Partida Rol por web

El esqueleto impactó con su hacha en Gromenauer, quien puso su pecho (acorazado, eso sí), por toda respuesta, apartando el escudo hacia atrás. A ver... estamos de acuerdo: bonita y recia quedaba la escena. De esas que los enanos comentan en las tabernas y las enanas refunfuñan diciendo 'idioteces de machotes'. El caso es que el hacha se deslizó ¡hacia donde estaba ahora la guardia abierta de Roark!¹

Quien por cierto tenía sus propios problemas. Porque acababa de calzarle un espadazo a su propio esqueleto pero ahora veía como la daga que éste mantenía en sus manos buscaba sus costillas².

Metal contra metal,
como suena de mal,
te van a coser
¡y no tendrán meced!
 

El ladrón de repente lo vio todo en cámara lenta: el hacha del esuqeleto resbalando hacia él por su izquierda y la daga que se le venía al vientre de frente -Mieeeeeeeeeerdaaaaaaaaaaa- dijo también a cámara lenta.

Bueno, en realidad todo pasaba muy rápido, tanto que Roark casi no tuvo tiempo de echarse hacia la izquierda elevando su cuerpo en una contorsión imposible. Por un momento, pensó que podría lograr que la daga pasara de largo y, quien sabía, con un poco de suerte se clavaba en la maldita máscara:

No le invitó pero él vino
Tras su compañero espera el momento
En que no le miren y la clava dentro.

Pero con el hacha cerniéndose sobre su cuello, lo que le obligaba a retorcerse también hacia el lado contrario, la cosa no iba a salir tan bien como él había pensado...

El enano se había propuesto que el hacha del esqueleto apuntase directamente hacia su pecho. ¡Y si éste fallaba, pues él iba a buscar el golpe!. Antes de que el golpe impactase contra el ladrón, Gromenauer se interpuso, recibiendo el golpe en la armadura, que ni tan siquiera se arañó.

¡Un gran error para el esqueleto, que había descuidado sus defensas! Aprovechando que tenía todo el flanco al descubierto, el enano contraató con su maza, haciendo saltar las costillas y astillando la columna.

—¡Quieres irte atrás a de una vez y dejar que acabe con estos bichos! ¡Te vas a hacer daño! —espetó al humano, que todavía seguía a su lado.

Golo sacudió la cabeza. Se había quedado en shock al ver cómo el espíritu de Suu’ak salía despavorido ante la aparición de ese otro espíritu. ¿Qué había sido eso? Luego se podría poner a hacer alguna sesión de espiritismo para dilucidar de qué se trataba, pero si no se apuraba, estaría conversando con el espíritu de Roark en cualquier momento.

Con la lanza intentó cruzarla entre las piernas del esqueleto para que cayera al suelo antes de que pudiera darle al ladrón demasiado aguerrido para su supervivencia.

Las trabas son raras,
efectivas sin duda.
¿Quién tiene la cara
como roca tan dura?

Decididamente tenía que hacer algo con ese espíritu.

-Cállate o te paso a un tótem de enano- dijo la vieja, esperando que no supiese que no podía hacerlo realmente.

Por suerte para Roark la lanza de Doña Golo desequilibró al esqueleto que cayó de espaldas, haciendo un ruido como de dados cuando su columna vertebral se golpeó el suelo. Por desgracia los esqueletos, por su condición de muertos, no son dados a sufrir lesiones incapacitadoras. Mientras se levantaba uno de los que venía por detrás saltaba por encima con dos dagas en sus huesudas manos. Logró pasar por encima de Roark, que estaba apartándose, para situarse entre la anciana y el ladrón. ¡Habían sobrepasado el tapón del pasillo!

Seguramente Gromenauer refunfuñaba por eso. O quizás fue por el pinchacito que le produjo el hacha de su enemigo cuando, tras recibir el impacto de la maza, logró rozar su cuello en una zona menos defendida. ¿Quién sabe?¹.

No nos callarán
del totem de Chanquete
no nos moverán
porque el toooooteeeem es mi vidaaaaaaaa...
¡no nos callarán!
 

Vaya cosa. El esqueleto del suelo se estaba ya levantando lo que hacía que Gromenauer tuviera a dos ante él. Roark también se incorporaba de un salto. El tercer esqueleto saltarín que parecía ir a por Doña Golo.

Roark le lanzó otra estocada al esqueleto que tenía delante. Eso dejaría uno para Gromenauer y otro para la vieja y el bardo. El tajo cortó costillas y partió la cabeza del muerto no muerto en dos lanzándo la mandíbula hacia atrás, en la dirección general del bardo y la vieja...

