Partida Rol por web

-Por mucho que las quemes no es bueno comer solo ese tipo de cosas. Y no es comida de conejos.- Dijo algo molesto, parecía que su plan de incluir a todos en una dieta más sana había fracasado por completo, y encima intentaban apoyar a Goldie a que comiera mal, como si necesitase ayuda para eso. Iba a darle varios tipos de explicaciones científicas sobre porque debía cuidar su dieta y el tipo de grasas que eran saludables y cuales no, pero entonces la muchacha preguntó sobre su alimentación diaria.- Claro que no, este tipo de comidas es para ocasiones especiales, hay que comer de todo.- Se limitó a contestar suspirando.

En realidad no era la propia Goldie lo que le molestaba, sino la actitud de todos los demás. Su amiga también se quejó de las clases y buscó apoyo en él, algo que le dejó bastante confuso, si era el que más le insistía en que estudiara.

-Ya entrenas mucho, lo que más necesitas es estudiar.- Se limitó a contestarle, esta vez algo más contento, al menos en aquello parecía que si le iban a apoyar.

Pero entonces la atención se desvió al chico con aquella teoría super extraña sobre infiltrarse en un instituto que sonaba a trama de peli mala, pero no le dijo nada, solo concentró su mirada en él preguntandose como de increíble serían sus poderes para que le considerasen para el equipo con aquellas claras taras mentales.

-Yo paso.- Fue lo único que dijo Reece, aunque no aclaró si hablaba de la misión o del "liderazgo" de Race.

Entonces fue la tal Joanna quien respondió su pregunta sobre el instituto.
Era innegable que le sorprendió el precio exhorbitado del lugar, pero sus dudas seguían ahí, pues al fin y al cabo no es que se gastasen dos mil dolares al mes en alguien que había construido su propia armadura, es que también se lo iban a gastar en el muchacho que se creía que se iba a infiltrar en un instituto.

Aun así no confiaba mucho en las palabras de la chica, o al menos no lo hizo hasta que habló con la tal Astrid, a priori no llamó para nada su atención, no esperaba que nada de lo que hiciese le fuera a sorprender, y no era porque pecara de creído. Pero entonces vio a Kuro. Sus ojos se abrieron mucho de golpe, incluso su boca se abrió un poco. Intercambió miradas entre la creación y la creadora sin saber muy bien como reaccionar. A priori podía no ser tan complicado, podía tratarse de una simple holografía, pero Reece era lo suficientemente inteligente para saber que no se trataba de eso, era lo mismo que él había estado haciendo con Merlin, donde él había fracasado por completo, ella lo había logrado. Dejó su plato de comida a un lado olvidándose por completo de él y se levantó a saludar a Kuro y verlo de más cerca.

Poco o nada le importó el resto de lo que dijeron, pues el muchacho se había quedado totalmente obnubilado por la visión de Kuro. Después de mirar a Kuro muy de cerca fue directo a Astrid, olvidándose como slía hacer del espacio personal, y asomándose un poco a mirar el móvil.

-¿Que Apps y programas has utilizados desde el móvil? ¿Y dónde está Kuro? quiero decir, su cuerpo físico, ¿tienes alguna sala para él? ¿o está completamente integrado a la armadura? Yo estaba trabajando en algo parecido.- Dijo algo avergonzado momentaneamente por no haberlo logrado, pero estaba demasiado emocionado para avergonzarse demasiado rato. Entonces le llegó un comentario random que de verdad le molestó, y no pudo callarse.- Por favor, te agradecería que no redujeses la ingeniería y el arte que hay detrás de la creación de una armadura a: una armadura como Iron Man pero en negro.- Dijo visiblemente molesto, no solo porque él mismo usase una armadura, y fuese un ataque directo, sino porque le pareció que no valoraban lo suficiente a aquella chica que había acabado por ser la más interesante de todo el lugar.

A veces la gente parecía querer reducir todo a lo absurdo, y no sabían valorar lo que de verdad tenían delante.

Vale, no es comida de conejos... - contestó un poco triste luego de que Reece se lo negara y además le dijera que no podía comer más pizza. Seguro que tenía razón, pero es que si no se imaginaba los conejitos no era tan divertido comer ensalada, pero Reece se la había hecho con amor así que la comería de todas formas.

¡¿Dos mil...?! - se interrumpió en seco al ver aparecer a Kuro, una criatura mística y mágica sacada de película de ciencia ficción - Woooo - dijo en voz alta, mirando entonces a Reece, que era el experto en esas cosas maravillosas de la tecnología. Pero había algo que le había llamado la atención - ¡A mi también me gusta charlar fuera del trabajo! ¡Somos iguales! - sonrió de oreja a oreja, mirando a la inteligencia artificial - ¿Que comes? ¿Café? ¿Smoothie? ¿Aceite? Robotina de los Supersónicos bebía aceite. Y creo que Bender de Futurama también, ¿no? Tú seguro bebes aceite. Ay, pero no eres robot... ¿o si? - miró a Reece, esperando a que le negara con la cabeza antes de continuar - No pasa nada. Te enchufo a la corriente o algo. Eso si, ¿no? ¡Y así hacemos una fiesta de té! Y hablamos. Y me cuentas cosas, y yo te cuento otras, y luego tú más, y así. Es que a mi también me gusta mucho hablar, mucho mucho. - aseguró asintiendo.

