Partida Rol por web

~ Hijos de los Dioses ~

Capítulo 2.1: Tres ancianas tejiendo los calcetines de la Muerte.

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09/08/2010, 17:57
Director
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09/08/2010, 18:04
Director
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La furgoneta salió de tu casa haciendo chirriar las ruedas traseras, y levantando una polvadera que no te permitía ver nada por los espejos. Aún si te girabas para ver la casa, el polvo que se había levantado, no te permitía ver más allá que un par de metros trás el parachoque trasero.

Tu madre cambiaba las marchas como una auténtica profesional, mientras que en el centro, entre tú y ella, estaba Martin, comiendo una manzana y tamborilleando con sus patas peludas en el suelo de la camioneta.

Menos mal que en ese momento, tú tenías puestos unos vaqueros, por que aún así, sentías como los pelos ásperos de las piernas de tu amigo te raspaban las rodillas y la parte exterior de tu pierna izquierda. Si en ese momento hubieras llevado faldas o pantalones cortos...

Rápidamente apartaste ese pensamiento de tu cabeza, justo cuando tu madre giró bruscamente hacia un lado, lo cual hizo que Martin te apretara con la ventanilla.

Tu compañero se giró para mirarte una vez la furgoneta enderezó su marcha y te sonrió.

- ¿Estás bieeeeeeeeen? - Te dijo el chico cabra.

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10/08/2010, 10:39
Olivia Atwood
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Gracias al volantazo, Olivia consigue salir de esos extraños pensamientos. Extraños pero a la vez ciertos. Acaba aplastada contra la ventanilla, apoyando las manos en la puerta, para no estamparse contra el cristal.

Le oye preguntar y le mira de reojo y con una ceja levantada.

¿A ti que te parece? Le pregunta algo seca. ¡Échate para allí, anda! Dice empujándole levemente y escapándosele una breve sonrisa, recordando los buenos tiempos que pasó con él, pensando que era humano y que ella era.. humana 100%.

¡Claro que no estoy bien! Exclama una vez bien sentada. ¡Me contáis una historia increíble literalmente, y me dejáis a la mitad! Dice enfurruñada y con os brazos cruzados.

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10/08/2010, 13:03
Martin
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- ¿Y qué mas quieres que te cueeeeeeeente? - Dijo Martín mientras apoyaba sus manos contra el salpicadero para no salir despedido ni a un lado ni a otro y así poder dejarlas cómodas a las dos chicas. - Ya sabes casi tanto como yo. Eres hija de un Dios o de una Diosa del Olimpo... ¿Cual? No tengo ni idea, nadie lo sabe hasta que uno de ellos no te reconosca. -

Martin miró hacia atrás, ahora que el humo y la tierra estaba despejando y al rato, volvió a mirarte.

- ¿Qué más quieres que te diga? Desde que te has enterado que eres Hija de un Dios, bueno, ahora los monstruos irán a por tí y por eso... beeeeeeee... perdón, ahora por eso iremos al Campamento dónde podrás estar con algunos Mestizos más, aprender algunas cosas interesantes y descubrir algo más de tu pasado. Los Dioses, son un poco extraños a veces, pero seguro que tu padre sabe lo que ya sabes y te reconocerá. Es más, estoy seguro que en algún momento de tu vida lo has visto. -

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10/08/2010, 18:33
Olivia Atwood
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Olivia escucha a Martin, y acaba creyéndose que no sabe más. Pero eso no lo hace menos creíble. Necesitaba su tiempo de asimilamiento, pero aún así había cosas que no el acababan de quedar claras.

Mamá, ¿tú no tienes nada que decir? Pregunta algo enfurruñada. ¿Eso quería decir que le había puesto los cuernos a su padre..adoptivo? Jason y Ryan también son...... ¿mestizos? Dice haciendo memoria poco a poco y llamando a las cosas por su nombre. No podía creerse que su padre no fuese su padre, siempre había querido ser como él de mayor. Y ahora resulta que debía ir a un campamento de gente medio Dios, medio humano para descubrir sus orígenes. Si alguien oyese sus pensamientos la internaban en un manicomio.

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11/08/2010, 16:04
Marianne Atwood
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- ¿Nada que decir? Bueno, ya sabes por que no te he contado nada hasta ahora. La vida de un Mestizo suele terminar muy pronto y entre menos tiempo estabas enterada de quién eras, mejor. - Dijo mientras seguía conduciendo.

Cuando le has dicho lo de tus hermanos negó con la cabeza mientras adelantaba un camión.

- No, ellos son hijos de tu padre, hijos legítimos. Tu padre también sabía quién eras y cuando lo conocí, me ayudó a protegerte. Siempre ha sido bueno contigo y te ha querido como a una hija, aunque no llevaras su sangre. -

Tu madre continuó conduciendo por la calle hasta que un semáforo en rojo hizo que detenga el coche en un cruce.

Martín se puso a comer otra manzana, ya iba un par seguro, mientras miraba a un lado y al otro como buscando enemigos. Tu madre miraba con recelo el semáforo, esperando que cambie para seguir con la carrera.

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11/08/2010, 16:35
Olivia Atwood
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Olivia parece aguantarse las ganas de llorar. Pero no iba a hacerlo, ella era fuerte. Una duda más surge en su mente.

Pero tú... ¿tú sí eres mi madre, no? Pregunta temerosa de la respuesta. De esa respuesta dependía que su vida fuese toda una mentira o almenos, hubiese vivido media vida con algun parente ligado por su sangre. Pero tenía claro que de cualquier manera, esa sería su familia para siempre.

