Partida Rol por web

-Entonces, Hoturi-san, sed más listo que él. Hacedle creer que no os gusta la mujer que en realidad os gusta. Quizá funcione... - sonríe.

¿El afecto es algo malo? No cree que mostrar afecto sea algo malo, no para ella. Pero a veces la muestra de afecto para unas personas puede ser diferente para otras. Sin duda, para ella, que lleve su mano hacia zonas poco decorosas, no lo es. Quizá para Hoturi-san si lo sea.

-El afecto no lo es... no para mí. Pero si hay ciertos límites... ¿no?

Me río. - Si seguís así cuando ascienda a campeón os nombraré mi consejera. Aunque ahora mismo solo hay una mujer con la que me casaría, y está casada. - Suspiro tras eso, apretando tus manos mientras sigo acariciando su mejilla

- ¿De verdad los hay? ¿Cuales? - 

-Hay diferentes tipos de afecto, Hoturi-san. No puedes mostrar el mismo afecto a tus amigos o a tu familia. Pero cambiemos de tema...

Sonríe abiertamente.

-¿Quién es la dama que roba vuestros suspiros, Hoturi-san?

- Si os lo contase se rompería el hechizo, por no hablar de que sería un secreto que podría poneros en peligro, Akiko-chan. - Guié sus dedos hacia mis labios posándolos sobre ellos.

- Este amor está condenado al fracaso. Ojala existiese una forma..  - Mi mirada se entristeció.

-Quizá podáis encontrar un nuevo amor...

Se le rompe el corazón ver la mirada triste de Hoturi-san. Debe ser muy duro vivir un amor no correspondido o un amor que, aunque se quiera, no puede corresponderse. Pero es el mundo en el que se mueven... no pueden elegir a quien amar para el resto de sus días. Deben aceptar a la persona elegida para ellos.

- Eso dice Yoshi-san, pero ¿De verdad se puede? Hay amores que nunca se olvidan. Que nunca desaparecen. Y mi corazón late tan acelerado cuando ella está cerca.. -  Suspira. - Pero soy joven. Supongo que siempre existe la oportunidad. -

-Solo lo sabréis si lo intentáis.

Sonríe, intentando animarle. Lo cierto es que nunca ha sentido eso de lo que habla Hoturi-san. El amor es algo que se le escapa de las manos, pero ha oído hablar de ello durante toda su vida. No de su padre o su familia, pero si a las criadas y demás empleados de su casa. 

-Además... no creo que Yoshi-sama sea capaz de equivocarse.

- Tenéis razón. Pero el amor es algo tan delicado, del que no tenemos control alguno.. Que a veces parece que es absurdo intentar razonarlo. - Vuelvo a besar los dedos de Akiko. - Bueno, Yoshi-san no es omnipotente. Pero es cierto que ha demostrado tener mas sentido común. -

-Creo que si Yoshi-sama se equivocara, llegaría un castigo divino que haría desaparecer el mundo que conocemos. 

Ríe un poco. No puede imaginarse a Yoshi-sama equivocándose. Piensa tanto las cosas y conoce tan bien las consecuencias de cada acto que no es posible que de un mal paso. Quizá ella consiga ser así algún día... o quizá no.

-Pero tenéis que animaros, Hoturi-san. Sé que es difícil, pero seguro que dentro de muchos años miraremos atrás y nos reiremos de las preocupaciones de esta edad. 

Reí en voz alta dejándome llevar por el encanto de Akiko pero tapándome la boca para que nadie nos escuchase. - Akiko-chan es muy graciosa. Pero si eso ocurre, que Doji no kami nos proteja. - 

- Es difícil verlo de esa forma, pero supongo que el tiempo es sabio. Ahora todo parece tan intenso e importante..

-Perdón, debo contenerme un poco, creo. Mi abuela siempre dice que una dama que aspira a la corte debe reír recatadamente... es más, solo puede sonreír. Y puedo aseguraros que mi abuela no ha reído nunca en su vida. Su piel es taan tersa. Puede que nunca haya sonreído. Quien sabe.

A pesar de lo que dice, tiene aprecio a su abuela. Le ha enseñado todo lo que sabe aunque ha sido demasiado estricta... pero es lo más cercano a una figura materna que ha tenido.

-Hoturi-san... creo que se está haciendo un poco tarde y mañana tengo una reunión importante. Quizá debería ir a dormir.

- Por favor, no lo hagas, o al menos no cuando estemos en privado. Ríe siempre, me gusta. - Sonreí dulcemente con sus manos aún entre las mías. - Es una vida muy triste, una vida sin sonreir. Mi padre nunca lo ha hecho, no delante mía al menos. Mi madre sí. Siempre reía. - Suspira. - Seguro que ella sabría que hacer. -

Cuando dices de irte a dormir pone una expresión de pena y acaricia tu mejilla. - ¿Es necesario? -

Coloca su mano sobre la que el tiene en su mejilla, dulcemente.

-Me gustaría quedarme más, pero la reunión de mañana es importante. Mi vida depende de ella... si no lo hago bien, Yoshi-sama se enfadará conmigo y creo que sus castigos no son demasiado transigentes. 

Le mira con carita de pena.

-No querréis que Yoshi-sama me castigue, ¿verdad?

- Jamás se me ocurriría. No soy un hombre cruel, y debéis sobrevivir para ascender mucho más. - Sonrío a Akiko dulcemente, tras eso, de forma inesperada, planta un suave beso en sus labios que no llega a ser demasiado lujurioso. - Buenas noches, soñad con Doji no kami para que inspire vuestros pasos mañana Akiko-chan. Venid a verme cuando termine la reunión y Yoshi-san os haya leído la cartilla, tengo curiosidad por ver que dicen. -

Al principio, no pasa nada. No se espera ese beso. Pero a los pocos segundos, los colores se le suben a las mejillas, incluso más de lo normal. Y es que un beso no es ninguna tontería, al menos para ella. Ese tipo de intimidad... ni siquiera la ha visto entre otros samurais. Quizá en algunos criados.

-Os... os buscaré... 

Sonríe, un poco nerviosa. Quizá más de lo habitual. Se pone en pie y se alisa el kimono.

-Descansad, Hoturi-san... que la Dama Doji cuide vuestro sueño.