Partida Rol por web

Y le llamaron Pendragon. Y alrededor de él surgieron linajes

Las crónicas del acero y la sangre. Porque todo tiene un comienzo

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02/12/2013, 21:14
Alanna hija de Ederrn

Sirviendo a su marido, buscó el resguardo detrás del brasero, escuchando las cavilaciones de Marcio, y su entrega al destino escrito por Dios desde el principio de los tiempos, ella particularmente nunca había congeniado con esa idea, pero si era la voluntad de Dios, no había fuerza humana suficiente para detener su mano y su impronta de ciega justicia, mas no se imaginó viuda tan joven, no, aquella idea era terrible para ella, porqué ¿qué sería de ella? ¿que hombre la querría? Si bien el conde la cogería, seguiría siendo lo mismo, era una mujer sola...

- espero entonces y oraré que no sea su voluntad apartaros tan pronto de mí lado - le sonrió a su marido con una impasible rostro, preparando otro té para su hermano y llevándolo con él estaba, se reunían los tres hermanos hijos de Ederm.

- hermano, aquí está...- le entregó el te dulce a su hermano, y volvió cerca de su marido, atizonando las brazas para que no se apagaran y dejaran el lugar sumido en las sombras y el frío, ella misma ya lo sentía, y se abrazó así misma, sus ropas sencillas no eran del todo gruesas para las inclemencias del tiempo más cuando estaban mojadas por la lluvia y el barro de haber estado atendiendo a los heridos.

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02/12/2013, 22:50
Mailcom

Solte un profundo golpe en mi muslo con una risotada

-Podemos charlar como ancianas cuanto queramos pero en cuestión de religiones nunca nos pondremos de acuerdo.

A mi parecer vuestro dios es un reprimido que obliga a la gente a controlarse y que no vive la vida y en la vuestra somos unos salvajes que servimos a demonios y que no sabemos mantener un comportamiento minimamente decente.

Lo único que se es que yo veo a mis dioses en todas partes y vosotros veis al vuestro en todas las acciones. Todos rezamos y agradecemos por lo bueno de la vida y soportamos lo malo.

Y en cuanto a quien tenga razón ninguno hemos presentado nada con lo que se sabra quien acerto cuando nos llegue la muerte. Personalmente no me corre ninguna prisa por conocer a los dioses y dudo que al vuestro le haga gracia que os presenteís antes de tiempo.

Ya llegará el momento en que haya que decidir esas cosas pero salvo en el caso de matrimonio o de unos hermanos de sangre ¿realmente necesitamos que el resto crea lo mísmo que nosotros?.

Mis dioses me enseñan a vivir la vida y disfrutarla y parte de ello son los amigos y compañeros por lo cual les pedire porque os protejan a todos. Si a alguno le parece bien rezar por la salvación de mi alma lo único que le pedire es que lo haga en silencio o al menos no cerca de mí pues reverenció realmente lo místico. Pero nunca se ha dicho que haga ningún daño toda protección adicional.

Tras eso mañana nos cubriremos la espalda y más que en la protección de unos dioses u otros confiare en mi lanza y en las armas de mis compañeros para que todos salgamos vivos.

Hablando de lo cual, romano, ¿no aceptarías algo de entrenamiento de alguno de nosotros?. El valor y la mente esta bien pero una buena arma bien usada te salva la vida en combate.

La mísma oferta, aunque algo menor, les hago a las mujeres si quieren. Teneís maridos, dos de vosotras a un hermano, y a todas las fuerzas del conde Roderick, entre las que me plazco en contar, para defenderos.

Pero siempre será mejor poder depender de los esfuerzos de uno mísmo que de los de otros que puedan estar lejos.

Además llegará el momento en que tendreís hijos e hijas fuertes y sanos y vuestros maridos tengan que partir mientras os quedaís atras para cuidar de todo.

No digo que tengaís que empuñar una espada o lanza y arrojaros al asalto con nosotros, aunque mi madre lo hacia, per estaría bien que supieraís cuando menos defenderos a vosotras y a quienes estan a vuestro cuidado.

