellado, pero inevitable al fin y al cabo. Vi la cara de susto que ponía la chica rubia y la forma en que había dejado el lugar, o era una excelente actriz o realmente se sentía así. La chica de azul se veía sincera también, pero al parecer no hablaba nuestra lengua por lo que no sería fácil comunicarme con ella. Del resto, me fiaba poco a primera vista... ya veríamos.

Pensativo y sin decir nada más seguí los pasos de algunos que habían entrado en alguna de las dependencias. Era mejor ir explorando el terreno, para al menos hacerme con el lugar.

Sale de la habitación no habiendo dormido especialmente bien y con la ropa de dos días.

Sus dudas sobre la veracidad de lo que sea que estaba ocurriendo allí desaparecen con el nuevo mensaje de móvil.

Leyó detenidamente. Al parece hay tres muertos, uno de un disparo en la cabeza y dos que forcejearon entre ellas para salvar/asesinar a un tal "Ian Herith".

¡Joder! ¡Mierda, mierda, mierda! ¡Esto va en serio!

El día anterior la duda de si era un juego o algo real era algo muy poderoso. Tanto que le permitió socializar sin mucha preocupación. Hoy se había vuelto algo tangible y peligroso.

Miró alrededor y no vio a nadie levantado aún.

¿Se puede saber quién coño es... - Leo el mensaje del movil - Ian Herith? - Pregunto al aire.