Partida Rol por web

Sonreí ligeramente como contestación a su agradecimiento, aunque cuando la voz de Nara se escuchó, me giré para mirar hacia afuera del taller. Allí venía ella, llena de sangre y cargando con lo que iba a ser nuestra comida y cena para varios días. Cuando salí del taller, tras Gaspar, miré con asombro el trozo de carne. ¡Era más grande de lo que esperaba! Aunque no sabía decir de qué animal provenía.

—¡Nara, nunca fallas! —exclamé, alabando su habilidad para cazar y acercándome para ver más de cerca la carne​​—. ¡Apuesto a que es un jabalí! 

Sin embargo, el rastro de sangre dejado por Nara me preocupaba un poco. 

—¿Te has topado con algún zombie? —pregunté—. Deberías darte un baño. Yo me encargo de limpiar el caminito de sangre. 

Tulio sale del refugio al tiempo que Gaspar y Sunhee lo hacen del garaje.

- ¿Qué es este escándalo? ¡Nara! ¡Vas a atraer a todos los infectados de los alrededores con esos gritos!

Luego, al verla mejor, toda cubierta de sangre y agotada: -¿Estás bien?

Me sorprendo mucho al ver a Tulio y las palabras de Gaspar me inquietan. Pero hay algo muy importante que hacer antes de ponernos a cocinar.

Un segundo, chicos. Veréis, como veis he cazado un jabalí. Por supuesto no podía traerlo sola, he traído solo una pierna, y me he cansado, he dejado un rastro de sangre... Lo que quiero decir es que puede que me sigan hasta aquí algunos zombis. Yo no he visto ninguno. Pero aún más importante: queréis que vayamos a recuperar el cuerpo? Gaspar podría con él, estoy segura, y los demás podemos defender al grupo. Qué os parece? Nos servirá para semanas de abastecimiento, se acerca el invierno y es una pena desaprovechar un animal tan grande.

Aún sudando, nerviosa, con la respiración agitada, les miro a los tres esperando respuesta. Es arriesgado y lo sé, pero aceptaré la decisión que tomemos entre todos.

¡Acerté! Me sentí orgullosa de mí misma cuando Nara dijo que se trataba de un jabalí. Y encima solo era un trocito, el resto del cuerpo nos esperaba en el bosque.

—Vamos a por él, claro. 

Dejar medio jabalí pudrirse en el bosque cuando la comida no es que sobrara precisamente era todo un crimen para mí. Además, agradecí que Nara también viera bien limpiar la sangre del camino. No queríamos atraer a una multitud de zombie's, ¿verdad?

—Con tapar la sangre con arena estará bien —opiné—. Gaspar y Tulio, traéis el jabalí; mientras que Nara y yo removemos la arena sobre el rastro de sangre que haya o que se vaya formando. ¿Qué os parece?

¡Claro! Lo mejor sería buscar el resto del animal. Espero que ningún zombi lo hubiera encontrado antes. – Vamos Tulio – Le digo al hombre un poco más animado. – Te tocó día de buscar provisiones. –

Ponerme en movimiento me va a hacer bien al ánimo, y claro, una buena cena. Llevo la llave inglesa por si hay problemas pero somos un buen grupo como para movernos por los alrededores, algo más seguros.

Tulio parece indeciso.

- Esas voces atraerán a los pútridos de alrededor. Y el olor de la sangre, y el rastro; no son muy buenos rastreadores, al revés, pero antes o después vendrán aquí. -este augurio de Tulio no os gusta, pero él es así; siempre parece estar preocupado.

- Como os he dicho antes, me tengo que ir pronto. Tengo que llegar a Belir lo antes posible, es importante. Siento mucho no poder ir con vosotros a por el jabalí. Tened mucho cuidado. Sí queréis recuperar la carne daos prisa. Y borrad el rastro. Hay más cosas aparte de zombis ahí fuera.

