Partida Rol por web

¿Y qué pasó después?

Callejón Diagón

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17/03/2014, 16:53
Narrador

Se escuchó el sonido de algo deslizándose, y pronto salió la figura del señor olivander sobre una escalera que se deslizaba por la pared llena de cajas de varitas. Se subió al taburete de detrás del mostrador y sonrió a todos los recién llegados.

-Vaya vaya vaya... Señores, señoritas, bienvenidos...-

Sin siquiera preguntar, se dirigió hacia la parte mas alta de la pared y sacó de uno de los huecos una caja alargada, para después bajar y colocarla sobre la mesa. Siguió el proceso por varios lugares de la tienda, incluso tardó 5 minutos en conseguir una de las varitas, la cual ni siquiera estaba a la vista.

Una vez tubo las tres cajas sobre la mesa, los miró a todos con una sonrisa.

-Venid pequeños, venid, cada uno al lado del otro.-

Esperó a que lo hiciesen y cambió el orden de las cajas según se iban colocando.

-Con que Reed Ravenclaw ¿Eh?... se esperan grandes cosas de ti en tu familia pequeño. A ti, Alma Blanchett, te aguardan grandes descubrimientos... Cristopher Taylor, tan revoltoso como de buen corazón, y finalmente Luke Wright, callado pero grandioso, ¿No te di la varita ya hace un tiempo?. Os estaba esperando a todos vosotros, hay varitas que llevan esperando que las toquéis toda una vida. Y, quizá me equivoco, pero estas son las que van a estar a vuestro lado durante toda la vida.-

 

Notas de juego

Tiradme 1d10. Todos menos Luke. Si sacáis 4 o + la varita será vuestra y os mostraré la imagen. Si no, narrad como Olivander se sorprende y va a por otra caja.

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17/03/2014, 16:57

Te encuentras en la tetería tomándote la cerveza cuando te das cuenta de que la mayoría de magos van acompañados de un animal.... ¡Tu mascota! Se te ha olvidado por completo... 

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17/03/2014, 16:58

Estás absorto entre tantos pensamientos sobre historias y cuentos sobre magos, no te das cuenta de que por segunda vez la señora te está llamando la atención hasta que una campanilla te despierta del ensimismamiento. Es la señora con una campanilla en la mano, que te mira fijamente requiriendo el dinero que cuestan los libros. Cuando le das el dinero te devuelve una sonrisa.

-Siguiente-

Sales de la tienda y vas a tu siguiente destino... ¿Qué vendrá ahora?

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17/03/2014, 17:35
Cristopher Taylor

Cristopher solo quería abrir la caja que tenía delante pero rodeado de gente como estaba y sabiendo que tendría los ojos de su padre clavados en su espalda, esperó a ver que es lo que pasaba.

- Tiradas (1)
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17/03/2014, 17:57
Johan McArthur

Asentí a la dueña con el gesto ensimismado mientras echaba un último vistazo al Compendio de criaturas monstruosas del armario, de Pipiolín Stravaganzza, que prometía impedirme volver a dormir tranquilo sin haber encadenado la puerta del guardarropa.

-Ehhhh... Muchas gracias señora.- Dije con una sonrisa al recoger los libros.

Salí del lugar con la bolsa cargada de libros y sin dudarlo ni un segundo saqué el ejemplar de Una Historia de la Magia, escrito por una tal Bathilda Bagshot y me embarque en su lectura mientras esquivaba viandantes por las diferentes partes del callejón. Esta práctica me habia costado miles de chichones y cicatrices pero al final había logrado dominarla y era algo de lo que estaba muy orgulloso.

De alguna manera acabé en Ollivander donde me encontré con otros niños como yo, futuros estudiantes de Hogwarts.

-Hummmm Hola.- Dije antes de guardar mi libro junto con el resto.- ¿Quién es el último?

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17/03/2014, 18:59

-Vaya vaya... a usted estaba yo esperándole señorito Johan McArthur... Acérquese y colóquese aquí...-

Sacó una caja que había guardado bajo el mostrador y la colocó sobre la mesa junto a las otras tres cajas que allí se posaban frente a los tres magos que estaban uno al lado del otro y señaló en frente de la cajita nueva, la cual esperaba ya un dueño.

