Partida Rol por web

El viaje de la comitiva Grulla había sido corto y relajado. La capital del imperio se encontraba en un fértil territorio dentro de las tierras del clan, donde además se alojan las familias imperiales así que a diferencia de otros no habían tenido que desplazarse grandes distancias. De manera que la comitiva no parecía demasiado agobiada. Solo hacía planes alegremente esperando llegar a la capital, la primera corte de invierno donde el joven heredero, Doji Hoturi, iría solo como representación de la familia gobernante del clan de la grulla. Su compañía sería el recientemente nombrado daimyo Kakita, Kakita Yoshi.

Yoshi a diferencia de su hermano, Toshimoko, un afamado duelista del clan y maestro de Doji Hoturi en la escuela de duelistas Kakita no podría coger jamás una espada, nació con una maldición que recaía sobre el castillo familiar y que pasó a él. Eso significa que jamás podría usar un arma de acero ni siquiera para defender su propia vida.

Pese a ser diferente de lo que se espera en alguien de su linaje, no era especialmente atlético, ni alto, pero tenía una sonrisa capaz de derribar montañas y una habilidad diplomática sin igual. Eso hacía que su hermano mayor, que prefería una vida mas desahogada renunciase a su derecho a ser daimyo en su favor. Pues lo respetaba por su inteligencia, y sabía que eso era lo importante a la hora de gobernar una familia.

En tu caso, se te había concedido el honor de ser karo de Kakita Yoshi en esa corte. Al parecer tu rendimiento en la escuela había sorprendido a tus maestros tras la retirada del último karo se te había propuesto a ti para el puesto y tras una entrevista donde te sentiste examinada pese a que no se te pidió hacer nada especial fuiste aceptada.

Esa mañana estabas en casa del gobernador de la ciudad de Raiden, donde se os había ofrecido alojamiento de camino a la capital imperial. Era la última gran parada para hacer compras, retocar planes y en general, prepararse para lo que estaba por llegar. Estabais de momento vosotros tres, en una salita con un juego de té y unas deliciosas galletas.

- La verdad es que tengo ganas de partir ya, Yoshi-san. Tengo muchas esperanzas en la corte y seguro que habrá muchísimos eventos y fiestas. - le dije mientras daba un trago a mi taza de té. Estaba contento con la idea de poder ir solo con él. - Es una pena que Kazuke-san no se haya unido a nosotros aún. ¿Sabes donde está? - le pregunté antes de girarme hacia Akiko. - Querida, como siempre, estás preciosa. Tienes un don para elegir los kimonos. - le digo guiñándole el ojo.

- Sí, pero recuerda que ahora sois la cabeza del clan, Hoturi-dono. Debéis aprovechar las fiestas, no únicamente acudir a ellas. - dije sonriéndole mientras no tocaba de momento mi té. - Debéis demostrar ser capaz de cumplir con las expectativas de vuestro padre. Aunque una cosa no quita la otra, ya sabéis. - le sonrío sin querer ser demasiado severo con él.

- Bueno, Kazuke-san está con su prometida, que ha llegado a tierras de nuestro clan hace poco. Se unirá con nosotros en la capital imperial. Que hablando de eso, os recuerdo que la guerra con el clan león está a punto de saltar, así que os ruego cautela. No os acerquéis a ellos solo hasta que no veamos con que actitud vienen. - le informé.

- Si le echáis de menos podéis ir luego a verle, creo que ahora mismo está en la ciudad. Y sí, Akiko-san tiene buen gusto. Pero es lo que se espera en alguien de su posición. - dije con cierta severidad, como karo mía que era prefería ser exigente.

Se encuentra en la salita de té junto a Hoturi-sama y Yoshi-sama. Aun no puede creer que ella fuese la escogida para ser karo de Yoshi-sama y a veces piensa que quizá no esté del todo preparada para ese papel. Pero es ella quien tiene el honor de estar a su lado y espera no avergonzar ni a Yoshi-sama, como su superior directo, ni a Hoturi-sama, como heredero del Clan.

-Gracias por vuestras palabras - sonríe -. Como bien decís, Yoshi-sama, debo dar siempre lo mejor de mí.

Bebe un poco de té y mantiene la taza en las manos, para darse un poco de calor. Siempre ha tenido las manos frías. En verano, es un privilegio, pero en invierno no es algo de agradecer.

-Estoy segura, Hoturi-sama, que lo haréis muy bien en la corte. Habéis nacido para esto - vuelve a sonreír.

