Partida Rol por web

(Ningún soldado detecto a los jóvenes entre el terreno, avanzarón unos 50 metros antes de poder estar a salvo, habían llegado a los caminos del Olodreil, los cuales llevaban a la selva del señor pudibunda, campos de la misericordia y el reino de Svenz, los caminos eran de piedra y los carteles señalizarían los puntos anteriormente nombrados).

Cuando se encontraron a una distacia segura del bosque, y, en cuanto llegaron a los caminos de piedra, Ross despidió a Naga."Gracias, vieja amiga, ahora vuelve a tu casa a descansar" le dijo a Naga antes de que esta se fuera."Ahora estará más tranquila" se dijo a si mismo pensando en Kepesh. Cuando dirigió la mirada a los carteles que indicaban a donde llevavan los caminos los leyó en silencio. "Selva del señor pudibunda no me da buenas vibraciones, igual seria mejor idea dirijirse a los campos de la misericordia o al reino de Svenz, aunque este último también puede entrañar peligros" se dirigió a Kepesh y le preguntó:¿Quieres comer algo mientras decidimos a donde vamos? y acto seguido sacó una parte de la comida que guardaba en sus alforjas. Entre la aparición súbita en la playa, el bosque en llamas y la evasión a los soldados, Ross había estado en tensión todo el día, y, al haberse relajado, notó que su estomago reclamaba comida.

(Naga serpentea entre los arboles hasta desaparecer en la maleza y ocultarse a la espera de que se le requiera posteriormente por Ross).

Nos deslizamos veloces por el bosque, silenciosos, hasta que damos con el camino sin pasos que nos sigan ni voces de alarma. Dejo que Ross se despida de su mascota mientras meneo la cola suavemente de un lado a otro.

- Al menos debo reconocer que es útil. Y lista. -alabo, dado que ni bonita ni agradable entraban entre mis posibles definiciones ante la particular mascota.

Quizás me dedique a averiguar si el buscarse una mascota alargada tiene alguna raíz psicológica. Pienso y compongo una sonrisa maliciosa, que no cuadra con la conversación, pero aún así respondo:

- Creo que deberíamos alejarnos un poco más, por si amplían el radio de patrulla, y luego sí pararnos a comer algo. -sugiero.

Aunque entonces mi estómago ruge suavecito ante la visión de la comida y me sonrojo un poco.

Ross esbozó una sonrisa al oir el hambriento estómago de Kepesh, tampoco pasó desapercibida la coloración en sus mejillas "Si te hace sentirte más tranquila, vale." dijo Ross,y, acercandose al camino que tenía en mente propuso "Podríamos ir a los campos de la misericordia, parece un sitio agradable, y ahí enterarnos que hay en el reino de Svenz, si hay a quien preguntar." se giró para mirar a la joven y preguntó: "¿Que te parece?"

Dudo levemente, pero finalmente me encojo de hombros y asiento.

- Está bien, tú decides. -le digo- Realmente, tenía planeado ir directamente a Svenz, pero si los Campos de la Misericordia no son mal sitio podemos preguntar de antemano, sí. -aclaro.

Sin ninguna clase de problema, le sigo en dirección a los Campos de la Misericordia, aunque no avanzaríamos más que unos cientos de metros antes de pararnos a comer.

- Oye, Ross... ¿De dónde vienes?¿O prefieres sin pasado? -le pregunto, lo que tampoco sería raro dada la situación.

Ross le hizo un gesto a Kepesh para que esperase, ya que en ese momento estaba masticando y no seria bonito hablar sin haber tragado antes. Una vez tuviera la boca lista para hablar y la historia preparada comenzó a hablar "De pequeño, solia vivir en un pueblo normal, de estos que te podrías encontrar en cualquier sitio, no tenía un nombre, pues no le hacía falta, al menos esa era la mentalidad de ahí." Ross tragó saliva antes de seguir "Un fatídico día, fuimos asolados por una banda de saqueadores, mataron a mis padres delante mía, pero por algún motivo que nunca supe, el jefe, en vez de matarme, decidió llevarme con él y me enseñó todo lo que sabía, que por cierto era más de lo que espararías del típico bandido" dijo Ross recordando cuando empezó su instrucción a manos del jefe. Continuó diciendo "Durante varios años, me enseñó varias cosas, desde leer y escribir a blandir la espada, pensar por mi mismo, etc. También fue entonces cuando conocí a Naga, conseguí convertirla en mi familiar con la ayuda de un mago que contrató al grupo para un trabajo. Estuve con ellos hasta hace poco, que fue cuando por fin llevé a cabo mi venganza" en ese momento Ross sonrió, recordando lo que hizo aquella noche "Esa noche, se habían traido mujeres y vino para divertirse, les dejé un fuerte somnífero en el vino y todos acabaron dormidos, lo que facilitó la tarea de matarlos y saquearlos. Una vez terminé el trabajo, cogí el primer camino que ví, y, un par de días mas tarde, aparecí en la playa al lado tuya" concluyó Ross. Miró a Kepesh y le dijo "Y esa es mi historia, puedes contarme la tuya, si quieres, aunque a decir verdad tengo bastante curiosidad sobre como es que tienes cuernos y cola"