Cristopher sin poder esperar mas, sacó su varita de la caja y esta empezó a emitir chispas que lo envolvieron entero otorgándole por unos segundos un color verdoso claro como el césped para después desaparecer. La varita, poseía la belleza de lo verde en el mas claro de los días soleados.

-Bien.. la primera varita ya ha sido elegida.. ¿Quien de vosotros será el siguiente en probar la suya?-

 

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17/03/2014, 19:42
William de Northingshire

Después de terminar mi enorme jarra de cerveza de mantequilla, henchido de satisfacción, pago y me voy de la terraza.
 

- Como un campeón. -pienso para mis adentros.

Mis pasos me llevan hasta una pequeña tienda en la que puedo conseguir a un precio ajustado las tres dichosas túnicas de trabajo. Lo malo es que como que tienen que arreglármelas para que pueda yo caber en ellas, me sale lo comido por lo servido.

- La próxima cerveza de mantequilla, de tamaño normal.

- Solo faltan 3 libros, el telescopio y.. ¿una mascota? En la carta pone "podrán", pero no dice nada de que "deberán". En caso de necesidad, siempre puedo pasar por algun centro de adopciones. Una lechuza, una rata, un gato o un sapo.. Si tuviera que ser algo, sería una lechuza. Creo que podría hacerme compañía, aunque no entiendo el motivo de la mascota. ¿Será para que nos responsabilicemos de una vida? ¿Y qué necesidad tenemos de preocuparnos por cuidar a un bicho? ¿Esto no nos distraerá de APRENDER, que es lo que REALMENTE importa y para lo que uno va a la escuela?

Llego a Flourish y Blotts, en pos de los tres últimos libros y, con suerte, el telescopio. Me zafo hábilmente del tendero y me voy a la sección de libros de segunda mano. Empiezo a buscar en los estantes los tres libros que me faltan, en la misma zona en la que una mujer mete un par de volúmenes dentro de un cesto.

- Pues vaya elección. Entre todos, se lleva el de los lomos estropeados. Cualquiera se habría decidido por el del estante inferior. Obviamente se trata de la edición de lujo, comentada por Atticus Libberdale. Y va y lo pasa por alto. Y yo no tendría que meterme.. Nchts. -Señoraeldelestantedeabajoes.. mejor

Evito la mirada del vendedor, cojo una segunda edición de uno de los manuales, una edición nueva del segundo y una que incluye algunos textos expandidos del tercero, mientras me pregunto quién hará la selección bibliográfica de los textos de estudio.

De la segunda edición, cae una hoja amarillenta, vieja y acartonada, plagada de sígiles y símbolos arcanos.

- Puede que sean los apuntes de otra persona.

Los vuelvo a introducir, distraídamente, entre las páginas del libro, pago y salgo de Flourish y Blotts con mi valiosa carga. Después de comprar el telescopio, aún me sobra algo de dinero.

- La tienda de animales.

Empujo la puerta y el hedor casi me devuelve sobre mis pasos. Al instante, se organiza un estruendo digno de una orquesta de música clásica contemporánea.

Una mujer de mediana edad, baja, redonda, con un loro en uno de los hombros y el hocico de una rata asomando por uno de los bolsillos de su desgastada bata, sale de la trastienda.

Tras hurgar un buen rato por ahí, Iulius pasa a ser de mi propiedad. Es pequeño, con cara de pocos amigos y una actitud claramente hostil. Parece que odie al resto del mundo y quiera alejarlos a todos. O comérselos, no lo tengo muy claro. El caso es que me gusta. Creo que nos llevaremos bien.

 

 

 

 

Notas de juego

/En la tienda de animales

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17/03/2014, 21:47
Alma Blanchett

De pronto la jovencita estaba rodeada de alumnos, que podrían ser sus compañeros de clases, o de casa incluso, amigos, enemigos, amores o simplemente conocidos, Alma tuvo en ese instante una sensación de que todos los chicos que estaban ahí, y ella misma, tendrían sus destinos muy unidos, demasiado unidos, suspiró y miró a Luke a su derecha, y al joven de cabello rubio y lacio al otro, luego se giró hacia su padre, el que se había quedado conversando con los padres del joven, su padre tenía una habilidad asombrosa para relacionarse con otros.