Os recuerdo que en los momentos de batalla los heridos quedan a vuestra protección-

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03/12/2013, 00:04
Éire, hija de Ederrn

Tras ver que mi hermano terminaba, me aparté de él sin decir palabra. A veces incluso él me resultaba cómo mi amado marido. Haciendo un gesto con la cabeza, y bajo aquel manto de silencio me alejé de Edar para ir en dirección a mi cónyuge. Acomodando mis ropas me senté cerca, pero respetando su espacio. Mis ojos se posaron en aquel afilado filo y entonces me pregunté cuantas heridas había abierto con esa misma, cuantos hombres había matado, lentamente negué para mi misma. Pese a mi ánimo mis labios mostraban una tranquila sonrisa que adornaba mi angelical rostro.-Mi señor... Disculpad que os moleste en vuestros quehaceres.-Empecé diciendo, mientras mi miraba volaba hasta sus ojos, fue entonces que intenté ser lo más cercana a él.- La noche está fría... ¿Os apetecería algo caliente para tomar o comer? O quizás una la manta.-Mis intentos por acercarme a él eran infinitos y no siempre satisfactorios, pues la mayor parte de las veces, él huía de mi compañía. Sabía que para él mis creencias era un insulto y eso nos llevaba a tener más de un enfrentamiento, pero pese a todo yo quería que me viese cómo lo que era. Su mujer.

Mientras esperaba, mi mirada no pudo evitar pasear por cada uno de los allí presentes. Conversaciones dispares se habían creado, pero ninguna me atraía lo suficiente cómo para participar. Lejos de todo aquello, una joven de cabellos rojizos provocó en mí una pequeña sonrisa, miré lo que hacía y al ver que la aguja terminaba sobre la carne clavada, negué un par de veces. Así había empezado yo, recordaba cada uno de los pinchazos que habían lastimado mis pequeños dedos.

Mientras la miraba a mi mente vinieron multitud de imágenes de mi infancia, de los ratos que había compartido con mi amada madre, cómo la añoraba. Suavemente pasé mis manos por mis brazos, apartando la mirada y volviéndola sobre mi marido.

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03/12/2013, 00:15
Edar hijo de Ederrn

sentado en el camastro escuchaba las cavilaciones de Marcio, eran profundas y algo nefastas, mas lo que vendría seria el destino como decían algunos, o la voluntad de Dios. El no iba a dejar que sus hermanas se quedaran viudas, ni el pensaba morir tampoco, aunque si llegaba lo haría con valentía y defendiendo a los suyos como debía ser. Así que cuando se acerco mi hermana para darme la bebida, la cogí la mano y haciendo que se agachara a mi altura la susurre al oído: -Hermana, tranquila, tu marido regresara, al igual que Blaine y yo mismo, aunque estemos heridos regresaremos, la familia no disminuirá este año, te lo prometo ante el altísimo. Cuando Alanna se separa para seguir con sus quehaceres es Mailcom quien vuelve a hablar diciendo un montón de cosas que dependiendo de quien lo escuche podría tratarle de una persona cabal o de un loco o un hereje, dependiendo de la religión. Por mi parte me parece bien, por lo que le digo:- Mailcom, estamos en el mismo bando y como has dicho mañana y quien sabe cuantos días mas nos guardaremos las espaldas mutuamente, por eso y como señal de cortesía y respeto por haré mis oraciones fuera de tu vista, salvo que sea algo estrictamente necesario como el adiós a un compañero cristiano en combate, cosa que no se si hacéis los paganos, o esperáis a algún echo natural, en esas lides soy profano. Pero dado que te respetare espero lo mismo por tu parte. De echo ahora saldré y rezare en el gran roble, pidiendo por que tengamos suerte en esta empresa y regresemos vivos de vuelta a casa. Dicho eso me tomo el te con tranquilidad, salgo poniéndome encima una capa y llevándome la espada. AL salir corro bajo la lluvia hasta el gran roble y hincando la espada en la tierra seca, me arrodillo y rezando unos Padre Nuestros y unas Ave Marias ruego por que cuide de todos cuando llegue el combate, que mi familia tenga una vida larga y feliz y yo encuentre una buena mujer cristiana, a la que quiera y me quiera. Después regreso corriendo y dejando todo a los pies del camastro digo:- Voy a descansar un poco, que luego me toca dar una vuelta por los alrededores, si alguien quiere acompañarme sera bienvenido.

