Partida Rol por web

Young Avengers West Coast

Prólogo: un nuevo comienzo

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17/06/2020, 21:17
*Directora*

1 de septiembre, Los Ángeles, USA.

10:00 A.M.

Hacía un bonito día soleado y caluroso, y de alguna forma un otra habíais llegado hasta delante de aquella casa tan peculiar y no erais los únicos. Otros chicos y chicas estaban allí, tan perdidos como vosotros o eso creíais. Hacía un mes atrás, Tony Stark os ofreció uniros a la iniciativa Young Avengers. ¿El motivo? Solo él lo sabría. Algunos quizás estabais por recomendación, otro por llamar la atención por vuestra labor como héroes locales y otros quizás por redención. 

Sin importar el motivo, todos teníais algo en común: se os ofreció una beca de estudios en una prestigiosa academia a cambio de ser formados para ser super héroes. Tony se encargaría además de vuestra manutención mientras durara el curso escolar. Básicamente os estaba regalando un año de la posibilidad de conseguir una buena carrera en el futuro por el único precio de mejorar y entrenar vuestros dones.

La citación era para este día, la hora y la zona donde estabais, pero solo erais vosotros seis. ¿Os recogería el mismísimo Stark? ¿Y quién eran los demás? ¿La casa de enfrente sería vuestro nuevo hogar? Espera... ¿es que acaso ibais a vivir todos juntos?

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17/06/2020, 22:27
Félix Feng

Félix se acercó silvando, contento, con las manos en los bolsillos. Como si nada de todo aquello realmente le importase y con los ojos abiertos llenos de curiosidad. Le habían dicho que tenía que estar allí, estudiar y darlo todo. Mientras hacía repaso hizo un pequeño paso de baile sin darse cuenta.

Su ropa negra y sus botas junto con aquel gesto, dejaban claro que estaba escuchando algún tipo de rock o heavy.

Fue entonces cuando se percató de la presencia de más gente y con un gesto amable y enérgico saludó con la mano.

¡Hey! ¡Me llamo Félix! ¿Qué onda?

Dos segundos tardó en darse cuenta de que con los cascos con música a todo trapo era incapaz de escucharles, con lo que la paró para quitarse un casco y escucharles.

¿También venís al programa Stark?

Preguntó, volvió a mirar la casa. Era lo bastante grande para todos, así que era bastante probable. ¿Tendría la supertecnología de la que había escuchado hablar? ¿Serían dotados también ellos? ¿O sencillamente superdotados? ¿Parte del entrenamiento se basaría en no destacar entre humanos? Tantas preguntas y tan pocas respuestas. Encima Dorm se había quedado atrás o algo así, porque no lo veía por ningún lado.

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18/06/2020, 02:51
Maddox Matthews

El día había partido muy bien. Había armado un bolso grande con sus cosas, lo había tirado dentro del baúl del coche de su madre, y habían pasado a buscar a Reece. Eso había sido divertido, porque además de saludar a la tía del chico, había podido aprovechar de ver al OG, Gael. Goldie era su fan número uno. Aunque era más fan número uno de Reece, claro, pero es que el OG era genial. ¿Como no iba a partirse de la risa con las joyitas que le soltaba a su hermano mayor?

La cosa era que luego de recolectar a Reece, su madre los había llevado a Los Angeles. ¡Road trip! Se había pasado las 6 horas y media de viaje cantando a gritos, hablándole a Reece, peleando con su madre, bromeando con ambos, bah, hablando hasta por los codos. Es que al final seis horas se le habían hecho poco, ¡y hasta había quedado con temas a medias! A veces le pareció que Reece desconectaba, pero ella se quedaba feliz, porque estaba más que segura de que al menos la había escuchado dos horas completas. ¡Dos horas! Es que nadie más la escuchaba hablar tanto tiempo, ni su propia madre, que a veces fingía que no la escuchaba y se ponía a recitar sus meditaciones raras.

Cuando llegaron a la mansión, Goldie le dio un efusivo beso en la mejilla a su madre, un abrazo muy apretado, y se bajó de un salto del coche para ir a recoger sus cosas al baúl. - ¡Venga, Ri...Reece, muévete! - lo apuró, sacando su bolso y el de él para dejarlos en el suelo. Quería evitar que su madre se bajara también, aunque tenía la ligera impresión de que la pobre mujer quería un poquito de silencio, así que quizás aprovechaba de huir.

Buah, ¿crees que vayamos a vivir en una casa así? ¡Estaría de lujo! - exclamó mientras cruzaban la calle hacia donde ya habían algunos chicos. Goldie se distrajo un momento mirando la preciosa casa, y cuando volvió a mirar, ya estaban todos ahí. - ¡Abracadabra! - soltó con una sonrisa. Entusiasmada por empezar a conocerlos a todos, saludó primero al chico rubio que había llegado con los auriculares - ¡Hola Félix! Yo soy Maddox, o Goldie, o Gold, o Goldfish, pero me gusta mucho más Goldie porque sabe más bonito, ¿sabes? Pues eso, que Goldie está bien - se decidió asintiéndose a sí misma - Y este es Reece. Reece, Félix. Félix, Reece. - los presentó como si no hubiera acabado de presentarse ella también.

Se giró entonces al resto de los presentes y sus ojos se abrieron de par en par al notar a la joven de pelo negro y azul turquesa - ¡Jo-der! ¡Tú eres Rainbow Robbins! Mi mamá te ama. ¡Se va a morir cuando le diga que tengo clases contigo! - miró a la calle, por si el coche seguía ahí, y luego volvió a mirar a la chica. - De verdad, a ver si te la presento algún día, que es tu fan número uno. Te prende velas para que estés bien y todo, que hace tiempo que no te ve. - como si fuera su madre una amiga de toda la vida, y no alguien que la veía por la tele. Cayó entonces en que estaba excluyendo un poco al resto, y no quería eso, así que miró a los otros dos chicos presentes - ¡Tú te ves deportista! - exclamó al ver al rubio con el tono de quien hace un gran descubrimiento - ¡Por fin voy a poder a salir a trotar con alguien! Tú si me acompañas, ¿no? ¡O podemos ir a subir cerros! ¡O a patinar! O a lo que quieras, yo me ajusto. Mientras no sea ajedrez o esos deportes de mentira que juega Reece - miró al recién nombrado con una sonrisa divertida. En esa barrida de mirada, se encontró con una chica morena preciosa, y sus ojos se abrieron de par en par. - Como. Mola. Tu. Pelo. - se llevó ambas manos a las mejillas con sorpresa - Es... tan... ¡esponjositoooo! - chilló, mientras en su mente se repetía constantemente - No tocar, Goldie, te han dicho que es mala educación tocarle el pelo a los extraños. Que no toques. No. No toques. - ¡Y estás tan en formaaa! Seguro tú te vienes conmigo y...y... - miró al rubio, que acababa de caer en que no le había preguntado como se llamaba - A correr, o escalar, o nadar, o patinar, o lo que sea, ¿no? ¿no?

