Partida Rol por web

Al entrar en la posada Ethan respira profundamente. Al ver el trapo en el suelo se limpia los pies y sonriente avanza.

Vaya, vaya. Que buen ambiente parece que hay ¿no?

Parece estar en su ambiente, pero mientras buscan un sitio donde sentarse el joven les confiesa a Howard y Nyphel en voz baja.

Chicos, la verdad es que es la primera vez que estoy en lugar así. Por lo que si hago alguna tontería me avisais por favor.

Ese trapo ya debe ensuciar más de lo que limpia...en fin.

Howard entro junto al resto echo un vistazo para ver que tipo de gente habia reunida y busco una mesa donde cupieran los tres sin problema.

Una vez en ella dejo la mochila a los pies de su silla y espero a que se sentasen los demas.

Desde que abandonaste las montañas empezaste a viajar en una aventura errante, donde lo unico que buscabas era una buena compañía luego de tanto tiempo de soledad y frio. Aunque el tiempo paso, nunca pudiste sacar de tu mente el accidente y la muerte de tus padre y mucho menos el rostro de ese misterioso guardia de la ciudad.

Tu viaje empezo llendo hacia el sur, no sabias hacia donde, simplemente empezaste a caminar sin tener en cuenta a donde ir. Caminastes hasta llegar a las tierras santas de Abel donde te habias juntado con un grupo de personas que se dedicaban a buscar tesoros. Pensastes que serian una buena compania, hasta que un dia te distes cuenta que esas personas odiaban a todo tipo de sucedo sobrenatural y que le avisaban a la iglesia de toda cosa extraña que encontraban o veían. Sintiéndote en peligro, ya que tus latentes poderes aun seguían en aumento, decidiste marcharte hacia otro lugar, un lugar no tan apegado a las leyes eclesiásticas

Seguiste viajando hacia el sur, y llegaste a las tierras de Kanon, que aunque este dentro de los territorios de el Sacro Santo Imperio tuviste la esperanza que las cosas fueran diferentes. Tan solo en el segundo dia que estuviste en la ciudad portera de Brudge que encontraste otro grupo de personas, en este caso se trataba de un grupo de marineros que te invitaban a que te sumaras a su tripulación. La sensación de poder llegar a vivir una aventura en los mares seria excitante, nunca antes habias estado en un barco y esta seria una experiencia sobre todas las cosas interesante.
El dia que zarparían te uniste a ellos como miembro de la tripulación, serias un simple peón que ayudarias con las tareas básicas y una vez vallan aprendiendo el oficio quizás subirías de rango. Todo parecia que iba a ser una gran aventura y un viaje digno de recordar, pero esas esperanzas se desvanecieron cuando viste con que clase de gente estabas tratando. Toda gente bruta y descarada, tipicos marineros que son solo un montón de músculos andando y gritando estupideces… y emborrachándose siempre que tienen un tiempo libre.
No podias aguantas mas el estar encerrado en ese barco sin poder irte y contabas los dias hasta que se termine aquel irritante viaje

Volviendo a la tierra a la cual ya extrañabas, decidiste marcharte nuevamente de esa ciudad, esperando poder encontrar lo que buscas. Y asi es como llegas a las dichosas tierras de Lucrecio, tierras de ciencia y avances agigantados.
Ahora mismo te encuentras en la ciudad de Malakar, una ciudad hermosa y con una diversidad culturar increíble. En el camino antes de llegar a la ciudad se pueden apreciar grandes mansiones, todas de distintos estilos y formas, desde pequeñas y elegantes hasta inmensas con aspecto a fortalezas, desde aspectos barrocos hasta orientales.
Luego de cruzas unas murallas no muy impresionantes, entran a la dichosa ciudad de Malakar, con una arquitectura parecida a la romántica y que se vuelve cada vez mas gloriosa a medida que se va acercando al centro

Alan sintió como el corazón se le aceleraba al ver Lucrecio. Aquella ciudad se alzaba imponente, desafiando a la propia iglesia con su ciencia y sus avances. Justo lo que el buscaba, un lugar donde el dogma eclesiástico no fuese tan rígido, un lugar donde pudiera ser aceptado, y donde se sintiese querido. Aunque sabía que el camino no iba a ser fácil, estaba dispuesto a recorrerlo.

