Partida Rol por web

El decano pulso una tecla del teléfono y el robusto hombre entro cerrando la puerta tras de si,cruz sus manos por detrás y se quedo ahí.
Pequeña embustera,te voy a enseñar a no mentir.
Se corvo sobre la mesa y cruzo la mirada con Alana. Una mirada cargada de odio venenoso,casi enfermizo.
Eres menos que basura,entiendes? Intentando mancillar mi institución con esa sangre asquerosa que corre por tus venas.
Pequeños trozos de saliva,como una llovizna,impactaban en la chica pelirroja. Parecía que el decano se había vuelto loco,no atendía a razones y no quería escuchar a Alana.
Me pidieron que te admitiera y me negué pero...
La secretaria carraspeo y corto el decano. Señor creo que esta excediéndose

El decano se irguió y puso bien la corbata
Te voy a enseñar lo que hacemos con los mentirosos en esta institución. Me pidieron que no te tocara pero será tu palabra contra la mía.
En ese momento Alana que habían puesto algo sobre sus hombros. El hombre de la puerta tenia sus robustas manos sobre los hombros de la joven ejerciendo una presión que la inmovilizara pero no le hiciera excesivo daño

-¿Pero que?...

Alana se removió en su sitio, dolorida por la presa y aturdida por la situación.

-¡Le estoy diciendo que está cometiendo un error, que clase de institución tiene estos tratos con sus alumnos!

En un arranque de desesperación, Alana intentó cazar el telefono celular de su bolsillo y discar el marcado rápido del 911 sin sacarlo de ahí. Le parecía increíble estar en esa situación, nunca había pensado tener que llamar por ayuda por una simple visita al despacho del decano.

La situación es surrealista,ese especie de sádico que ostenta el cargo de decano te mira sonriente mientras dice cosas a la que no le prestas ateción,tienes problemas mas gordos.
El hombre que te tiene apresada nota que intentas moverte y afianza el agarre haciéndote verdadero daño

-Ngh... -se encogió un poco sobre si misma cuando la presa aumentó de fuerza. No parecía que razonar fuese a resultar, y que ninguno de los presentes fuese a ayudarle en absoluto. ¿Como había terminado en esa situación? No lo entendía, pero su instinto reaccionó.

-¡Que alguien me ayude! -Gritó con todas sus fuerzas, y con el mismo ímpetu se revolvía intentando zafarse.

Todas tus terminaciones chillan de dolor por la presion sometida. Esto es surrealista que te pudieran atacar en la oficina del decano de tu facultad. a ti! Si tu no habias hecho nada!.

Debido al dolor comienzas a sacudirte para quitártelo de encima,en una se las sacudidas logras liberar un brazo y al impactar contra el grandullon sale propulsado,a velocidad de vertigo,contra la pared vecina. Escuchas el hueso y el yeso crujir,el material oseo bajo tu golpe y el de la pared bajo el golpe de tu impacto.

El hombre cayo inconsciente dejando un reguero de sangre tras de si que manaba de la parte posterior de la cabeza

Ahora libre de la presión, miraba confusa la escena. Era como estar en otro mundo. No podía creerselo, acababa de lanzar volando a un hombre, probablemente del doble de su peso casi. VOLANDO, y probablemente le había fracturado solo con el golpe mismo, ni hablar del impacto contra la pared.

Tenía que haber una explicación lógica. Pero no la encontraba ahora mismo.

Asustada de lo que había hecho, miró al decano ahora.

La secretaria sale corriendo y se agacha junto al grandullón midiéndole el pulso en la carótida. La cara del decano es un rictus impenetrable de horror,su labio temblaba en un tic infinito.
Sin previo aviso toca una tecla del teléfono y una especie de alarma comienza a sonar.

No escaparas de aquí,puta. Dice mientras se levanta y se acerca al gran ventanal que hay a su espalda

MONSTRUO!

-Espere, no tengo idea de que...

La alarma tapo lo que seguía de la frase. Por alguna razón no tenía un buen presentimiento de quedarse ahí, así que intentó abalanzarse sobre la puerta a ver si no estaba cerrada. Lo único que le quedaba si era asi era tironearla o empujarla con la esperanza de abrirla.