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18/06/2020, 03:52
Reece Harper

El día había partido mal, para empezar echaba de menos su armadura, y le preocupaba que los transportistas la hubiesen dañado o enviado a cualquier lugar que no fuese el destino correcto, aquello pasaba con más frecuencia de lo que podía parecer.
Aquello había traído varias cosas malas: que no pudiera patrullar en los últimos días y que no pudiese trabajar en ella, lo cual solía relajarle bastante. Pero claro, llevar la armadura en el coche de la señora Matthews no le había parecido lo correcto. Por no hablar de las dificultades de ocultar algo tan grande como una armadura en un coche.

Tuvo que aguantar una bastante vergonzosa despedida de su tía y de su hermano, con la mujer repeinandole con sus manos, la verdad es que aunque aquello era todo un salvavidas para la economía familiar, su tía se había pasado los últimos días especialmente empalagosa con él, lo cual no le gustaba en lo más mínimo. Y el pequeño de la casa tampoco se contuvo a la hora de la despedida, soltando burradas con a ver que hacía con Goldie.
Y lo peor no había hecho más que comenzar... Seis horas de absoluta incomodidad en aquel coche en el que apenas podía desviar su atención al móvil o al poco llamativo paisaje. Estaba acostumbrado a la presencia de Goldie, eso nunca había sido un problema, de hecho podía contemplar tranquilamente el móvil, estar trabajando en la armadura, leyendo un libro, a ella le daba igual, solo seguía hablando, y el sonido era relajante, no era que la ignorara, muchas veces le prestaba atención, pero había aprendido de alguna forma a filtrar lo importante de lo que no lo era, y es que muchas veces la muchacha parecía tener simplemente la necesidad de hablar.
El verdadero problema era su madre, no estaba preparado para según que bromas familiares, y mucho menos para que se pelearan mientras él solo estaba en medio con cara de circunstancia, podría haber intentado pasar, como solía hacer con situaciones incómodas, pero con ellas no podía. Lo peor de todo es que no encontraba la respuesta, ni al hecho de que no pudiera pasar, ni porque se sentía tan incómodo y avergonzado, y se suponía que era una persona inteligente...

Finalmente llegaron a su destino. Reece vestía con traje, le había parecido lo más apropiado para acudir a una cita de una beca tan importante, las opiniones en casa habían estado divididas, pues su hermano se había reído de él, y su tía lo había alagado, aunque aquello no le había importado demasiado.

-Muchas gracias por traernos señora Matthews.- Dijo educadamente el chico, para apresurarse a salir tras Goldie y coger su equipaje.

El muchacho miró con curiosidad el edificio y los alrededores, estaba bastante abstraído, fue una vez más Goldie la que lo trajo al mundo real con aquella pregunta para la que no tenía respuesta alguna, de hecho le hubiera dado igual por completo, de no ser porque por su mente se pasó la posibilidad de compartir casa, y eso hizo que se ruborizase un poco.
El "abracadabra" de la chica le hizo alzar una ceja sin saber que le picaba ahora, pero sus siguientes palabras le hizo fijarse en que había un grupo de muchachos allí, con los que Goldie enseguida entró en modo Goldie.
Un muchacho muy alto preguntó la primera obviedad, pero Reece prefirió no decir nada al respecto, ¿qué iban a hacer allí sino?
Dejó que la muchacha se encargara de las presentaciones y socializara tanto como a ella le gustaba, se le daba mucho mejor que a él, de eso no cabía duda. Por su parte él se dedicó a escudriñarlos con la mirada, con la misma curiosidad que un científico podría poner en sus tubos de ensayo. Si estaban allí sin duda serían personas especiales, ¿pero que dones ocultarían? a primera vista todos le parecían personas de lo más normales, bastante carentes de interés a decir verdad, dos chicos rubios, uno más atlético, otro más estirado, una muchacha afroamericana que tampoco parecía resaltar demasiado, y otra que si que captó un poco su atención ¿emitía algo?, no estaba seguro, pero desde luego era la única que había llamado un mínimo su interés.

-Perdona, ¿tu cuerpo emite algún tipo de espectro visible de luz?- Le pregunto a Rainbow con la calma de quien pregunta si quiere un poco de azúcar en el café.

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18/06/2020, 09:51
Rainbow Robbins

Cuando el señor Stark contactó con Robbie, esta había estado a punto de cagarla. Su habitual hosquedad y cinismo casi le cuestan una oportunidad única.

Después de una reacción negativa, innecesariamente inmadura y arisca, Stark le había espetado una verdad dolorosa a la cara y había estado a punto de largarse. Robbie tuvo que correr tras él suplicando un nuevo comienzo y brillando de un vergonzodo verde botella.

Quizás en ese momento le dio pena al Vengador o quizás veía algo en ella, pero el caso es que se detuvo y volvió a comenzar la conversación. Esta vez Robbie intentó no envenenarse mordiéndose la lengua y mantuvo la conversación con Stark que probablemente le cambiara la vida.

