Partida Rol por web

-Si tanto lo deseas, yo te llevaré hasta el libro.- Un último intento de sacar algo útil. De no ser así... digamos que el futuro del anciano iba ser aún más breve. Se que más adelante me arrepentiría de lo que estaba haciendo. -No perdamos más el tiempo y pongámonos en marcha. Seguro que nuestros compañeros están deseando reunirse con tigo.- 

Solo hay dos formas de tratar a los locos. O ignorarlos o seguir sus desvaríos. Por mucho que me doliese admitirlo, ahora mismo tenía él más idea de lo que estaba pasando por aquí que yo. Así que iba a tener que cargar con él hasta que ya no me fuera útil o se lo pudiese endosar a otro.

Por lo que puedes ver, el libro está encuadernado  en piel, pero no de animales precisamente....tambien está compuesto de metal que sirve de anillas y candado y papel... en cuanto al poder del libro, no eres capaz de distinguirlo con claridad, pero eres capaz de vislumbrar el poder de este y solo encuentras la palabra "ABERRANTE" para definir el poder que desprende...

Observo el libro con detenimiento.

- Ante nosotros tenemos algo que no debemos tomar a la ligera por lo que veo... - Digo mirando a mis compañeros.

Sin duda el libro tiene poder, sin embargo, ¿será de los que se puedan usar o de los que te consuman?

- ¿Vosotros sabéis algo al respecto?

-Mhhh.. bueno...- empieza Naiáh- Aunque no logro recordar los detalles más importantes, creo haber leído hace tiempo una historia sobre un poderoso libro nigromántico hecho a partir de metal y piel humana y escrito con sangre.- dice mientras se acerca cuidadosamente a analizar el libro.- Parece que este libro encaja bastante con la descripción de aquella historia, y pese a que creía que era solo un cuento de hadas para mantener a los niños atentos, la descripción y el aberrante poder que emana el libro parecen dar veracidad a aquella historia.

Naiáh se gira para observar el resto de la estancia, las cadenas y el altar.

-Bueno, nuestra misión era descubrir qué era lo que provocaba esa extraña enfermedad. Y posiblemente se trate de este mismo libro. Así que tenemos, desde mi punto de vista, varias opciones. La primera es informar al Consejo, aunque no sabemos nada de la enfermedad que ya hemos contraído y este libro es la mejor pista que tenemos, pese a su peligrosidad. Lo que nos lleva a tratar de abrir el libro y buscar una solución. Después ya decidiremos que hacemos con el libro. ¿Deberíamos entregarlo al Consejo?

Estamos ante un artefacto que desafía los limites de la comprensión, su naturaleza nigromantica es tan evidente que incluso un no mago puede verlo.

 No deberíamos tocarlo, ni directa ni indirectamente, y muchio menso liberarlo de las cadenas que lo atan, pero creo que usando el monstruo que custodia el abismo tal vez podamos destruirlo .

Por un momento tengo que contener mi expresión de asombro ante la idea del tres ojos y de la mujer lagarto. Parece que van a ser más útiles de lo que pensaba en un primer momento.

- El monstruo es nuestra mejor opción ahora mismo. - Nosotros carecemos del poder necesario para destruir un ejemplar mágico así, y desde luego sus secretos no me interesan lo más mínimo. - Y no estoy dispuesto a encerrarme en esta habitación con él.

Hago girar mi espada y de un movimiento intento romper las cadenas por la parte que está anclada en la pared. 

- ¿alguno posee magia de aire o alguna forma de transportarlo sin tocarlo? 

Como bien dicen estos dos, y como he podido ver, el libro sin duda es un objeto de un poder increíble... Seguro que algunos de nuestros magos pueden sacarle partido... Sin embargo, ¿cómo sacarlo de la cueva?

Si la opción habría sido sacarlo de estas ruinas, seguro que estos dos habrían querido llevarlo con los superiores... De manera que el libro estaría en las manos equivocadas... Si hubiera una forma de poder ocultarlo o entregárselo a alguno de los nuestros... Aunque por el momento no se me ocurre ninguna alternativa.

Aunque por el momento son solo ideas, ya que la opción más clara es intentar destruirlo...

