Partida Rol por web

Esa noche, tras el duro día de trabajo en as granxas, una pequeña fiesta se improvisa en la zona de los barracones. Al parecer muchos están de celebración. Los que habéis llegado nuevos tenéis un nuevo hogar, un lugar seguro en el que por fin poder descansar, comer, y sentiros seguros a cambio de una pequeña y razonable aportación.

Faltan algunos, como el viejo Nestor, al que no veis por ningún lado, pero tampoco le dais demasiada importancia. Hay alcohol, comida, y una gran hoguera en medio de la calle. Algunos incluso bailan; y a decir verdad es un gran momento, pues habéis dejado atrás, por fin, el infierno del invierno, la Zona, los frateres y aquél espectro aterrador, la Purga.

La faena del día había terminado. Por un momento me vi en problemas, pero con ayuda de Leo pudimos terminar. Incluso la chica me tendió un cable para explicar lo del zombi destrozado, es linda, simpática y no tiene miedo de recibir algún castigo, me encanta. Elica se mostró algo más animada, en el camino de regreso camino junto a ella, la abrazo por los hombros, firme y amistosamente. – Bien hecho. – No menciono que la veo más animada y que me alegra, a nadie le gusta que le digan cosas así cuando trata de salir del pozo.

Al llegar a los barracones busco un poco de agua para quitarme la porquería de zombi que me salpicó. Cuando termino noto que hay un fuego y la gente de todos los barracones empieza a reunirse, se los ve animados. Es mi oportunidad de encontrar a Sunhee y Nara. Ensayo la primera sonrisa honesta desde que llegué y me apresuro a tironear a Elica del brazo. – Vamos, seguro encontramos a las  chicas ahí. – Si no quiere venir seré muy insistente. Me niego a dejarla sola, no la veo bien.

Aquello de la fiesta aún me hacia sentir aún más fuera de lugar. En cualquier otra circunstancia, una hoguera es un peligro, llevaba toda mi vida escondiéndome, las hogueras atraen a los podridos... Eran demasiados cambios para mí en tan poco tiempo. Me aferré a mi hermana y le dije a Xose y a ella bajito: ¿Creéis que debería preguntar si puedo recuperar mi arco? No me siento segura sin él. Nunca he estado sin él.

El haber dejado que Néstor, como parecía que se llamaba el hombre mayor, fuera llevado por los guardias, me preocupó lo justo. Aun no estaba lo suficientemente hecho al entorno como para estar seguro de nadie, pero una pequeña voz en el interior me decía que quizás podríamos haber intervenido a su favor. 

Sin embargo, la perspectiva de una fiesta parecía extraña en aquel lugar después de entrenar podridos. No es que no me apuntase a alguna, pero no me parecía adecuado separarme de las chicas. A la pregunta de Nara, le dije en voz baja: -Yo diría que mañana podremos preguntarles, diciendo que todavía puedes trabajar mejor con el arco...si es que eso se llama trabajar...

Ya cerca del fuego, no me apetecía separarme de las chicas. Había mucha gente a la que no conocía, pero también quería ver si el resto de los supervivientes de Hoke habían tenido suerte... Así que me puse a buscarlos, tomando en cualquier caso algo para beber.

Si, si... Quizás estuvieran allí. Una sonrisa se cruzó en mi cara. 

Llevaba todo el día dándole vueltas a lo poco que había escuchado. De nuevo Roda... ¿qué significaba? Por lo menos había podido reconocer la voz masculina en la de Néstor. Pero tenía tantas incógnitas... de hecho, ni siquiera sabía si darle vueltas de cabeza a ello sería realmente útil. No tenía por qué ser nada importante después de todo.

En cualquier caso, cuando estuvimos en la fiesta, me acerqué a Xose y le pregunté en voz bajita:

—¿Llegaste a escuchar algo de lo de esta tarde con el viejo?

Él se había acercado más que yo, así que tal vez hubiera podido escuchar mejor la conversación. Esperaba que pudiera darme una pista... al menos una, que me hiciera saber que realmente estaba emparanoiada por una cosa trivial.

Cuando Nara comentó lo del arco, no supe bien que contestarle. El arco era un arma valiosa. Aquellos Narcos lo sabían, y tal vez tratarían de quedárselo para ellos... era una opción nada descartable. Aunque era verdad que ellos tenían armas de fuego... ¿para qué querrían un arco entonces?

—Prueba mañana mejor —le dije acompañando a las palabras de Xose—. Cuando vean lo útiles que somos, te lo devolverán seguro.

No las tenía todas conmigo, pero sabía lo importante que era el arco para ella... no podía decirle lo que pensaba directamente, pues le haría sentir mal.