La oferta estaba muy bien empaquetada y él la presentaba presionando en la dirección adecuada. En su caso, potenciaba la oportunidad que para ella suponía recuperar el respeto de la gente y una segunda oportunidad de ayudar a las personas, si es que no se volvía a pasar de lista, contando con gente que le enseñase a sacar lo mejor de sí misma. Robbie se dio cuenta de las otras recompensas que tenía la oferta que permitía prácticamente convencer a cualquiera: ¿Que alguien buscaba dinero? Esto era un desahogo económico. ¿Buscaba estudios? Los ofrecía gratis. ¿Buscaba experiencias nuevas? Estaba plagada de ellas. ¿Buscaba fama? Tenía la promesa de la fama...

Pensó lo inteligentemente que se lo había planteado a ella de tal modo que no quisiera decir que no cuando mucho de todo aquello no lo necesitaba para nada. Aquel planteamiento presentado de otra forma habría sido seguramentr rechazado. En consecuencia, juzgó a Stark como alguien de gran inteligencia y muy brillante por como había adaptado sus cartas y sintió veneración... Luego recordó que sus emociones eran literalmente un semáforo que indicaban al interlocutor qué camino debían seguir para llegar a buen término y se le curó la admiración.

El caso es que un mes más tarde, 3000 kilómetros más lejos, un vuelo de 3 horas más cansada y 500 dólares menos rica, allí estaba, frente a una casa unifamiliar junto a la que se arremolinaban media docena de jóvenes. No hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que serían sus nuevos compañeros, y Robbie era bastante perspicaz.

Hacía lo posible por no llamar la atención, así que había elegido una sudadera abierta de color gris marengo y llevaba cubierta la cabeza con la capucha. Debajo llevaba una camiseta de un tono gris más claro con el dibujo del contorno de un extraterrestre cabezón de grandes ojos vidriosos. Completaban su vestuario unos shorts vaqueros, medias negras hasta justo encima de la rodilla y botas también negras. En conjunto, podrían haber sido un plan perfecto para pasar desapercibida a pesar de los mechones de un llamativo turquesa que asomaban a los lados de la cara por debajo de la capucha, si no fuera por la ironía de que era la única mujer en el mundo que resplandecía de colores.

En aquel momento, le rodeaban unos diez centímetros de color azul marino. Esto hubiera sido suficiente para alguien que la conociera bien para saber que se sentía nerviosa. Más bien con ansiedad. Miraba la casa con cierta mirada perdida, inmersa en sus pensamientos. Era consciente del resto de compañeros, pero, a decir verdad, se había quedado bloqueada sin terminar de reaccionar.

Una voz femenina ligeramente desbocada la sacó del bloqueo. Un manantial turbulento de palabras le golpeó con fiereza. Robbie pensó que debía tratarse de una mutante. Probablemente alguien con una extraña capacidad de mutación para respirar por la piel sin necesidad de tener que dejar de hablar, o tal vez no tuviera que respirar en absoluto ¿en ese caso viviría eternamente sin envejecer?. Tal vez lo que ocurría era que tenía unos pulmones extragrandes, como las jorobas de un camello, que le permiten subsistir mucho más tiempo sin tener que inhalar. Sí. Seguramente fuera eso. Intentó aprovechar una pausa en la que la chica miró hacia la calle buscando algo para corregir el modo en que prefería que le llamasen

Llámam... - Pero antes de que pudiera acabar de empezar a hablar ya había vuelto a la carga diciendo algo de... - ¿Prenderle velas? ¿Rollo altar? Creeeepyyyy...

Vio un nuevo momento para contestar pero cuando quiso abrir la boca para intentar aprovecharlo, el vendaval lingüístico ya había virado en otra dirección. Robbie se quedó con la boca abierta y los ojos como platos mirando a la muchacha. Fue su acompañante el que la sacó del estupor.

¿Qué? No. A no ser que tengas los ojos de un gato. ¿Tienes visión de gato?

Intentó mantener en su rostro toda la seriedad que pudo al vacilarle, pero su color viró al marrón delatando el cinismo. Una suerte que probablemente no supiera interpretarlo. Aunque pensándolo bien, no era tan difícil de intuir...

Verde botella. Remordimientos. - Mierda - Se mordió el labio. Si iba a convivir con aquellos chicos, mejor empezar con buen pie.

Perdona, empecemos de nuevo. Soy Robbie. - Le dijo tendiéndole la mano.

Además de aquellos dos chicos, había otros tres: dos rubios y una morena. De momento eso era todo, casi mejor. Demasiada gente podría ser un fastidio.

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18/06/2020, 14:07
Cami Fernández

Al final había resultado cierto que EEUU era la tierra de las oportunidades. Cuando llegué desde México, nunca en mi vida pensé que conseguiría lo que me ha ofrecido el señor Stark. Es raro, y me parece maravilloso todo. El hecho de entrenar mis poderes, de ayudar a otros, y encima podré cumplir mi sueño. Maldita sea, no podía parar de preguntarme dónde demonios estaba el gato encerrado en aquello. Lo cierto es que fue mi madre la que me terminó de convencer para que decidiera venir, porque yo no lo tenía nada claro. Llegué al punto de la cita, creo que no mucho más tarde que el resto.

Madre mía, parecían todos súper guay, y yo pues bueno... yo parecía la pobre inmigrante mexicana, que llevaba un año allí y a la que todavía le costaba el inglés. Pero bueno, allí estaba para aferrarme a mi oportunidad de salir adelante con uñas y dientes. Por lo que vi no eran tan desconocidos, al menos entre ellos. No parecían mala gente, pero de esos me había encontrado unos cuantos ya. 

Me giré para mirar la casa. Aquello parecía de película. Era una casa tan grande como las de las películas americanas, esas en las que ni siquiera mi madre ha llegado a limpiar. Ojalá pudiéramos vivir las dos en una casa así algún día. Me vi interrumpida por la chica que había estado hablando con la que, creí que era una chica famosa. Yo, en el mismo equipo que una famosa... No, en serio, ¿qué demonios pasaba allí? - Gracias, la verdad es que me gusta hacer deporte también. - le dije, con cuidado de no equivocarme de palabra. Parecía bastante animada, y aunque no entendía todo lo que quería decir, entendía el contexto de su mensaje. - Soy Camila. - añadí, sonriendo y llevándome una mano al pecho en señal de presentación. - Pero pueden llamarme Cami. - tampoco tenía que parecer una asocial si quería encajar medianamente allí.

