Partida Rol por web

Un poquito de hierbas por aquí, un poquito de bayas por allá, algunos frutos secos y... ¡voilá! Todo un súper desayuno ultra-saludable para Gaspar. ¡Me había lucido! Y es que, aunque me gustaba cocinar y se me daba medianamente bien, aquello había sido toda una obra de arte digna de ser alabada. Juju, como que lo había hecho con toooodo mi corazón.

¡Espero que le guste!

Sonreía tontamente mientras adornaba un poco el plato y lo llevaba de vuelta a la habitación donde descansaba Gaspar. Un buen desayuno siempre sienta a las mil maravillas y esperaba que ayudara a que las heridas de Gaspar se curasen más rápidamente.

—¡Ya estoy de vuelta! —exclamé, toda contenta y orgullosa de mí misma.

En una improvisada bandeja llevaba el maravilloso desayuno que no tardé en dejarle cerca de la cama.

—¡Aquí tienes~!

Es de mañana, la noche fue difícil. Sin posibilidad de girar ha sido muy incómodo. Despierto algunas veces y veo a Nara sentada cerca de mí. No tengo fuerza para hablarle, esto se parece mucho más a “mi casa”, con Nara siempre cuidándonos, siembre vigilante. La sensación me permite dormir mejor.

La siguiente vez que despierto hay más atenciones esperándome. Ahora es Sunhee, otra forma de cuidarte, como lo haría una madre. Sólo verla me alivia los dolores, bueno, hasta que se me tira encima… tengo un corte desde la clavícula izquierda, hasta la boca del estómago que se hace sentir con los abrazos. Ya me siento mejor para hablar pero no me da tiempo. Antes de que pueda reaccionar fue y volvió con un tazón que se ve suculento. Su entusiasmo me anima. Ahora si estoy en casa.

Todos se muestran muy pendientes de mí, es un poco incómodo haberlos preocupado de este modo. – Gashias, Declan, me jash shavado la fida.  – No sólo me ha salvado, me ha atendido y estado pendiente, lo mismo Xose, les debo mucho. Entonces recuerdo que me prometía mí mismo decir algo en cuanto pudiera. Llamo a Nara con la mano para no esforzar tanto la voz. – Nara, lo shientcho. Tcheníaj rashón, debí jafertche esushado. –Luego hablo a los demás – Jupongo que Dejlan y Xose lesh contcharon mish nofedadesh. Fue muy difíjil legar ají y me jientcho afortchunado. ¿Cómo lesh fue a losh demásh?

Al ver a Sunhee, algunos pensamientos, imágenes y deseos que habían aparecido en Refugio Dorado reflotan sin ser invitados. Me quedo un poco bloqueado y su presencia me pone un poco nervioso.

Luego de un buen rato y bastante esfuerzo consigo contar lo siguiente.

Dejamos Hoke a paso apurado,  Rut siempre delante. Primero pensé que llevábamos prisa porque pronto oscurecería, luego me di cuenta de que intentaba cansarme con su marcha forzada. No lo consiguió. Todo el camino ella fue fría y distante. Justo antes de llegar a Refugio Dorado, en el vallecito que se forma, giró sobre sí, su expresión no era de ella, nunca la había visto así. Dijo algo extraño y comenzó a atacarme con su machete. Tardé un rato en entender qué estaba ocurriendo, fue al darme cuenta de que Rut había asesinado a Tulio que puede reaccionar. Ella no dejaba de hablar incoherencias, sus palabras sonaban a fráter, claramente. Hablaba de misiones, de que Tulio era débil y cosas por el estilo. Mientras, intercambiábamos golpes y cortes. Ella era hábil, conseguí golpearla un poco pero pudo avasallarme. Terminé de rodillas, muy malherido y sin posibilidad de defenderme. Allí Rut se equivocó, se confió, me creyó derrotado. Antes de rematarme bajó la guardia para acercarse, entonces… saqué fuerzas, no sé de donde, creo que del deseo de verlos de nuevo. De un golpe con la llave inglesa le rompí la cabeza, ya no se movió. Tuve a arrastrarme hasta Refugio Dorado. Me tapé las heridas como pude con la camiseta. Casi no pude dormir y no fue el peor esfuerzo. Volver hasta aquí fue un calvario. Tomé la mochila de Rut antes de seguir, debe estar dentro de la mía, por si tenía encima alguna pista. No sé cómo lo he logrado, todo el camino de regreso pensaba con claridad pero mi cuerpo apenas si se arrastraba y todo significó dolor. Luego de cruzar el arroyo ya no recuerdo nada.

si, claro que le cambio los vendajes

-Es increíble, ¡ella era el espía de los fráteres! desde que salimos a Páramos y vimos la escena del carro, no sé, simplemente sospechaba de los fráteres- dije todo en un tono muy furioso.

-Tenemos que hacer algo y rápido. Como os dije tengo un plan, tenemos que conseguir que Hoke sea un fuerte. Ahora no es el momento de salir de aquí porque Gaspar tiene que recuperarse, entonces yo propongo que Xose, Nara, Sunhee y Elica vayan a por el carro y lo traigan. Todo lo que contenía era muy valioso para nosotros. Una vez aquí, yo os enseñaré a hacer explosivos, y con ellos haremos un perímetro alrededor del refugio, mucho más rápido que hacer una empalizada reforzada. Yo me quedaré aquí con Gaspar, seguiré cuidándolo y me turnaré en las guardias con Antón. ¿Qué os parece?-

Mientras hablaba, miraba a Gaspar con preocupación, y luego a Sunhee, a ratos. Teníamos suerte de tenerlo con nosotros. Me sentí muy orgullosa de él y de su azaña. Casi ninguno de nosotros habríamos sobrevivido a algo así.
La historia de Gaspar me heló la sangre. ¿Cómo puede alguien ser tan traidora y sanguinaria? Afortunadamente no hemos perdido a Gaspar, pero la pérdida de Tulio era grave y aún no habíamos asumido lo que conllevaba de verdad.

