Partida Rol por web

Roberto avanzó cauteloso. - Quédate en la puerta Jack, y avísame si ves qualcosa sospechosa. Casi no podía creer lo que estaba haciendo. Intentó controlar el miedo. Pensó en la época en que se dedicaba a domar leones en el circo. Intentó comparar aquellas situaciones difíciles entre animales, con la locura que estaba llevando a cabo. - Claro que aquellos leones eran muy viejos... y estaban medio drogados... Ni el mismo era capaz de darse confianza.

Se movió entre las mesas del pequeño restaurante, intentando de tirar nada. Con los músculos en tensión, y el machete bien agarrado, se descubrió a si mismo aguantando la respiración. Estaba cagado de miedo.

Con la mirada buscó la puerta de la cocina. - Si hay víveres comestibles por aquí, sono nella dispensa... Tal vez unas latas de pasta, o funghi... Lentamente se dirigió hacia allí.

Cuando Roberto entró en el local, el cañón del arma de Throuman seguía los movimientos del compañero. Los cristales del local, aunque sucios, todavía revelaban al corpulento italiano.
Pero poco a poco, el hombre se difuminaba con la oscuridad y se hacía difícil saber dónde se encontraba
Venga, no hagas nada que nos arrepintamos!

Con todos los sentidos alerta, Roberto abrió la puerta de la cocina. Despacio. Atendiendo a cualquier ruido o señal de movimiento. No le apetecía convertirse en carne picada... Y menos en una pizzería. - Que ironía. Sonrió un instante ante su ocurrencia.

Antes de avanzar un solo paso más, esperó a que sus ojos se acostumbraran un poco más a la penumbra del lugar. Todo parecía tranquilo. Y Jack no daba señales de alarma. Así que buco en los armario, cajones y repisas, intentando encontrar cualquier cosa comestible.

- Me serían útiles algunos cuchillos... Antes se me daba bien lanzarlos... Así que durante su búsqueda de alimentos, se fijó por si encontraba algún cuchillo que le fuera de utilidad.

Intentaba controlar la respiración. Estaba acojonado de tanto silencio.

Jack siguió los pasos de su amigo con la mirada durante un instante.

La mano con la que sostenía el revolver estaba húmeda y sentía el brazo agarrotado por la tensión. Date prisa spaghetti del demonio.

Mantenía la puerta del local abierta con el pie para facilitar la huida pero, al entrar Roberto en la cocina tuvo que cambiar de posición para cubrirle desde más cerca. No quiero convertirte en un colador chaval...

Roberto abrió la puerta de la cocina y lo primero que le vino a la nariz fue el hedor espantoso que allí había. El cocinero de la pizzeria estaba en el suelo, acribillado a balazos. Roberto descubrió dos cosas importantes: primero que el cocinero no era un zombie y aún así había caído abatido; y segundo que los casquillos de bala eran alargados, como los de los fusiles de asalto ¿Era posible que el ejército hubiera matado a este tipo? Y si lo había hecho ¿Por qué? El asustado italiano echó un vistazo más profundo a la cocina, pero no encontró mas cuerpos.

- Jack... Jack... Ven... vamos tio... ven aquí. Intentaba no gritar, ni parecer demasiado asustado. Pero el tono era apremiante. Se apoyó un instante en la pared, y probó de coger aire. No acabada de acostumbrarse a la muerte, y mucho menos a olerla. Prefería mil veces más, recoger la mierda de los animales del circo. Con la puerta de la cocina abierta, se llevó la mano a la boca. Intentando controlar el vómito que le subía del estómago. Las piernas le temblaron unos segundos, y Roberto pensó que caería redondo. Pero el mareo pasó.

- Jack... Credo che alguien se cargó al cocinero... y non parece que fueran los zombies. Respiraba entrecortadamente, mientras señalaba el interior de la cocina con la mano en la que llevaba el largo machete.