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19/06/2020, 13:11
Wallace Sanders

Chirona o chirona de tipo estudiantil. Sopesando bien una u otra, ambas eran un tipo de control al que no le gustaba estar sometido,  pero cuando solo existía una candidatura solo había una opción. La variante de terminar en una jaula, como iba a suceder antes de la tarjeta de salida de la cárcel de Stark, no era una elección a tener en cuenta.

Wallace había llegado vestido con camiseta de AC/DC, vaqueros, chaqueta de cuero y gafas de sol. Buscaba por medio del vestuario el realce de ser un tipo duro, un autentico malote ex presidiario, un tipo que era capaz de mascar hierro y cagar clavos. Incluso había adoptado una mueca propia de tener parte de la cara paralizada, pues eso daría mucho miedo. Si a él lo habían reclutado jugando la evasión de una prisión, temía que al resto de los presentes con los que iba a compartir programa fueran por el estilo. Hasta tenía ensayado un rugido a modo de presentación en lugar de dar los buenos días o saludar de forma adecuada. Si resultaban ser depredadores, él estaría en la cúspide alimentaria del lugar.

No duró ni unos segundos el teatro preparado al recibir los saludos iniciales de Félix y de Maddox, los cuales le hicieron recuperar su rostro habitual lejos de estar malencarado. Incluso durante unos minutos estuvo observando a Rainbow Robbins, a la cual no había reconocido hasta que lo había mencionado la chica de pelo níveo. ¡Una famosa conocida por él con casi la misma edad! Ese lugar había pasado de ser una especie de reformatorio a un sitio genial en cuestión de segundos.

Usó parte de la velocidad que poseía para situarse cerca de la adivina, a la cual observó mostrando una sonrisa de oreja a oreja. Sí, era ella. Vaya pasada compartir estudios con la wiccana de la tele. Contuvo las ganas de pedir un autógrafo a duras penas. Todavía era muy pronto para hacerlo.

¡Hola! ¡Buenos días! —al carajo se había ido el gruñido de bestia ensayado para caer en un saludo amistoso—. Yo soy Wallace, es un placer el conoceros a todos. 

Asimiló tarde lo que acababa de hacer, que era mostrar emociones en lugar de ser un tipo reservado y aislado, pero es que además de que parecían buena gente había que añadir que estaba la única, inimitable y espectacular Rainbow Robbins. Merecía la pena ser majo y no un capullo silencioso.

—Exacto, Félix. Estoy aquí por el rollo ese de la beca del fulano de hierro. Bueno, supongo que todos estamos aquí por ese motivo.

Lanzó una mirada a todo el conjunto de los presentes, parando en último lugar en la que le había invitado a hacer deporte juntos.

—De acuerdo, nena —dijo en dirección a Maddox mientras usaba los índices de ambas manos para simular un disparo en dirección a la chica —, no me gusta presumir, pero soy tu hombre para correr cuando quieras contigo, con Cami y con quiera unirse. Las carreras son lo mío. Aunque, qué diablos, os confieso que algo de lo que acabo de decir no es verdad. Me encanta presumir.

Dirigió la atención a la casa, con expresión de curiosidad.

—¿Creéis que viviremos en esta pedazo de mansión? 

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19/06/2020, 20:19
Félix Feng

Es... -esperó dos segundos de tensión falsa antes de terminar la frase- ¡GENIAL!

Alzó los índices hacia el cielo, eufórico. Era un grupo variopinto, abierto y animado.

¡Hasta está... -esta vez los dos segundos fueron para recordar- Robbie!

Sus ojos fueron hacia el torbellino que se había presentado como Goldie y no pudo evitar reír. Y cuando se hubo calmado agitó la mano hacia el tal Reece.

Encantado Reece, encantado Goldie. ¡Qué vitalidad!

Una vitalidad contagiosa. El muchacho se sentía feliz y caminó hacia el otro rubio, ese que estuvo varios momentos mirándole como si se hubiese comido tres kilos de arroz y llevase dos semanas sin ir al baño.

Genial, Wallace. Suena prometedor, aventuras y estudios. Y tal vez amigos.

Le guiñó un ojo al muchacho y comenzó a silvar alguna cancioncilla. Aunque algunas de las palabras de Cami hicieron que se detuviese pensativo y finalmente asintiese nuevamente.

Sí, la verdad es que también tengo que mejorar un poco mi forma física. A lo mejor puedes darme algún consejo.

Finalmente regresó su atención hacia la mansión con los brazos en forma de jarra.

¿Nos harán esperar mucho? ¿O prefieren que vallamos entrando para explorar?

Dijo con cierta sonrisa traviesa.

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20/06/2020, 00:30
Maddox Matthews

Entre muchos otros, Goldie tenía un gran defecto a la hora de conversar: Olvidaba dejarle espacio a los demás para responder. Quienes más se relacionaban con ella sabían como lidiar con eso, fuera interrumpiéndola o esperando a que dijera todo antes de ir por partes, aunque siempre había quienes no le tenían la suficiente paciencia y la mandaban a callar o derechamente la ignoraban luego. A veces eso le hacía sentir un poco mal, pero entendía que la gente se agobiara, así que normalmente procuraba controlarse un poco... pero claro, con lo emocionada que estaba ahora, esto era el equivalente a hacer un esfuerzo hercúleo por no hablar demasiado. Y es que no era solo la circunstancia en general, que suficiente hype tenía por ello, sino que nadie parecía molesto con ella ¡y Félix hasta habían halagado su vitalidad! Se quedaría ahí para siempre si dependiera de ella.

Al ver que Reece hacía vida social, una enorme sonrisa apareció en su rostro. ¡Eso era una gran señal! Seguro que al final todos acababan siendo súper amigos. Además, seguro que su madre alucinaría cuando le contaran que habían hablado con Rainbow Robbins. No, con Robbie. Sí, Robbie. Que así había dicho que la llamaran.

¡Pues lo hacemos juntas entonces, Cami! - contestó alegremente a la morena. El acento le dio la impresión de que la chica no era americana, así que aunque no habló más lento por no hacerla sentir boba sí se preocupó de hacerlo claramente y con frases sencillas.

