Partida Rol por web

Después de coger lo necesario, os despedís del grupo y salís al bosque. El sol del mediodía brilla cegador por encima de las copas de los árboles dándole al paisaje un aspecto diáfano. La tranquilidad y la paz que se respira en el lugar sólo es rota por la imagen de todos los coches aparcados frente a la cabaña, recordatorio de lo que habéis tenido que pasar para llegar hasta ahí.

El paseo hasta la casa más cercana os lleva unos diez minutos de andar a paso firme sin perder de vista los alrededores. Sin embargo, el bosque parece estar vacío y vislumbráis entre los árboles la cabaña de los vecinos de River. Entonces Miros levanta un brazo y señala hacia adelante. La puerta de la entrada ha sido prácticamente derribada a golpes.

El gesto de Miros me alerta y me detengo. Observo la cabaña, la puerta y trato de aguzar el oído girando la cabeza hacia la izquierda por si se oye algo. Sin embargo, consciente de mi problema auditivo, me fijo en el rostro de los demás, tratando de adivinar si ellos son capaces de percibir algún ruido.

"-Silencio... - susurro mirando sobretodo a JD y Felipe."

Hago un gesto a Miros para abrirnos y flanquear la cabaña y con otro le indico a JD y Felipe que vigilen la puerta abierta de la cabaña.

Con mucha precaución, avanzo paso a paso, comprobando dónde piso y sin perder de vista la puerta y las ventanas de la cabaña. No me parece ver luz, ni humo; pero aun así me fijo en ello con atención....

 Despues de un, no tan largo como me esperaba,paseo al final llegamos a la choza. Todo parecia tranquilo y no habia ninguna señal a simple vista de que una horda de muertos canivales salieran a devorarlo. Felipe, ya con la pistola en la mano, se dispuso ha caminar hacia la ventana de la casa para fijarse en su interior pero al ver las señales que hizo Curtis  le asintio con la cabeza. Alzo su arma y se quedo apuntando a la puerta de la cabaña, como una estatua, esperando percivir algun sonido que lo alertara de aquellas ciraturas...

Miros comenzo a caminar sigilosamente hacia el flanco contrario al que Curtis habia tomado, con su Glock firmemente asida entre sus manos.

O alguien o algo ha entrado a la fuerza en la casa. Veamos a ver que sorpresa nos encontramos... 

Tras ver el estado en el que se encontraba la puerta,  JD, que no era muy valiente ya por si solo, entro en la cabaña cautelosamente con la pistola firmemente sujeta. Echo una ojeada rapida a la cabaña, intentando buscar cualquier indicio de la presencia de esos mnstruitos.

-Colegas, tenemos que darnos prisa en buscar lo que sea, antes que "lo que sea" nos encuentre a nosotros.

Felipe y Miros se quedaron fuera vigilando el exterior mientras JD y Curtis entraban dentro con las pistolas preparadas. La cabaña estaba compuesta por una única habitación grande en donde se encontraba todo lo necesario: la sala de estar, la cocina con barra americana, un cubículo para el baño, etc. El interior olía a cerrado a pesar de que entraba una suave brisa por la puerta abierta. Aparte de eso, la casa no estaba vacía, para desgracia del grupo: dos de los infectados se encontraban allí. Eran dos hombres vestidos de cazadores con chaquetas naranja brillante y gorras. Uno llevaba aún en la mano una escopeta, aunque por como la movía daba a entender que su cerebro ya no era capaz de recordar cómo se usaba. Las criaturas abrieron la boca mostrando su babeante dentadura.

 Joder...-dijo entre dientes. Alzo su pistola y la quito el seguro, desde donde estaba apenas podia apuntar y menos con sus compañeros en la puerta. 

El medico se quedó asi, esperando ver si sus compañeros podian acabar con aquellas criaturas sin armar mucho jaleo. No me gustaria que todas los muertos de la zona viniesen a visitarnos...
Miro a Miroslav esperando ver alguna reaccion por su parte. 

Miros enfunda la Glock y saca la palanca de acero de su cinturon y se coloca junto a la puerta, por la parte de afuera. Sujeta la palanca con ambas manos sobre su cabeza con intencion de emboscar a las criaturas cuando salgan. 

Le hago un gesto a JD para que se mantenga quieto. Dos de esas mierdas están ahí delante, embobadas. Levanto el arma y apunto cuidadosamente a la cabeza de una de ellas, concretamente a la que sostiene una escopeta de caza; aunque supongo que su cerebro marchito ya no recuerda como usarla y la sujeta como si de una fregona se tratara. Miro a JD y le hago una señal para que salga hacia fuera lentamente, sin hacer ruido.

