Partida Rol por web

La reunión transcurrió sin mas novedades hasta que cada uno se retiró a cumplir las obligaciones pertinentes. La noche cayó y tuviste una agradable velada con el gobernador y el daimyo de la zona. Fue una velada agradable y ambos hombres se mostraron muy amables contigo. 

Mientras caminabas hacia tu habitación te cruzaste con la persona menos esperada. Doji Hoturi, al parecer había vuelto ya a de su salida con Yoshi y mostraba una amplia sonrisa. 

Miré a Akiko y me acerqué hacia ella, dedicándole una profunda reverencia con mi mejor sonrisa. - Buenas noches Akiko-san, ¿Que tal la cena de protocolo? - pregunté amablemente.

Está caminando tranquilamente hacia su habitación cuando se encuentra a Horuti-sama en el pasillo. Éste se inclina ante ella.

-Buenas noches, Hoturi-sama. No os inclinéis ante mí, por favor. Soy yo quien debe hacerlo.

Se inclina ante él y sonríe al levantarse.

-La cena ha estado muy entretenida. El gobernador y el daimyo han sido muy amables conmigo y he aprendido mucho. ¿Cómo ha ido vuestro paseo por las calles de la ciudad?

- Sois adorable Akiko-san, bueno, Akiko-chan, creo que ahora que no está Yoshi-san cerca puedo llamaros así. - le dediqué mi mejor sonrisa.  - Bueno, me alegro de que fuese así. En mi caso ha sido como siempre. Todas las ciudades al final ofrecen lo mismo, y mas en las mismas tierras. - suspiré antes de acercarme a ella y tomar su brazo. - ¿Os importaría tomar una taza de té conmigo antes de dormir?

Hoturi-sama está siendo bastante informal, pero es algo que parece característico en él. No le molesta que la llame Akiko-chan, aunque así la llamaban cuando era niña. Bueno, no importa.

-Claro, puedo acompañaros... - sonríe.

Se le eriza un poco la piel con el contacto de Hoturi-sama, pero desecha esos pensamientos y se centra en lo que tiene delante. Quizá pueda preguntarle a Hoturi-sama sobre las personas con las que se reunirá mañana. Él parece más accesible que Yoshi-sama.

Sonrío ampliamente mientras guío hacia mis aposentos a la joven Akiko del brazo, sin hacer ruido ya que el pasillo está sumido en la oscuridad, tras descorrer la fusama ambos entramos en mi habitación. Como heredero del clan me habían concedido la mas grande de la mansión del gobernador, así que se podía ver un cuarto amplio y bello, decorado con muy buen gusto y dividido en varias secciones. 

Cerre la fusama detrás nuestra y miré sonriendo a mi acompañante. - ¿Que os parece, os gusta? - 

-Con permiso - dice antes de entrar.

Entra en la habitación de Hoturi-sama, sin pensar siquiera que eso no sería lo apropiado para nadie. Estar a solar en la habitación privada de un hombre y sin nadie con ella. Pero Akiko es demasiado inocente e ingenua para ver algo malo en acompañar a Hoturi-sama a sus aposentos.

-Es muy bonita, Hoturi-sama - sonríe -. Sin duda, es una suerte ser el Heredero. Aunque también conlleva muchas responsabilidades.

Sonrío ampliamente al ver que le gusta la habitación pero su segundo comentario hace que tuerza un poco el gesto. - En realidad yo no lo considero una suerte, si os digo la verdad. - le respondo encogiéndome de hombros. - Pero supongo que como dice mi padre soy la persona menos adecuada para el cargo. - 

-Hoturi-sama, pensad en las cosas increíbles que podéis hacer con el poder que ostentáis. Muchos desearían tenerlo y tener la oportunidad de demostrar que son dignos de llevar el nombre de su clan. 

Se pasea un poco por la habitación, admirando la decoración. Ella ha hecho un poco de Ikebana, pero los arreglos florales presentes en la habitación son de un nivel excelente.

-Pero es cierto que hay personas que tienen una predisposición mejor para manejar el poder. Pero también hay diferentes tipos de poder, supongo. Yoshi-sama es bueno en la corte y su hermano, Toshimoki-sama, tiene una gran habilidad en duelos. Son dos caras de la misma moneda.

- ¿De verdad puedo hacerlas? Tengo que responder ante mi padre, ante Yoshi y ante la burocracia y normas Imperiales. Por no hablar de que lo que el clan necesita que no siempre es lo mas justo. Quizá no sea digno de llevar este título, pero tampoco me han preguntado porque los títulos son así, se llevan por sangre. - Sonrío a Akiko y le rodeo el cuerpo con los brazos, sin tocar ninguna zona sensible, solo agarrando sus hombros. 

- Cierto, no hay duelista mejor que Toshimoko-sensei, pero él cedió su cargo de heredero a Yoshi. ¿Lo entendéis? Pero en mi caso yo no puedo hacer eso. ¿Creeís que mi fuerza será suficiente para las responsabilidades de heredero? 

Se queda un momento parada por ese contacto tan repentino y abierto. No cree que eso sea propio de la situación. ¿Un roce? Quizá. Pero ese abrazo no conviene en ese momento... ¿o sí? No. No conviene. Hoturi-sama es el heredero de su clan y como tal debe mantener ciertas distancias... y ella aun no está prometida, pero lo estará en algún momento y, ni siquiera entonces, esas cosas serán habituales. Al menos, eso es lo que ve en los demás.

Así pues, sobrellevado el shock inicial, colora las manos sobre el pecho de Hoturi-sama y se intenta separar de él.

