Partida Rol por web

El sol de media tarde brindaba una agradable sensación que desde el Templo de la Buena Estrella, al estar alejado de la ruidosa urbanización, era fácilmente aprovechable, disfrutándose también de la cercanía y el contacto con la naturaleza. El Templo siempre estaba repleto de pequeños animalitos en busca de alimento, así como de Youkais y espíritus de menor poder.

Hotaru y Aika compartían sus conocimientos de invocación, ya que ambas poseían prácticas y métodos muy distintos. Mientras que Hotaru se basaba en simbología y prácticas Shintoistas, Aika utilizaba la expresión de su canto como medio para comunicarse con los espíritus y canalizar su Poder Espiritual. A veces, por mas que hablaran de lo mismo, no eran capaces de comprenderse la una a la otra.

Yami observaba desde las sombras las prácticas que ambas jóvenes mantenían, curioso de cuanto ocurriera al rededor de Hotaru.

Estaban ambas sentadas en el patio del templo, conversando. A Aika le encantaba la paz y tranquilidad que irradiaba ese lugar. Sólo el ruido de los grillos en el fondo y pájaros cantando las interrumpía. Ademas, los espíritus que habitaban el templo eran tranquilos, incluso se prestaban a lo que ellas necesitaran. Era difícil para Aika explicarle en sus propias palabras como se comunicaba con ellos, ya que no simplemente era cantar. Sino que eran las emociones en las canciones, un poder que venia de dentro de ella, que no podía traducir. Ni hablar que cantar en frente de su amiga la ponía nerviosa, pero lo ocultaba detrás de una sonrisa.
No sabia como habían terminado hablando de los espíritus, ya que la idea de ella era venir a pasar un buen momento con su amiga, que últimamente estaba muy cabizbaja. Su objetivo era levantarle el animo. Había traído masitas caseras que había preparado ella misma, y tenían una bandeja con te helado.
-No se como explicarlo, Hotaru..simplemente lo siento aquí- Dijo señalándose el pecho. - y cuando entono y canto...me escuchan. Siento que me observan y se acercan, atraídos a mi..-Sonrio, esperando que su amiga comprendiese.

Sentadas una al lado de la otra, Hotaru le había preparado el té, en una pequeña ceremonia, y no la hizo porqué fuese necesario, sino porque no sabía otra manera de hacerlo. La sacerdotisa bebía el té y escuchaba a su amiga, como hablaba de la manera de comunicarse con los espíritus, Hotaru suspiraba, cada cual encontraba la manera de comunicarse con los fantasmas y espíritus, ella usaba el rosario que tenía enrollado en su mano y sellos para invocarlos, pero para hablar con ellos, pues, nunca ha necesitado nada, ellos llegaban a ella.

- eres como una lucesita -  le guiña un ojo, ella también se sentía como un farol de luz que los atraía - lo bueno es que puedes controlarlo, a mi me costó años controlar ese.. don - se mordió el labio inferior, Aika conocía su historia, sus padres creyeron que estaba loca y la tuvieron dopada de los tres a los cinco años, cuando murieron.

- ya.. pero pero... pero -  frunce sus labios y se los golpea con la punta de sus dedos - ¿te gusta poder verlos?... digooo... no es siempre agradable y cuando quieren algo, son insistentes, me ha tocado varias veces ayudar a fantasmas a pasar al otro lado ¿quieres que te enseñe a purificar espíritus? - levanta sus cejas, quería hacer algo más que solo hablar de su corazón,   aunque bajo sus manos y vio el anillo que Yami le había dado como muestra de su amor, pero por otro lado, ella iba a "intentar", algo con un chico varios años mayor. Estaba más complicada que nunca con su corazón.

Se sonrojo ante el comentario de que era como una luz. -No..no se controlarlo del todo...puedo hacer algunas cosas...pero no se bien...para que...- Se le había dado un don, y no sabia bien por que, y para que, lo cual la preocupaba mucho. Sabia que podía hacer cosas increíbles, pero no tenia un objetivo.