Esta última frase os inquieta un poco. Pero Tulio es algo misterioso y a veces es mejor no preguntar. Debe haber visto muchas cosas en sus exploraciones.

Los cuatro salís juntos del refugio. Tulio toma la carretera hacia el norte. Vosotros tres hacia la fuente.

- Me alegro de verte. -dice a Nara antes de marcharse a paso apresurado.

Sí, las voces de Nara quizás atrajeran zombies, pero... creía que Tulio exageraba. Apenas habíamos visto descerebrados de ésos desde que estábamos en el refugio. Además, sinceramente, tampoco había gritado tanto como para atraer a una horda entera. Tal vez uno o dos, que pudieran haber por la zona, pero no creía que más.

En fin, que tras despedir a Tulio con un gesto de mano y deseándole un viaje seguro de vuelta, miré a Nara y le sonreí ligeramente.

—No te preocupes —le dije, para que no se sintiera culpable ante las palabras del joven—, no creo que haya ningún problema. Límpiate un poco la sangre y vamos a por el jabalí. ¡Me muero de ganas de hincarle el diente!

¡Y de verdad que me moría de ganas! ¡Un poco de carne asada siempre sentaba bien!

Cuando Tulio decide no venir en búsqueda del jabalí dudo un instante sobre si será una idea, pero necesito moverme y descargar un poco de energía.

- ¿Alguien tiene una cuerda? Va a ser más fácil si puedo arrastrarlo. – Digo con una sonrisa y apurando el paso para que ningún zombi nos gane la comida.

Calculo mentalmente si tenemos suficiente sal  o aceite para hacer una conserva. Mientras, intento reunir a mis amigas para hablar. - Nara, tenemos una buena y una mala noticia. ¿Cuál quieres escuchar primero?

Me adelanto un poco a lavarme las manos y la cara de sangre, tras dejar la pierna guardada en el refugio y cerrar bien todo.

Ágilmente saco una flecha, y ya vigilante, les contesto.

Está bien, vamos a por el cuerpo. Estad muy atentos.

Gaspar, dime primero la mala por favor...

Lo que faltaba, seguro que Tulio ha traído malas noticias.

Esta incursión me llenaba de adrenalina, me vendría bien para descargar un poco las preocupaciones.

El camino hacia el jabalí es sencillo. El rastro de sangre es visible para cualquier ser con algo de inteligencia. Sin embargo la subida es dura, y la humedad del ambiente y del bosque os afecta a la respiración. El clima húmedo de invierno se hace cada vez más palpable.

Al llegar arriba de la colina paráis a descansar. Estáis como a mitad de camino. Lo que queda ya es casi en llano, pero la humedad persiste.

La caminata doble me cansa bastante, esperemos que valga la pena. Sigo alerta y preparada, con el arco y la flecha listos.

Va chicos, ya queda menos de la mitad. 

Intento animarles sin mirarles, ya que no aparto la mirada de nuestros alrededores.

¿Qué queríais contarme, chicos?

La caminata es cansadora pero necesaria, vamos a paso decidido tratando de llegar al jabalí antes que cualquier zombi. Si lo aprovechamos bien vamos a tener una buena reserva. ¡Por favor que no se lo estén comiendo!

Luego de la cuesta ascendente  tomo aire y redoblo mi atención en los alrededores en busca de peligro.

Respondo a Nara - Vale, la mala primero… - Bajo la cabeza con pesar – Encontraron a La Pulga. La tienen los fráteres en Moraime. – Hago una pausa que es lo que me toma suspirar y volver a tener aire. – La buena noticia, al menos para nosotros, es que tres chicos iban en ella. Fueron acusados de lo sucedido en el monasterio, torturados y cosas peores… ya no nos buscan, aunque el destino de esos muchachos ya empieza a pesarme en la conciencia.

El camino no era fácil... incluso me llegaba a pensar cómo había conseguido volver Nara cargada con el peso extra de la carne de jabali a cuestas. En cualquier caso, el cansancio fue secundario en cuanto Gaspar comenzó a contarle las nuevas noticias a la chica.

