Partida Rol por web

La preocupación por Gaspar no me dejó descansar bien.

Declan, me quedaré aquí un rato con Gaspar cuidándole, si no os importa.

Y me senté en el suelo junto a su cama, mirándole.

Esa maldita hija de puta... 

Las noticias sobre Gaspar no tardaron en llegarme al día siguiente. Así que había sido Rut... ¿Por qué nos había hecho esto? Confiábamos en ella... nos alegrábamos cuando volvía con Tulio y nos contaba las novedades... y sin embargo, ¿así nos pagaba nuestra confianza? ¿Qué habíamos hecho mal? Saber la noticia me sentó como si me tiraran un jarro de agua fría. Pero... bueno, por lo menos Gaspar se había recuperado...

Cuando fui con el resto a visitarle, estaba nerviosa. Tan nerviosa que no pude evitar que se me escapara una lágrima de emoción al verle despierto. Por momentos, había temido perderle...

—¡Gaspar! —fui hacia él y le abracé, aunque luego me di cuenta de que las heridas eran aún recientes y probablemente pudiera haberle hecho daño... así que me separé al instante—. ¡Ay! ¡Mierda! Lo siento...

En cuanto a sus heridas... Nara me había advertido, pero verle todo cubierto de vendas tanto en su rostro como en su cuerpo... Sentí como si me hubieran clavado un puñal en el corazón. Me dolía en el alma verle así... Pese a todo, traté de disimular, y sonreí. Gaspar necesitaba ánimos ahora.

—¿Tienes hambre? ¿Quieres que te prepare un estofado? ¿Un guiso? ¿Qué te apetece? Tienes que comer mucho para recuperarte pronto y que pueda tirarme encima tuya a abrazarte sin que te haga daño. ¡Te pienso cebar! Vas a engordar 10 kilos, ¡es mi objetivo! ¡Pjé! ¡Prepárate!

Y, sin darle tiempo a contestar, salí flechada a la cocina a prepararle algo de comer. Debía estar hambriento...

Había descansado lo suficiente, aunque todas las emociones de eso dos días, y las preocupaciones, me estaban llevando por la calle de la amargura. Desde que saliera de mi casa para intentar ayudar a mi madre, me sentía haber envejecido más que en el resto de mi vida anterior. Entre la cena del día anterior, y el desayuno, me sentí satisfecho, y me dirigí hacia la piscina de los peces a comprobar que todo estuviera bien. La verdad, estábamos sacando buen provecho de aquel recurso, y me parecía bien, dado que ahora no sabíamos si salir era una opción... Luego, intenté hablar de nuevo con Elica.

Por último, me dirigí al barracón donde estaba Gaspar, ya que queríamos reunirnos con él. Por muy tempranero que sea yo en  mis costumbres, Sunhee está allí pululando y hablando con Gaspar, y Nara parece haber descansado en aquel lugar. Saludo sobriamente y con calma, y me pongo pegado a la pared, mirando a Gaspar y a la puerta, pero sin que me vean directamente al entrar. -¿Estás mejor, Gaspar? Me alegro de verte de mejor aspecto. Espero que puedas hablar - - Dije, pensando en la forma tan extraña en que se habían comunicado la tarde anterior. 

Esperaba al resto de personas, sobre todo a Declan, para que hablásemos de la situación. Era grave. 

Luego, intenté hablar de nuevo con Elica sobre aquel miedo que ella tenía, antes de la reunión. 

Me dirigí a Elica, tras volver de mirar a los pescados que estaban en la piscina, y ver que crecían adecuadamente. Quería ver si tuviéramos unos minutos para avanzar en aquel miedo que ella tenía, y que yo... temía igualmente. 

-Elica, ¿quieres que hablemos ahora? Si lo seguimos posponiendo...  

Me levanté como nuevo, tenía tanto cansancio acumulado, que tal como caí en la cama me dormí. Creo que he debido de ser el último en despertar,  por que no he escuchado ningún ruido en el barracón.  Me dí una ducha y desayuné, ya estaba preparado para comenzar el día. 

Me pareció escuchar las voces en el otro refugio, deducí que estarían viendo a Gaspar. 

-Buenos días o buenas tardes, jajaja he perdido la noción del tiempo-  dije con una sonrisa escudándome por llegar el último.

Mis ojos se fueron directamente al paciente, me acerqué a él - ¿Cómo te encuentras hoy?- le dije mientras revisaba sus vendas - Ahora después, tengo que cambiártelas- 

La piscina de peces va bien, no hay nada extraño ni nada que temer. Las niñas están aprendiendo a cuidar de ellos y alimentarlos regularmente. Junto al corral que cuidan entre Anuncia y Asunta pueden daros de comer a todos, más o menos.

Luego, con Elica:

- Sí. Xose. Yo... tengo unas pesadillas muy extrañas desde que te recogí en Monte Pío. Veo a esa mujer zombi mirándome fijamente, y me despierto con fríos sudores. Me siento muy rara, no soy yo. Tengo miedo.

Las heridas están bien, van poco a poco pero tienen mejor color. La noche ha sentado bien a Gaspar, descansar le sienta bien, y el reposo. Mejorará pronto.

Del resto de pobladores de Hoke, Senés es el único que está con vosotros ahora. Las niñas juegan, Antón descansa, Elica vigila el perímetro y Anuncia y Asunta cuidan del corral.

- Vaya susto nos has dado, chico. ¿Cómo te encuentras?