Los tres chicos estaban entusiasmados, algunos más que otros, y Luke a su lado, él ya había pasado aquello, mojó sus labios y miró a aquel hombre de cabello rebelde y cano que al verlos los reconoció en el acto, incluso al joven que cuyos padres dijeron que no eran del lugar, pero cuando dijo su nombre, la chica abrió mucho sus ojos, los que brillaron hermosamente, no se podía obviar el hecho que la pálida Alma tenía un brillo distinto al de otras jóvenes, aunque ese brillo hiciera saltar las sensaciones de miedos en algunos.

La campana de la entrada sonó nuevamente, y otro chico entraba a la tienda de varitas la fama del viejo Ollivanders era conocidas en todas partes, y muchos referían las varitas de él, de hecho, muchas de las varitas de este hombre habían sido vendidas a muchos magos de renombre, buena y mala, claro está. El mismo Tom Marvolo Riddle había comprado su varita con la pluma de fenix, dejando a su gemela que sería tomada muchos años después, por un mago que tuvo el valor de derrotarlo. Su padre conocía a Potter, habían estado en la Orden del Fenix, como aliados, él y Potter eran grandes amigos.

- ummm creo que no importará - le dice encogiéndose de hombros, el chico que llegaba estaba al lado del chico de cabello rubio lacio que era el primero que recibía su varita, los brillos la rodearon y ella quedó maravillada, ahora tomando algo de aliento para abrir la cajita, y ver aquella varita...

Alma llevó sus dedos helados a esa varita, y al tomarla, esta comenzó a brillar, y lanzar brillitos dorados que cayeron sobre su cabeza y la rodearon como lo hicieron con su compañero, aquella era su varita, una varita demasiado particular, que encerraba el secreto de su origen y de su futuro, la joven quedó mirando la varita mientras el viejo parecía estar sonriendo. Era un varita hecha de espino y en su corazón había el encanto de una veela...

 El fabricante de varitas Gregorovitch escribió sobre el espino que con él se produce una varita extraña y contradictoria, tan llena de paradojas como el árbol que la produjo, cuyas hojas y flores sanan pero cuyas ramas cortadas huelen a muerte. Aunque no estoy de acuerdo con las conclusiones de Gregorovitch, los dos coincidimos en que las varitas de espino son complejas e intrigantes en su naturaleza, como los dueños con los que funcionan mejor. A las varitas de espino se les da particularmente bien la magia curativa, pero también los maleficios. He observado que la varita de espino se siente cómoda con las naturalezas que están en conflicto o con un mago o una bruja que está pasando por un periodo de agitación. Sin embargo, el espino no es fácil de controlar, y solo se me ocurriría poner una varita de espino entre las manos de un mago o una bruja de comprobado talento, o podría haber peligrosas consecuencias. Las varitas de espino tienen una peculiaridad: si sus hechizos no se saben controlar bien pueden volverse contra el que los hace.

Ahora la pequeña esperaba  la explicación del vendedor, su padre ya estaba  detrás de ella con gran emoción y orgullo de ver a su retoño con su varita.

- Tiradas (2)
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18/03/2014, 11:56
Adam Resse

Adam caminaba con un ser gigante a su lado, como era de esperar estaba sorprendido de ese lugar. Ya antes de entrar al callejon fue algo increible.

 El caldero Chorreante el lugar de Tom fue el mejor de todos, tanta cantidad de magos y brujas eso era muy magico por asi decirlo.

- Bueno Adam aqui tienes un poco de dinero, cuando los magos que viven alejados de su familia reciben un poco de dinero para comprar sus utilies. Primero iremos por tus libros.