A la pregunta de Sunhee, no pude decir nada. La verdad, los guardias habían sido cuidadosos, y no había podido saber qué dijeron con aquel hombre, Néstor. Solo esperaba que aquello de no ayudarle no hubiera sido un error. 

Las palabras de Nestor eran una pista para Sunhee (ella hizo una buena tirada cuando estabais en el barco, para saber de Gaspar). Nestor sólo os conducía a pensar que Gaspar estaba cerca (era su compañero de trabajo)

Los tres podéis ver cómo Gaspar, acompañado por Elica y una chica nueva, se acerca a vosotros iluminado por el fuego de la hoguera.

Apenas había bebido un trago, pero me pareció tener alucinaciones. No puede ser. ¿Serían ellos? Pestañeé varias veces para poder creerme lo, e incluso antes de hacerlo, di un paso atrás, y sin dejar de mirar, le di un codazo a Sunhee, con quien acababa de comentar algo. 

-No, no sé si estás viendo lo mismo que yo... ¿Están ahí Gaspar y Elica? Cielos...

-¡Gaspar! - me tiré a su cuello a abrazarle corriendo - ¿Cómo estás? ¿Estás bien? Estaba muy preocupada...

Me giré para buscar a Sunhee sonriendo, seguro que se alegraría muchísimo.

Si Nara fue la primera en tirarse encima para abrazarle, yo salí volando milésimas de segundo después para aplastarlos a los dos en todo un buen achuchón.

—¡Gaspar! —exclamé, llena de emoción—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido a ti? ¿Qué has tenido que hacer? ¿Has adiestrado zombies también?

Desde que nos separaron, estaba preocupada por él... Debíamos aprovechar esos momentos en los que podíamos estar juntos... pues no sabíamos si nos volverían a separar...

Al escuchar las voces llamando a Gaspar, descubro que son los que estaban en Hoke y busco con la mirada al pescador, él siempre trató de ayudarme. 

Cuando lo veo, le dedico una sonrisa y pienso -Me alegro que estés vivo-

-¡Genial, al final encontraste a tus amigos!- digo con gran efusividad

-Hola, yo me llamo Leo- me presento al grupo - Bueno, vamos a buscar diversión...¿no? alrededor de una hoguera sólo pueden pasar cosas excitantes- expreso con una amplia sonrisa.

Saludo a Gaspar efusivamente, pero tiene que ser de viva voz... ¡las chicas lo tienen atrapado! La verdad, tantas caras conocidas me hacen sonreír como pocas veces desde hace meses, y me alegra que estén bien, o más o menos bien. 

Luego, me acercó con tranquilidad a Elica, y le pongo una mano en el hombro. Aquella mujer me salvó de un momento muy difícil, y creo que nunca llegué a entenderla del todo, ni a agradecérselo bien. Recordaba nuestra conexión en Hoke y lo que habíamos compartido. 

-Elica, me alegro de verte. De corazón que si.  Me siento cómodo a tu lado.- puse en esas palabras todo mi corazón. La veía apenada, aunque no sabía si era por la situación, por ser prisionera de los enemigos de los ferrolistas, o por alguna otra razón. 

Este chico, Leo, me parece demasiado efusivo e ingenuo. O quizá sea que yo ya no puedo disfrutar de estas cosas, no puedo relajarme y sentirme totalmente segura. Sea por lo que sea, no le contesto, y me vuelvo de nuevo a Gaspar y Elica. A ella le sonrío tímidamente y le toco el hombro. Entiendo que se siente como un juguete roto y no me hacen falta las palabras. Luego rodeo a Gaspar por los hombros y le hablo:

-¿Dónde duermes? Qué locura Gaspar, aquí mutilan a los zombis para que trabajen como ganado. Hemos tenido que cortarles los brazos y la mandíbula, y parece ser que los usan como bestias de tiro por ejemplo para tirar del arado en los campos. Es una auténtica locura... ¡Tenemos que mantenerlos con vida! Los tienen en establos... - le resumo un poco lo que hemos vivido este último día en voz baja pero suficientemente alto como para que Sunhee y Xose me escuchen.

