Partida Rol por web

Manda carallo! Pois...  -maloserá, Xervasio...¡ Voy a ayudaros! Hay allí una escalera por si tenemos que retirarnos... ¡Xena! ¡Intenta soltarte! ¡Una vez más! -Me dirigí hacia el bordón más cercano del montón, y salté por el mismo montón, cayendo y golpeando al más cercano, justo por el otro lado de donde atacaba Xervasio... 

-¡Non somos zamoado, non somos meigas! -Grité, intentando que parasen, que no nos viesen como enemigos .. a pesar del ataque...-​​​​​​-Amizade! Coñecidos! Boas persoas! -No sabía si serviría, sabía que eran demasiados, pero si conseguía que se distrajeran, que Xena escapase... Quizás... Tenían una oportunidad ..

Soy incapaz, totalmente incapaz de soltarme. Más parecen cadenas de hierro que de cuerda.

A la desesperada, ya que me está metiendo la mano en la boca ¿podría morderla?

Xervasio destroza la cabeza de uno de esos indeseables, del que le pilla más cerca. Le golpea desde atrás, sin que éste se de cuenta siquiera de lo que ha ocurrido. Un golpe limpio, certero, y cargado con toda la rabia del rebuscador. Xose hace lo mismo desde su lado, al ver a Xervasio se anima a coger otro bastón y juntos arremeten contra el grupo exaltado.

Al ver a sus compañeros caídos en el suelo, el resto de cigarrones se dispersan, gritando cosas como: -¡Ango meiga! ¡Barallada xúdida! ¡Meiga! ¡Anterable meiga!- Se alejan saltando, sin orden, cada uno hacia un lugar, un rincón, una puerta. Gritan y saltan, entonando sus jóvenes voces y agitando sus pútridos cuerpos.

Quedáis solos en medio de la catedral, en silencio. Xena sigue atada a la columna, desconcertada y mareada, escupiendo sangre, con una fiebre muy alta, sudorosa, temblorosa, con muy mal aspecto.

Muerdes al cigarrón que introducía sus dedos en tu boca, y le arrancas varios de ellos con la dentellada. Su sangre infectada brota todavía más e inunda tu cara, tu nariz, tu rostro.

Cuando Xose y Xervasio les espantan ya no eres tú. Eres otra cosa. No les ves como a tus amigos, como a personas. Les ves como comida, su olor... es sumamente apetecible.

Pero aún eres consciente, en lo más profundo de ti aún puedes razonar, un poco, y te das cuenta de que el tiempo se te ha acabado, en pocos segundos todo terminará.

¡Gracias a Dios que a Xervasio se le ocurrió el atacar! Y consiguió eliminar a uno, lo que hizo que cuando yo eliminé a otro, se asustaran... Y salieran corriendo... ¡Genia!

- ¡Genial, Xervasio! -Dije, mientras corría hacia Xena. Ella estaba totalmente hecha polvo, golpeada, magullada, algo desorientada... Me tiré hacia los nudos, los desaté rápidamente, intentando no hacer daño a la pobre guerrera... No pensaba dejarla sola, pero... - ¡Tenemos que movernos! ¡Seguro que volverán! La tumba... está cerca... seguro... ¡Podemos refugiarnos allí, en un espacio estrecho... ¿Dónde andarán nuestras cosas? Las necesitamos... ¡Y está allí mi album! ¡Y seguro que ella tiene algo para que podamos curarla!

Cogí a Xena, intentando no hacer ningún perjuicio a su ahora delicado cuerpo... La cargué a hombros, e intenté moverme. Me pareció muy ligera, o quizás era la adrenalina del momento, pero no tuve ningún tipo de problema en cargarla, y empecé a moverme hacia la parte donde creía que estaba la tumba... debajo del altar mayor... donde más o menos estábamos... 

Salieron por piernas; algo en estos tíos no me gusta nada... Parecían críos, pero su comportamiento... era el de una manada de perros salvajes, y aún no tengo claro que coxones intetnaban hacerle a Xena... solo se que tiene mala pinta. Tendremos que hacer algo, pero antes... prioridades.

-Sí, tenemos que movernos, que no sabemos cuando volverán... Y cuando lo hagan, será para luchar.