-La verdad...es que algunos me dan miedo. En la ciudad, no son tan tranquilos como aquí...y allí...hay muchos que sufren o están asustados o no tienen paz.-Algunos espíritus daban miedo de verdad. nunca se había preguntado si le gustaba o no. -Creo..que son esos a los que debería ayudar. - Se sentía apenada de no poder comprender la extensión de todo lo que podía hacer.

-¿Purificarlos? ¿Como es eso?- la idea sonaba interesante, pero a la vez, algo que solo una sacerdotisa como Hotaru podría hacer. Hotaru parecía distraída, su mente estaba en otro lado. Aika le sonrió.-Si no es mucha molestia, me encantaría que me enseñes. Tal vez me cueste entender como lo haces tu..pero tal vez si me muestras, puedo sentir como lo haces tu y intentarlo a mi manera.- Aika le tomo una mano entre las suyas y la apretó suavemente, en un acto de absoluta ternura.

Había permanecido esperando y observando. Esta nueva chica resultaba interesante. Me deleitaba en las sensaciones de ambas, emoción, duda, afecto… era divertido e interesante ver como ambas exploraban su nueva amistad. Puedo notar el deseo por mostrar y sus reticencias a hacerlo. El amargo regusto de la tristeza surge cuando Hotaru recuerda sus primeros pasos. Pero esta chica me gustaba, estaba deseando explorar, seguro me divertiría con ella. No demasiado. Podría ofenderla y alejarla de Hotaru, y la noto contenta.

Me deslizo siguiendo las sombras, hasta estar cerca de las dos, bajo la mesa del té. Hablan de purificar espíritus. Sonrió interiormente. Tal vez sea un poco arriesgado ahora, pero también es muy tentador. Paso una mano fría por el muslo de ambas.- No todos los espíritus traviesos necesitan ser purificados.- Digo apareciendo en la puerta con una expresión neutra.

-Hola mi niña, y hola a ti también.- Esbozo una sonrisa, y hago una reverencia educada, a las dos.

Aika no se había encontrado con espíritus como los que ella y su abuela habían descubierto, espíritus corrompidos, de sentimientos malvados, y que ahora estaban sellados en el templo. Los ojos de la sacerdotisa se fueron inconscientemente a la cúpula principal del templo, en donde estaba la caja mágica en donde encerraban a esos seres que no podían regresar a este mundo.

- eh... claro, te puedo enseñar, por lo menos puedes ver como lo hago, muchas veces, lo que hago es ayudarlos a completar lo que les faltó en esta tierra, pero me he ganado más de algún golpe - se rie, la última vez cayó por un desfiladero en el bosque y por poco se mató, Yami debió curar las heridas de su espalda.

- y purificarlos es cuando se han corrompido y lo que hacemos las sacerdotisas es limpiarlos de energías negativas y dejarlos puros.. muchos malos espíritus sólo necesitan ser purificados - intenta explicar cuando siente ese roce helado en sus piernas y levantó sus brazos  moviéndose hacia un costado- YAMIII!! - reclamó la chica - no hagas eso!!! - reclamó de nuevo, poniendo sus manos sobre su miko, avergonzada.

- Aika-chan, él es Yami, es uno de mis espíritus...- hace un ligero puchero- y uno de los primeros espíritus que vi... discúlpalo es muy travieso - 