-Bien, bien-Dijo para si mismo, a la vez que titubeaba la gran ciudad, parándose en cada edificio y admirando cada rincón-¿Que voy a hacer ahora?

El muchacho estaba ansioso por recorrer la ciudad de la que tantos hablaban, pero estaba agotado. Apenas podía mantenerse después de haber hecho todo el viaje a pie, así que pensó que lo mejor sería buscar una posada para descansar.

De esta manera, Alan comenzó a recorrer Lucrecio, buscando algún lugar donde le diese comida y cama a un precio módico.

Cuando ve que Howard consigue sitio, Ethan se apresura a sentarse también. Hace lo mism que él y deja en el suelo su bolsa con sus cosas, y se quita la katna y la pone al otro lado, a mano. Por si acaso.

Bueno, ¿qué pedimos de beber? ¿La cerveza estará buena?. La verdad es que nunca he probado ningún tipo de licor. En el templo estaba prohibido.

No esta mal. Al menos la que bebia cuando iba a la ciudad. En casa si había una mala epoca teniamos suerte si alcanzaba el agua.

Por otra parte entiendo que la prohibieran. Puede volver a los hombres violentos y mi madre decia que pervierte las almas.

Me siente bastante animado ahora que por fin hemos hecho una parada en el viaje. Tengo ganas de llegar a Lucrecio. No porque no disfrute de vuestra compañia. Si no porque deberia darme prisa... Aunque la pista ya se habra enfriado muchisimo... y si les encuentro ya no estaran con ellos.

 Hermano, te recomiendo que empieces por algo mas ligero. Si te contara como se me movia el suelo cuando me obligaron a tomar con ellos un grupo de mercaderes, cuando recién salia del templo. Fue algo gracioso según ellos, pero al día siguiente tenia un dolor de cabeza que mejor no te cuento.

Empezaste a caminar por la ciudad buscando una posada o alguna taberna y la encuentras en poco tiempo.
La taberna es bastante simple. La puerta de entrada esta junto a la pared de la izquierda de la taberna, y justo debajo de esta hay un pequeño trapo para limpiarse los pies antes de entrar. Hay una escalera a la izquierda que lleva al pequeño balcon cerrado del primer piso, donde solo hay tres mesas con sus respectivas sillas y su barandal. A la derecha de la puerta de entrada esta la barra, donde un joven cantinero de tez oscura esta hablando animadamente con otro joven mientras toman vino en una jarra de cerveza. Luego esta la sala delante de la barra, donde hay en total ocho mesas con sus respectivas cuatro sillas en cada una.

El lugar esta bastante concurrido por tanto hombres y mujeres, pero pocos de ellos estan consumiendo algo, la mayoria solo habla entre ellos y no hay una pizca de agresividad en el lugar

Alan recorrió la taberna con la mirada. No era demasiado grande, ni demasiado lujosa. Pero no importaba, núnca había necesitado estar rodeado de tesoros, y ahora no iba a cambiar, aquello era justo lo que necesitaba, un lugar caliente y tranquilo.

Lentamente, se acercó al posadero, y esperó pacientemente a que terminase su charla.

-Buenos días, buen hombre. Busco un lugar donde poder descansar. ¿Puede ofrecerme una cama?

Miró de reojo a los dos individuos que tomaban vino en las jarras de cerveza, intentando recordar sus rasgos.

Bueno. Pues habra que decidirse que hay que decirselo al cantinero.

Tras un momento con la mirada perdida Howard retomo la conversacion.