Estuvieron tiempo recorriendo los lugares buscando sus materiales iniciales, libros, caldero, etc. Inclusive Hagrid tenia que sacarlo para no comprar libros descabellados como "Encante a sus enemigos y sorprenda a sus amigos" o un caldero mejor que el debia comprar, ya cansado y viendo una tienda de escobas voladoras mientras Hagrid observaba cual era su ultimo lado para ir.

- Bueno Adam es hora de ir a Ollivander, tu entra y yo te espero aqui.

Sin mas que decir Hagrid se alejo bastante mientras miraba el unico lugar donde podia comprar una varita, Ollivander. Abri la puerta y me sorprendi viendo la cantidad de varitas que hay.

Notas de juego

Interior tienda Ollivander:

Alma, Cristopher, Luke y Reed, Adam.

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18/03/2014, 12:07
William de Northingshire

Salgo de la tienda de animales. El espectáculo tiene que ser de canal de pago. No puedo evitar verme reflejado en el escaparate de una tienda de varitas. Algo menos de un metro y medio, gordo, con una gafas gigantes sin las cuales me costaría leer, un carrito de la compra hecho con alambres y lleno de cachibaches en una mano y una jaula con un pájaro que, parafraseando a los de una vieja serie de dibujos animados, es amigo de nadie y enemigo de todos, en la otra. Sonrio.

- Sí, éste soy yo.

- ¿Pero quién hay detrás del cristal? ¿Quién funde su imágen con la mía? ¡Dios! ¡Es cómo un híbrido de "Jo", la protagonista de "Los cinco" de Enyd Blyton y Carolyn Jones, Morticia en la Familia Addams!

Dejo el carrito a un lado, la jaula con Iulius al otro y empotro mi cara contra el cristal, para que no me moleste el reflejo de la gente que pasa detrás mío.

- Está en Ollivanders, y juraría que tiene mi edad.. ¿Irá conmigo a Hogwarts? ¿Qué le gustará leer? Quizá a los clásicos de la teoría mágica, a  Jules Devon Pierre y su "Desarrollo de la Parma Mágica", o a Pyros Caertis, el ex Flambeau que expuso sus teorías en "Creo Ignem: técnica y forma". O quizá prefiera las novelas. Sí, tiene que gustarle Verne, y Stevenson, y London, y Mary Shelley y con ese cuello tan estilizado, seguro que también Brahm Stoker. O quizá lea a  Austen, a Chevalier y a Joanne Harris. Sí, es una chica y seguro que le gusta más el estilo de estas últimas. Pero a las chicas también les gusta Byron, y Stendhal, y Wilde.. ¡O, Dios, sí! ¡Eso es! ¡Tiene que adorar el ingenio de Wilde!

- ¿Y ese pelo?.. Es.. es una lluvia de ámbar que se desliza, y se mece, y juega, y retoza, traviesa, al son del viento!

Despego mi cara del cristal, cojo mis carrito de la compra de alambre, hasta arriba de trastos, la jaula con Iulius, el huraño búho enano, y entro, empujando la puerta con la cabeza.

- ¿Y esos ojos? Son.. son enigmáticos, etéreos y a la vez densos, como las nubes de una tormenta, amables y sutiles como una caricia de algodón.. Brillantes, sagaces como una centella.. Oh, si me mirara..

- ¿Y esos labios? Quintaesencia de rubíes, promesa de ambrosía, alma y llama, delícia de encarnado nácar.. Sí los pudiera tocar con los míos..

Voy remoloneando por la tienda, miro una réplica de una varíta, me acerco un paso más al grupo de la joven, contemplo una lámpara del techo, miro de soslayo a la chica, doy un paso más, me acerco y haciendo acópio de valor, sutil y discreto como un sonoro pedo en una Iglesia, me dirijo a la chica de los lunares y le digo..:
 

- Pues si te gusta Joanne Harris, te va a encantar Tracy Chevalier.

 

Notas de juego

/En Ollivanders

Nota master: Lo pongo para que lo vean todos.

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18/03/2014, 13:30
Reed Ravenclaw

Reed había dado un paso atrás cuando el viejo Ollivanders había dicho su nombre, y también su apellido.