Aika escuchaba atentamente las explicaciones de Hotaru. Sabia que su amiga era muy inteligente y decidida. Se preocupo cuando escucho que alguien había lastimado a Hotaru, pero entendió que era su deber como Miko. -Completar lo que les falto en su vida....entiendo...no debe ser fácil...tu eres tan fuerte, Hotaru, yo no se si podré- La idea de luchar contra un espíritu corrompido la asustaba, y no sabia si tenia las fuerzas suficientes para ello. -Espero que puedas mostrarme en algún momento..así puedo aprender...- Sonrió nuevamente, ocultando su temor.
De pronto sintió el roce frío de algo helado en su pierna que la sobresalto, moviéndose hacia atrás. Y ahí fue cuando lo vio. No estaba preparada para un encuentro tan cercano con un Yokai tan poderoso. No sabia si correr, esconderse detrás de Hotaru, o ponerse a llorar. Hasta que escucho la voz de Yami, saludándola, y la explicación de Hotaru. -Ahh..ehhh...hola..-dijo titubeante. No pudo evitar observarlo, ya que jamas había visto uno tan de cerca. Le causaba mucha curiosidad. Parecía un humano...un chico unos años mayor que ella. Sus ojos azules eran como el océano. Pero se sentía su energía espiritual.

Las reacciones son las esperadas. Acentuó mi sonrisa y me acerco con pasos que parecen erráticos, pero calculado en realidad. Me tiene miedo, respeto, curiosidad. Sí, es una niña divertida. Miro el puchero de Hotaru, realmente complacido. Me encanta observar su rostro cuando pone esas muecas tan monas.- Si sigues poniendo esas caras cuando lo haga, mi niña, no creo que deje de hacerlo.- Acaricio su mejilla mirándola a los ojos. Le doy un ligero beso en la mejilla, aun sonriendo.

Me giro a la invitada.- Hola a ti también, Aika.- Pongo énfasis en su nombre.- Hablais de cosas peligrosas. Los espíritus corruptos dejan de ser traviesos para ser malos, pero algunos podemos ser malos sin estar corruptos.- Me inclino un poco para mirar a la nueva niña y evaluar su reacción más de cerca.- ¿Con que espíritus has tratado niña? Y ¿Cómo tratas con ellos? He oído que tu canto es hermoso y lleno de energía.- Pongo un dedo en la base de su cuello y lo recorro hacia arriba.- Me gustaría comprobarlo.- Sonrio y me situó al lado de Hotaru, adoptando la forma de un gato negro con ojos azules. Me coloco en el regazo de Hotaru y lanzo un maullido.- Tal vez en esta forma te incomode menos.

Yami hace las presentaciones del caso, él no podía ser de otra manera en realidad, era parte de su esencia, era muy travieso, y ponía entre las cuerdas siempre a Hotaru, y era parte una de las razones por las que Yami no había podido tener aún el corazón de la sacerdotisa, aunque también estaba su relación eterna con Natsuki y el hecho que ambos eran de especies distintas y claro, también estaba Edward, la sacerdotisa rodó los ojos pero luego le sonrió a ambos, notando como Aika se sentía algo "extraña" con la presencia de un youkai.

- que preguntón eres Yami - Hotaru se cruza de brazos y mira a otro lado, regañando a su amigo, pero luego miró a Aika - y no... los espíritus realmente malvados no tienen reparos en hacerte daño, en lastimarte  y ojalá matarte, pero no  sin antes lastimar cada espacio de tu ser - suspira - lo sé... me tocó ver varias personas maldecidas por espíritus malos y que con la abuela purificamos - acaricia el lomo de Yami.

- Yami es travieso tan sólo, pero nunca te haría daño, ni a ti, ni a nadie, - a menos que la vida de ella o de la abuela estuvieran en peligro - no es como Lucius - mira a los ojos a su amiga - pero creo que también me gustaría escucharte cantar, no para satisfacer la curiosidad de Yami, sino porque me gusta mucho tu voz - le guiña un ojo, ya había comprado los discos de Tori.