Sé que ahora no viene a cuento, pero quizá deberíamos darle a Tulio el descanso que necesita. En un futuro debemos buscar sus restos y dedicarle una ceremonia de despedida. 

Pensar que esa chica podía acabar con Tulio sin rasguños y casi matar a Gaspar me hizo odiarla con fuerza, y quise matarla inmediatamente. Si me la cruzaba... ya podía correr en zig zag, porque iba a convertirla en mi diana de tiro.

Con respecto a ir a por la carreta, sí, estoy de acuerdo. Sin embargo, 4 quizá seamos muchos. ¿No teníamos que proteger bien Hoke? Si vamos tantos a por ella, Hoke volverá a quedarse medio vacío.

Miré a Sunhee con intención, sin saber muy bien qué hacer. Habíamos decidido no dejar a Gaspar solo de nuevo, aunque Declan le hubiera salvado la vida... No podíamos confiar en nadie del todo. No sabíamos si había más traidores entre nosotros.

Escucho con preocupación lo que dice Elica de la mujer zombi. Murmullo: -Yo la llamo Santa Compaña... Y a veces sueño con ella. - luego le pregunto, con algo de inquietud, de desasosiego: ¿En qué sentido estas cambiada? ¿No te sientes tan segura y valiente? - Aquella aparición me asustaba a mi también, pero por ahora, solo por las noches. ¿Sería capaz de afectar a Elica a distancia? 

Escuché todo lo que contaba Gaspar con mucha más tranquilidad que la que había tenido el día anterior. Ahora, al menos, parecía que su pequeño grupo estaba bien, y Gaspar mejorando. Eso me tranquilizaba. Al menos, nos podía hablar, aunque me costaba entenderle. Pero todo estaba más claro. Los fráteres tenían largos tentáculos, y habían golpeado de nuevo a los que me importaban. Suspiré. Cuando todos terminaron de hablar, y de proponer los planes, hablé. Breve, serio. 

-Problema a mayores, nadie ha avisado a Clemente. Si lo del carro es tan importante, iremos, aunque odio dejar el refugio.  Si Declan se debe quedar para cuidar de Gaspar, Sunhee debe venir, ella sabe dónde está el carro. Y hay que hacerlo rápido. Declan, -Digo mirándolo con interés- cuenta conmigo para fortificar esto. Tenemos algo de madera cortada, y yo he pensado algunas trampas. 

¿Cómo les fue en Páramos y A Torre?

Debíamos ir a por el carro, eso estaba claro. Aunque no me hacía especial ilusión volver a salir dejando Hoke desprotegido, más cuando sabíamos que habíamos estado teniendo a una espía de los fráteres. Y es que, la historia de Gaspar, además de crearme un dolor inmenso por lo que había tenido que sufrir... también me creaba preocupación por el futuro del asentamiento.

—Sí, deberíamos avisar a Clemente —dije—, y también ir a por el carro. Pero tenéis razón, alguien se debe quedar vigilando...

Miré a Nara. Yo estaba cansada, y quedarme en el refugio me vendría genial, pero era verdad que... sólo sabíamos el camino hacia el carro Declan y yo. Él también estaba cansado, y podía cuidar de Gaspar. Así que... tenía que ir yo sí o sí.

—Nara, ¿podrías cuidar Hoke junto a Declan?

Entonces, si no me había liado... los grupos serían: Xose, Elica y yo iríamos a por el carro; y Declan, Nara, y el resto protegerían Hoke.

En cuanto a la pregunta de Gaspar sobre cómo había ido en Páramos, sonreí y traté de quitarle importancia.

—No pudimos llegar, pero no os preocupéis... andamos bastante y sólo nos topamos con un zombie. Si hubiera alguna horda viniendo, nos habríamos encontrado con muchísimos más.

De todas formas, en cuanto todo esto se solucionara y hubiera respuesto energías, volvería a intentar el viaje.

Sunhee, estás derrotada, creo que sería mejor que te quedases aquí descansando con Gaspar. Nos puedes explicar dónde es y hacernos un mapita. Puedo ir con Xose y Antón, que están fuertes y podrán tirar del carro mientras yo vigilo alrededor. ¿Os parece bien?

Hablo a Sunhee con una mano en su hombro intentando convencerla.

Saldremos rápido y estaremos de vuelta antes de que os deis cuenta. Xose, ¿Qué opinas?

¡Ostris! ¡Cierto! Un mapita y listo... además, en realidad no había mucha pérdida.

—¡Nara, eres una genio~!

No tardé ni un segundo en hacerle un mapita súper chulo, con dibujitos de árboles y muñequitos de nieve, y un círculo grande en el lugar donde había dibujado el carro.

—No está muy lejos, a unos dos kilómetros de aquí en dirección a Páramos. El carro se ve bastante fácilmente... es grandote. Además, hay restos de sangre y el cuerpo con la cabeza aplastada.

Le di el mapita a Nara y sonreí, en realidad... me venía bien descansar.

—Cuidaré bien de Gaspar. Vosotros tened mucho cuidado, ¿vale?