Partida Rol por web

Mira, yo no quería ser un mestizo. Si estás leyendo esto es porque piensas que puedes ser uno, mi consejo es que cierres ahora mismo esta ventana. Créete cualquier mentira que tu madre o tu padre te hayan dicho acerca de tu nacimiento y trata de llevar una vida normal. Ser un mestizo es peligroso. Da miedo. La mayor parte del tiemp, consigues que casi te maten de diferentes formar dolorosas y desagradables. Si eres un adolescente normal, y crees que todo esto es ficción o fantasia, sigue leyendo. Te envidio por ser capaz de creer que nada de esto es cierto. Pero si te reconoces a ti mismo en estás palabras - si tú sientes algo moviéndose dentro - para de leer inmediatamente. Podría ser que fueras uno de nosotros. Y una vez que lo sabes, es cuestión de tiempo antes de que lo sientas y van a venir por ti. Ni digas que no te lo advertí.

Por alguna razón en especial, la nota que apareció sospechosamente en tu cuaderno de clases no te hizo pensar en lo más mínimo. Es más, la arrugaste y la tiráste en el cenicero del coche de tu madre, el cual estaba estacionado frente a la Escuela Goode.

La escuela era un edificio enorme de piedra rojiza que se levantaba junto a un río. Delante, un montón de BMW, Toyotas y coches de lujos aparcaban para dejar a sus pasajeros. Mientras contemplabas el arco de piedra, te preguntaste cuanto tiempo iban a tardar en expulsarte de este colegio.

- Tú relájate. - Te aconsejó tu madre, aunque ella no te pareció demasiado relajada. - Es sólo una sesión de orientación. Y recuerda, cariño, que es la escuela del padre de tu mejor amiga. O sea, procura no... Bueno, ya me entiendes. -

Paul Blofis era el padre de Anna, y estaba en la entrada dándole la bienvenida a los chicos y chicas que iban llegando. Con el pelo entrecano, la ropa tejana y la chaqueta de cuero, a mi me parecía un actor de televisión, pero en realidad no era más que un profesor de Lenguaje. Se las había arreglado para convencer a la Escuela Goode de que te aceptaran, a pesar de que te habían expulsado de todos los colegios a los que habías asistido. Tu ya le habías advertido que no era buena idea, pero no sirvió de nada.

- Será mejor que entres, cariño. Nos vemos esta noche. -

Tú estabas a punto de bajarte cuando Paul saludó a una chica en la entrada de pelo rubio y liso. Llevaba una camiseta granate y unos pantalones vaqueros personalizados con dibujos de rotulador. Cuando se giró, por un momento sentiste algo extraño que hizo que se te erizaran el vello de los brazos.

- Si te sirve de algo, tienes una entrada lateral doblando la esquina. Seguro que allí entrarás más tranquilo. - Te dijo tu madre con una sonrisa de oreja a oreja.

Bajaste del coche y hacia allí te dirigiste, con la idea de encontrar a Anna dentro de la escuela lo más rápido posible y así, solventar esta situación embarasoza.

Las lágrimas rebosaban en los ojos de la pobre Brianna, que veía cómo una vez más sus recientes problemas causaban otro cambio de colegio. Al menos en esta ocasión estaría acompañada de Anna, su única amiga.

Claro, mami  dijo intentando no preocupar a Linda. Brianna dio un beso sentido en la mejilla a su madre, y salió del coche en dirección a la puerta lateral, procurando que el hombre de la entrada, dueño del colegio, no la reconociera para evitar tener que pasar por delante de todo el mundo.

De camino a la puerta lateral, Brianna se detuvo junto a un macizo de flores, en el que varias mariquitas revoloteaban ociosas. Diez minutos le costó a la joven recordar que debía entrar en el colegio, y es que cuando se ensimismaba con algo, perdía la noción del tiempo.

Bueno, allá vamos se animó en su mente.

Y así, Brianna entró por vez primera en la reputada Escuela Goode...

Colarte a hurtadillas en la escuela parece que no ha sido buena idea. En la entrada lateral se habían apostado dos animadoras con uniformes morado y blanco para acorralar a los novatos.