Avanzo escuchando atenta la historia de Ross, que me sorprende un poco por los dos picos de violencia que muestra. Después ladeo un poco la vista y pienso Mi historia no es demasiado agradable, tampoco. Me planteo cómo debería decirlo, y se me nota dubitativa. Finalmente, me encojo de hombros. Seguro que éste chico ya había visto bastantes cosas raras, una más no era para tanto, y menos en un caso como el suyo.

- Bueno, yo era una chica normalita, nada sorprendente en realidad... Mi familia era rica, eso sí, y yo era una muchachita que... bueno, mi único talento en general es llevarme bien con la gente, digamos. Pero tampoco era demasiado atractiva tan siquiera. -explico con relativa tranquilidad, aunque con problemas para acordarme. ¡Todo era tan fácil en aquella época- Aún no logro comprender por qué, pero mis padres un día me entregaron a un sacerdote y su grupito de dementes, que me forzaron a realizar un extraño ritual mágico. Una vez terminado, me dijeron que tenía un demonio dentro, aunque todo el cambio que hubo es que me hizo más atractiva y también me dio los cuernos y cola. Tras eso me escapé en cuanto pude para evitar que me sometieran a nada más, así que me busqué la vida como pude desde entonces. -concluyo en parte. De repente, esbozo una sonrisa triste y prosigo- Oh, y mejor no te encariñes conmigo. Técnicamente el demonio me matará algún día para formarse. Aunque no se si notaré nada raro en ese aspecto. -concluyo frunciendo los labios levemente.

Ross escuchó atentamente la historia de Kepesh (mientras masticaba otro bocado, en esos momentos tenía mucha hambre y no podía evitarlo) sin perderse detalle alguno de la joven que lo acompañaba, por algún motivo no se sorprendió mucho, siendo tan extraño el mundo en el que estaban, cosas como esa podrian pasar sin problemas. Cuando Kepesh terminó de hablar, la mente de Ross se puso en funcionamiento, y, un momento más tarde preguntó:

"¿No has pensado en buscar una manera de librarte de ese demonio? Estoy seguro de que tiene que haber una forma de sacarlo de ahí antes de que se forme y te mate."

Suspiro con desahogo al ver que no se toma mal mi historia. En muchos sitios directamente me tachaban de demonio sin más, eso era lo peor, sin duda.

- Sí, lo he pensado y lo he intentado, pero no he encontrado medio aún. Quién sabe, quizás he ido a parar a tu lado porque tú puedas ayudarme a resolver eso. -me encojo de hombros. Era una explicación tan viable como cualquier otra, y así lo daba a entender mi gesto- Así que hace sólo unos días que sucedió eso... ¿No te sientes raro por estar "sólo" por primera vez? -pregunto, insegura.

En realidad, lo tanteaba, si en verdad había vivido eso hacía tampoco, igual corría más riesgo de que se le cruzaran los cables... Pero, ¿acaso tenía mucha elección?

Ross se alegró de que Kepesh se relajase, a decir verdad, no estaba seguro de cómo reaccionaría la joven cuando le contase la masacre que había cometido antes de empezar su aventura en solitario, pero parece que se lo tomó bien. En cuanto Kepesh le hizo la pregunta respondió: "Supongo que no me siento solo, si me pasase, puedo llamar a Naga cuando quiera para que me haga compañía y ahora mismo tu estas conmigo, asi que soledad es un de las últimas cosas que estoy sintiendo" añadió con ya su habitual sonrisa. "¿Sabes algo de este sacerdote del que me has hablado, como por ejemplo, la orden a la que pertenece, o algo por el estilo?  preguntó Ross cambiando de tema

Quedé pensativa un instante. Creía que lo sabía, pero no lo recordaba, así que así se lo hago saber.

