Partida Rol por web

Interrumpo la lectura cuando escucho llegar el carro. Salgo con un bastón que he improvisado. Todos se ven un poco más optimistas y eso me reconforta. El carro está cargado de cosas que van a ser de muchísima utilidad. Es excelente. Tenemos todo lo necesario para reforzar este lugar.

Ciertamente mis amigas tienen razón, la expectativa de ver todo aquello me mejora mucho el ánimo. Reviso de buen ánimo. – Tenemos todo para hacer una buena vaya con alambres de espinos, podemos mejorar la fuente con una bomba que nos de agua para el riego. Anton, ¿Crees que con los tablones podamos hacer una pequeña pasarela en la vaya, sólo en el sector cerca de la puerta, para hacer guardia?

Después de hacer un inventario con lo que trajimos traigo nuevamente el tema de Laterio. – Entiendo las precauciones que tienen. – Digo a Nara y Sunhee. – Estuve averiguando sobre Ponte Olveira, es más difícil de lo que yo pensaba. De todas maneras quisiera chequear lo de Laterio, aproximarse en silencio a las inmediaciones, tratar de averiguar si vive. En todo este sector la actividad zombi parece baja por ahora. Tal vez si fuéramos sólo dos para verificar, tener algo más de información. Me da mala espina que no hagamos absolutamente nada por Laterio.

Antón responde afirmativamente.

Luego de pensar un poco creo que lo mejor es hacer caso a Nara y Sunhee y ser paciente. Esperaremos el regreso de Declan y Xose. Es extraño, no responden a la radio por ahora, por la noche intentaré un nuevo contacto. - ¿Qué tan cansados están los que trajeron el carro? ¿Podrían buscar la lona en el accidente del artefacto volador? Así ya tendríamos todo para trabajar en Hoke.

Por mi parte, intento no hacer esfuerzos. Con la ayuda de Antón empiezo a planificar las mejoras de la vaya, en primera instancia reforzaremos la estructura, luego trabajar en la pasarela para ganar altura, por último el alambre de púas, eso es más contra humanos. Si Elica no va en búsqueda de los restos del accidente, le pido que trate de poner a funcionar la bomba en la fuente.

Yo no estoy muy cansada, puedo ir a por la lona si queréis. Esa cosa debe pesar mucho, ¿creéis que es buena idea ir con el carro vacío para traerla encima doblada?

Me dirijo a todos los habitantes en el patio de nuevo.

—¡Buenísima idea! —exclamé—. Con el carro no costará tanto traerla.

Porque la lona era enorme y debía pesar un montón. Con el carro, podríamos traerla más fácilmente.

—Yo voy también.

Elica está algo rara. Prefiere quedarse en Hoke, no le apetece mucho encontrarse con su bebé, está triste por algo. Examina los materiales del carro y se pone a trabajar con ellos. Os dice que podéis cortar la lona en trozos, que ya da todo igual.

Respecto a ir con el carro en general parece una buena idea.

Será un día de reunir recursos. Es necesario aunque me sigue molestando no poder estar más activo, tal vez mañana.  Ayudaré en lo que puedo por ahora. Comienzo a planear la pasarela junto a Anton y ver cómo reforzar la estructura de la vaya para que resista más.

Espero que el grupo que buscará la lona haya partido para acercarme a hablar con Elica. Se la ve muy desanimada y necesitamos a todos lo mejor posible.

Me pongo a revisar la bomba, los cables y los paneles solares y hablo sobre eso con Elica un rato. Recién después le pregunto sobre su ánimo. – Elica… ¿Tan mal nos ves? Te veo derrotada, desanimada. ¿Cómo puedo ayudarte?

Asiento mirando a Sunhee, ya se la ve más enérgica y menos cansada. Antón podría ser de gran ayuda pero volvió cansadísimo de traer la carreta, el pobre la empujó casi todo el tiempo.

Elica, ¿tú crees que podremos con la lona y el carro Sunhee y yo? ¿Sabes cuánto puede pesar? Creo que si fuéramos las tres juntas sería mejor, más rápido y más seguro. ¿Nos puedes ayudar? Antón está muy cansado, y no quiero pedirles a Senés o Asunta que hagan tal esfuerzo.

Esperé pacientemente a que Elica contestara a Nara. Aunque... no estaba segura de si lo haría. Se le veía un poco extraña. Algo debía pasarle... De hecho, quise hablar con ella en privado para preguntarle... pero leí las intenciones de Gaspar. Estaba segura de que, en cuanto nos marcháramos, él hablaría con ella. Estaba segura de que lograría animar a la mujer en lo que fuera que le pasaba.

—¿Quieres que te traigamos algo del lugar del accidente? —le pregunté a la chica—. ¿Algo que hubieras perdido, que creas que pueda seguir allí y que quisieras recuperar?.

Ya que íbamos a volver, podía traer alguna cosa para animarla. Aunque primero habría que encontrarlo, claro. Pero, por probar, no perdíamos nada y teníamos mucho que ganar: animar a Elica y, con suerte, ganarnos su confianza y conseguir que colaborara más con el grupo.

- Somos muertos en vida. Estamos atrapados, como perros. ¿Qué nos diferencia de los zombis?

Elica, ¿tú crees que podremos con la lona y el carro Sunhee y yo? ¿Sabes cuánto puede pesar? Creo que si fuéramos las tres juntas sería mejor, más rápido y más seguro. ¿Nos puedes ayudar? Antón está muy cansado, y no quiero pedirles a Senés o Asunta que hagan tal esfuerzo.

- Como quieras, me da igual. No servirá de nada de todos modos. Al final, antes o después, todos moriremos.

—¿Quieres que te traigamos algo del lugar del accidente? —le pregunté a la chica—. ¿Algo que hubieras perdido, que creas que pueda seguir allí y que quisieras recuperar?.

- No te preocupes. Coge lo que necesites. Ya no quiero nada. Mi bebé murió, yo moriré, todos moriremos. La Purga vendrá a por nosotros.

Elica está muy deprimida, seria, triste. Mira al suelo, o al vacío. Mantiene sus brazos bajados, lánguidos, como si nada importase. Los demás la miran preocupados.

¡Pues en marcha! - miro a Sunhee y Elica, abro la puerta del vallado y empiezo a empujar el carro en esa dirección. Llevo mi arco y flechas y mi machete, y voy saliendo mientras miro alrededor con mis sentidos alerta. Recuerdo por dónde se iba al lugar del accidente vagamente, por lo que sé hacia donde dirigirme.

En pocas horas anochecerá, y los que habéis ido a buscar el carro estáis algo cansados. No tenéis noticias de Declan y Xose. Elica está algo rara. Asunta, Antón, Anuncia y Senés no saben muy bien qué hacer. Miran a Nara coger el carro y abrir la puerta con intención de ir en busca de la lona.

Elica mira al suelo, está como triste, como ida, como si tuviese la cabeza en otra parte. Asunta hace guardia. Senés mira al cielo y Antón juega con las niñas. Anuncia da un paso adelante:

- Yo iré con vosotras. Me vendrá bien algo de aire fresco. Si salimos ya llegaremos allí antes de que anochezca y podremos buscar un sitio para pasar la noche.