Voy caminando hacia el fogón mirando hacia todos lados en busca de mis amigos cuando desde un costado me sorprenden. Primero me doy un buen susto, en seguida noto que se trata de Nara. ¡Nara! Realmente están aquí, nunca perdí la esperanza, pero encontrarlas así, de repente me emociona muchísimo. Envuelvo a las chicas con los brazos y del entusiasmo las aprieto un poco de más. Me tapan a preguntas que respondo sonriente. – He estado todo lo bien que se puede lejos de ustedes. También me pusieron a adiestrar zombis, pero eran muy blanditos, los hice pulpa. La verdad que de la mayor parte se encargó Leo. - ¡Leo! Se me fue que venía con nosotros. – Ellos son de los que te he estado hablando. Xose, uno de los hombres más honestos que conocerás, y ellas son Nara y Sunhee, mis hermanas. – Vuelvo a mirarlas, respiro hondo y vuelvo a abrazarlas sin decir nada. – Estuvieron de bacán en el barco, ¿eh? Porque a mí me tocó trabajar todo el viaje. Jajaja. -

El encuentro con Gaspar y Elica es bastante emotivo, intercambiáis historias y anécdotas sobre lo último que habéis hecho. Desde Baroña han pasado muchas cosas, y muchas de ellas bastante sorprendentes. Leo además os presenta a algunos de los que hay por ahí. Al parecer lleva aquí algo de tiempo, se mueve como pez en el agua y es algo popular entre los supervivientes. Se le nota que admira a Gaspar, según dice por una demostración física que hizo en las granxas.

Durante la noche vais de aquí para allá, bebiendo y comiendo de esto y lo otro y socializando un poco acompañados por Leo. Hay abundancia, sobretodo de una bebida que pega bastante fuerte pero que tiene un sabor muy rico y un efecto desinhibidor importante. El ambiente es realmente festivo alrededor de la gran hoguera. Algunos supervivientes novatos como vosotros parecen más reticentes al disfrute, al igual que vosotros, mientras que los más veteranos parecen disfrutar de la noche y del momento. La vida es corta.

Tal vez bebí más de la cuenta, pero... cuando me vine a fijar... mis mejillas estaban un poco coloradas y mi cabeza daba vueltas. No estaba acostumbrada a beber alcohol, y el sabor dulce me engatusó por completo. Probablemente, a la mañana siguiente sentiría las consecuencias, pero... a pesar del mareo, me sentía ligeramente bien. Casi se me habían olvidado momentáneamente los problemas y el sentimiento de culpa por no haber podido rescatar a las chicas...

Y sí, por mucho que pasaran los meses desde el bombardeo, sobre mí cargaba aquella pesada losa. Sabía que no había sido mi culpa... pero, una parte de mí, me decía que podía haber hecho más por salvarlas. Después de todo, les había prometido que estarían bien en Hoke... sin embargo, Hoke fue como una trampa para ratones.

En cualquier caso, aquella noche no. Ni rastro de la duda. Sería por el alcohol, o por el ambiente festivo... pero traté de acercarme a Leo para entablar un poco de conversación.

—Entonces, ¿te encargaste tú de adiestrar a la mayoría de zombies? —pregunté, tras un saludo inicial y un poco de charla trivial previa para romper el hielo. Trataba, por todos los medios, ocultar mi embriaguez—. ¡Debes ser muy buena luchando! ¿A qué te dedicabas antes... de estar aquí?

Sentía curiosidad por conocer un poco más de aquella chica. Especialmente teniendo en cuenta que... Gaspar parecía cercano a ella y aún tenía reciente el suceso con Rut. No quería que aquello se volviera a repetir, y tenía claro que, por encima de todo, estaría atenta a cualquier chica que se acercara a mi... hermano.

Mi ánimo no puede subir más. Me he reencontrado con las personas que más quiero en el mundo, hay fuego, bebida y comida y parece que he impresionado a una chica. Después de unos tragos estoy en mi salsa, no paro de hablar, contando cada detalle de lo que he vivido, principalmente a Sunhee, Nara y Xose, les he echado mucho de menos y recién ahora me doy cuenta. Tengo uno de esos momentos de copas en el que les dices a tus amigos todo lo que les quieres.

Cuando la euforia del reencuentro baja un poco mi atención vira hacia Leo. Le pido que me presente a la gente del lugar pero es una excusa para dar una vuelta con ella e intentar eso de “vivir el momento”.

Se me acercó una de sus "hermanas" que así es como Gaspar las llamaba y comenzó a charlar conmigo, parecía simpática. 

- No, que va, Gaspar también se cargó a unos cuantos, vaya...me sorprendió lo bien que lo hizo- digo con la risa floja -Pues a ver...a qué me dedicaba uff...estaba en una especie de grupo, como...una banda que limpiábamos el sitio de zombis, verás la gente nos avisaba y acabábamos con ellos. Nos pagaban muuuy bien y si no había mucho trabajo pues...trapicheaba con mi parte intentando sacar más- bebo un gran trago de mi vaso -si, básicamente era eso- tenía la sensación de llevar hablando horas, serán los efectos de la bebida y la comida - Uau, parece que esto pega fuerte, ¿no?- dije mirando mi vaso.