Allí se coló 
Y en el túnel se plantó
Coates para todos
Y algo de comer.

... Y de la máscara de las...

Así que, con el frente despejado, Roark avanzó un paso y se pegó a la pared para estar a la espalda de los esqueletos restantes y con unas buenas y sólidas piedras tras la suya propia...

Jingle seguía en la retaguardia, esforzándose mucho por no hacer absolutamente nada o, lo que es lo mismo, tratar de que alguien hiciese el trabajo sucio por él. Se dirigió de nuevo a Meser.

—¡Te parecerá bonito! ¡Buen momento para volverte transparente señor "soy un espíritu vengativo y os voy a atormentar durante toda la eternidad si no conseguías liberar mi alma". ¡Pues menuda ayuda! Si quieres que te ayudemos, igual podrías empezar por echarnos tú una mano.

Yo sé bien que estoy en un tótem
Pero el día que yo me encabrone
Sé que tendrás que potar

Llorar y potar
Potar y llorar

Dirás que no me quisiste
Pero sin dientes tragarás alpiste
Y así te me vas a quedar

Ignorando al elfo, que no tenía claro qué intentaba hacer, Gromenauer se centró en los esqueletos. Por suerte no había muchos y eran pan comido para él, pero tenía que acabar con ellos antes de que alcanzasen al resto. Aunque bueno, igual lo que les pasaba era que estaban enfadados con el tótem cantarín, y querían destruirlo. No sería de extrañar.

En cualquier caso, el enano no iba a privarse de ese placer. Balancenado de nuevo la maza, la estrelló en el cráneo de otro de los esqueletos, que se convirtió en polvo con la fuerza del mazazo.

—No sé qué haréis, pero no tenemos todo el día para acabar con estas cosas. ¡Un gran tesoro nos espera! —dijo emocionado mientras volvía a centrarse en la pelea.

-¡Jingle!...-

...bell, jingle bell,
la inocuidad encarnad...

-¡Mierda! Ni protestar puedo uno- exclamó la vieja -¡Haz algo!- el elfo estaba muy tranquilo al fondo, lejos de los esqueletos, mientras el enano hacía cosas de enano y Roark y ella intentaban asemejarse, claramente, infructuosamente.

Lo tenía demasiado cerca para arrojarle la lanza, así que intentó acomodarse para poder ensartarlo... pero claramente habían pasado sus años mozos en donde luchaba hombro con hombro con los guerreros y guerreras.

El esqueleto saltarín no perdonó a la anciana. Saltando a horcajadas sobre ella se ensañó en clavarle sus dagas. Por suerte Golo se giró sobre si misma parando con su escudo el primer tajo y desviando el segundo lo suficiente como para que no atravesase sus ropajes de cuero.

Matar o morir
mejor asi
que de rodillas vivir

Mientras la chamán se separaba unos pasos del esqueleto Gromenauer hacía volar su maza para reventar a un nuevo esqueleto que venía a la carrera y que jamás llegó a destino. Roark, por su parte, se las había ingeniado para clavar una daga en el ojo de una calavera y hacer palanca hasta reventar al suyo.

Roark se apoyó un momento contra la pared contemplando el panorama mientras ecuperaba el aliento. Fue a intervenir para ayudar a la vieja pero...

Una opina que aquelo no está bien
La otra opina que tendrá que acometer
Y lo que opine el enano está de más.

... No era tan fácil... Por un instante pensó en envainar la espada y dejar que el esqueleto lidiara con la máscara, el elfo y demás, pero la vieja le había echado un cable hacía un momento, así que suspiró y atacó al esqueleto por la espalda.

Sin embargo, el maldito montón de huesos se movía como poseído por algún frenesí así que no pudo acertarle.

—Lo cierto es que no debería hacer nada después de no dejarme arreglar el tótem —comentó tranquilamente Gromenauer al ver que sólo quedaba el esqueleto que atacaba a la anciana—. Pero creo que esto es algo así como llamamiento del deber.

Y con estas palabras, el enano hizo un barrido que impactó de lleno en las costillas del no muerto, haciendo saltar astillas por todos lados y dejando como resultado un amasijo de huesos que ni el mejor de los arqueólogos podría determinar si pertenecen a un humano o a una tarasca.

Con este último golpe, y mirando a la anciana con severidad, dijo—. ¿Me dejas arreglar el tótem ahora?

No es no,
Gromenauer.
Cuando una dama dice
from the tower
No es no.

No hay tótem para el enano,
Ni oro, ni habanos.
Solo un sinfín de soplamocos
Hasta que me duela la mano.
 

—Estoy con el trolltem, enano. Cuando una dama dice que no, es que no —añadió el bardo.