Jo, pero si mi vida normal era entrenar mucho y nada de estudio, esto no es nada vida normal. - suspiró - Bueno, un poco de estudio. - especialmente últimamente, que su amigo había conseguido sobornarla para prestar algo más de atención a los exámenes. Es que ni quería ir a la universidad. ¿Para qué quería ella saber tanto? - Te aprovechas porque aquí todos les gusta leer como a ti - le reclamó a Reece, que parecía súper feliz de que tuviera que estudiar más que nunca.

¿En cualquieeeer animal? ¿En un hámster? ¿O un ferret? ¿O un delfín? ¿O un caballo? ¿Puede ser un animal mitologico? ¿Puedes ser un unicornio? ¿O un kelpie? ¡UH, UN KELPIE! ¿Te imaginas lo genial que sería? ¡O un sabueso infernal, pero mono!  - enseguida, claro, pasó a la chica de al lado de Raymond - ¡Debe ser genial lo de súper fuerza y transformarse! ¿Puedo entrenar contigo? Juro que entrenando me callo un rato. Me concentro, mucho. ¿Cierto, Reece? - lo miró, aunque realmente no esperó respuesta antes de volver a Joanna - De verdad me concentro mucho. ¡Y así contigo puedo aprender a esquivar y resistir mejor, porque lo que no te mata te hace más fuerte! Y tu seguro que podrás matarme, pero no, ¿no? No. Porque estamos en el mismo equipo. Así que entrenamos juntas, ¿cierto? - sonrió entusiasmada, por fin cerrando un poco la boca para dejar hablar al resto. Aunque más que cerrar la boca lo que hizo fue meterse ensalada dentro y comer, porque al final se distraía y no comía nada. ¡Y se le enfriaría la pizza y tendría que dejarla para el desayuno! Y si solo era un día especial, no habría pizza de desayuno, ni fría ni caliente.

Tan pronto escuchó las deducciones y planes de Race, a Goldie se le iluminaron los ojos con asombro, admiración y ansiedad. ¡Esa sí que era una buena razón para ir a una escuela de pijos! Pero, ¿Como sabía todo eso? ¿Lo había averiguado él solito? Debía ser un supergenio o algo así, como Reece. ¡Una primera misión encubierta! ¡Que genial! Además, seguro no tenía problema para patearle el culo a pijos rebeldes. Es que le caían muy mal, también, y eso que ni los conocía, pero ¿quien llevaría una vida de crimen con tanto privilegio para hacer el bien? ¡Esos si que eran malos malosos! Lástima que Kate lo negó enseguida, porque a ella le parecía una idea genial. Quizás podría decirle luego a Race que hicieran ellos igual una investigación secreta. Total, seguro a alguien malo pillaban entre tanto adolescente pijo.

Una vez por fin trago lo que le quedaba de plato, tomó aire para volver a hablar. - Bueno, Reece, no te enfades, seguro no lo dijo con mala intención. ¡Y no lo ha llamado robot! - señaló como punto positivo con una sonrisa - A mi me vienen bien esas explicaciones. Además Iron Man tiene una armadura muy chula, ¿no? - miró alrededor, esperando ver si había más gente de acuerdo - ¡Es como lo de ser normales! - le dijo entonces a Kate - La mayoría aquí somos "normales", ¿no? Digo... Yo no tengo ningún poder genialoso, Reece tampoco, ustedes arqueros tampoco, ni Astrid, ¿ni Cami? - dudó en esta última, pues a los otros tres sí los había visto hacer cosas, pero a ella no - Y no sé, los poderes molan mucho, pero no tenerlos y defender a la gente común requiere mucho valor. Especialmente al nivel que lo haces tú- miró a Clint - ¡O los policías, como mi papá! Ellos no tienen ni becas, ni armas súper carísimas, y son los mayores héroes del mundo. - asintió, convencida de ello.

Wallace estaba complacido balanceándose en la silla con los pies adelante y atrás mientras devoraba un trozo de pizza de nuevo. La cara de felicidad debida a la ingestión de la cena cambió cuando, de forma inesperada, surgió Kuro. Tal cosa provocó que parara de comer...durante un breve margen de tiempo.

Como próximo nuevo gran líder del grupo, algo que estaba cantado que era el auténtico motivo por lo que había sido reclutado, anotó mentalmente los poderes de los que iba a comandar en el inminente futuro. Entornó los ojos guiando una plena atención a medida que iban expresando sus capacidades, dejando unos segundos de mirada fija en cada uno mientras repasaba nombre y el poder que este llevaba asociado. 

Saber que el rubio era arquero, no lo que él imaginaba, lo hizo parar el balanceo de la silla. Lo miró perplejo, a la vez se rascó la nuca soltando un pequeño bufido. La tajante negativa de Kate llegada después de ese sorprendente descubrimiento, aunque inesperada también, no le provocó tanta extrañeza como la que se podía percibir en un rostro que, con un ojo cerrado y el otro abierto, seguía investigando a Clint con cuidado.