La respuesta del rubio le hizo alzar una ceja con una sonrisa, divertida por aquel "nena". - Si vienes a correr tu también, puedes presumir todo lo que quieras. Bueno, no, no todo lo que quieras, menos si te gusta tanto, pero un poco sí que te dejo antes de quejarme - bromeó, ampliando su sonrisa feliz de tener por fin compañía para hacer deportes. Además, Robbie no se había apuntado, así que Reece no se quedaría solo tampoco y podría divertirse alucinando con las luces e intentando descifrar como funcionaban. Y si no, Robbie era reservada, como él, asì que seguro se entendían genial. - Igual no me quejo por muchas cosas, no se asusten. Solo cuando tengo que estudiar, o irme a casa temprano, o cosas así, pero por que presuman no. Presumir está bien si tienes de qué hacerlo, ¿no? Bueno, presumir lo justo, al menos. No demasiado. - su padre siempre decia que si eras bueno en algo no tenías por qué avergonzarte de ello. Entonces escuchó a Félix y dio un saltito de emoción - ¡Genial! ¡Entonces somos cuatro! - se mordió el labio inferior, intentando contenerse un poquito más para no espantarlos y que se arrepintieran de sumarse.

Buah, ¿te imaginas? ¡Sería súper genial vivir todos ahí! - se le iluminaron los ojos ante aquella posibilidad. Al oír la propuesta de Félix, la chica miró la casa, miró hacia abajo, y luego la casa otra vez. Quería ir, pero quizás era de una persona que no tenía nada que ver. Bueno, no hacía mal ir a preguntar - Yo te acompaño, pero dame un segundo. Tengo una pregunta muy importante que hacerle a Robbie - se giró hacia ella.

Hmmm... - entrecerró los ojos, pensando. Tendrían que encontrar algo que hacer los seis, porque aunque sabía que Reece ciertamente no se molestaría porque no lo obligara a socializar o hacer deporte, no quería que la medium creyera que la dejarían de lado - ¿Que te gusta hacer a ti, aparte de adivinar y las cosas místicas? No se me dan muy bien las cosas místicas. - frunció los labios, mirando alrededor. Entonces se fijo en la ropa de Wallace y en los audifonos de Félix - ¡Mola tu camiseta! - le dijo a Wallace, para luego girarse a Robbie - ¿Te gusta la música? Bah, que tontería, a todo el mundo le gusta la música. Eso es muy general. Es como preguntar si te gusta el arte - se regañó a sí misma - ¿Qué música te gusta? - preguntó interesada. ¿Quizás podían ir a algún concierto? ¿Hacer una banda? No le iría nada mal aprender un instrumento... mientras no fuera muy difícil. O quizás difícil pero divertido, como la batería, que era cosa de pegar.

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20/06/2020, 03:34
Reece Harper

Reece no acabó de entender aquella pregunta sobre los ojos de gato, por lo que la ignoró por completo mientras la miraba frunciendo el ceño suponiendo que era algún tipo de broma que no entendía, y que a decir verdad tampoco le interesaba. Pero entonces la chica hizo algo que si que llamó por completo su atención, le ofreció la mano, Reece no pudo evitar sujetarsela, al fin y al cabo había estado cambiando de colores, y quería verla de más cerca, eso si, si era un saludo, el muchacho no lo entendió como tal así que en vez de devolverle el apretón, se acercó la mano de la chica luminiscente un poco a la cara, agachandose ligeramente a su vez para contemplarla mejor.

-¿Es algún tipo de iluminación interna? ¿o su piel refleja los rayos solares en diferentes gamas y espectros? Interesante...- Murmuró, hablaba en voz alta, pero su conversación parecía ir totalmente dirigida a si mismo.

Aquello era sin dudo interesante ¿las tonalidades luminiscentes se deberían a algún factor? ¿o vendrían causadas por puro azar?
Como era habitual en él, Reece había desconectado de todo y todos, y es que si le ponías un interesante experimento científico por delante no tenía ojos para nada más, y poco o nada le importaba aquella casa en la que los habían citado, o las triviales conversaciones del resto de muchachos.

-¿Te importaría que te tomara unas muestras de sangre y de orina para realizar unas pruebas?- Le preguntó en un tono bastante educado y correcto sin soltar ni apartar la mirada de la mano de la chica.

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20/06/2020, 22:30
Rainbow Robbins

Aquel chico, en lugar de darle un convencional apretón de manos, decidió agarrarla y tirar de ella para acercarse la mano de Robbie a su cara.
- Eh... Perdona chaval, pero me parece que eso está pegado al resto de mi brazo. - Le dijo con sarcasmo.
El sarcasmo rebotó en el chico que lo ignoró por completo. Estaba claro que ya sabía que la mano de Robbie estaba notablemente adherida al resto de su cuerpo. Sobre todo porque, a juzgar por su comportamiento, aquel principio básico de anatomía suponía una molestia para el chaval, que parecía haber sido mucho más feliz si hubiese podido desenroscarla a la altura de la muñeca para llevársela a un laboratorio tranquilamente.
Entonces uno de los chicos rubios decidió que era el mejor momento para acercarse a presentarse.
- Eh... esto... ¿encantada? - Dijo a Wallace con poco convencimiento y brillando de un incómodo color rosa pardo.
Fue en ese momento cuando la chica hiperactiva decidió contraatacar y se dirigió de nuevo hacia Robbie con otra ráfaga confusa de palabras. Había terminado su ronda con el resto y volvía su atención hacia ella.
- ¿Cómo? ¿Música? No. Sí. Claro. Me gust... - Dijo sin conseguir recuperar su brazo mientras iba cambiando de color a un estresante color mostaza.
Entonces se interrumpió bruscamente y se giró hacia el chico que no se había presentado todavía pero que sí había secuestrado su mano. Con un tono sarcástico que reflejaba lo molesta que le hacía sentir se dirigió hacia él.
- ¿Te importaría devolverme el brazo? Lo necesito para viv...
Pero el chico ni siquiera la escuchaba, tan centrado estaba en examinarla como a una cobaya que la interrumpió ajeno a las palabras de ella para hacerle, eso sí, con mucha educación, una proposición totalmente fuera de lugar.
-¡¿Qué?! ¡¡No!! - Y, brillando en un iracundo rojo, recuperó su brazo bruscamente y le obligó a soltárselo. Con la mano contraria se masajeó la muñeca para amortiguar la sensación de molestia debida a la postura forzada que él le había obligado a mantener.
- ¡Aléjate de mí, puto freak!
Y todavía brillando en rojo se cerró a todo intento de socialización. Ignoró al resto, recogió su maleta y, cargando con ella, subió las escaleras hasta la puerta de la casa.
Al llegar allí, de un humor de perros, llamó al timbre mientras intentaba hacer ejercicios respiratorios para calmarse.