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03/12/2013, 00:40
Marcio hijo de Caedmon

Marcio mantiene el semblante imperturbable a pesar de las palabras del Picto. Quienes le conozcan mejor, sabrán que hay bastante material en su discurso para ofenderle. No es sólo la mención a Nuestro Señor como si se tratase de un dios más cualquiera, de uno de sus dioses del arroyo o la montaña. Es el comentario, dirigido a él de entre todos los presentes, implica que necesita unas lecciones de combate de Mailcolm. Él. Un guerrero más de entre las huestes de Salinsbury, elegido por su señor como tantos otros. Un cabeza de su propia familia. ¿Se considerará también más adecuado para defender a mi Alanna?, piensa. Tarda en responderle y, cuando lo hace, es con suavidad, con palabras controladas. 

-Todos servimos a nuestro señor de Salinsbury -habla, mirando directamente a Mailcom.-Y lo servimos del mismo modo. Si es él quien nos ha aceptado como guerreros, será porque conoce las distintas formas que toma la guerra. Como es mi deber, -concluye, con una serenidad que no trasluce su enfado. De nuevo, sólo quienes le conocen serían capaces de sospecharlo... Entre ellos, Alanna- seré capaz de luchar por mi mismo, al igual que de defender a mi esposa. 

Por no hablar del hecho de que sólo entre bárbaros los vencedores se atreverían a dañar a las mujeres nobles. Y no sólo por cuestiones de honor o de cristiano sentimiento, sino por el simple hecho de que los rescates eran más rentables que cualquier tipo de ataque a sus cuerpos. Pero, al fin y al cabo, eran en parte bárbaros los que poblaban estas tierras; y eran bárbaros también los que encontraban su hueco entre las huestes del conde.

Marcio contuvo un suspiro. Hubiese preferido indudablemente estar entre gente con costumbres más... cuidadas. Había comentarios capaces de tensar la tolerancia de cualquier hombre de familia. En aquellas tierras, un vasallo se medía por ser capaz de defenderse y de defender a los suyos, entre todos su esposa. Una mujer no necesitaba protección, no si vivía entre hombres dignos. Quizás en una tribu de las montañas, las cosas sean distintas, pensó para sí, dispuesto a calmarse.  

Escuchando las palabras de su cuñado prefiere no hacer ningún comentario. No será él quien rece por el pagano que le ha insultado. Tomará algo de te y entrará en calor, pero cuando vaya a hacer sus rondas, le acompañará. También a él le sentará bien el aire fresco y sabe que, como siempre, no podrá dormir antes de la batalla a menos que se agote. 

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03/12/2013, 01:11
Alanna hija de Ederrn

Mientras intentaba quitarse el frío se da la conversación de su hermano con el pictos, y ve como su hermana vuelve donde su marido, aquel ser que no era santo de la devoción de Alanna, de hecho le era abiertamente desagradable, pero su decoro le impedía incordiarlo más allá de una indiferencia debidamente cuidada, sin embargo un suspiro de su marido ante las palabras del picto la hacen girarse, y observar con detención los gestos de él, como sus cejas se alzan y sus ojos se mueven con las pupilas ligeramente dilatadas, eran pequeños gestos que reconocía la joven mujer, por eso volvió donde su marido, y su mano buscó su brazo, sólo para hacer que Marcio vuelque su atención en la joven de ojos verdes.

- ¿descancemos... señor mio?- preguntó en un susurro - me siento cansada y con frío, algo indispuesta...  - sonrió, Marcio podría notar como el color había abandonado las mejillas de su joven mujer, el frío estaba calando en sus huesos, y claro, esa petición no sólo había sido una maniobra para evitar que enganchara en una discusión que sólo aumentarías las asperezas con el pictos.

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03/12/2013, 01:33
Mailcom

Hasta para mi era obvio que habia herido al romano y esa vez no era mi intención

-Paz. No digo que no seaís buen guerrero y se que nuestro señor no os elegiría como sirviente si no fueraís capaz.

Simplemente hay maneras de luchar y maneras de luchar.

Vos lo haceís con la cabeza y yo con mi lanza.

Al final el resultado es el mísmo pero mientras que yo me encontraría perdido mirando mapas y dirigiendo grupos vos siempre lo pareceís en el combate cerrado.

No es malo pedir ayuda cuando algo se nos da mal. Nuestro señor es lo suficientemente bueno, aunque sea joven, como para saber que hacen falta distintos sirvientes para distintos cometidos.

Por mi parte si a nuestro señor o a alguno de sus aliados se les ocurriese la desafortunada ídea de que yo dirigiese un grupo para una tarea concreta no tendría problema en acudir a pediros por lo menos consejo.