No es que no quisiera que la gente supiera que era un Revanclaw, pero si le resulto incomodo que de repente pasara a ser el centro de atención. Sin embargo, parecía que estaba entre gente más sensata más humilde, y después de la frase no llegaron a él con manos ociosas y comentarios ladinos, como solía decir su padre.

Ni los niño ni los adultos se inmutaron, así que respiro tranquilo.
Mas gente entraba, niños, en esencia, parecía que todos habían decidido comprar su varita aquel día.

Alguno pregunto quien daba la vez, y el mismo levanto el brazo, pero viendo que la cosa se podía demorar, y que el resto parecían ya tener lo suyo se acerco al mostrador y lleno de energía levanto la tapa de la caja de varitas para echarle un vistazo.

Esperaba algo llamativo, algo noble, algo. Y sin embargo, cuando abrió la caja vio una varita pequeña, plateada, puntiaguda.

Se le torció el gesto, de alguna manera no estaba muy conforme con lo que veía, pero era su varita.

Fue a cogerla cuando de repente, en un alarde de rapidez el viejo tendero movió sus manos y quito la caja y la varita de la trayectoria de la mano de Reed.

Este dio un brinco atrás, y lo miro con asombro.

El tendero se disculpo, y murmuro algo sobre que esa varita no debía estar donde estaba, se perdió en la trastienda de la tienda, no tenía claro si para buscar una nueva varita, como para esconder bien la que le había enseñado, aquel pequeño dardo de plata.

Mientras Reed miro a su alrededor, y más niños había allí. Todos mirándole y algunos esperando su turno.

No pudo evitar mirar las varitas ya entregadas, las de Alma y Cristopher. Le llamo la atención la de la joven, era bella, de una manera abrupta y natural, extraña combinación. Sin duda ella era una chica especial.

Volvió la vista hacia el mostrador al darse cuenta de que miraba con intensidad al resto de los presentes. Los nervios le estaban carcomiendo, y si no conseguía una varita. Como se lo diría a su padre….

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tienda de Ollivanders:

Adam, Alma, Cristopher, Johan, Luke, Reed y William. 

Pues la tirada no salio. Asi que ya me dira la directora que es lo que ocurre. XD

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18/03/2014, 13:57

En cuanto vio a alma sostener su varita este sonrió para sus adentros. Estaban predestinados, había acertado a la primera... Empezó a explicar todo lo que sabía de la varita hasta que algo le interrumpió en seco, dejando la explicación de lado. (Lo que explica es lo posteado por Alma)

-Vaya vaya vaya.. hoy es el día de las visitas ¿no es cierto señor Adam Resse? ¿Qué le trae por aqu... ah.. claro.. . pongase junto al señorito Reed...-
En cuanto vio a Reed estar a punto de tocar aquella varita se la quitó de las manos corriendo y deprisa, algo asustado. Marchó a la trastienda y volvió al cabo de unos minutos con dos cajas mas, las cuales colocó una al lado de la otra, una en frente de Reed y la otra justo en el pequeño hueco donde debería colocarse Adam.
- Abra la caja que tiene en frente señor Reed... y veamos si esta es...- Reed abrió la caja y sacó la varita, la cual en un principio no hizo nada, pero después empezó el aire a ascender hasta que pareciese que estaban cayendo al abismo propio. El señor le quitó la varita acto seguido y marchó refunfuñando a la trastienda, de donde volvió con la misma caja que le había quitado de las manos antes.
-No puede ser... pero probemos... cuando yo lo diga... agachaos todos.. esto puede terminar echo un desastre.-
Reed abrio la caja y volvió a descubrir aquella pequeña varita de color plateado pequeña y puntiaguda, la cual brillaba del mas blanco puro y estaba ribeteada en dorado. La cogió con sumo cuidado, pues le había asustado un poco lo que había dicho el viejo Olivander.