—¿Ojo de Halcón? ¿En serio eres Ojo de Halcón? Jo, tío. Yo pensaba que eras Puño de Hierro. No sé por qué, pero pensaba que eras él.

Y volvió a mirar a Clint con ojos de estupor.

Wallace respiró profundamente, dejando de lado la confusión de identidades del vengador. Nada ni nadie debía detener el pegar unos cuantos bocados de comida más.

En cuanto su compañero de habitación dijo que lo de las clases era una fachada alzó una ceja y rió un poco.

A mí me gustaría seguir yendo a clase. Es importante no dejar de aprender y cuando las cosas se ponen un poquito difíciles luego saben mejor. ¿No te parece?

Ahí estaban, dos mil dólares al mes. Poco más o menos el precio de una universidad buena. Félix prestaba atención a todo lo que decían, mirando con cierta fascinación al despliegue tecnológico y de nombres grandes que habían allí. Se acercó un poco a Kuro pero no intervino porque ya estaba siendo asaltado a preguntas, igual que su creadora.

Luego prestó atención a la descripción de los poderes y habilidades y asintió, suponiendo que era el momento de explicar los suyos también.

Yo he aprendido algunos trucos de magia de maestro. No le llego ni a la suela de las lustradas botas, pero me esfuerzo para mejorar día a día. También puedo emh... crear como pequeños agujeros negros... más o menos.

Trató de explicarse, y es que como de costumbre la realidad era más compleja. Entonces la intervenció de Goldie hizo que carraspeara por un momento para sonreír, e incluso reír, pero de buen humor, no como una burla.

Cualquiera que pueda levantarse un día para hacer mejor el día de otra persona es un héroe. Pero yo no diría que tener poderes es... genialoso. En algunas ocasiones son resultado de maldiciones o experimentos crueles, en otros quizá sea una bendición o algo innato pero aún así tienes que aprender a convivir con ellos. Imagina que un buen día las normas de la realidad para tí cambian y dejas de necesitar comer y cada vez que tocas la comida la conviertes en armas y armaduras de metal. ¿Sería una bendición no volver a sentir las grasas saturadas en tu boca?

La última comparación le arrancó una nueva risilla. Y prosiguió.

Y hasta donde yo sé las armaduras son producto de un intelecto superior y los trucos de Ojo de Halcón son producto de un gran entrenamiento y una destreza superior. ¿Hasta qué punto puedes considerar eso normal?

Quizá había metido la pata hablando de más. Se puso en pie como si no importara demasiado. Pero por si acaso decidió volver a centrarse en la deliciosa comida grasienta que al menos su poder no le impedía degustar.

Rainbow tomó un papel secundario en la conversación. En aquella habitación empezaba a haber demasiado ruido y costaba seguir todas las participaciones separando lo importante de lo superfluo. Aun así, hizo un esfuerzo.

- A Goldie no se le da bien estudiar: Superfluo (y para nada sorprendente. A juzgar por su manera de hablar, me cuesta creer que la chica pueda retener la atención en algo más de 15 segundos).

- La peliculera y paranoica teoría de la conspiración de Wallace: Superfluo (¿cómo narices alguien puede decir "Vengadores, reuníos" justo antes de poner los pies sobre la mesa? ¿Usa una llamada a las armas para que todos podamos olerle los pies?...)

- La impresionante entidad holográfica aparentemente autónoma: Importante

- Los poderes de los Vengadores de la Costa Oeste: Importante (animales, bola de demolición, armadura + inteligencia artificial autónoma y dos arqueros... al parecer hay ciertas carencias contra ataques psíquicos y cosas de esas. Habrá que confiar en la tecnología.

- Los poderes de los nuevos compañeros... ¿? Uno hace magia, otro tiene otra armadura, una puede subsistir sin respirar por lo menos 5 minutos (que es lo que duran sus frases más o menos) y del resto cero patatero.

Finalmente parpadeo y se concentró para intentar incorporarse a la conversación. No quería quedar como alguien que se automargina, el problema era que no tenía mucho que aportar, así que se forzó a sí misma a decir cualquier cosa, lo que seguramente acabase derivando en una estupidez.

La verdad... todos esos poderes parecen como muy ... apropiados para enfrentarse a los malos, ¿no? No sé... da la impresión de que... - Volvio a empezar - No tengo muy claro como podremos aportar. - Hablaba por ella misma, aunque Goldie ya había dicho que Reece y ella tampoco tenían habilidades demasiado llamativas (aunque algo tendrían, sino no estarían ahí).

La noche pasó tranquila siguiendo la conversación a cada vez algo más trivial y entretenida. Cuando ya fueron las 12 de la noche, los chicos se marcharon. Kate y Clint se fueron cada uno a sus respectivas habitaciones. Hicisteis lo mismo ya que al día siguiente os tocaba continuar con este nuevo capítulo de vuestras vidas que cada vez era más extraño para algunos y emocionante para otros.