Igualmente creo que deberiaís aceptar ayuda con el manejo de armas. Si bien no de mí, dado que tanto os molesta, se lo podeís pedir a alguno de vuestros cuñados-

Le sonreí y le estire una mano a la altura de su hombro en señal de apaciguamiento pero sin apoyarla para no molestarla.

-En cuanto a defender a vuestra esposa... hasta un salvaje como yo sabe que la mejor manera de hacerlo es eliminar los peligros así que alguien cultivado como vos sabrá el doble de eso.

Para eso servis. Pensaís en grupos de gente, la infantería es mejor contra la caballería, lo contrario, el sol de frente siempre para el enemigo... todas esas cosas que a mi me provocan dolor de cabeza.

Yo escucho lo que dice la gente como vos y me lanzo como un loco contra mis enemigos. Eso es lo que se hacer.

Repito que no es ningún descredito para vos si aceptaís que os ayuden a mejorar vuestro manejo de armas. Vuestros musculos estan descompensados porque fortalecisteís el cerebro.

Pero el cerebro no es tan buen aliado cuando el enemigo se te abalanza con un hacha en lo alto.-

Retire la mano tranquilamente dejando claro que no tenía intenciones hostiles

-Y si por casualidad habeís pensado que os intento hacer de menos ante vuestra señora retirad esos pensamientos de vuestra cabeza.

¿Me atrae vuestra esposa?. Indudablemente. Sus cualidades son varias y sigo siendo un hombre.

¿Movería un dedo en esa dirección? Jamás. Aunque no lo parezca os respeto demasiado a ambos y a vuestras familias como para insultar de esa manera.

Aún siendo de esa manera ¿tendría algún exito esa maniobra?. Aquel que piense que sí es una basura infecta indigna del nombre de hombre.-

Tras decir eso me gire hacia el joven Edar que habia regresado

-Si habeís acabado con vuestros ritos os estoy agradecido. Ya realice los mios pidiendo por todos vosotros hace rato así que si luego quereís que os acompañe estare encantado-

Notas de juego


 

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03/12/2013, 01:39
Marcio hijo de Caedmon

Aprecia la sensibilidad de su esposa, intentando apartarlo del conflicto, pero el Picto se adelante a hablar antes de que puedan marcharse.

En principio, Marcio soporta su diatriba con calma. Le suena condescendiente. No entiende de qué tribu perdida puede venir Mailcom para pensar que decirle a un guerrero que no es un buen luchador es algo perfectamente normal, pero esta dispuesto a creer que es una cuestión de culturas. Pero desde su punto de vista, el vasallo guerrero es aquel que ni ara ni reza, sino que lucha. Es en la batalla como demuestra la valía a su señor, y su honor. Marcio es el primero consciente de que aún le queda por aprender, y de que sus talentos son otros, pero hay una importante diferencia entre ofrecerse como compañero de prácticas para alguien y ofrecerse a enseñarle. O entre hacerlo en un momento apartado y hacerlo delante de todos sus compañeros de armas, de todos los hombres por los que siente respeto. Son esas las diferencias que hay entre un consejo y un insulto. Pero ciertamente, admite que no sabe usar la cabeza, y no será él quien le lleve la contraria. La conversación lo demuestra.

Es, sin embargo, la mención a su esposa la que finalmente le ha hecho levantarse. No sabe de dónde ha sacado ese tipo de comentarios, pero plantear algo así, acallar las dudas que él podría tener. Como si fuese un hombre inseguro, temeroso... ¡de su propia esposa! ¡Y delante, también, de ella! Eso es lo que finalmente le alcanza a él, a quien no se ha visto enfadado siquiera en la batalla. De pie, Marcio es imponente. Cuando habla, al final, su voz sigue controlada. Sabe que Malcolm viene de otra cultura, que estas no son sus palabras ni sus fuerzas. Es eso lo que le controla; junto con la lealtad que le debe a su señor.

-Estoy de acuerdo en que debierais de aprender a utilizar las palabras y la mente. No sea que al próximo hombre al que habléis no sirva a vuestro mismo señor, o carezca de mi paciencia -Marcio se expresa con propiedad, con palabras claras y sílabas precisas.- Os creo cuando decís que no intentáis ofenderme ni desacreditarme; pero descrédito y ofensa tienen otros significados en vuestra tierra. En estos lugares, el hombre ni mira ni desea a la mujer de su compañero de armas, mucho menos lo manifiesta. Aquí son los escuderos los que necesitan lecciones, no los que ya se han probado como guerreros ante su señor. Estas -concluye- son todas las lecciones que podré impartiros. Respetad mis deseos, y manteneos a distancia de mi o de mi familia.