La puerta se abre facilmente mientras escuchas gritos a tu espalda,desgraciadamente,tu cerebro esta demasiado ocupado en oír para procesar esa información.

En un abrir y cerrar de ojos te encuentras en la puerta de tu facultad y una extensión de hierba perfecta,caminos y edificios en la distancia se despliega ante ti. Tu chófer ya no está y el próximo autobús pasa dentro de una hora pero el metro esta apunto de pasar.

Alana estaba corriendo con todas sus ganas, aunque su cuerpo acostmbrado a no hacer demasiado esfuerzo físico se quejaba y sentía que si no paraba pronto algunos de sus músculos iban a dolerle luego. Pero no podía frenarse, tenía que llegar al metro y a la seguridad de casa, luego quizá intentar contactar a sus padres para decirles lo sucedido y probablemente ellos arreglarían el resto, o eso esperaba realmente.

No llegabas, no llegabas. El metro estaba a punto de pasar y tu cuerpo poco  acostumbrado al ejercicio te gritaba que parases, tu cerebro te gritaba que no.
Te metiste por la boca del metro y el aire frio golpeo tu cara como un tónico revitalizante que te dio fuerzas para seguir hasta el andén.

El mundo se te cayó encima cuando, al entrar, visto a aquella oruga blanca con las puertas cerradas, tu vía de escape se iba sin ti. Miraste hacia atrás, posiblemente te perseguirían aquellos lunáticos, te iban a coger y no podías hacer nada para evitarlo…

EYYYY! VAMOOOOS CORRE!!

Esa voz masculina te sacó de tu angustia, una mano se había interpuesto entre las puertas y no las dejaba cerrar, el metro pitaba furioso pues algo le impedía que comenzara su frenética carrera a través de los túneles.

Solo un último esfuerzo, vamos...

Alana sentía que el corazón se le iba a salir del pecho por el esfuerzo, pero una única puerta abierta era la que le quedaba. Estuvo a punto de tirar su bolsa de clase en la carrera frenética, de hecho la hubiese perdido hace rato de no llevarla entrelezada en el cuerpo.

Si era posible, aún mas rapido que antes se acercaba a la puerta abierta de milagro, una vez dentro tendría tiempo de cualquier otra preocupación.

Alana traspasa las puertas a la vez que el chico se retira y estas se cierran con ansias. El chaval te sonríe y se sienta mirándote.

Por reflejo te vuelves y ves como la secretaria y el decano bajan por la escalera y se quedan mirando hacia ti mientras el hombre grita a su empleada algo que no puedes escuchar

Menos mal eh? Si no los mafiosos que te perseguían te hubieran cogido. Dice el chico mientras se ríe a carcajadas. Obviamente no tenia ni idea de lo cerca que había estado de acertar con su broma.

¿Como te llamas?

-Eh...Alana. Muchas gracias, de verdad.

Jadeando, casi que se desplomó en el asiento justo delante de su salvador.

-¿Y tu?

Alan,dice el chico haciendo una pequeña y cómica reverencia sin levantarse del asiento,mientras se ríe entre dientes

Y cuéntame,donde ibas tan rápido? Chica que me copió el nombre

-Pues...a mi casa, ese que me corría era mi rector, y digamos que esta enfadado. Lo curioso es que no se porque, como sea, menos mal que llegué.

Suspiró, aliviada de que al menos de momento estuviese a salvo.

El Decano? Yo es que a los de tu campus no los entiendo,mi decano es mas normal dijo riéndose sin darle importancia

El tren fue deteniéndose mientras una vocecilla musical bajaba del aparato de megafonia. Puedes ver una estación. "Próxima parada: Estación Wormwood. Wornwood Area. El tren debe detenerse por una emergencia técnica,por favor esperen sentados."

Alana se inquieto bastante cuando el tren frenó la marcha.

Solo una emergencia tecnica, seguro arranca pronto de nuevo...jeje, solo debe ser una casialidad, pensó nerviosa.

Recordó que tenía el celular en el bolsillo, quizá fuera buen momento para intentar contactar con sus padres. Nunca los llamaba ni ellos a ella, y cuando cualquiera de los dos intentaba entablar comunicación, sabía el otro que era por algo importante.