Le dedico la mejor de mis sonrisas a lAkiko en respuesta a sus palabras. - Oh, Akiko-san, arigato gozaimasu. Me alegra que me veais así, a ver si derretís el frío corazón de Yoshi-san, siempre tan preocupado y exigente. - le comenté mientras le daba un trago al té. - Hai, hai, no os preocupéis. La verdad es que tengo curiosidad, hace solo seis meses que el joven Arasou ha sido elegido como heredero del clan. ¿Que sabéis de él? - le pregunté a Yoshi sobre el tema.
 

- Que cruel sois conmigo, Hoturi-dono. Yo que solo me preocupo por vuestro bienestar.  - le respondí aceptando la broma mientras escuchaba sus comentarios sobre el joven león. - No lo sé, no lo he conocido sobre el terreno, solo tengo algunos datos que me han devuelto mis contactos. Y he de reconocer que me produce cierto respeto. Espero que sea razonable en lo referente a las reclamaciones de su clan. - digo antes de girarme a Akiko y ponerla a prueba haciéndole una pregunta comprometida delante del campeón del clan.

- ¿Que haríais vos para evitar la regla con el clan León sin ceder a sus reclamaciones sobre las fértiles tierras alrededor de Toshi no Ranbo? - le pregunté. Era peliagudo y no esperaba que me devolviese una respuesta iluminadora pero quería que se acostumbrase a pensar sobre la marcha. 

Baja la mirada, un tanto sonrojada por la bonita sonrisa del joven heredero.

-No creo que Yoshi-sama tenga un corazón frío. Recaen muchas responsabilidades sobre sus hombros y tiene que tomar decisiones difíciles.

Así lo cree en verdad. Un Daimyô tiene que tener muchas cosas en cuenta y no puede dejarse llevar por los impulsos o las emociones. Se tensa un poco cuando hablan del Clan León y de su heredero. Durante su estancia en el dojo ha tenido que aprender muchas cosas, como quién es quién, aunque a veces son difíciles de recordar. Y sin saber cómo son en persona, no puede reconocerlos fácilmente. Pero el Clan León siempre está presente en las conversaciones de todos.

-Un trato beneficioso para ambas partes sería lo justo, creo yo. Pero antes deberíamos saber que puede ser lo suficientemente atractivo para ellos como para olvidar las tierras a las que aspiran.

Juguetea un poco con la taza, nerviosa.

-Mis disculpas si no es una respuesta adecuada...

- Ciertamente pero hay tiempo para todo y de momento seguimos en las tierras de nuestro clan. Todo irá bien, no hay motivos reales para preocuparse hasta que lleguemos a la capital imperial. - Añadí con acierto mientras probaba el té, escuchando la respuesta de Akiko sobre la pregunta de Yoshi. - Bueno, ¿No ha estado mal no, Yoshi-san? - le dije mientras le sonreía. 

- Vuestro padre no es omnipotente Hoturi-dono y aunque estemos en tierras de nuestro clan muchos están haciendo aquí la última parada antes de llegar a la capital, como el clan León. - le comenté recordando que Kazuke-san había ido a recibirles como bien se había mencionado. Tras eso me giré hacia Akiko. - Podría haber estado mejor, pero no es un mal comienzo teniendo en cuenta que le he lanzado una pregunta al aire para la que ni siquiera yo mismo tengo respuesta. - comenté con un tono relajado. 

- Cuando formuléis un trato, querida, debéis valorar que le puede resultar atractivo al otro, y en que puntos débiles podéis presionarle para que ceda ante las ventajas. Para negociar es necesario tener algunas cartas. No se habla de negociaciones en vano - Le sonreí amablemente. 

-Gracias por vuestro concejo, Yoshi-sama. Espero aprender muchas cosas estando a vuestro lado y que me guiéis para ser una Karo de la que os sintáis orgulloso.

Sonríe. Parece que no lo ha hecho del todo mal con la respuesta que ha dado, pero debe mejorar para la próxima vez. No puede permitirse el fallar o el dejar en evidencia a Yoshi-sama y a su Clan. Es una gran responsabilidad la que se presenta ante ella.

-¿Puedo haceros una pregunta? - les mira, con un poco de curiosidad.

Quizá sea una pregunta un poco tonta, pero espera que no la juzguen por ello.

- Bueno, hay pocos en este imperio capaz de enfrentarse directamente a la ira de mi padre. Si no es omnipotente, está muy cerca. - le respondí mientras daba un trago de té, escuchando las palabras de Yoshi. - Ah, Yoshi-san hará de ti una gran samurai Akiko-san, estoy seguro de ello. - dije con tono jovial antes de alzar una ceja ante su pregunta.