Al ver la relación entre Yami y Hotaru, no pudo evitar sonrojarse. La familiaridad que tenia el para con ella le intrigaba. ¿Había sucedido algo entre ellos? Hotaru no le había dicho nada, y nunca le había contado acerca del yokai, lo cual le dolió un poco. Después de todo, ella le había contado que era Tori Hanase. No quería pensar así, no era común de ella enojarse con su amiga. Si no le había contado, seguro tenia sus razones.
Cuando el Yokai se acerco a ella, no supo como reaccionar. Se sentía intimidada ante esos ojos y la presencia del espíritu. Y su dedo, recorriendo el cuello de esa forma, le dio escalofríos. Le costó un poco hablar después de eso - Solo...solo espíritus menores...ninguno..como tu. Físicos. Y siento si están tristes...o enojados..puedo alegrarlos..o calmarlos... pero no me encontré con ninguno peligroso. -Le explico. Ante el pedido de cantar, no supo que responder, y la miro a Hotaru, como pidiendo auxilio. Tuvo un poco de alivio cuando él se transformó en un gato y se acomodó sobre su amiga, que explicó un poco más acerca de los espíritus peligrosos que uno podía encontrarse. Se notaba que había tenido experiencias muy duras con espíritus malvados, como este "Lucius".Esperó jamas encontrárselo.
Hotaru también quería escucharla cantar, y Aika no pudo negarse. -Bueno... espero que les guste..estuve trabajando en esta canción...todavía no se si es buena....- Sus mejillas estaban muy sonrojadas. Se aclaró un poco la garganta con un poco de té, y comenzó a cantar. Se podía sentir la emoción y la pasión con la que Aika cantaba.

Me estiro, arqueando la espalda, para prolongar el contacto de la mano de Hotaru. Y permanezco en silencio mientras hablan. Los sentimientos de las dos son tiernos y delicados. Además, quiero oírla cantar y parece que aun la intimido con mi presencia. La muchacha comienza a entonar una canción, no es el estilo al que estoy acostumbrado pero su voz es hermosa y ella lo hace muy bien. El aire se llena con las sensaciones de Aika, tornando la canción en algo delicioso.

Al acabar estoy sentado en el regazo de mi niña, observando a Aika con curiosidad y atención.- Tienes una hermosa voz niña. Además de que pones mucho sentimiento al cantar. Entiendo porque los espíritus se acercan a ti.- Me relamo sin ningún disimulo.- Pero ten cuidado, algunos espíritus son muy glotones.- Me levanto apoyándome en el pecho de Hotaru y lamiendo el cuello de ella con la rasposa lengua del gato.

A continuación regreso a ser una sombra, envolviéndola como una serpiente y recuperando mi aspecto humano tras ella, pero rodeando a mi niña con los brazos.- ¿Tu qué opinas Hotaru? Se parece mucho a esa chica que escuchas en las tardes.- Sonrió con una chispa de comprensión.

Hotaru  acaricia el lomo del gato,  y aparta un poco su cuello de sus lamidas que le daban cosquillas, además, no era muy placentero que un gato te lama el cuello, su lenguita rasposa hacia sentir muchas cosquillas, así que lo llevó a acomodarse en su regazo, pero Yami no podía quedarse tranquilo y luego de haber alabado la voz de Aika, que por cierto sonaba mucho mejor en vivo que en los discos, decide  volverse una sombra para aparecer detrás de Hotaru, envolviéndola con sus brazos. La sacerdotisa movió su cabeza de lado a lado, y soltó un suspiro, Yami parecía intuir de quién se trataba realmente Aika, pero ella no le daría el placer de que ella lo reconociera, ya quedaba en manos de Aika de contarlo o no.

- pues sí, es muy linda tu voz - sonrió, y sus ojos se abrieron, podía ver aún las manifestaciones de su aura, y como alrededor de ellos, espíritus blancos, las rodeaban. Los espíritus blancos eran aquellos que ya estaban purificados y que podían manifestarse en este plano, pero luego volvían al descanso de las almas.

- umm no sé de que hablas,Aika canta mucho mejor - levanta las cejas y ella le da un golpecito en la mano que la sujetaba por el talle - y creo que es una gran canción, Aika-ckan, me ha gustado mucho, y a los espíritus también - aplaudió, dándole ánimos  a su amiga.