Dicho lo cuál Marcio acepta que su esposa necesita descansar. 

-Os acompañaré por un tiempo, mi señora. 

Notas de juego

Ah... Los contactos entre culturas... XD Pero un buen patriarca medieval y cristiano no puede ver con buenos ojos que le digan que necesita lecciones de lucha y que luego añadan "me siento atraído hacia tu esposa". XD

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03/12/2013, 02:29
Edar hijo de Ederrn

Cuando regreso la discusión dialéctica sigue en alza, por lo que después de que el Mailcom me comentara que si quería que me acompañara estaría encantado respondí: - Como queráis, no soy quien para negar nada, mas no iremos a charlar, sino a inspeccionar y a estar atentos de posibles ataques. Hago una pausa y prosigo mirando a Mailcom para responderlo por lo que había escuchado y a pesar de que Marcio ya le había respondido educadamente, creía que necesitaba aclarar un poco más las cosas: - Mailcom, se que nuestros mundos son muy diferentes, yo lo se y tu debes saberlo también pues has pasado al servicio del conde varios años. Mi cuñado aquí presente es suficientemente capaz de defenderse a si mismo y a su mujer, como lo sera de defender a sus hijos y quien sabe si nietos. En tu mundo quizás la fuerza con el hacha, y la precisión con la lanza pueden determinar el resultado de defender a la familia correctamente, pero en mi mundo, en el mundo en el que estas ahora viviendo, una cabeza lista y avispada como la de Marcio puede dar la diferencia en un combate. Mírame a mi, dicen que soy bueno con la espada, pero en mi infancia todos mis hermanos, mis propios hermanos se reían y mofaban de mi por lo débil y poco ágil que era, pero mi hermana Alanna supo darme esa pizca de inteligencia con la cual puedes a veces predecir el movimiento que hará el descerebrado salteador de caminos sin conocimientos ni visión general de la lucha, y por lo que mi espada estará en el lugar apropiado en el momento justo para defender a los míos. Lo mismo hace mi cuñado, pero claro, tu solo ves la habilidad y la precisión, donde nosotros vemos movimientos estudiados de ataque y defensa, vosotros combatís en solitario, donde el sabe combatir en grupo y aunar fuerzas, ¿cual sera la mejor táctica?, realmente no lo se, por ahora parece que nos va bien a cada uno con la suya por lo que dejemos las cosas así, ya que Macio es muy capaz de defenderse solo, ademas el no tiene que pedir ayuda, no le hace falta, pues esta casado con mi hermana y sabe que mi espada estará siempre allí con el, como la tendrá Blaine, tanto si la necesitan como si no. Hago una pausa mientras bebo un sorbo de agua y termino diciendo: - Y ahora dejarme dormir un rato que salgo en dos horas. Dicho esto me tumbo en la cama y poniéndome una sabana por encima intento dormir un poco.

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03/12/2013, 03:10
Alanna hija de Ederrn

quedó sin aliento cuando el pictos abrió su boca y reconoció abiertamente que ella era de su interés, ¿pero qué pasaba por la cabeza de aquel hombre que osaba a declarar tan abiertamente su inclinación por ella? Alanna llevó sus dedos a sus labios que habían quedado entreabiertos, contemplando a ese hombre que ya le había dicho que semejantes declaraciones no eran correctas decirlas a una mujer casada, pero ahora, se atrevía nuevamente a repetirlas. Alanna temió lo peor, y estuvo apunto de tomar el brazo de su marido, pero aquel movimiento hubiera sido tomado como una reprimenda a su marido, y era lo peor para la situación cuando el pictos había puesto entredicho la habilidad de Marcio.

Perdió el aliento, eso le pasaba cuando no podía actuar como deseaba, y sintió incluso mareos, que se habían mantenido por algunos días, y que ella atribuyó al cansancio y el trabajo de esos días en la campaña. Pero Marcio era todo un caballero, digno de  su mano y de la protección que le profesaba, y le sonrió agotada, cuando lo  vio volver donde él, Alanna tomó sus manos, y asintió levemente con la cabeza, mientras su hermano, por su parte también replicaba a Mailcom, qué discusión se había formado de pronto, pero al parecer las cosas se irían calmando aunque dudaba que su marido olvidara fácilmente la afrenta del bárbaro.