- Hai, ¿De que se trata? -
 

- Todo depende de vuestra voluntad de aprender y servir al clan Akiko-san. El saber es solo para aquellos que están dispuestos a aceptarlo y esforzarse en conseguirlo. - le respondí con una sonrisa mientras daba un trago a mi taza de té. Me gustaba su actitud aunque quizá le faltaba un poco de ojo crítico. Probablemente lo conseguiría con la experiencia.

Iba a hacer un comentario sobre la pregunta pero ver a Hoturi interesado hizo que simplemente le hiciese un gesto con la cabeza indicando que respondiese.

-Es la primera vez que asisto a una Corte de Invierno y, sobre todo, que se realice en el corazón del Imperio... ¿Qué puedo esperar encontrarme?

Baja la mirada hacia su taza de té y bebe un poco. Está nerviosa por haber hecho una pregunta así... quizá la tomen por tonta, pero no quiere dejar en mal lugar a su Clan. Espera que no se rían de ella por algo así.

-Me gustaría prepararme para cualquier imprevisto...

La pregunta me hizo levantar una ceja. No esperaba que tuviese esas dudas aunque probablemente fuesen los nervios por la situación. Hice girar el té en mis manos y le devolví una pregunta. - Bueno, Akiko-san, se que no es muy correcto pero creo que como maestro debo haceros una pregunta de vuelta. ¿Que creeís que os vais a encontrar? - pregunté con una voz severa. 

- Oh Yoshi-san no pongáis esa voz que parece que la muchacha ha cometido un pecado abrazando el shourido. - respondí al ver esa expresión severa. No me gustaba. Me recordaba demasiado a mi padre y la verdad es que todavía no había hecho nada que mereciese semejante respuesta. 

Si pregunta algo así es porque, evidentemente, no ha tenido el honor de ir nunca a una Corte y por tanto no sabe nada de ellas. Pero es evidente que ha ofendido a Yoshi-sama con su pregunta y quizá ahora no la considere adecuada para el puesto. Será un deshonor para su familia.

-Siento haberos ofendido con mi pregunta, Yoshi-sama. Sé que se reúnen samurais importantes de todos los clanes, pero no sé qué tipo de relación hay entre unos y otros y no sé que tipo de actividades se desarrollan. 

- Hoturi-san, simplemente intento forzarla un poco para que luego no se lleve una sorpresa desagradable. Si tuviese algo malo pensado no sería severo con ella. - le dije sonriéndole antes de girarme hacia Akiko. - ¿Que es lo que aprendísteis en la escuela Doji Akiko-san? - Volví a preguntarle con el mismo tono.

-Cortesía y etiqueta, Yoshi-sama, entre otras cosas. Pero creo firmemente en que lo aprendido en el Dojo solo expresa la teoría, pero que puede ser muy diferente en la práctica. Por eso he decidido hacer esa pregunta a alguien más experimentado y que ha estado presente en otras Cortes. Si consideráis que debo aprender por mi misma, sin hacer preguntas, entonces lo haré de ahora en adelante.

Sabe que está mal pensar que alguien de su categoría está abusando de su poder solo para hacerle ver que ha hecho una pregunta incorrecta y lo único que está consiguiendo es que no quiera preguntar nunca más sobre lo que le preocupa. Se siente como una inútil. Quizá, realmente, no sirva para ese puesto. ¿Habrán puesto demasiadas expectativas en ella?

Lancé una carcajada ante la respuesta desafiante de Akiko, nadie solía tener el valor de lanzarle una respuesta así a Yoshi y le sonreí por la confianza que nos teníamos. Al fin y al cabo es mi tío. Iba a ser divertido ver la evolución de esos dos a lo largo de la corte de invierno. - No os pongáis nerviosa Akiko-san, no es tan malo como parece. -
 

Lancé una mirada de soslayo a Hoturi antes de suspirar y mirar de nuevo a Akiko. - No seaís dramática, si creyera que tenéis algo que aprender yo mismo os enseñaría pero os estoy guiando porque vos misma tenéis la respuesta aquí aunque ahora no la encontréis. - dije señalando su frente.

- Aprendistéis el arte de la política en la escuela, ¿No es así? cortesía, etiqueta, argumentación y empatía para saber que desean nuestros adversarios. Todo ello está en lo que sabéis hacer y es a lo que la corte de invierno se reduce, a una escala que influye a nivel del imperio.  Los grandes clanes están para mover ficha en su favor y en contra de sus enemigos mas acérrimos a traves de las artes que vos conocéis. Y con ello crear tratados, alianzas, y romper los de los demás. -

- Dejad de estar a la defensiva. Acepté que fueseis mi karo consciente de que acababáis de salir de la escuela hace poco. No espero que vengáis con todo aprendido. Pero el tiempo corre en nuestra contra y debo puliros rápido. -