—Pienso sacarte la columna por la garganta cuando terminemos con todo esto, elfo.

Mientras los demás filosofaban, Roark procedia a limpiar a los esqueletos. Que habiendo sido aventureros a lo mejor tenían algo de valor...

El ladrón enfundó la espada y desechó el debate con una mano. -Os diría que os callárais, pero el troll no va a hacer ni caso y, total, a estas alturas seguro que el nigromante ya sabe que venimos... Unas voces más o menos tampoco es que... Pero que se calle ya el troll de una vez...

Tonto el que no entienda
Cuenta una leyenda
Que un troll cantaba
Y conjuró a la luna hasta el amanecer.

Roark respiró hondo. ¿Un troll muerto le acababa de insultar? Porque había un tesoro cerca, que podía sentir el cosquilleo en la nuca que lo indicaba, pero francamente entendía a Gromenauer...

Mientras sus compañeros seguían a lo suyo, él se giró hacia el interior del túnel y comenzó a andar.
 

Golo suspiró aliviada cuando el polvo de esqueleto cayó sobre ella como si hubiera soplado una estantería largamente olvidada.

-Gracias, Gromi, veo que tu espíritu es noble y generoso aunque lo quieras ocultar con capas de hostilidad y acero- dijo la vieja con una sonrisita -Pero del tótem ni hablemos, que...

...la verdad siempre vence,
como el viento contra la piedra.
¡Ah! Este amor que crece,
como en las paredes la hiedra.

Hizo una pequeña pausa. Como sin saber muy bien si continuar o no. Hasta que se decidió por lo primero.

-Lo que decía, hasta podría llegar a influir en el juego con el nigromante, después de todo, aquí estamos acostumbrados ya...-

Como la hiedra...

-¡Ya estamos acostumbrados, dije!- interrumpió y, al ver que no volvía a hablar, esperó a que los demás siguieran a Roark, ya que ella se quedaría detrás del elfo.

Roark se levantaba en ese momento del suelo, donde había estado rebuscando entre los huesos.

Parecía fastidiado porque los esqueletos, la verdad, no llevaban ningún botín encima salvo sus huesos¹. Pero al menos habían limpiado el camino hacia la torre. Porque aquel camino, sin duda, llevaba a la sala principal de la misma. Era lo que había dicho Meser ¿no? El pasadizo secreto que sólo podían abrir los muertos conducía a la Gran Sala del Nigromante de forma directa.

Así que allá fue el equipo por el pasillo ascendente.

Llegaron a lo alto y se encontraron con una pared ante ellos.

al aventurero pringaaaao...
cierra la muralla
al enano carcamal...
cierra la muralla

No podía ser una pared, por supuesto. Tenía que ser una puerta secreta².

—¿No había un universo donde hacían estas cosas?

—¿Qué cosas?

—La movida esa de trabajo en equipo, coworking, llevaban a los esclavos a sitios chungos y los obligaban a cooperar para hacer buen rollo y fomentar el liderazgo.

—Ah, sí, recuerdo ese universo.

—¿Qué fue de él?

—Reventó por los aires por culpa de una guerra en la que un equipo de esos coworking acabó un poco tenso.

—¿Los del botón rojo?

—Esos.

—La verdad es que era un universo que se lo merecía. Que idea más tonta.

—Cierto. Ahora lo habitan cucarachas mutantes inteligentes y las cosas le van mucho mejor.

—Chts... callad, que parece que empiezan a ponerse con el tema de la pared secreta...

Refunfuñando por lo bajo contra la maldita máscara...

Empezamos mal y yo que creía
que este era un buen plan
esta aventura es un desastre
no vais a sacar ni un florín.

... Roark casi se dio de bruces contra la pared. -¿No hay salida? ¿Pero qué demo...?- Luego su entrenada vista vio el agujero a su derecha, a la altura del pecho. -¡Ah! Una puerta secreta modelo Stanwick & Derminus- dijo dando unos golpecitos contra la pared -Pfffff modelo 73 bis, estándar, de cuatro cerraduras. Es tan segura como una hoja de papel. Mirad por ahí que tiene que haber otras tres, yo me encargo de esta, pueden ser cualquier cosa: resortes secretos, acertijos, runas mágicas, se personalizan a gusto del cliente... Esta es una cerradura mecánica de combinación, estas piedras redondas hay que girarlas hasta que suelten el pasador- Dejó la antorcha en el suelo y crujió los dedos, -dadme un minuto...

El ladrón se arrodilló, pegó el oido a la pared y comenzó a girar unas piedras redondas concéntricas...

Al cabo de no más de 15 segundos se oyó un clic y el ladrón sonrió. -Yo ya estoy, ¿vosotros?