Alanna tomó sus manos y se apartaron del grupo, hacia el camastro en donde dormían, las pieles estaban ya puestas, afortunadamente estaban secas, y le pidió que la cubriera con una de las sábanas para poder sacarse la ropa mojada y sucia, sino enfermaría...

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03/12/2013, 04:13
Alanna hija de Ederrn

- mi bien no escuchéis las palabras de aquel hombre - le susurra, mientras la pasa la sábana para que la cubra de ojos ajenos, desearía un poco más de intimidad, así por lo menos, podrían seguir buscando el hijo que tanto deseaban - yo lo puse en su lugar, pero creo que no comprendió, pero no... no escuchéis, no es el momento de estas nimiedades mi bien, sois lo que cualquier mujer soñaría, incluso más, soy afortunada, pero no me neguéis la preocupación de no saber si volveréis, os necesito - susurraba, mirándolo a los ojos mientras soltaba las ataduras de su vestido.

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03/12/2013, 12:26
Blaine, hijo de Gwyrd.

- "Gracias, querida. Creo que un caldo caliente nos sentaría bien a todos los presentes.

En cuanto a los hombres de Vortigern, apreciado cuñado, mi espada no será la que tome prisioneros. Aunque tampoco me deleitaré en la tortura como harían los pictos de Nortumbría. Sencillamente les administraré la piedad de la justicia. Justicia para que afronten el juicio de sus ancestros en el Más Allá." -

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03/12/2013, 12:34
Mailcom

Me encogi de hombros viendo que poco más ibamos a sacar

-Como veaís. Nos vemos dentro de dos horas para la patrulla. Si no os importa os espero junto al viejo roble. Necesito algo de humedad para despejarme.

En cualquier momento nos lanzaremos al combate y habrá que estar en perfectas condiciones-

Hasta para mí era obvio que cualquier cosa que añadiera iba a acabar mal así que me encamine hacia la salida de la tienda. Tenía pensado descansar pero empezaba a dudar de que alguno de mis compañeros pudiera hacerlo en mi presencia

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03/12/2013, 15:00
Éire, hija de Ederrn

Cuando Blaine me habló lo miré haciendo un suave movimiento de cabeza.- Claro, con gusto os serviré algo caliente, mi señor...-Dejando a un lado la manta que había colocado sobre mis piernas, para resguardarme del frío, me levanté.- Aguardad. -Pedí mientras que cogiendo mi capa de piel la colocaba sobre los hombros, antes de salir miré a los presentes, para saber cuantos eran los cuencos que debía tomar para el caldo. En mi “análisis” observé cómo mi hermana se retiraba junto a su marido y cómo mi hermano se acostaba. Los días estaban siendo duros, lo que me hacía entender el cansancio de muchos de ellos, incluso el mío, el cual escondía bajo aquella dulce sonrisa que jamás desaparecía de mi rostro, ni siquiera cuando la muerte llamaba a la puerta de muchos de mis “protegidos”. Y es que yo daba cuanto podía, hacía cuanto estaba en mi mano y si mi dios creía que alguno de los hombres debía acudir a la llamada de Dios, lo aceptaría.

Mirando a los presentes me volví al frente, saliendo del lugar. Tenía que ir a por aquello que mi amado me pedía, por lo que no me demoré. Nuevamente abrí la tela, entrando dentro con suavidad. En una de mis manos sostenía los cuencos, nada más tres y en la otra sujetaba un recipiente con el caldo humeante, lo que daba a entender que estaba a una temperatura más que acertada para él frío que nos azotaba.