- ¡Hola! - Te saludaron con una sonrisa.

Supusiste que era la primera y última vez que unas animadoras iban a mostrarse tan simpáticas contigo. Una era una rubia de ojos azules y mirada glaciar. La otra, una afroamericana, tenía el pelo oscuro y ensortijado. Ambas llebaban su nombre bordado en el uniforme, pero debido a tu dislexia las letras te parecieron una ristra de espaguetis carente de significado.

- Bienvenido a Goode. - Dijo la rubia. - Te va a encantar. -

Sin embargo, mientras te miraba de arriba abajo tu expresión parecía decir: "¿Pero quién demonios es esta desgraciada?".

La otra chica se acercó a ti hasta hacerte sentir incómoda. Examinaste el bordado de su uniforme y descifraste "Kelli". Olía a rosas y otra cosa que te recordo un sutil olor a animal... Era un olor un poco chocante para una animadora. Quizá un perro o así, o un gato. El caso es que se te acercó tanto que tuviste la sensación de que iba a empujarte por las escaleras.

- ¿Cómo te llamas, pazguata? -

Procurando no dar un paso atrás, para no caerse, Brianna estaba a punto de contestar una barbaridad a a quellas niñatas de instituto, pero recordó la promesa que le había hecho a su madre.

 Brianna hizo de tripas corazón, y a pesar del desagradable olor que desprendía una de aquellas chicas, procuró contestar bien, sin ofenderlas.

Quizá si me hago la graciosa...

¡Hola! Gracias por la bienvenida... respondía Brianna, cuando en ese momento la "chica perro" la insultó. Toda la calma de Brianna... desapareció.  ¿Pazguata? Por favor, que vulgaridad, has debido confundirme con tu hermana. Chica, deberías actualizar tu repertorio de insultos. Ahora si me discuplais llego tarde a clase...  dijo intentando entrar entre medias de las animadoras...

En ese momento, sentiste un escalofrío. Te bloqueaban el paso sonriendo de un modo ya no tan simpático. Entonces, en ese momento, se oyo una voz procedente de dentro del edificio.

- ¿Brianna? -

Era tu amiga Anna, que te llamaba desde el vestíbulo. Nunca te habías alegrado tanto de oir su voz.

Las animadoras retrocedieron. Tenías tantas ganas de dejarlas atrás que sin querer le diste a Kelli un rodillazo en el muslo.

*Clonk*

Su pierna produjo un ruido hueco y metálico, como si le hubieses dado una patada a una farola.

- Ayyyy. - Murmuró entre dientes. - Anda con ojo... pazguata. -

Miraste hacia abajo pero la chica parecía completamente normal. Te encogiste de hombros y te acercaste a Anna, que te recibió con un abrazo mientras las demás se reían a tus espaldas.

- ¿Qué te pasa? - Te preguntó. - ¿Cualquiera diría que has visto un fantasma? -

La cosa se ponía fea. Brianna ya se las había tenido que ver con las típicas chulitas del cole, pero desde luego no el primer día. y además nunca había tenido aquella extraña sensación de peligro y desagrado. Por ello fue todo un alivio escuchar a Anna llamándola.

Clonk sonó la pierna de una de las animadoras, sonando más a metal que a hueso, su tacto duro y rígido como el acero.

¡Ups, perdona, chica! acertó a exclamar la joven estudiante antes de acercarse medio corriendo a su amiga, que le preguntó qué ocurría.

No se, esas chicas son rarísimas, que mal rollo dan... exclamó sin importarle si las animadoras seguían escuchando o no. Ya daba igual.

Tía, qué genial que estes aquí, ¡al fin vamos a estar en el mismo colegio! ¿Qué hacemos ahora? ¿Hay taquillas o algo así? ¿Cuál es nuestro horario? Espero que halla chicos monos, jijiji

Y ahí estaba, otra de las erupciones de frenética actividad de la pequeña Brianna, cada vez más frecuentes cuanto más se acercaba a la pubertad...