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22/06/2020, 09:33
Kate Bishop

Cuando Robbins llamó al timbre, se escuchó unos ladridos detrás de la puerta. Una voz femenina sonó al otro lado de la puerta -Clint, no puede ser la pizza, literalmente la acabas de pedir- y tras esa frase una joven morena de unos 19 años abrió la puerta, además estaba acompañada de un labrador rubio al que le faltaba un ojo y movía la cola muy efusivamente al veros. Tan contento estaba el animal que salió corriendo para saludaros a todos. - ¡Eh Lucky! - llamó la chica desconcertada al perro, mientras miraba a la que había llamado al timbre. - Ey tú me suenas de algo... - entonces reparó en las maletas y en los demás y sus maletas.

Se quedó en silencio unos segundos hasta que frunció el ceño -¡¡Maldita sea Clint, era hoy!! ¡¡HOY!! - gritó mirando hacia el interior de la casa. Después os miró de nuevo con una enorme sonrisa de circunstancias y se hizo a un lado para dejaros pasar. - Pasad chicos, os estábamos esperando...  - y como haciendo de guía el perro ladró y volvió al interior de la casa. 

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22/06/2020, 10:13
Félix Feng

¡Sí, seremos cuatro! -reafirmó con efusividad- Y claro que me gusta la música. La música de verdad. No sé... clásica, algo de pop, mucho de rock. Los solos, los solos buenos me flipan. ¿Y a tí?

Preguntó mientras se iban acercando hacia la puerta y, tras la propuesta indecente de Reece, pudo observar cómo la chica luminosa se adelantaba para tocar a la puerta. No pudo evitar llevarse una mano a la boca para intentar tapar una ligera risa que se le escapaba. Estaba de buen humor y la reacción le pareció tan genuina que casi podría tildarse de adorable.

La voz en el otro lado consiguió que ya estallase en carcajadas: pizza, hoy y esperarnos. Era magia...

¡Claro! ¡Magia!

Golpeó su frente, como si acabase de darse cuenta de algo. Movió sus dedos y pronunció unas palabras en voz baja mientras dibujaba símbolos en el aire, formas geométricas: un círculo compuesto de triángulos y encerrado en un cuadrado. Bromas de la perfección y... en sus manos una pizza tamaño familiar, caliente y recién horneada, en su cajita y cortada en porciones. Olía a maravilla para el muchacho.

¡Traemos pizza para comenzar con buen sabor de boca! -dijo, mirando a la muchacha que los recibía con una sonrisa de oreja a oreja- Aunque estoy seguro de que será una experiencia deliciosa.

Tomó su equipaje y, al fijarse en el perro, se agachó.

¿Qué pasa perrete? ¿Estás feliz? No traje nada para tí, lo siento. Pero si me dejan puedo sacarte a pasear al terminar de desempacar y comer. ¿Te apetece? ¿Sí?

Agitó la cabeza casi al ritmo de la cola del perro para luego levantarse.

¡Con permiso!

Y avanzó, para darse cuenta de que le faltaba algo. Se giró hacia la anfitriona y dándole un beso en la mejilla con total y absoluta confianza dijo.

Soy Félix Feng, encantado de conocerte.

Sí, ella ni se había presentado, pero eso a él no le importaba. Si le permitían, se adentraría con la pizza y su maleta.

- Tiradas (1)
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22/06/2020, 22:12
Maddox Matthews

Parecía que Robbi era tan dispersa como ella, porque nunca llegaba a contestarle una pregunta, pero como a Goldie le sucedía lo mismo no le costó en absoluto empatizar con ella. Ya se lo volvería a preguntar luego cuando tuviera menos distracciones. Lo bueno era que la música le gustaba, ¡y a Félix también!, así que podían armar una banda seguro.

¿A mi? - preguntó casi sorprendida, pero enseguida contestó - A mi me gusta de todo. No podría decidirme por uno, o por dos, ¡ni por tres! - exclamó, frunciendo los labios y mirando hacia al lado para pensar - Pero lo que más me gusta son las cosas con ritmo rápido, para cuando entreno, o para ir a bailar, o así - asintió - Luego las cosas más lentas me sirven para relajarme, así que también están bien. No sé. - volvió a mirar al chico. - Quizás lo único que no me gusta es... - escuchó entonces la propuesta de Reece y se volteó hacia él, pero antes de llegar a decir nada, vio a Robbie alejarse furiosa. No la culpaba por enfadarse, claro, que a veces Reece podía ser muy rarito... pero tampoco le había gustado que lo llamara puto freak.

Reece - lo miró con un suspiro, negando con la cabeza - ¿Que hemos dicho de pedirle muestras de orina a la gente? - alzó una ceja con los brazos en jarra, a modo de reproche. Sin embargo, en seguida volvió a sonreír suavemente - No te preocupes. Ya verá que no es con mala intención. - le aseguró, dándole un besito en la mejilla antes de girarse hacia la casa cuando oyó una voz venir del otro lado.

Espera. Ese chico... ¿ACABABA DE HACER APARECER UNA PIZZA? Fascinada, miró a Reece, como si esperara una explicación, y luego a Félix otra vez. - ¡Puedes hacer aparecer comida! - exclamó, con los ojos brillando de ilusión. ¡Ojalá ella tuviera un poder chulo como ese! Aunque claro, ahí en vez de entrenar, viviría rodando, segurísimo. - ¿Puedes hacer aparecer smoothies también? ¿Y donuts? ¿Y kebab? ¿Y...? ¡Ay que perro más mono! - sonrió de oreja a oreja - ¡Somos cinco! ¡Seguro el perrete viene con nosotros! ¿Es tuyo? - preguntó algo confundida, para entonces abrir los ojos como platos - ¡¿PUEDES HACER APARECER ANIMALES TAMBIÉN?! - chilló emocionada a más no poder. Si esos no eran los dos mejores poderes del mundo, ninguno lo era. Claro, entre tantas emociones, había pasado por alto la puerta abierta y que el perro había salido de la casa.