Nada. No ocurrió nada en absoluto. Una mueca salió del rostro del anciano señor.
-¿Como puede ser posible?...esta varita... tenga cuidado señorito Ravenclaw, esta varita le aguardará muchas sorpresas... y las tendrá que afrontar usted solo o en compañía... y sobretodo tenga cuidado de no hacer sufrir a los que le rodean. El éxtasis no siempre es agradable y bueno señor Ravenclaw...-

Miró al resto y sonrió expectante.
-¿Quien será el sigu...-
La puerta se abrió de nuevo dejando ver a Wiliam. Se echó a reír un poco.
-¿Qué se le ha perdido por aquí señorito Wiliam Northingshire? ¿Quizá esto?-
Sacó de debajo del mostrador una varita bastante sencilla pero a su vez bonita.

Era un burdo truco de magia aprendido años atras para divertir o molestar a los niños de manera divertida. En realidad no la había perdido, solo se la había cogido transportándola hacia su bolsillo.
-No se preocupe señor William, no la ha perdido jajaja. Solo quería animar un poco la cosa, veo que están todos muy serios y esto debería rebosar alegría.-

Notas de juego

La primera es la varita de Alma, la segunda, es la de Reed y la tercera la de William.

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18/03/2014, 14:23
Alma Blanchett
Sólo para el director

Notas de juego

Master me permite hacer que el viejo le cuente que la varita tiene el núcleo del cabello veela, y que esa veela tuvo una nieta, que tuvo una varita gemela, pero que esa pobre niña no tuvo una vida feliz y que sufrió mucho la persecución de los mortifagos? Esa es la madre de alma, que tenía sangre veela, Leonore Baudelaire.

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18/03/2014, 14:23
Adam Resse

Adam mira la varita que tenia adelante o mejor dicho la caja que tenia adelante, se acerca despacio y luego mira a los demas. Era la primera vez que tocaba una y toma mirando a Ollivander esperando que le dijiera algo y por inercia sacude la varita suavemente esperando que pasara algo.

Luego observa al chico nuevo que entra y que se dirije a la joven, porque los chicos andaban como locos se ve que esa chica era algo particular.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Elige mi varita master tienes un buen gusto jaja

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18/03/2014, 14:42

Te lo permito querida ^^-

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18/03/2014, 14:29
William de Northingshire
Sólo para el director

- ¡Eh! ¡Mi varita!

La tomo rápidamente, sin miramientos, y la exámino de arriba a abajo, en busca de todas las marcas y señales de desgaste que ha sufrido después de siglos de uso.

La cojo de la empuñadura, cierro un momento los ojos y dejo que la quintaesencia de la varita se funda con la mía. Permito que su cálida energía me envuelva la mano y trepe por el brazo, dejando tras de sí una familiar e informe sensación de cosquilleo.

Cuando estoy seguro de que es la mía, abro los ojos, y con  delicadeza, vuelvo a introducirla en el bolsillo interior de la túnica, de donde nunca debió de haber salido.

Le dedico una forzada sonrisa amable, me doy cuenta de lo ridículo de la situación y...

- ¿Cómo me ha llamado? ¿Nos hemos visto antes?

Notas de juego

Mi intención es asegurarme de que esa varita es MÍ varita.

 

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18/03/2014, 15:07

sí, es tu varita, solo quería mostrar como era, me hacía ilu :3

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18/03/2014, 15:08
William de Northingshire
Sólo para el director

¡Que son 3 puntos en Maravilla, leñe! ¡Que se me sale el corazón por la boca!

Me hacía ilu, me hacia ilu.. Anda que no le ha ido bien a según quién que desviaras la atención..

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18/03/2014, 15:26
Reed Ravenclaw

Reed no estaba seguro de lo que pasaba, aquella varita no parecía ir con él, pero Ollivander había dicho que debía quedársela.

Torció los labios en un gesto de contrariedad, y por un momento pensó que había algo definitivamente mal en todo aquello.

Lo primero era que no hiciera absolutamente nada al moverla, lo segundo, que parecía que aquella varita había tenido otra historia antes de él, antes de que la hubiera tocado.

Como si la historia de la varita y la suya fueran distintas.

Estaba a punto de alzar la voz para decir que aquella varita no podía ser la suya cuando casi de repente la varita empezó a echar chispas pequeñas de color plateado, al acercársela a la cara no lo puede creer, unas pequeñas chispas.