- Tranquila, tranquila. - Dijo la morena amiga de Brianna con una sonrisa. - Recuerda que sólo estamos tanteando el terreno hoy. Las clases no comienzan hasta dentro de una semana, así que tendremos la semana libre para ir por dónde queramos y hacer lo que queramos. ¿Qué te parece? -

Anna era divertida y siempre te seguía a dónde tú le decías. Era como un amortiguador cuando te ponías frenética y eso te hacía bien, muy bien. Era la indicada para decirte cuando te estabas pasando de roscas y siempre lo hacía con una sonrisa y nunca, pero nunca te haría sentir mal cuando te ponía los puntos sobre las íes.

Pero despues su mirada pasó por el grupo de animadoras que tenías detrás, que aún se estaban riendo a pata suelta entre ellas, mirándote a ti fijamente, aunque tú no las estabas mirando.

- ¿Extrañas? ¿Por qué lo dices? ¿Qué te han hecho? No me digas que te has metido con ellas el primer día de clase... -

Bah... no hagas mucho caso respondió la joven agitando la mano Creo que querían prepararme una enrrezo... encenorr... ¡encerrona!  consiguió articular. Este problema era cada vez más común y no gustaba ni una pizca a Brianna, que siempre había sido capaz de hablar correctamente. Pero no importaba en aquel instante.

Pero chica, una de ellas tiene un serio problema de glánludas...   ¡glándulas! Olía a perro muerto, te lo juro. Y con la que me he ropezado parecía el robot del mago de Oz...

Mientras caminaban Brianna explicó el desagradable y extraño encuentro con aquellas animadoras. No me puedo creer que esas chicas sean las más populares del insti... creo que deberíamos hacernos con su puesto, ¿no te parece? Oye, y a todo esto... ¿cómo están los deportistas de por aquí? ¿son guapos?

- Hum. - Dijo Anna entre dientes. - Bueno, supongo que no sabrán lo que significa una buena ducha. Pero dejemos eso para después, tía salida, deja de preguntar por los alumnos que tenemos que ir a la sesión de orientación en el gimnasio. Vamos. -

Anna te llevó junto con un montón de chavales que se dirigían al gimnasio y enseguida os convertísteis en dos más de los trescientos alumnos que se apretujaban en las gradas. Una banda de música interpretaba desafinando un himno de batalla, sonaba como si estuvieran golpeando un saco lleno de gatos con un bate de baseball. Algunos chavales mayores, probablemente los del consejo escolar, se habían colocado delante y exhibían el uniforme de Goode con aire engreído, en plan "somos tipos guays". Los profesores circulaban de aquí para allá, sonriendo y estrechando la mano a todos los alumnos. Las paredes del gimnasio estaban cubiertas de carteles enormes de color morado y blanco que rezaban "BIENVENIDOS, FUTUROS ALUMNOS DE PRIMERO. GOODE ES GUAY. SOMOS UNA FAMILIA" y otras consignas similares que te ha costado descifrar por tu problemilla de dislexia.

La banda de música terminó de maullar por fin y un tipo con traje a rayas se acercó al micrófono y empezó a hablar. Había mucho eco en el gimnasio y no os enterabáis de nada.

- ¿Qué rollazo, no? - Dijo Anna.

Por Dios, ¿Goode es guay?  preguntó Brianna incrédula  ¿Quién usa todavía esa palabra? Es tan de... antesedeayer...jijiji

La joven seguía de cerca a su amiga mientras avanzaban entre las filas de alumnos atentos y obedientes.

Ups, perdón, disculpeee murmuraba la risueña Brianna cadavez que daba un codazo o pisaba a alguien. Cuando llegaron a un punto en que podíanver bien a su alrededor, las dos jóvenes se detuvieron al fin. Un hombre mayor hablaba usando un micrófono que se oía fatal.

Shhh, calla, que no me entero... jajajaja bromeó tomando el pelo a su amiga. Varios de los alumnos se giraron al escuchar sus risas , con mirada torva, lo que provocó aún más risas de la pareja jaja, tienes razón, es un rollazo. ¿qué podemos hacer ahora?

En ese momento, las animadoras salieron al centro a hablar con el micrófono, justo cuando Anna iba a decir algo. En ese momento, sentiste su mano sobre tu antebrazo, que te presionaba con algo más de fuerza que de costumbre. Te giraste y le viste la cara desencajada, con la vista fija en las animadoras.