¿Que era hoy? - preguntó con la cabeza ladeada a la dueña de casa. - ¡Claro! ¡Muchas gracias! - añadió cuando los invitaron a pasar. Viendo que Félix se presentaba, siguió su ejemplo. - Maddox, o Goldie. O Goldfish. Goldie mejor. - sonrió animada, entrando a la casa para luego mirar a Reece y dibujar un "wow" con la boca. ¡Iban a ver la bonita casa de esa gente extraña, por dentro!

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23/06/2020, 03:51
Reece Harper

La chica le gritó de una forma muy maleducada y se puso roja, lo cual empezaba a denotar claramente un patrón sobre sus cambios de luminiscencia. Reece frunció el rostro y la miró un poco desubicado, sin acabar de comprender que había hecho mal.

Ya sin distracciones el muchacho no tuvo dificultades para escuchar a Goldie diciendo su nombre, por el tono ya sabía que le iba a reñir sobre algo. Y aquella teoría enseguida se materializó, era cierto que ya habían hablado sobre aquello, de hecho a Goldie le había hecho una petición similar al descubrir sus facultades, aunque Goldie se lo tomó de otra forma, pero al fin y al cabo ella no era como los demás. No obstante el muchacho creía que en esta ocasión si que tenía razón.

-Pero brilla...- Se limitó a protestar, como si aquello fuera un argumento lo bastante sólido como para darle la razón sobre lo acertado de su petición.

Goldie le dijo que no se preocupara, pero la verdad es que no lo hacía, solo le fastidiaba que parecía que todas sus posibilidades de conseguir pronto una muestra de fluidos de la chica luminiscente parecían haberse evaporado. Lo que no se esperaba fue aquel beso que hizo que el joven se paralizara, y se le dibujara un pequeño tic en el labio mientras se sonrojaba levemente.
Y aunque le costó reaccionar, los gritos de Goldie y el hecho de que el muchacho hiciera aparecer una pizza lo devolvieron al mundo real. Tan impresionado estaba con aquello que hizo caso omiso a Kate, el chucho, la casa y la conversación sobre olvidarse de ellos, que sin duda en otras circunstancias le habría molestado.

-Espera espera espera, ¿puedes teleportarte? ¿o quizás es super velocidad?- Preguntó Reece ignorando nuevamente a todos y siguiendo al chico pizzero.

Estuvo tentado a pedirle unas muestras de fluido, pero tras un breve vistazo a Goldie dedujo que si hace 1 minuto no le había parecido apropiado, ahora seguiría sin serlo. La chica estaba ya alucinando por varias cuestiones, pero tampoco necesitó que esta le dijera nada, sabía que si preguntaba le iba a acabar regañando, y esta vez probablemente de forma más contundente.

-¿Cual es exactamente tu habilidad?- Le preguntó al pizzero mientras se saltaba cualquier espacio personal que hubiera para observarlo más de cerca.

La pregunta de Goldie también era interesante, pero generar materia orgánica e inorgánica, no creía que ese fuera su poder. Aunque ¿quién sabía?

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25/06/2020, 12:18
Wallace Sanders

—Genial, Cami, Félix, Goldie. Seremos cuatro como los Tres Mosqueteros. La verdad es que será interesante saber si podréis seguirme el ritmo —comentó con una sonrisa.

Wallace estaba creyendo integrarse a la perfección al variar la decisión inicial que tenía sobre ser un chico rebelde con el corazón como único guía y sus dos puños a modo de exclusivos amigos, cuando quedó muy extrañado por una petición, una de extrema intimidad, una que englobaba orina y sangre. Tal perplejidad le había provocado esa pregunta hecha por Reece que quedó mirando al chico con la ceja derecha alzada y haciendo un mohín con los labios. 

Desde luego, como forma de tirar el anzuelo a las chicas, es la mar de original —pronunció en voz baja.

Movió la cabeza con fuerza para hacer que las neuronas que habitaban en ella empezaran a tener movimiento y le dejaran pensar en otras cosas aparte de en pis y heridas lacerantes.

En su mar interior, al alejarse Rainbow Robbins algo enfadada, sintió la apertura de un abismo entre él y la chica adivina de la tele. Había intentado no atosigar a la estrella de luz propia ni siquiera con un saludo directo, y ahora se arrepentía de no haberle dicho "Hola, Robbie, eres genial y soy fan tuyo". La distancia entre la wiccana y los demás era una brecha que, debido a orina y sangre, iba a costar salvar. 

Recompuesto, al ver la puerta abierta y salir una chica que les invitaba a pasar, el texano comprobó que estuviera todo el equipaje que llevaba, basado en su cepillo de dientes y la mascara confeccionada con parte del disfraz de Speed Demon que había usado en su breve carrera anterior. Le gustaba viajar corto de equipaje.

Saludó a la desconocida con la mano de forma efusiva para, inmediatamente, acercarse furtivamente a por un trozo de la pizza aparecida de manera mágica obra de Félix. Pero abortó antes de siquiera intentarlo a los escasos pasos. A pesar de poder aprovechar las dudas que le planteaban Goldie y su amigo para el latrocinio, ahora estaba en el camino del bien, no del mal, por lo que no caería en la ruta de la pizza fácil.

—Gracias —dijo avanzando para entrar en la casa olfateando aún la pizza —. Muy majo Lucky, nena. Soy Wallace, aunque me conocerás mejor por Race —añadió usando la voz grave de superhéroe que había practicado.

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25/06/2020, 12:42
Rainbow Robbins

Tras llamar a la puerta Robbie intentó hacer un ejercicio de calmarse y pasar a otra cosa. No le costó demasiado teniendo en cuenta que tan pronto como la puerta se abrió, una flecha dorada y peluda salió corriendo escaleras abajo y apunto estuvo de tirarle al suelo de culo. Su humor cambió de inmediato por un alegre tono amarillo que borró de su memoria el enfado. 