Miro alrededor; más que en la misión de las narices, pienso en nuestro pellejo, y para salvarlo, quiero dar con nuestras cosas; en especial por Xena... tengo que darle algunas plantas sanadoras, porque parece enferma... y no se de qué. Espero que no sea de lo que afecta a estos... tíos raros. Xose va en busca del lugar donde está lo que buscamos, pero... ahora que recuerdo...

-Xose!, recuerda que nos dieron algo para recoger la Reliquia! De nada servirá llegar y verla, si no podemos llevarla de vuelta. Tenemos que encontrar nuestros bártulos, que no deberían estar lejos

Al pasar junto al cuerpo del que he "descascarillado", le toco con la punta del bordón, dándole la vuelta para verle la cara... quiero saber como son estos a los que nos enfrentamos.

Había algo, noté una presencia maligna cerca pero también había algo más, mucho más fuerte, escuché voces, pero estaba allí, en la catedral, un lugar santo. Muchos habían intentado llegar sin éxito, pero yo estaba allí, en la casa del Padre, una gran ternura me invadió, lloré emocionada.

No podía ver con claridad lo que acontecía a mi alrededor pero Él estaba allí, noté su presencia, sus brazos me cogían, me rescataban - Pater in manus tuas commendo spiritum meum - sabía que vendrías, tenía fe. 

Tú último pensamiento es unirte al Padre, que tu alma ascienda y se reúna con Él. Te parece hermoso terminar tus días en este lugar, aunque haya sido invadido por bárbaros.

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Despiertas, o mejor dicho, otra cosa despierta, apoderándote del cuerpo de Xena. Ya no es ella. Ya no eres ella. Ya no. Ahora eres otra cosa.

Sólo te mueve el hambre. Tú único instinto es comer, alimentarte de carne. Xose te lleva al hombro. Muérdele.

Xose carga con Xena, quién tiene un aspecto fatal, sin problemas. Entre los dos hombres buscáis vuestras cosas entre toda esa montaña de recuerdos del Camino. También buscáis una salida, y el sepulcro del Apóstol.

No estáis lejos. Una pequeña y estrecha puerta desciende a una cripta iluminada con velas. Allí abajo podéis ver un montón de mochilas amontonadas, y más objetos, esta vez no son souvenirs. Veis la mochila de Xervasio y el tridente de Xose.

La estrecha escalera desciende hasta llegas a un espacio bastante reducido en comparación con la amplitud de la basílica. Otra escalera, simétrica, asciende al otro lado. Ambas escaleras tienen puertas con las que podríais encerraros ahí dentro.

No pierdo tiempo; en cuanto veo mi mochila, me lanzo a por ella; Xena parece estar delirando, y necesita, cuanto antes, algo... algo que no se si le valdrá, pero es lo que tengo a mano... Nada más recuperarla, hurgo en un bolsillo y saco algo... un matojo de hierbas; no tengo claro exactamente de qué tipo son... Se que son curativas, por el olor, pero en mi libro, estas no salen; deben provenir, pues, de otro lugar lejano.

Lo que hago puede resultar asqueroso, pero es lo que hay; hago una bola con las hierbas, y me lo meto en la boca, para salibarloy darle un poco de forma, pues no se si Xena será capaz, y no es plan de que muera asfixiada por el supuesto remedio salvador. A continuación -aquí empieza lo asquerisillo- me la saco de la boca (la bola de hierbas),, y la meto en la suya (las hierbas, yo puntualizo), con babas y todo, cuando aún Xose ni la ha dejado en el suelo.

Procuro que la bola le quede en un moflete... ahora es de esperar que trague los jugos que salen de ella, y a ver si le pueden hacer algún tipo de efecto beneficioso...

En esto, estamos cerca del Sepulcro, ya bajo el nivel del suelo; en todo caso, solo nos podrán cenir desde una dirección, de uno en uno... aunque también, si queremos salir, tendrá que ser igual.

-Xose, no veo que podamos hacer mucho más que encerrarnos, al menos de momento... y ver si Xeana se recupera, y después, ya veremos. De paso quizá podamos dar con la Reliquia...