En cuanto me quedo solo con esas dos cosas, me preparo. Doy unos pasos hacia atrás, vigilando no tropezarme sin dejar de mantener apuntada el arma. En cuanto estoy cerca de la puerta y percibo por el rabillo del ojo que Miros y Felipe la flanquean, bajo el fusil hasta la cintura...

"-¡Eh, vosotros! - digo en voz alta para que las cosas me oigan - ¡Vamos a jugar al jardin un rato, mamones! - añado mientras espero a que se giren y yo salgo de la casa de dos zancadas para quedarme a unos metros de la puerta, perfectamente visible para ellos y que se sientran atraídos hacia afuera."

"-No disparéis si no es necesario - les digo a los demás."

Las criaturas reaccionan al grito de Curtis a la velocidad del relámpago. Se giran de inmediato provocándoos un escalofrío al ver la capacidad de respuesta a instintos tan primarios. Inmediatamente cargan hacia la salida en busca de carne fresca. Pero Miros ya estaba preparado y desde que el primero asomó la cabeza, le descargó la palanca contra el cráneo. El crujido fue espantoso y la criatura se derrumbó de inmediato. La segunda tropezó con el cadáver de su compañera y cayó al suelo donde Miros la remató sin miramientos.

 Con un suspiro el medico empezo a descargar la tension que había acumulado en esos instantes. Ver a quellas criaturras corriendo hacia ellos no dejaba de ser algo terrorifico. Felipe se daba cuenta de que sus hombros y su cuello estaban en tension. 
Mirando los cadaveres paso por encima de ellos y se metio en la cabaña con mucho cuidado, intentando escuchar cualquier ruido. No parecía que hubiera gran cosa alli, si al menos hubiera algun tipo de medicamentos, analgesicos o lo que fuera...

El motero todavía estaba temblando por el encuentro con los engendros. Miros había demostrado un valor y una sangre fría superiores, machaco sus cráneos sin pizca de temor en sus ojos. JD volvió a entrar en la cabaña siempre apuntando hacia delante con su pistola, y empezó a rebuscar en la cocina algo que pudiera servir de utilidad.

Los cuatro inspeccionais la cabaña mirando incluso en los lugares más recónditos pero, afortunadamente, está vacía. JD encuentra en la cocina un surtido de cuchillos de cocina adosados a un imán colocado en la pared, así como un par de cajas de cerillas en el cajón debajo de los cubiertos. Felipe descubre un botiquín en el baño bastante completo: alcohol, vendas, tiritas, unas tijeritas pequeñas, antisépticos, analgésicos, varios antibióticos de amplio espectro...etc.

El lugar, a pesar de haber estado cerrado todo el invierno, está más o menos limpio y es bastante acogedor. Cuatro personas podrían vivir aquí con total normalidad o incluso seis con un poco de esfuerzo.

 El botiquin que encontro el doctor parecia bastante completo...¿quien demonios habia estado alli? Por otro lado parecia que ya habían echo todo lo que se podía hacer en esa casa. Lo mejor sería volver a la cabaña con el resto.

Bueno, me parece que aqui no hay nada mas que podamos hacer. Será mejor que al irnos cerremos la puerta. No quiero que cada vez que entremos corramos el riesgo de encontrarnos uno de esos-dijo señalando a los cadaveres-aqui dentro. Debo volver ya a ver el estado de Joy, no se nos olvida nada aqui , no?

JD guardó  las cerillas y los cuchillos mas pequeños en la mochila, mientras que el cuchillo mas grande lo metió con mucho cuidado en su bota derecha. 

-Umm...si colega, creo que deberíamos volver a la choza aquella, allí por lo menos si nos rodean estos putos engendros-dijo empujando con el pie el cuerpo de uno de ellos- hay alguna chati buenorra a la que echar una mirada antes de irnos al hoyo...

JD cogió una cerilla y la sujeto entre los dientes, esperando a que los demás dieran su opinión.

Miros se ha quedado fuera de la cabaña vigilando el exterior, despues de haberse asegurado de que los dos humanoides (se niega a llamarlos hombres) que habia dentro se quedasen en el suelo. El croata limpio su palanca en las ropas de uno de los zombies y espero a que el resto del grupo saliese para volver a su refugio.