- Corre. - Dijo Anna. - Rápido. -

Quisiste preguntar por qué, pero no te lo explicó. Se abrió paso contigo de la mano, a empujones hasta el final de las gradas sin hacer caso de las miradas enfurruñadas de los profesores ni de los gruñidos de los alumnos a los que ibáis propinando pisotones.

Vacilaste. Tammi, una de las animadoras, estaba diciendo por microfono que ibais a formar grupos para visitar la escuela. Kelli te miró y te dirigió una sonrisa divertida, como si estuviera deseando que ibais a hacer. Quedaría fatal si te largabas en aquel momento. El padre de Anna estaba abajo con los demás profesores y se preguntaría que pasaba.

Corristéis hasta la sala de la banda de música y os escondistéis detrás de un bombo de la sección de percusión.

- Ven aquí. - Dijo. - Y agacha la cabeza. ¿Te han seguido esas monstruosidades? -

No sabías a qué se refería, pero creías que se refería a las animadoras.

Chica, pero ¿qué mosca te ha picado? preguntó Brianna confundida a su amiga vale que son unas arpías, pero de ahí a salir corriendo...

La joven estudiante jadeaba tras la carrera por sorpresa que Anna le había obligado a hacer. Sin embargo esa era la menor de sus preocupaciones, algo le ocurría a su amiga.

¿estás bien? le preguntó llevando su mano a la frente de su amiga para ver si tenía fiebre Normalmente la de las ideas locas soy yo...

Ella intentó decir algo justo cuando la puerta se abrió de par en par y dos de las animadoras estaban allí de pie, con una sonrisa algo maliciosa.

- Así qué aquí estás, Brianna Smith. - Dijo Kelli. - Ya es hora que nos ocupemos de tu orientación. -

En ese momento Anna gritó: - ¡Son horribles! -

- Bah, no te preocupes por ella. - Kelli te dirigió una sonrisa radiante y empezó a acercarse. Tammi permaneció junto a las puertas, para bloquear la salida.

Os habían atrapado. Sabías que tendrías que hacer algo más que hablar para salir de allí, pero la sonrisa de Kelli era tan deslumbrante que te distraía. Sus ojos azules eran tan preciosos y el pelo le caía por los hombros de una manera que...

- ¡Brianna, espabila! - Gritó Anna.

Y en ese momento tus ojos parecieron ver lo que ella te estaba diciendo. El color de su rostro y sus brazos se esfumó. La piel se le puso blanca como la cera y los ojos completamente rojos. Los dientes se conviertieron en colmillos y parecían dirigirse a tu cuello para intentar morderte.

Todo sucedía demasaido deprisa como para comprenderlo. Aquellas en apariencia delicadas y hermosas chicas, el arquetipo de la joven animadora de instituto, se habían vuelto horrendos espectros, como si fueran zombies sacados de una mala peli de serie B.

Brianna no entendía nada, pero sí sabía que hasta el día de hoy sólo había confiado en una persona,en su querida Anna, y ella estaba aterrada. No podía permitirlo. No lo haría.

Una neblina roja pareció cegar la visón de la joven estudiante, que sin pensarlo más, se abalanzó como un torbellino de puñetazos y patadas sobre la animadora aspirante a actriz de crepúsculo

¡TE VOY A DAR TAL OSTIA QUE NOS MATAMOS LAS DOS! ¡TU POR EL GOLPE Y YO POR LA ONDA EXPANSIVA!

La ira te embriagaba. Tenías ganas de matar, de asesinar a la capulla de la animadora y así te lanzante hacia ella, con las manos por delante y lanzando puñetazos y patadas, todas al mismo tiempo. Pestañaste por unos segundos, ante la sonrisilla de superioridad de la animadora, intentando encajar lo que pasaba por tu mente cuando de repente un brillo extraño apareció en tus puños.

Kelli abrió los ojos, también Tammi, la que custodiaba la puerta.

Por un momento se detuvieron y se miraron. Después, sonrieron.

- Te dije que era ella. Olía a mestiza desde lejos. - Dijo Tammi guiñándole un ojo a Kelli.