-No... Esto no me gusta... - empieza a decir Naiáh mientras se acerca peligrosamente al libro- Acaso alguno de vosotros sabe si destruyendo el libro nos libraremos de esta enfermedad? Porque, desde mi punto de vista, lo único que conseguiremos es destruir la única fuente de información que disponemos sobre nuestra enfermedad, que os recuerdo que es mortal. No voy a dejar que unos lacayos del Consejo - dice refiriéndose a Etien y Zero- acaben conmigo con una lenta y desconocida enfermedad. La única manera de combatir algo desconocido es conociéndolo. No lanzarlo al vacío. Queréis morir? Muy bien, lanzaos vosotros al pozo con ese ser, pero dejadme a mi intentar encontrar una solución. Una vez la encuentre, podemos destruir el libro. No antes- Dice alzando la mano para alcanzar el libro.

El poder de ese libro, sobrepas nuestra comprensión no te puedo dejar tocarlo, tal vez te corrompas y vuelvas tan loca como el nigromante solo con posar tus ojos sobre sus secretos.

Yo puedo manteneros alejados de la mano de la muerte. No actues de manera irresponsable, como bien decía el nigromante aun me queda mucho por aprender pero mis conocimientos son vastos en otros ordenes que no son el combate.  

Parece que el lagarto tiene dientes.

Con elegancia, de un movimiento firme, coloco la espada de canto entre el libro y la mujer. No de forma agresiva aputandola, sino simplemente interponiendola en su camino.

- En primer lugar yo soy tan lacayo del consejo como lo eres tú. - Digo mirando a la mujer con mis profundos ojos azules. - En segundo lugar, nadie tocará este libro con sus manos. Apoyo tu moción sobre no destruirlo... - ¿Cómo se llamaba la mujer lagarto? - Es cierto que, su destrucción, no asegura nuestra supervivencia. Sin embargo, nuestra capacidad para entender sus secretos es inexistente en el mejor de los casos. Lo más lógico sería sacarlo de aquí y entregárselo a un grupo más capacitado que nosotros. 

Tras esto, vuelvo a mover la espada para cortar las cadenas por la parte más próxima a los anclajes de la pared. A continuación, coloco mi escudo justo delante del libro.

- Que la libertad sea algo... - Comienzo a entonar al mismo tiempo que, sobre mi escudo, va surgiendo una especie de telaraña de color blanquecino. -  de lo que tú estés privado. - La red se lanza contra el libro atrapandolo junto con las cadenas. 

- Así no se abrirá. - O eso espero.

Si nadie me lo impide, guardare el libro en mi mochila, asegurándome de no tocarlo directamente.

-¿Sobrepasa nuestra comprensión? Je... ¿acaso lo has intentado?- Naiáh escuchó a Etien con algo de desdén. ¿Cómo puede un hechicero cerrarse las puertas del conocimiento?

-Está bien.- sigue, encogiéndose de hombros, tras escuchar a Zero.- Si no queréis destruirlo, no me opondré a vuestro plan.- dice mirando a Etien inquisitivamente.- Aunque, sinceramente, nunca pensé que un Duk'zarist de raza pura también tendría miedo de enfrentarse a un libro...

Naiáh se alejó del libro para encabezar la marcha. Evidentemente, se preocuparía de tapar la entrada hacia ese ser para que no intentasen destruir aquél libro.

---¿Libro? ¿quien ha hablado de un libro?- suelta el anciano confuso ante tú comentario, sin embargo cuando propones irte este niega con la cabeza y vuelve a girarse hacia el lago- ¡No me iré sin mi sombrero*! ¿ Apuesto que ese lagarto se lo ha llevado  para fastidiarme! ¡Pues ya verá, soy un poderoso mago que conoce toda clase de hechizos mi especialidad es un magnifico conjuro de....bola de...¿mostaza? No...creo que no era eso....¿de que era?

Al acercarte al libro puedes ver como en el lugar donde surgen las cadenas hay un candado con forma de calavera, no hace falta ser un genio para ver como abrir el candado, así que sacas la llave que habias conseguido de Zort y la introduces , al instante el candado se abre y las cadenas caen con un repliqueo metálico.

Ahora que no hay nada en medio podeis ver que efectivamente el libro está hecho de piel, su portada tiene impresas unas runas de color rojo sangre y veis que está cerrado con una especie de lengueta enganchada con un hueso para que se abra por accidente, aun así toda precaución es poca y envuelves el libro con una red pegajosa tras esto lo guardas en la mochila.