Acercándome a mi marido posé uno de los cuencos, llenándolo por completo, para después entregárselo con la más dulce de las miradas y sonrisas.- Tomad, os aliviará y os hará encontrar el sueño... Debéis descansar.-Mis manos, frías por la salida se posaron sobre las de él, dedicándole un roce, una caricia. Hecho eso me levanté con suavidad, llenando otros dos cuencos, primero me acerqué a la mujer de cabellos rojos, con un suave movimiento de cabeza.- La noche es fría... Os sentará bien, si necesitáis más, dejaré la olla sobre el fuego para que no pierda el calor.-No esperé respuesta, mi labor en ese instante era cubrir las necesidades que yo creía, dedicándole la más sincera de mis sonrisas me giré. En ese instante noté cómo el cansancio se adueñaba de mi cuerpo, pero aún no podía, no claro que no. Con el último de los cuencos me aproximé a Mailcom, ofreciéndole el mismo. Sin esperar que aceptase o no, posé el cuenco cerca de él, observando el humo que aún salía. Pero vi que se levantaba, sin siquiera decir nada. No me lo tomé a mal, ni tampoco me pareció un gesto incorrecto. Después de las conversaciones, de las formas y cómo llevaba el agua su cauce, lo vi normal.- Ahí tenéis, la noche será larga eso mantendrá el calor, si enfría... Acercarla a la olla.-Esa dulzura de recalcó aún más con la voz de la joven.

Una vez que había servido a los tres, volví junto a mi amado marido, sentándome cerca, más aún que la primera vez.- Mi señor... Debéis descansar, por qué no nos retiramos, mañana podréis seguir con vuestros quehaceres.-Mis ojos querían cerrarse, mi cuerpo estaba pesado y mis ropas húmedas por la lluvia, y manchadas por la sangre y el barro me disgustaban.- Aparte... Me encuentro cansada y no deseo dejaros solo...-Confesé.

Notas de juego

Uy, no había visto que Mailcom se dirigió hacia la salida, por eso lo mencioné, modifico.

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03/12/2013, 20:22
Blaine, hijo de Gwyrd.

- "Gracias, mi señora. Este caldo me confortará los huesos. Puedo descansar un par de horas, pues, como ha dicho ese picto salvaje, en ese plazo tenemos patrulla. Puede que los hombres de Vortigern intenten burlar el bloqueo en busca de víveres, no podemos consentirlo." -

Acepto el cuenco con caldo caliento y bebo varios sorbos, pensativo.

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03/12/2013, 21:19
Mailcom

Mientras me dirigía a la salida la otra hermana me ofrecio un cuenco de caldo caliente que respetuosamente recogi

-Os quedo agradecido, dama Éire- lo cogi sin soplar y me lo tome de un sorbo -Vuestro marido es un hombre muy afortunado.-

Deje a su, lado sin entrometerme en la pareja, el cuenco

-Como ya he dicho estaré junto al viejo roble. Cualquiera que necesite algo de mí sabe donde encontrarme-

Si tenía alguna duda de lo apreciado que era las palabras de Blaine lo acabarón de confirmar. Además acababa de elogiar a su esposa y por lo visto era un insulto terrible para los britanos.

Cuando algún hombre se atrevia a adular a su mujer mi padre sonreía complacido contento de la suerte que tenía de haber encontrado a alguien tan magnifico para compartir sus días... y sus noches. Parecía que al sur eso no estaba bien visto. No era cosa mía.

Tranquilamente salí al exterior donde la lluvia caía. No me acababa de gustar. Era floja, como casí todo lo que había encontrado por esos lugares, caliente y no te aplastaba bajo su peso.

Nunca habia acabado de entender como se podían crear hombres y mujeres fuertes con un tiempo tan dulce y amable. Y sin embargo lo habian conseguido y tenía la suerte de conocerlos.

Quizás incluso un día, tal vez cuando al tomar el castillo acabará la guerra, podría ir a buscar y visitar a mi clan. Seguro que mis hermanos estarían complacidos de saber que habia encontrado a gente digna entre los pomposos blandos del sur.

Vale, no eran pictos. Pero nadie es perfecto.

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04/12/2013, 01:47
Lhiannon

El crepitar de las ascuas se mezclaba con los comentarios y las subidas de tono de los compañeros de tienda. La compañía se había vuelto más entretenida e interesante que cualquier labor del hogar para matar el tiempo y la ausencia de Babd fue rápidamente llenada por las palabras y el choque cultural entre ambos guerreros. La postura del romano no le fue ninguna sorpresa sin duda, pues ya había estado y convivido entre algunos, donde la presencia de machos astados siempre terminaba en disputa por saber quien tenía la cornamenta más grande, sobretodo si su hembra estaba delante, pero el discurso descuidado del picto, le maravilló de cierta forma; salvaje y sin medida ni decoro, todo diferente a lo que había conocido en la Bretaña y sus días por Britania.