-Hoturi-sama, puedo escuchar vuestras preocupaciones e intentar daros consejo, pero no creo que sea apropiado que me abracéis. No soy vuestra esposa ni vuestra prometida, mi señor.

- ¿De verdad no podéis dejar la formalidad y las normas sociales ahí fuera? No quiero pensar en esas cosas en este momento. Necesito un rato de tranquilidad con alguien como voz. - le susurré suavemente a su oído apoyando la cabeza en su hombro. 

-Mmm... pero, Hoturi-sama, sigo sintiéndome incómoda si me abrazáis.

Se separa de él, con suavidad, y le coge la mano para llevarle a la zona donde esté dispuesta la pequeña mesa para el té.

-Sentaos, mi señor. Yo serviré el té y ambos podemos contarnos lo que nos preocupa. Por ejemplo, sé que Yoshi-sama tiene puestas en mí grandes esperanzas, pero no sé si conseguiré que se sienta orgulloso de mí. ¿Seré capaz de honrar a mi familia? ¿Os defraudaré tanto a vos como a Yoshi-sama?

Le sonríe.

-Creo que estamos en la misma situación. Quizá no sea la persona más indicada, pero... tenéis que confiar en vos mismo... 

Se queda un momento, pensativa, y sonríe.

-Podemos jugar a algún juego. No soy buena en el shogi o en el go, pero puedo intentar jugar. Se las normas básicas...

Suspiré al ver como se soltaba pero preferí no insistir tampoco. - Lo lamento, Akiko-san. - dije algo apenado pero dejo que me lleve hacia la mesa de té. 

La escuché atentamente mientras preparaba el té. - Dudo que a mi me defraudéis. Tenéis buen corazón y buena disposición. Yoshi-san no es alguien que decida por decidir, por eso Toshimoko-sensei le cedió el puesto da daimyo, Pero el ve Rokugan de una forma diferente a la nuestra. Le conozco bien y se que piensa a otro nivel.  ¿De que tenéis miedo? Conocéis los secretos de los cortesanos Doji. Podéis hacerlo. -

- Yo no soy como mi padre, y aunque lo odie el sí es un buen campeón de clan, porque piensa de otra forma completamente distinta. No se me ocurre como confiar en mi mismo y en que lo haré. - Jugué con la taza entre mis manos. 

- ¿Una partida al go? Me parece una gran idea. Aunque ayer Yoshi-san me dio una paliza. 

-Podéis llamarme Akiko-chan, si lo deseáis. Aunque hace mucho tiempo de la última vez que me llamaron así. Me trae recuerdos de mi infancia - sonríe.

Se sirve su taza y deja la tetera en el calentador.

-Si me lo permitís, podría llamaros Hoturi-san.

Le mira y continúa sonriendo. 

-Estoy segura de que llegaréis a hacer grandes cosas. No siempre tenéis que ver el mundo como vuestro padre, Hoturi-san. Debéis entender su visión, pero es la vuestra propia la que importa. Debéis pensar en qué tipo de huella queréis dejar en este mundo.

Baja la mirada, un poco triste, pero aun con una sonrisa en los labios.

-No podemos ser como nuestros padres, pero podemos dar lo mejor de nosotros mismos para que se sientan orgullosos.

- Hai, Akiko-chan, aunque llamadme Hoturi-san solo cuando estemos en privado. Porque sino podría darle una embolia a Yoshi-san del susto. - Reí divertido antes de darle un trago al té.

- Yo no puedo gobernar bien el clan sin cierta mentalidad. - dije negando con la cabeza convencido de ello. - Es imposible que pueda hacerlo. Mi visión solo puede traer desgracia. Se que sois consciente del conflicto diplomático que el clan tiene ahora con los Fénix. Y es culpa mía. -

- Que mi padre se sienta orgulloso de mí. - No pude evitar reír ante la idea. - Me da a mí que no, Akiko-chan.-

-Ya había supuesto eso - ríe en referencia a lo de Yoshi-sama -. No quiero que se escandalice demasiado.

Se queda un poco pensativa en referencia a lo siguiente que dice. Seguramente, es un tema que le carcome por dentro desde que cometió aquel acto. Pero es algo que debía hacerse. Hubiese dicho mucho más de él si hubiese hecho como si no hubiese visto nada.

-Hicisteis lo que considerasteis correcto. Ambos sabemos que forzar a alguien no está considerado como correcto dentro de nuestras leyes. Era el honor de una samurai. Y en cuanto a lo otro... solo tenéis que encontrar a alguien que os complemente. 

- Sí, pero seguía siendo el campeón de un clan y sabéis que dentro de Rokugan el estátus es lo primero. - Respondí. - Esa es una lección que llevaré grabada siempre. ¿Puedo enseñaros algo que ni siquiera le he mostrado a Yoshi-san? -

Cuando dijo lo de complementar asentí antes de darle un trago al té.- Bueno, Yoshi-san hace bastante bien de voz consejera. En eso he tenido suerte.
 

-Por supuesto. Prometo no decir nada. Soy una persona de confianza... o eso creo.

Le mira con curiosidad, expectante por ser partícipe de ese secreto que quiere mostrarle. ¿Qué puede ser? Debe de ser algo muy personal para que no se lo haya mostrado a Yoshi-sama.

Asiento con una sonrisa amarga antes de empezar a retirarme la parte superior del kimono, tras eso me senté de espaldas a ella. - Acercaos con una vela para tener luz. - y cuando lo haces, descubres unas marcas en su espalda, a la altura de su cintura de moratones, parecen golpes hechos con un bokken. - Esta fue la lección que me dio mi padre cuando se enteró. Fue en primavera, y esto es solo lo que aún permanece visible.