Al terminar su canción, sentía mucha alegría y esa emoción que no sabia explicar, una mezcla de excitación y energía que la colmaba. Una sonrisa iluminaba sus labios, y sus mejillas seguían coloradas. Escucho los comentarios de Yami, y no supo que responder, sus palabras eran a la vez un cumplido..una advertencia..o algo mas? No sabia como interpretarlas. Hotaru fue mucho mas amable, como de costumbre, levantándole el animo. Incluso diciendo que ella cantaba mejor que si misma. Se rió ante la idea. -Gracias, son muy amables los dos. -
Noto los espíritus cercanos, luces blancas que la habían escuchado cantar, pero que iban y volvían. ya los había visto varias veces, y no habían intentado mas que escucharla, así que supuso que no eran espíritus tristes o enojados, sino mas que nada, observadores. Le daban una sensación de paz cuando se acercaban.
Decidió cambiar de tema, ya que no se sentía lista para compartir con alguien más su secreto, incluso si parecía que el lo había descubierto. -Puedo..saber...como se conocieron? No puedo evitar sentir un poco de curiosidad.- Mucho mas pasaba por su cabeza, Yami era muy expresivo con su cuerpo y sus movimientos para Hotaru, entre amor o reverencia. Parecían una pareja, ya que Hotaru lo dejaba y no le decia nada.

Espíritus blancos y puros… demasiado puros, pero ya estoy acostumbrado a verlos. En el templo aparecen mucho. Los remanentes de la canción aún permanecen en el aire cuando nuevas emociones de Aika aparecen. Esta chica es muy pasional, será divertido jugar con ella. La miro, divertido y goloso. Me encanta jugar con las chicas así.

Sonrió a Hotaru cuando siento su toque de atención. Acerco mi rostro al suyo y lo ladeo un par de veces.- Seré bueno.- Le digo susurrando, aunque lo suficientemente alto para que Aika pueda oírlo. Me separo de Hotaru, sin dejar de regalarme en el tacto de la piel de su cuello al hacerlo.

Me giro a Aika.- Siempre he estado con ella. Velando. Pero nos conocimos hace mucho, en una noche cerrada, ella no era más que una niña…- Mi voz se carga de emoción, mientras lo cuento y miro a Hotaru.- Ella me abrazo, y yo decidí quedarme a su lado.- Alzo la mano para acariciar su mejilla, sonrió de nuevo, pero no malicioso, ni pícaro, si no de forma tierna al recordar.

- exacto - responde Hotaru, levantando su dedo índice - fue uno de los primeros espíritus que vi cuando tenía como...-  ladeo su rostro pensando, intentando recordar, pero siempre tenía problemas para acceder a los recuerdos de aquella época de su vida, antes del accidente de sus padres - como tres años, síp... desde esa época o un poco antes que veo espíritus  pero Yami ha estado conmigo desde aquella época, lo vi como un gatito, y le pedí que se acercara, nunca nos hemos separado desde aquel momento - Hotaru toma la mano de Yami y sonríe.

- y como te dije, es travieso, yo ya estoy acostumbrada a sus acosos, por eso casi ya no insiste, porque sabe que no me producen mucho - suspira y bebe un poco de te - más le vale portarse bien, en todo caso - mira feito a su amigo.- sino, se lo daré a mi abuelita - sonríe, y vuelve a tomar tesito.