Se pasó la lengua a lo largo de su paladar... la tensión le pedía ya un precio alto, tenía la boca seca.
Throuman levantó su rifle y dejó de forzar su vista. Veía perfectamente a Jack, pero poco sabía de Roberto. Acabaré disparando a un póster!
Respiró hondo y volvió a relajarse. Jack tendría mejor vista de lo que pasaba, así que cambió de táctica. Empezó a mirar a su alrededor: las calles, los otros locales, todo lo que parecía moverse... Debería interesarse más por lo que pasaba a sus espaldas.
Se secó el sudor de sus manos y se dedicó a escudriñar sus alrededores con paciencia.

El revolver casi resbaló de las manos de Jack al ver y oir la reacción de Roberto.

Tímidamente se acercó a la puerta de la cocina y miró casi de reojo.

Por todos los demonios, qué... uffff JODER!!

Jack se dobló sobre sí mismo mientras trataba de sujetar sus greñas e impedir que se manchasen de vómito.

Tuvo que salir hasta la puerta principal del local y coger aire, apoyado en el marco mientras se limpiaba la boca con el dorso de la mano que sujetaba el colt.

Miró a Throumann y le hizo un gesto como de "espera", justo antes de volver con Roberto.

No hay zombies por aquí o se lo habrían comido ya.

Cojamos todo lo que sirva y salgamos de esta mierda, tio.

Abrió uno de los sacos que habían traído con ellos y empezó a llenarlo con provisiones.

Roberto se tapó la nariz con el cuello de su camiseta. Los ojos casi le lloraban del hedor que flotaba en aquella habitación. Imitando a su compañero Jack., cogió todos los alimentos que parecían comestibles, y los metió en la maleta que llevaba. Miró los cuchillos de había en la cocina, y los que le parecieron de mayor utilidad, los envolvió y guardo también. - Nunca se sabe... Mientras miraba su propio reflejo en el filo de uno.

- Será meglio che salgamos... El olor empieza a ser insoportable. Con paso vacilante se dirigió hacia la salida. Parecía que habían tenido bastante suerte. Habían encontrado comida, y lo mejor, no les había atacado ninguno de aquellos podridos.

Al abrir la puerta, inspiró profundamente, en busca de una bocanada de aire limpia. Miró la calle unos instantes, y se encaminó hacia la caravana donde esperaba Throuman. - Hemos... hemos trovato alcuni alimenti... Roberto resoplaba, más por los nervios pasados, que por el cansancio.

Abrió la puerta del vehículo, y dejó la maleta en su interior. - Será mejor que continuemos... Aun nos faltas cosas... Se secó el sudor de la frente con la camisa, y esperó a sus compañeros se les ocurriera donde podían ir ahora. De verdad, estaba mentalmente fatigado.

Las caras de Roberto y JD hablaban por si solas
-¿Qué ha pasado? ¿estais bien?
la bolsa que pusieron en la caravana evidenciaba que todo había ido bien, pero sin duda habían dado con algo desagradable.
Si estais con ánimos, podríamos buscar alguna ferretería o algo similar... lo digo por lo de Curtis... y por si conseguimos algunos anzuelos o cañas de pescar... podríamos aprovecharnos del lago...

Jack no estaba de humor para dar explicaciones. Su reacción ante el cadaver le había puesto de mala leche y no tenía intención de dar muchos detalles a Throuman.

Algún jodido hijo de puta a cosido a balazos al pizzero. Cerró la puerta de la caravana desde fuera y se sentó en la moto. Busquemos lo que necesitamos y salgamos de este puto sitio

Roberto giró las llaves de contacto de la caravana. El motor protestó unos segundos, y con un estruendo arrancó. - Mio Dio, a eso le llamo yo sigilo. Aun se estaba recuperando del susto anterior, y el sarcasmo le ayudaba como válvula de escape.

Con cautela emprendió la marcha detrás de la moto de Jack. Había dejado el machete en el asiento del acompañante.