La otra animadora simplemente esquivó tus golpes como pudo, hasta que uno de ellos le rozó el hombro y con un *fsssssssssss* un cacho de su cuerpo, justo dónde la habías golpeado, se desvaneció y se convirtió en cenizas.

- Ayyyyyyyy, eso duele. - Dijo la rubia mientras se alejaba hacia atrás. - Eso no se vale, no puedes golpearme con esas cosas, duelen mucho. -

No sabías a que se refería, aunque cuando te miraste las manos, te diste cuenta que ya no llevabas el anillo que te habían regalado para tu anterior cumpleaños. Ahora, llevabas unos puños americanos en cada mano, unos puños de alguna especie de metal parecido al bronce, que brillaban casi como con luz propia.

La leche... exclamó Brianna sorpendda por cuanto acababa de ocurrir. La joven se miraba las manos como si aquellos puños americanos hubieran surgido por arte de magia. Y en realidad así había sido.

Luego abrió mucho los ojos observando a su víctima Ay Dios... esclamó de nuevo de ésta me expulsan fijo... ¿estás... estás bien?  consiguió preguntarle a la animadora que ahora pesaba un poco menos. Un régimen fantástico, el de convertirse en cenizas. ¿Qué me está pasando?

- Creo que deberíamos salir de aquí. - Dice Anna con la cara desencajada en el momento que los ojos del monstruo que tienes delante comienzan a refulgir como dos hogueras.

El fuego que tiene en los ojos comienza a crecer, hasta ocupar casi todas sus cuencas oculares y como por arte de magia, dos bolas igneas salen de sus ojos para impactar en el piano de cola que tenéis a vuestra derecha. Como era de esperar, el piano comienza a arder rápidamente y las ascuas empiezan a saltar de un lado a otro, encendiendo otros instrumentos de madera que hay en la sala.

Pero aún estás confundida. Las armas de tus puños, la animadora monstruo, el fuego de los ojos... todo es tan... ¡impresionante!

En ese momento sientes la mano de Anna que coge la tuya y te saca corriendo de allí, saltando por una de las ventanas de la sala de música, una de las que da a la sala de grabación. Los cristales estallan en todas direcciones mientras vosotros la atravezáis y ella se gira un segundo para mirarte y hablarte.

- Corre, corre por tu vida. -

Asustada Brianna hizo lo único que su mente le permitía, obedecer a su mejor amiga sin rechistar. Juntas, las dos estudiantes echaron a corrrer como alma que lleva el diablo. Y quizá no fuera una expresión muy desencaminada.

Después de varios minutos, agotada por la carrera, pero con la adrenalina fluyendo por su cuerpo a toda velocidad, Brianna aferró a su amiga por la muñeca y juntas se ocultaron en una de las aulas aún cerradas

¡Debajo de la mesa! susurró Anna, ¿que demonios está pasando aquí?

En ese momento, oisteis voces en el pasillo. Se acercaba un grupo que estaba haciendo la visita a la escuela. Un profesor hablaba de las taquillas y de las combinaciones para poder cerrarlas. Los ojos de la chica se iluminaron.

- Excelente, tenemos compañía. - Dijo.

Kelli agarró una tuba y la arrojó con fuerza hacia vuestra posición. Tú y tu amiga os ocultastéis debajo de la mesa justo antes de que el instrumento pasara por encima de vuestras cabezas e hiciera trizas el cristal que teniáis detrás.

Las voces del pasillo se enmudecieron en el acto.

- ¡Brianna! - Gritó Kelli, fingiendo un tono asustado. - ¿Por qué has tirado eso? -

Estabas demasiado estupefacta para responder. La falsa animadora tomó un atril, lo agitó en el aire y se llevó por delante una fila entera de flautas y clarinetes, que cayeron junto a las sillas y armaron un tremendo escándalo.

Los pasos se aproximaban por el pasillo.

- Ya es hora de que entren nuestros invitados. - Kelli mostró sus colmillos y corrió hacia las puertas. Bruscamente las abrió y allí en la entrada estaba el padre de tu amiga y los alumnos de primero, que retrocedieron asustados.