—Sí, al menos ya no nos siguen —añadí.

Aún así, a todos nos pesaría la certeza de saber qué nos habíamos quedado sin nuestra querida Pulga y los objetos que habíamos guardado dentro. 

Por un momento la noticia me conmocionó. Incluso bajé el arco, aminoré la marcha y los miré dolida y confundida.

Joder... Quizá podamos recuperarla algún día. - la esperanza nos acompañaría para siempre, supongo. Es lo último que nos quedaba como hogar, solo llevamos aquí unas semanas y no es nuestro hogar definitivo... Ya no podremos viajar tan fácilmente ni movernos por este mundo de manera segura. ¡Mierda!

Así que tres nos la robaron, ¿no? Bueno, eso les pasa por tocar lo que no es suyo. El cabreo me cegaba la poca compasión que podría haber sentido por aquellos tres desgraciados que seguro sufrieron una muerte horrible.

Tenemos que buscarnos unos caballos o algo parecido si necesitamos viajar. Andar por este mundo y dormir a la intemperie me parece un suicidio. ¡ A ver qué hacemos ahora!

Me sentía totalmente abatida pero sobre todo llena de ira. Los fráteres tenían nuestra pulga y todas nuestras pertenencias... No podía creerlo.

Vais caminando a ritmo acelerado, intentando llegar lo antes posible a donde se encuentra el jabalí, guiados por Nara y por el rastro de sangre. Al mismo tiempo mantenéis esta conversación sobre la Pulga y los infelices que han pagado por vosotros. Al aproximaros al lugar guardáis silencio.

En un claro hay un gran charco de sangre. Pero el jabalí no está. Tampoco hay rastro de zombis. Al principio pensáis que alguien ha podido llevárselo, alguien os lo ha robado, o algo por el estilo. Luego conseguís ver huellas del jabalí, y un rastro de sangre más débil.

De entre unos arbustos algo parecido a un animal sale corriendo hacia vosotros. Algo que fue un jabalí hace unas horas. Le falta una pata, pero no parece dificultarle demasiado el paso acelerado en vuestra dirección.

Cuando creía que lo había visto todo... ¡Mierda!

Sin titubear ni un segundo le disparo con mi arco, al faltarle una pata no es un objetivo tan difícil.

Carajo.  Esto no me lo esperaba. Para colmo el animal zombi es notablemente ágil sin una pata. Habíamos visto a esos perros zombis pero esto es demencial. Miro a mi alrededor, veo un árbol con ramas bajas no tan lejos así que doy un par de zancadas y me cuelgo de uno de los brazos vegetales para levantarme con los brazos.

​​​​​​—¿Eso es el...? 

No me dio tiempo a terminar la frase antes de que, lo que al principio dudaba de si era el jabalí o no, apareciera tras el follaje en todo su esplendor. Ahí estaba él, todo cubierto de sangre. No había ninguna duda... 

Pero, si había algo que no imaginaba era que ese jabalí zombificado veniera a por nosotros a gran velocidad sin una de sus patas. «El ataque del jabalí cojo», sería cómico si no fuera porque no se traba de ficción sino de una realidad que bien podía costarnos la vida. La primera en actuar fue Nara, y tras ella yo saqué mi daga y se la lancé lo más rápido que pude al jabalí, al tiempo que Gaspar se movía. Luego, independientemente de si le hubiera acertado o no, intenté seguir el ejemplo de mi compañero y trepar en un árbol lo suficientemente alto como para escapar de las embestidas de jabalí.

Nara reacciona y dispara con su arco, una flecha atraviesa la gruesa piel del animal, que cae al suelo dando varias vueltas para luego levantarse. Sunhee Lanza su daga con gran destreza y termina con él, apenas a un metro de las chicas. El pesado cuerpo del animal se desploma, cerca de donde murió por primera vez.

Gaspar está encaramado a una rama de un árbol cercano, no ha conseguido subir.