Había escuchado poco de los clanes de más allá del muro de Adriano, los guerreros desnudos defendidos solamente por los símbolos protectores de pigmento azul y las disputas con los celtas desde los años anteriores a la conquista romana. Pero para ella, era la primera vez que veía a alguien así.

Vio como éste se marchaba de la tienda tras las azoradas palabras con el romano y con presteza se recogió el cabello para trenzarlo mientras escuchaba cómo las cristianas trataban de complacer a sus maridos con caldos y atenciones. Sonrió y salió de la tienda camino del viejo roble dejando las pieles tras de sí.

-Jamás he empuñado arma alguna que no fuera un cuchillo para trinchar la carne en una matanza. Lo que habéis dicho ha tenido especial sentido, guerrero Mailcon, los enfermos y los heridos pasan a estar bajo nuestra protección de tienda hacia dentro. Mi esposo nunca se planteó llegar a enseñarme a ensartar a un sajón con daga o lanza, pero con gusto tomaría una clase mientras la lluvia refresca y la batalla se acerca. Si tuviera que sangrar de nuevo hoy, a los dioses pido que no sea de nuevo por aguja. - Sonrió mientras se acercaba a él y se acomodaba de espaldas al tronco del árbol. Mantenía un chal de lana sobre sus hombros y la trenza le caía por un lado del cuello, para facilitar cualquier movimiento que el picto estuviera dispuesto a enseñarle.

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04/12/2013, 12:20
Mailcom

Me levante tranquilamente

-No tengo por costumbre hablar por el placer de escuchar mi voz y cuando ofrezco algo es para darlo.-

Estire una mano hacia ella ofreciendome a ayudarla a incorporarse

-Pero lo primero es que elijaís que armas quereís aprender a utilizar. Se manejar bien la lanza larga y el arco pero se que los sureños preferís las espadas.

Con ellas soy bastante peor pero os puedo dar algunas lecciones básicas para luego reforzarlas con trucos contra lanzas y vuestros propios instintos.-

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04/12/2013, 16:02
Éire, hija de Ederrn

Otra vez lo hacía, sin decir nada bajé la mirada en silencio, mirando mis manos entristecida. Quería que él hiciera la función de un marido, pero parecía que no lo entendía. Quería contarle la nueva "buena" pues había estado todo el día pensando en cómo decírselo, pero...  Suspiré levantándome.-Buena noche, mi señor.-Mi voz salió rota por el dolor y la tristeza. No esperé a nada más. 

Acercándome a mi camastro, acomodé algo mejor las pieles, para después haciendo un "apaño" sujeté dos telas que cubrieran donde estaba. Lentamente me cambié de ropa, dejando el vestido a un lado para a la mañana siguiente lavarlo. Me puse ropa seca y tras recoger las telas que me habían servido de cortina, me acosté sobre las pieles, cubriéndome perfectamente. Sentí cómo el frío calaba todos mis huesos, cosa que me hizo temblar, lentamente pasé mi mano por el vientre acariciándolo con mimo. Me sentía tan sola, tan triste ¿Por qué? Cerré los ojos con cansancio, mientras giraba mi cuerpo, dando la espalda a los demás, escondiéndome bajo aquellas gruesas pieles que poco a poco fueron calentando mi cuerpo.

Lágrimas silenciosas caían por mis mejillas, pero yo hacía lo posible por ocultarlas, tanto fue que cerré los ojos buscando caer dormida. Y así fue.. Tras varios largos minutos, el sueño llamó, dejándome relajada bajo aquellas calientes pieles que cubrían todo mi cuerpo y solo dejaban asomar las largas hebras avellana,

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04/12/2013, 20:21
Defi el Temerario

Las conversaciones se iban sucediendo en la tienda, y algunas de ellas calmaban los ánimos, mientras que otras parecían exaltarlos, como si la guerra, y la situación en la que se encontraban, tuviera menos valor que la necesidad de demostrar lo que unos y otros opinaban. 

Fuera como fuese, salía Mailcom a la lluvia de fuera cuando un hombre corpulento, con una armadura bastante reforzada y de buena calidad, acompañado de dos guerreros, se acercó a la tienda.

Se trataba evidentemente por sus andares de Defi, y no tienes problema alguno en reconocerlo. De hecho su vozarrón se oye perfectamente dentro de la tienda

- Maldita sea esta lluvia, este tiempo y esta inactividad. A ver.... tu, el picto. Dile a tus compañeros que salgan. Os vais a hacer una cosa para mi