Las respuestas de los dos emocionaron a Aika, que sintió que una lagrima le escapaba por un ojo. Sabia que su amiga había perdido a sus padres de chica, y tener la compañía de alguien, la había ayudado un montón.No pudo evitar también sentir un poco de envidia, ya que a veces ella también se sentía muy sola. -Me alegro que se hayan encontrado, Hotaru.- No pudo evitar sonreír ante el reto de Hotaru y la fingida inocencia de Yami. Volvió a pasar por su cabeza que la relación entre los dos era rara y única. -Yami..disculpa mi ignorancia..ademas de cambiar de forma... ¿tienes..otras habilidades?- Le pregunto al Yokai, que al parecer sabia mucho del reino de los espíritus,al igual que Hotaru. - Espero que puedan enseñarme algo, así no me siento tan inútil...- Le sonrió a los dos, aun con el rostro un poco sonrojado.

Arqueo una ceja y una sonrisa traviesa asoma a mi rostro. Eso piensa, pero se cuál es su debilidad. Así que me siento a su lado y le saco la lengua.- Quien va a entregarme a la abuela, no soy de tu posesión, solo hay algo de mí que te pertenece mi niña.- Le sonrió.- El resto tienes que pedírmelo.- Digo bromeando, ocultando la verdad, con la verdad. Mientras dejo que una sombra se acerque a Hotaru, despacio.

Miro a Aika.- ¿Mis habilidades? Que osada eres niña.- Digo como si estuviera sorprendido. Aunque en seguida cambio mi expresión a algo divertido.- No te preocupes es normal, aunque no esperes que te revele todos mis secretos. Digamos simplemente que se aprovechar muy bien mis habilidades.- En ese momento, dejo que la sombra se deslice entre la ropa de Hotaru, pasando un dedo frio por la espalda de ella. Sé que tu espalda es tu punto débil mi niña. Y tal vez te moleste, pero de seguro lo disfrutaras.

La travesura de Yami la pilla desprevenida y casi bota la taza de te, obligándola a echar su cuerpo hacia delante, y botando un poco de la infusión. Molesta, la sacerdotisa se gira hacia él, y entorna sus ojos,  Yami sabía como le molestaba eso, pero se guardó los comentarios, después de todo, aunque él dijera que no le pertenecía, el pacto entre los dos existía, y él, como Lucius, dependían de su energía vital.

- no creo que pueda enseñarte algo de sus habilidades AIka, pero  mi prometido - ¿prometido? jamás lo había llamado así, prometido - Edward puede enseñarte de magia, casi todos los invocadores que conozco han tomado clases con él, yo puedo enseñarte a.. mantenerlos a raya, o darte sellos para poder protegerte - le sonrie a su amiga y toma sus manos - te ayudaré a comprender lo que te sucede, no estas sola ahora, Aika-chan - aprieta sus manos con cariño.

Estaba escuchando a Yami atentamente, asi que no noto como se acercaba a Hotaru y le pasaba un frio tentáculo por la espalda. Mientras el hablaba ella tomo una taza de te y sorbia un poco del mismo. -Habilidades..que tipo de habilidades tienes? veo que puedes transformarte en cualqueir cosa...por favor, cuéntame mas!- le hizo un gesto de reverencia. Se dio cuenta de que Yami gustaba de ser el centro de atención, y que sobre todo, quería la atención de Hotaru.
Cuando Hotaru hablo de Edward, Aika casi se atraganta con el té. Pero no dijo nada. -¿Prometido?¿ Como es eso, que recién me entero?- Le pregunto a Hotaru. No sabia nada de esta situación.

Sonrió con la reacción, aunque cabeceo un poco ante lo molesta que se muestra.  Iba a abrir la boca cuando Hotaru habla de Edward. Ese niño orgulloso que juega con energías. Los magos no me impresionan, su poder es inútil contra mí. Aika tose con el té,  yo aprovecho para soltar el aire. Yo sé porque lo menciona ahora. La miro de reojo entre molesto y dolido, antes de levantarme.

- Entre mis habilidades niña, están la excelente cocina y ya que hoy estas aquí, cocinare algo especial.- Nada en mi voz refleja afectación, ni en mis gestos, ni en mi rostro. Me levanto cortes.- ¿Alguna petición?- Les pregunto antes de dejar la habitación.