En un alarde de impulsividad Reed agita la varita delante de sí, que comienza a vibrar como si tuviera vida propia, con ambas manos la agarra para que no salga volando a ningún lugar, y luego con energía da tres pases en circulo por encima de su cabeza y apunta con ella al suelo.

En ese momento un torrente de fino de polvo plateado que brillaba como si se tratase de estrellas en miniatura le cubre rápidamente desde los pies a la cabeza.

Reed tiene los ojos abiertos como platos, pero la boca bien cerrada. Polvo de plata cubre al muchacho hasta que durante unos instantes no se ve nada mas en el lugar donde estaba el joven muchacho.

Y sin embargo, como apareció, desapareció. Lentamente la capa de polvo brillante desaparece mientras el muchacho mira la pequeña varita, que en sus manos parece un juguete, con cara de asombro.  

De fondo se escucha la voz del viejo Ollivanders que sonríe con complicidad al tiempo que asiente ante el joven y el resto de los presentes.

.- La varita te ha elegido por completo, antes solo te probaba-.

Reed, no podía creerlo, tenía una varita, una varita extraña que parecía tener un propósito difícil de predecir, las otras palabras volvieron a su mente, y decidió grabarlas en su mente porque podrían tener mucha información.

… tenga cuidado señorito Ravenclaw, esta varita le aguardará muchas sorpresas... y las tendrá que afrontar usted solo o en compañía... y sobretodo tenga cuidado de no hacer sufrir a los que le rodean. El éxtasis no siempre es agradable y bueno señor Ravenclaw...

Que significaban aquellas palabras, que era aquel éxtasis, quizás fuera lo que había sentido al tenerla en la mano. Quizás fuera la energía impermeable que le había cubierto, o puede que estuviera hablando de otra cosa. El joven no podía quedarse con aquellas dudas.

Si no le molesta, me gustaría saber más sobre esta varita.

No sabía exactamente que podía averiguar, quizás el nombre, de que estaba hecha, a quien había pertenecido antes, si es que había pertenecido a alguien más. Porque ahora que la tenía en la mano, tenía la sensación de que ella misma tenía mucha personalidad, incluso más que él, y que sería un reto mantener el control sobre ella.

Tenía muchas dudas, y solo esperaba que pudieran respondérselas. Sin embargo, aun quedaban muchachos por atender. Y suponía que tendría que esperar para sus respuestas.

Así que allí permanecería hasta que alguien le diera una respuesta.

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18/03/2014, 15:48
Alma Blanchett

Los niños recibían sus varitas, una a una, los destinos de los nuevos magos eran revelado, y como suele suceder con cosas así, no es claro, el destino es caprichoso, nos entrega pistas para poder simplemente confundirnos más. La pequeña Blanchett tenía entre sus dedos aquella varita tono verdoso pero con un brillo que parecía ser plateado, Alma la agitó un poco más, pero con temor, girándose hacia aquel hombre que atendía a los demás chicos. 

Luke estabaa  su lado, pero mantenía un silencio casi solemne, aunque para Alma, parecía más bien distraído, quizás intentando escuchar la conversación de los padres que estaban detrás, a unos pasos, ellos, cuales águilas que vigilaban a sus  polluelos, miraban desde distancia los primeros pasos de la adultez.

Un chico aparece de pronto, e interrumpe el intento de Alma de que le expliquen que era su varita o que le depararía el destino, Alma gira su rostro pálido hacia aquel chico, de cabello rubio, aunque muy peinado, tenía un aspecto graso, y aquellas gafas enormes que cubrían gran parte de su cara, Alma imaginó que eran demasiado pesadas, como las gafas del nono Thomas.

- eh... hola...- susurró sonrojada, pero nuevamente, ese color apenas  aparecía en su clara y lechosa piel - cre...creo que esas autoras son muggles... creo que mi papá las ha leído, lo... lo siento - se encoge de hombros disculpándose por no conocerlas, ella ha leído muchos libros, le gustan, pero de momento casi solo ha estado leyendo autores del mundo mágico. Alma dio un paso más hacia atrás, casi hundiéndose en el costado de Luke, al sentirlo en su espalda, se gira hacia él, y susurra apenas un "disculpa". ¿quién era este chico?, ¿de dónde había salido?¿y por qué le hablaba como si la conociera de siempre?. Alma suspiró abrumada cuando los ojos despiertos del viejo Garrick Ollivander se posaron sobre ella.