Oid... allí en la isla... ¿existe la esclavitud? - Preguntó con una mezcla de tristeza y melancolia en la voz bajando el tono sin darse cuenta.

Ethan se queda pensativo un instante ante la pregunta de Howard.

Bueno. La verdad es que no te puedo decir mucho de la isla, ya que como he comentado yo no he salido demasiado del templo. Pero si que he ido alguna vez al pueblo cercano y he escuchado historias. No existe la excalvitud como creo que tú piensas, aunque hay granjeros que son poco menos que eso, aunque no les dan ese nombre.

Ethan se calla y recuerda la historia que le contó el maestro Li sobre la muerte de sus padres. Si las circunstancias hubiesen sido otras él podría haber sido una de esas personas.

En cuanto pude salir del templo me marché de la isla. Seguramente me habría encontrado con bastantes dificultades si mis vagabundeos hubiesen sido por alí en lugar de por aquí.

Despues sonrie.

Aunque claro. No es que aquí en el continente hayan estado escasos de aventuras ¿verdad?

 Que yo sepa, en ninguno de los dos lados de la gran isla hay esclavos. Y sobre aventuras, la verdad no he tenido muchas, ya saben ustedes que había decidido dejar de lado (al menos por un tiempo) los viajes. Cosas de las que se, son lo que me comentaban mis compañeros comerciantes, o lo que había leído en los libros.

Ah, no, no pensaba que hubiera esclavitud allí. Tan solo preguntaba. - Contestó Howard, dandose cuenta del malentendido. - Y aventuras desde que me rescataron la unica que he tenido es la de la caravana. Aunque con lo de la nueva emperatriz empieza a haber problemas en algunos lugares.   Kushistan, por ejemplo

No, como ya he dicho. No hay exclavos en si. Pero uno de mis maestros, Cielo, dice haber vajado mucho. Y que hay algunos pueblos que le tienen que pagar tanto a sus señores qeu apenas les queda a ellos para vivir.
Nuestro templo estaba cerca de la ciudad de Shan Lu, al sur de la isla, por lo que no tenía porblemas de ese tipo. Pero no se puede decir lo mismo de toda la isla.

Aunque imagino que será parecido en todas partes.

Al hablar se le notaba extrañamente entusiasmado. Parecia que esa persona influido mucho en él.

Si al final me decidí a irme del templo fue... Fue sobretodo por lo que le oia contar al maestro Cielo.

Por supuesto, son solo una moneda de plata si es que quieres pasar la noche –te responde el joven aun con una calida sonrisa- Aunque por solo puedo darte la llave de la habitación entrada la noche, son las reglas del lugar ¿Te parece bien?

El cantinero y su amigo te miran despreocupadamente y con las claras intenciones de que cuando termine de conversar contigo van a retomar su charla en donde la dejaron

Claro-Dijo Alan a la vez que rebuscaba en su bolsa, sacaba una brillante moneda de plata y le dedicaba una sonrisa cansada al tabernero-Aqui tiene. Mientras espero, ¿Sabe de algo que pueda hacer o visitar para matar el tiempo? Este lugar parece la mar de apasionante.

Mientras hablaba, el muchacho se esforzó en escuchar alguna frase suelta de la conversación que mantenían los dos tipos que había visto al entrar. No tenía ningun interes especial en ella, era simple y pura curiosidad (Una curiosidad que en mas de una ocasión le había metido en problemas, pero que no estaba dispuesto a eliminar)

Mirando fijamente a la mesa Howard volvio a hablar.

En mi pais... no habia esclavitud hasta hace poco... aunque tampoco estoy muy convencido de eso. De todas formas ahora es legal. Se compra y se vende gente como si fuera ganado. Pero se les trata peor.

Hay grupos de esclavistas que persiguen a extranjeros y catolicos... gente que no cae simpatica por allí. Desde que Elisabetta subio al trono cualquier lugar es mejor para vivir...