De lo malo y pésimo... Lo menos malo... Al menos, estaba allí mi tridente, así que lo agarré con rabia, y al menos... Me sentí algo más seguro. Al menos, allí abajo, hay velas... Maldición, después de todo el recorrido y todo lo sufrido ... ¿Dónde habrá terminado mi álbum? En la cabeza, se me forma la idea de que he de recuperarlo, pero, en cualquier caso, lo primero es recuperar a Xena, por lo menos, para que ande por si misma... 

-Es posible que ella tuviera algo curativo en su mochila, y desde luego, allí estaban las cosas para coger la reliquia... Y yo... Joder, maldita sea, necesito mi luz cuanto antes, y mi álbum... 

Miré a Xervasio, y admiré su sangre fría, estaba ya curando a Xena, mientras yo no podía hacer nada, ni siquiera, vigilar con tranquilidad, al tener la cabeza pensando en el resto de cosas. Hice una respiración honda, y los miré a los dos, a las asquerosas hierbas y el método de Xervasio... 

-Hay dos rejas, podemos cerrar ambas entradas... Pero yo lo haría como última opción... Quizás debiéramos salir a buscar las mochilas que faltan, localizar el sepulcro... Bfff-​-Todo lo digo mientras camino en círculos, por el pequeño espacio, temeroso de las luces, de los posibles atacantes, y con la cabeza embotada de pensar que todos los esfuerzos habían sido... Vanos... Mierda... Me daba pequeños golpes en la cabeza, como enfadado, como irritado, y no sabía qué hacer... -Voy a mirar si veo las reliquias... -Digo, sin poder parar quieto, en un bullebulle continuo.

Noto como alguien me está cargando, soy una especie de fardo que se mueve. Tengo hambre, mucha. Observo y veo su hombro ahí al lado de mi boca, está tan cerca... lo muerdo, clavándole los dientes y tirando de la carne para desgarrarla y poder comerla - ñam-ñam.

igual le arranco un dedo o más... si es morder^^

Era todo oscuridad hasta que noté cómo alguien me abría la boca y me introducía algo, unos dedos movieron ese algo por el interior de mi boca - ¡¡ÑAM!! - Mi boca se cerró de improviso mordiendo con fuerza aquellos dedos, aprisionándolos entre mis dientes, quebrando sus falanges, desgarrando su carne y y afilando sus huesos. Abrí los ojos y vi a un hombre aterrado, había otro tras él.

Tenía hambre y un par de dedos no habían calmado mi apetito, me lancé a devorar a aquel hombre que estaba a mi lado. Escuché sus gritos, alertando al que había detrás y a cualquiera que estuviera en la catedral.

Me lanzo a morder al que tengo al lado.

Os coge por sorpresa. Xena se reanima con una gran energía y da una fuerte dentellada a Xervasio mientras está metiendo las hierbas en su boca para curarla. En el acto le arranca un dedo y la sangre brota por todas partes. Xose lanza a la chica al suelo del sobresalto.

Zena se retuerce, moviéndose de un modo antinatural, con la mirada perdida y los ojos inyectados en sangre.

De pronto, todo cobró una dimensión absolutamente... Dantesca. -¡A tomar por...! 

Aquellos malditos tipos que nos habían secuestrado debían haber hecho algo a Xena, que se acababa de convertir en... - ¡Joder Xervasio! - El pobre rastreador había perdido algún dedo, mordido por el ser en que Xena se había convertido... Parece que... Joder... Él bautismo no protegia... Pero además... Ahora Xervasio sangraba, y estaba, seguro, infectado también... 

Joder... Tenía que... ¡volverme loco!... Xena parecía ya pérdida, así que... Podría intentar salvar a Xervasio... O a saber que podría pasar...

Con el movimiento de Xena, o de lo que diablos fuera entonces, la tiré al suelo, y por el momento, sin preocuparme de Xervasio, me dirigí a golpear con mi recién recuperado tridente la cabeza de aquel ser demoníaco... Que antes había sido una servidora del reino de la luz. Ya no me tenía que preocupar de que hacer ... Bastante tenía con salvar la situación... 

¡Muere! ¡Carallo! ¡Muere!

El pánico se apoderaba de mi, y... Joder. Estar atrapado con un zombie... O con dos... 

Eso sería mi final... Pero lucharía...