Cuando apenas os planteais en moveros una enorme explosión sacude la sala entera haciendo que caiga algunos cascotes del techo, el temblor que ha producido lo que sea eso hace que os tambaleis y os agarreis a lo primero que teneis a mano para evitar caeros al suelo, tras esto se hace el silencio...

La diversión nunca termina, aunque después de los zombis y los esqueletos, parece que tenemos explosiones.

- Salgamos de aquí. - Digo casi en un susurro obviando el comentario de la mujer lagarto. Pequeña inocente, no sabe que nosotros somos hijos de la llama y la oscuridad, fuente de los mayores miedos de los mortales... 

Y así, agarrando con fuerza el escudo y la espada, comienzo a correr hacia la salida. 

Era más difícil tumbar a un ser con alas y con cola para poder equilibrarse que a cualquier otro humanoide. Cuando Naiáh sintió la sacudida reaccionó instantáneamente, sus alas se extendieron, al igual que los brazos, y la cola se puso firme y rígida tocando el suelo. Cuando terminó la sacudida y observó que sus compañeros estaban bien, empezó a avanzar mientras concentraba su energía, posiblemente esa explosión no fuese nada bueno.

Naiáh plegó sus alas y se agachó un poco mientras avanzaba cuidadosamente. Pendiente de todo su alrededor, sus ojos buscaban cualquier anomalía en el entorno. Si era aquél ser espeluznante, sería mejor si lo detectaba antes.

Bien como queraís, pero luego no digaís que no fuistes advertidos y los sigo corriendo  a todo trapo.

- Déjalo ya, no es más que un chalado - dije saliendo de mi escondite.

Lo más probable es que hubiera escapado de la manada con los primeros signos de demencia. Era habitual que los ancianos lo hicieran para no ser una carga para los demás. Tan solo era un hombre muerto que aun no había caído en el sueño eterno, de él no ibamos a sacar nada en claro.

- Vamos hacia delante, este viejo es solo una pérdida de tiempo. No tengo ganas de esperar a nadie.

Salí corriendo hacia una parte más profunda de aque bosque sin vida. Pasé al lado del anciano, sin inmutarme por cualquier reacción que pudiera tener que no fuera encaminada a impedir mi fuga.

---- ¿Viejo? ¡¿Yo?!- exclama el anciano furioso ante el comentario sin impresionarse nada de tu renpentina aparición- Te voy a enseñar una lección ¡Si! conozco un hechizo magnifico, solo necesito un poco de excremento de murcielago...un poco de azu...¡Eh! ¡ Mi Bastón! ¡¡Al ladrón!!- se interrumpe de pronto mientras te agarra  de la ropa cuando pasas corriendo a su lado, tiene una mano bastante firme y fuerte para ser un anciano y la repentina fuerza hace que caigas al suelo tropezando con algo...y el anciano te sigue irremediablemente en tu caida  cayendo encima de ti- ¡JA! ¿No sabes que no debes  robar a un hechicero?

Salis del lugar y poneis rumbo hasta el lugar donde habeis escuchado la explosión, al salir no os resulta muy dificil deducirlo puesto que a unos 300 metros veis una columna de humo que se extiende hacia el cielo, asi pues os poneis en marcha hasta llegar al borde de un claro donde hay un lago donde veis una curiosa escena.

Lo más llamativo de la escena es lo que hay en la orilla del lago, veis a dos personas que parecen forcejar entre ellas, uno es un joven Tuan Dalyr de cabello pelirojo y ropas oscuras, el otro es un anciano, nunca habias visto un ser así , se parecia a un Sylvain, pero no tenia orejas puntiaguda, ni tampoco era un Tuan puesto que no tenia los rasgos animales caracteristicos,era muy anciano a juzgar por su aspecto, largos cabellos canosos que le caian por la espalda y una larga barba blanca que le llegaba hasta el pecho. Vestia una túnica larga, sucia y de color ceniciento. Un gorro cónico,desatrado y con la punta rota se sostenia inciertamente sobre su cabeza.

El anciano no dejaba de forcejear  con el muchacho mientras un enorme Jayan los observaba bastante desconcertado, a vuestros oidos os llegaban las palabras " Bastón" y "ladrón"