- No recuerdo bien el nombre. -respondo.

Aunque era bastante frustrante.

En cualquier caso, saco una pequeña manzana, también, y me pongo a mordisquearla. Señalo un par de piedras planas a un lado del camino.

- ¿Nos sentamos ahí? -pregunto.

Ross miró las piedras que señalaba Kepesh, "Será un buen sitio para descansar, dadas las circunstancias" pensó Ross, antes de aceptar la oferta. Se sentaron en las piedras planas, que resultaron ser mas cómodas de lo que parecían a simple vista, y pudieron relajarse por primera vez en todo el día, después de la introdución por la mañana, y la evasión por el bosque. Cuando adoptó una posición cómoda, miró a Kepesh y le dijo "Tranquila, seguro que lo descubriremos, si eso es lo que quieres, claro" y siguió con la comida que había empezado antes.

Me relajo un poco al sentarnos en las piedras, aunque en mis hombros se mantiene una cierta tensión que no parece que se vaya a desvanecer. Me siento en la más alta de las dos piedras, de tal manera que coloco mi cabeza más o menos a la altura de la de Ross. Una vez ahí, cruzo las piernas entre sí (posición del loto) mientras miro directamente al ex-acompañante de los bandidos, que terminó por masacrarlos, con algo de curiosidad.

- Bueno... Sinceramente, creo que me vendría bien tu ayuda, pero no se. -respondo con tranquilidad- Es decir, nos conocemos hace medio día... ¿No tenías pensada alguna otra cosa que hacer tras...? Bueno, tras aquello. -concluyo, claramente refiriéndome a la masacre.

Supuse que habría tenido algún destino en mente o idea sobre qué hacer en adelante.

Ross se quedó pensando un momento, y después de reflexionar un poco sobre su respuesta contestó: "La verdad es que no tengo un destino. Ni siquiera sabía donde estaba cuando me acabé con esa gente, y si encima ponemos que fui transportado a una localización desconocida, imagina como esta la cosa " Giró la cabeza para mirar a Kepesh y le dijo: "Y en cuanto a lo de mi ayuda(o nuestra, cuando la situación lo requiera), no te preocupes, puedes contar con ella."  Cuando la miró, Ross pudo notar que todavía estaba un poco tensa, asi que sonrió y dijo:"Y relajate un poco, que si te quedas asi de tensa no podrás disfrutar de la comida"

Escucho su respuesta y asiento un par de veces, de acuerdo con sus palabras. A fin de cuentas, si le había sucedido hace poco era de entender que de momento no tuviese nada claro su destino. Y más con el viajecito que le habría descolocado tanto como a mí.

- Bueno, en tal caso si tú y tu... compañera queréis acompañarme, bienvenidos sois. -concluyo.

De seguro que me ayudaría en más de una ocasión, aunque no tenía muy claro qué esperaba sacar de todo ésto. Lo escruto atentamente intentando adivinar, pero realmente tenía poca idea.

Su frase sobre relajarme me pilla algo desprevenida y me doy cuenta de esa tensión. Ésto ya me había pasado antes.

- Realmente, me cuesta mucho relajarme, sabiendo que llevo eso dentro. -respondo- Son pocas las situaciones en las que me relajo del todo. -concluyo, dejando que el chico pensara lo que se le viniera a la mente.

Una parte de mí no puede evitar mirar alrededor para registrar la belleza de aquel lugar ahora que estábamos relativamente relajados.

Ross se alegró de comprobar que Kepesh le dejaría acompañarla, y, mientras comía, podía sentir la mirada fija de Kepesh, como si intentase ver el interior de su cabeza "¿Me estará leyendo el pensamiento, qué mas querrá saber?" se preguntó Ross a si mismo, después de meditarlo un poco, se dió cuenta de por qué esa mirada que le había echado, que ahora estaba admirando el paisaje de su alrededor."¿Quieres saber lo que planeo para el futuro, por qué te estoy ayudando?" al fin y al cabo, comprendía que resultase sospechoso que un tío apareciese de la nada y se ofreciese a ayudarle porque si.

Tras contemplar un poco el paisaje, la pregunta de Ross me pilla por sorpresa, así que me quedo mirándolo atentamente por unos instantes. Finalmente, asiento.