- ¡Wo, wo! Con cuidado, guapo - Le dijo al perro con un tono de voz amable y casi hasta cariñoso. 

Cualquiera hubiese pensado que a Robbie le gustaban los gatos. Quizás era el estereotipo más natural para alguien como ella, pero no era para nada así. Lo cierto es que ella era mucho más de perros. Al fin y al cabo, los gatos eran un animal inteligente, orgulloso y sensitivo debido a lo cual tenía por costumbre reaccionar con rechazo ante cualquier ser humano que emitiese luz de colores. Sin embargo, los perros era estúpidos, simples y amistosos con cualquier persona, brillase o no. Lo único adicional que podía considerar un perro de cara a mostrarse amistoso contigo o no era qué tal te olía el trasero, y lo cierto es que si ponías en una balanza lo bien que se le daba a Robbie no emitir luz en un plato y en el contrario ponías su culo, ganaba el segundo. En consecuencia, la estúpida simpleza de los perros ganaban era la ganadora.

Levantó la mirada a la muchacha que les daba la bienvenida y esgrimió una sonrisa afable y aceptando la invitación a pasar al interior, se introdujo en la casa saludando al pasar.

- Soy Robbie, encantad... - Nuevamente, la flecha dorada pasó junto a ella como una exaltada exhalación casi tirándola al suelo. - ¡Wooo!

Se recompuso sin llegar a caerse de culo a base de plantar los dos pies firmemente en el umbral para evitar perder el equilibrio. Después del breve susto, continuó la marcha entrando en la casa.

- Nota mental: comprarle un collar de cascabeles.

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27/06/2020, 18:27
Cami Fernández

Aquellos chicos parecían realmente sociables, y buena gente. La rubia era la que parecía saber de muchas cosas, y el rubio fiestero parecía agradable, igual que el chico rubio hiperactivo. El chico raro parecía eso, un poco raro... Digo, no todo el mundo se presenta pidiendo una muestra de sangre. La verdad que era normal que la chica brillante se enfadara. Parecían raros, pero no peligrosos. Fue raro que la chica joven que abrió la puerta nos confundiera con el pizzero, pensé que nos estarían esperando. El señor Stark había dicho aquel día y aquella hora, y no lo dudaba porque no era la única. Pero resulta que sí éramos los de la pizza. Miré súper extrañada al chico rubio fiestero y me quedé perpleja. - ¡Vaya, eso es alucinante! - exclamé, viendo cómo en sus manos aparecía la pizza. Desde era toda una ventaja no tener que hacer cola, ni esperar por la pizza. 

Sonreí cuando el perrito se mostró como guía, seguro que se sentía el guardián de la casa. Cogí las cosas y fui hacia la entrada, me paré un momento donde la chica y me presenté. - Yo soy Cami, encantada. - le dije para luego pasar. - Con permiso. - me esperé en un rincón mientras dejaba que el resto también pasara y me esperaba. Mi primer instinto fue acariciar al perro, pero si era un perro guardián a lo mejor no le caía bien, así que sólo me esperé y dejé que él viniera si quisiera.

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30/06/2020, 09:37
*Directora*

Kate se quedó un poco en shock al ver la aparición de la pizza y escuchar el grito de Goldie que fue bastante estridente. Iba a hablar cuando el rubio se le puso delante y le llamó "nena" cosa que hizo que Kate arrugó el ceño -¿ Cómo me has llamado?- en ese momento apareció un hombre rubio, alto y en forma pero sin ser una mole de músculos. Llamaba la atención que tenía un aparato para sordos en una de sus orejas. - ¿Seguro que no  es la pizza,Kate? Huele muy bien-  

Todos os encotrabais reunidos en el típico hall de casa de vecindario. Amplio con unas escaleras que subían al piso superior, un largo pasillo que conducía al interior de la casa. Al lado había un recibidor con un sofá, un par de sillones, una mesita baja de té y una chimenea apagada. - Ah pues si tenías razón Kate, era hoy- habló el rubio rascándose la nuca un poco desconcertado. - Perdonad chicos. Yo soy Clint y ella es Kate- el perro ladró un par de veces - y él es Lucky. Bienvenidos a vuestro nuevo hogar durante lo que dure el nuevo plan de Stark. Yo seré ehm... ¿Cómo era la palabra?- miró a Kate esperando alguno tipo de ayuda a lo que la morena suspiró -​​​​​​ Supervisor, aunque me da a mí que te queda grande- protestó la chica - anda poneos cómodos y vamos a comer algo? Ya habrá tiempo de acomodar las cosas- terminó Kate con una sonrisa.

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30/06/2020, 18:01
Félix Feng

El ataque de preguntas de Goldie era algo que Félix no se esperaba, de modo que retrocedió medio paso para terminar soltando una gran carcajada.

Bueno, poder poder, lo que se dice poder... sí, pero a mi maestro no le gustaría ver que uso sus habilidades de este modo. Al final todo lo que haces tiene consecuencias. Es... como un telar, o la superficie del océano. Cuanto más la golpeas, o cuanta más fuerzas.

Pero entonces llegó el hermano y... la verdad es que pudo entender de dónde venía su curiosidad, se rió abiertamente y asintió.

Sí, puedo correr o incluso teletransportarme, con la concentración suficiente. De nuevo es un poco más complicado que eso, pero no vamos a hablar ahora de las esferas de la creación ni nada similar ¿no?

El resto parecían contentos con la pizza, pero menos invasivos. Les guiñó un ojo a todos y se adentró en la casa, conteniendo la risa con la actitud de su compañero rubio y la correspondiente reacción de la chica.

Encantado Clint, Kate. Si te han puesto de supervisor seguro que es por que tienes las aptitudes para ello.

Quiso animar, poniendo la pizza en la zona común para comer y accediendo a desempacar más adelante.

Lo que no he traído son bebidas ¿habría un poco de agua?

Preguntó, sentándose en uno de los sillones. Estaba un poco cansado y le dolían los pies.