Esperaba encontrar algún tipo de ferretería mientras bagaban con los vehículos por aquel pueblo fantasma. De vez en cuando, alzaba la mirada un instante, con la esperanza de vislumbrar una antena de radio. Aun mantenía la esperanza de hallar aquella emisora que habían escuchado al llegar.

Poco a poco fue recobrando la calma. Y se atrevió a contarle a Throuman lo que habían encontrado en el restaurante. - Parecía que le habían disparado los militares. Cazzo, qualcuno lo había matado, y no era un puto zombie. Spero che non nos encontremos con los tipos que dispararon al pobre pizzero. Su voz reflejaba, claramente, la preocupación que tenía en su interior.

-Si fueron los militares... creo que encontraremos más casos como este.

-Pero parece ser que ya se han largado... lo digo por el letrero de la entrada del pueblo. Puede que tengamos suerte y resulte que hoy la cosa esté tranquila!
Ya que no podía entrar a los lugares y cargar peso, como mínimo podía probar de tranquilizar a Roberto y enchufarle un poco de confianza -Ya que hace la parte desagradable, como mínimo que tenga la mente despejada

Después de recuperar todas las provisiones posibles, el grupo regresó a la caravana. Roberto la puso nuevamente en marcha seguido por JD y continuó la exploración. Giró el vehículo por una bifurcación a la derecha que se internaba por el interior del campus. La carretera trazaba una suave curva cerca de una clínica. Tras el hospital, a unas tres manzanas, se veía una alta torre de radio.

- Hey, hey... Roberto hizo señas con el brazo a Jack a través de la ventanilla. - Mirad, mirad, allí está la antena de radio. Al hombre se le veía ilusionado, como si aquella antena que se divisaba al horizonte fuera una especie de paraíso. - Mira Throuman, ¿La ves? Intentaba señalarla desde la luna delantera de la caravana. - Cazzo, tenemos que intentar ir allí. 

Roberto redujo la marcha de su vehículo, hasta ponerlo en punto muerto, para que Jack se acercara. - ¿Que me decís? Allí tiene que haber qualcuno vivo. Miraba a sus compañeros esperando una respuesta. Roberto parecía convencido de que ir hacia allí era lo mejor.

-Vaya, vaya...
No sabía muy bien cómo reaccionar. Como Roberto, se moría de ganas de tropezarse con gente viva, ver que el temporal estaba pasando.
Pero la consciencia le avisaba de que no todo era siempre tan bonito -¿Serán unos cabrones? ¿nos echarán un cable?.
Pero las ganas de poder volver a la cabaña y explicarles a todos que todavía había gente civilizada ahí fuera le ganaban el corazón.
-Podemos acercarnos y ver si son de fiar

- Benne. Vamos a ver si podemos encontrar el edificio de donde sale esa antena... Roberto volvió a poner en marcha la caravana. Guiándose por la antena que se veía por encima de los edificios, intentó llagar hasta ella. Conducía despacio, poniendo atención a la carretera. Claro que el saber que no vendría ningún vehículo de cara le daba más confianza.

- ¿Che crees que nos encontraremos allí Throuman? Hablaba sin mirar a su compañero. Parte para romper el incómodo silencio, parte para oír una respuesta optimista que le aliviara de la tensión que estaba acumulando.

- Tele por cable, vino y mujeres... tele por cable, vino y mujeres... Repetía mentalmente, como si por hacerlo se fuera ha hacer realidad.

Jack prestó atención a las palabras de Roberto con cierta desgana, fruto del excepticismo. No se si me dan más miedo los vivos o los muertos Robert... Yo me tomaría con calma lo de acercarnos a nadie.

Dejó que la moto rodase olgazana junto a la ventana de Throuman, mientras miraba nervioso hacia el edificio al que se dirigían.

-Bueno... ha estado el ejército por aquí y ha repartido tiros... Espero que los de la radio no se pongan nerviosos cuando nos vean.