Garrick Ollivander: veo que tienes una cara de extrañada, pequeña - dijo el hombre dejando que los demás chicos disfrutaran de sus varitas - aguarde un poco, señorito Ravenclaw - no lo miró, sino que estaba atento en Alma que estaba casi hundida en sus hombros, en su chaqueta, esperando poder desaparecer, de pronto se sintió irremediablemente el centro de atención, y eso la intimidaba horriblemente, aunque ahora tomaba más en atención al apellido del chico de rostro anguloso. ¿será de aquella familia?. Alma pensaba que los descendientes de los cuatro fundadores de las casas de Hogwarts habían desaparecido entre los matrimonios y los apellidos, pero no,delante de ella había un descendiente de Rowena Ravenclaw.

Garrick Ollivander: tú varita realmente es muy especial... demasiado especial... el espino produce una varita extraña, tan llena de paradojas como el árbol que la produjo, cuyas hojas y flores sanan pero cuyas ramas cortadas huelen a muerte.  He observado que la varita de espino se siente cómoda con las naturalezas que están en conflicto o con un mago o una bruja que está pasando por un periodo de agitación, pero creo que en tu caso es lo primero, mi ojo no falla... eres una señorita en dos mundo, por decirlo de una manera. Sin embargo, el espino no es fácil de controlar, y solo se me ocurriría poner una varita de espino entre las manos de un mago o una bruja de comprobado talento, o podría haber peligrosas consecuencias, pero creo que Alphonse te enseñará bien, - sonrió de medio lado, pero esos labios ladinos parecieron ocultar algo - pero debes tener cuidado, señorita Blanchett, las varitas de espino tienen una peculiaridad: si sus hechizos no se saben controlar bien pueden volverse contra el que los hace.-  hace una pausa por unos segundos, y se inclina desde la vitrina hacia la chica, que lo queda mirando casi hasta ponerse turnia, porque el hombre la mirada desde arriba.

Garrick Ollivander: pero tu varita es más peculiar aun... yo hice dos varitas iguales, la que tienes tú y su gemela, y ambas tenían en su corazón un cabello de una hermosa veela, su nombre era Aurora, - suspira, como si recordara algo realmente que le agradaba - ohhh la bella Aurora me dio dos de sus cabellos, son como  hilos de plata  y yo cree dos varitas, las dos de espino, -  sonrió suavemente -  una de esas varitas le perteneció a su nieta, Leonore Baudelaire, una hermosa jovencita que se parecía mucho a ti a decir verdad, una jovencita dulce que estuvo  luchando contra lo que todos sabemos-  apretó los labios molesto, pero luego sonrió de nuevo a la joven Alma -  pero por desgracia no tuvo una vida larga ni feliz, o eso creo... espero sinceramente que esta varita sea de mejor sino para ti, jovencita, y recuerda, las varitas con el pelo de veela, son varitas también muy temperamentales, por decirlo de una manera, como sus dueñas... y sí, estas varitas, son muy pocas, y solo son para chicas -  se irguió y se giró hacia los demás chicos para atenderlos.

Alma quedó mirando esa varita, pestañeando, sentía algo de miedo, y de pronto creyó que era demasiada responsabilidad, pero luego respiró profundo,  una y dos veces, reconociendo que no, que si la varita la ha escogido, es porque es lo correcto, porque así debe ser. Alphonse estaba atrás, y había escuchado la historia, su cara se  había tensado, y casi mostraba un atisbo de rabia, por el rictus tan rígidos que tomaron sus labios, pero no se acercó a su hija, Alma sonrió de nuevo, mirando extasiada su varita tan linda, le gustaba como terminaba, eran rocos, que terminaban en una pequeña rosa en la punta.