Notas de juego

Te recuerdo el principio de mi historia:

En el Rancho de los Atwood, cuya familia se componía por los señores Atwood y
sus dos hijos de 1 y 2 años: Jason y Ryan respectivamente, en una noche de lluvia,
un llanto de bebé interrumpió su cena.

Al abrir la puerta, encontraron el cesto y dentro: un bebé, que lloraba desconsoladamente.

El señor Atwood fue el primero en dar el paso y salir de la sorpresa, salió fuera y mirando alrededor comprobando que no había nadie, entró con la cesta en la mano.

 

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11/08/2010, 21:29
Marianne Atwood
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Tú madre giró lentamente la cabeza hacia tí, sabiendo que lo que responda iba a resultar chocante para ti si la respuesta no te convencía. Aún así, te miró con su cara tierna y te sonrió, para después soltarte la bomba.

- Sí. Yo soy tu madre. -

Y en ese momento, tu mirada dejó de mirarla para mirar hacia otro lado, ofendida. De ese lado de la carretera, no había nada a parte de árboles de arce y basura que tiraba la gente. Al otro lado, después de cuatro carriles de asfalto brillando con el calor de la tarde, estaba un puesto de frutas anticuado.

Lo que vendían lucía realmente bien: cerezas amontonadas en cajas y manzanas, nueces y albaricoques, jugo de sidra en una jarra llena de hielo. No había clientes, sólo tres ancianas sentadas en mecedoras en la sombra de un árbol, tejiendo el par de calcetines más grande que jamás hayas visto.

Los calcetines eran del tamaño de suéteres, pero eran claramente calcetines. La mujer de la derecha tejía uno de ellos. La dama de la izquierda tejía otro. La dama del centro sostenía un enorme cesto de hilos azul eléctrico. Todas las mujeres lucían mayores, con rostros pálidos arrugados como la fruta, cabello gris atado atrás con pañuelos, brazos huesudos que salian de vestidos de algodón blanqueados.

Lo más extraño era, que ellas parecían observarte a ti.

Miraste a Martin para decir algo de eso y viste que la sangre se le había ido del rostro. Su nariz estaba crispada.

Martín simplemente abrió la boca unos milímetros para soltar un breve: - Dime que no te están mirando. Ellas están... ¿no? -

La anciana del medio sacó un gran par de tijeras - doradas y plateadas, hojas largas como cizallas - y cortó uno de los hilos. En ese momento escuchaste como Martin contenía el aliento.

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11/08/2010, 22:01
Olivia Atwood
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¿Eso quería decir que su madre había engañado a Jack? ¿Cómo había sido capaz? Sentía un leve rencor dentro de ella.

Olivia, tras mirar a Martin para comentarle algo vuelve a dirigir la mirada a las ancianas. Levanta una ceja. Le parecían... curiosamente aterradoras. ¿Cómo alguien tan aparentemente débil podía dar tanto miedo?

Pues eso parece.. Murmura ante la pregunta de su amigo. ¿Por qué lo...? Iba a preguntar sin dejar de mirarlas cuando oye que contiene la respiración justo cuando una de las ancianas corta un hilo. Gira rápidamente la cabeza para ver qué era lo que había ocurrido.

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14/08/2010, 22:04
Director
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Las ancianas cortaron el hilo simplemente, y después, te miraron fijamente con su sonrisa desdentada. Así, a bote pronto, entre las tres tenían algo asi como cuatro dientes y medio o poco más. Con esa sonrisa, aún mirándote, comenzaron a tejer otro calcetín, uno rojo sangre, tan grande como la rueda de un camión, pero supusiste que a ellas no les importaba.

- ¿Cómo que te están mirando? ¿Qué dices? - Preguntó Martin algo - bastante - nervioso. - ¿Las puedes ver? ¿Las has visto bien? ¿Han cortado el hilo mirándote a tí? -

Después escuchar como tu amigo murmura algo así como: No puede ser, no puede ser, no puede ser.

El semáforo cambia de rojo a ambar y después, a verde. Tu madre pone primera, pisa el acelerados y sale del cruce girando hacia la derecha.

Las ancianas te siguen con la mirada mientras giras por delante de ellas con el coche, una mirada fría, amarga, pero con una sonrisa.

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16/08/2010, 18:55
Olivia Atwood
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A Olivia no le dan miedo, más bien respeto, y el comportamiento de Martin no le ayuda. Sin embargo, les aguanta la mirada hasta que las pierde de vista. Eran bastante raritas y algo espeluznantes, pero aún así a ella no le provocaban temor.

No es hasta que las pierde de vista, que como si de un flashback se tratase, recuerda la voz y palabras de su amigo y se gira rápidametne hacia él.

Pues sí. Dice seria girándo la cabeza rápidamente, algo seca, pues se olía otro "secreto". Qué pasa. Dice con el mismo tono. No era una pregunta, era una orden. ¿Las conoces? Pregunta insistiendo.

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16/08/2010, 19:10
Martin
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- No, nooooo. Que va. No me suenan de nada. - Dijo el Sátiro mientras miraba hacia el otro lado, intentando no cruzar su mirada con la tuya.

Aunque ya lo conocías bien. Era incapaz de guardar un secreto, así como era incapaz de mentirte a ti. Sabías que ocultaba algo y que no te lo diría así por qué sí. Seguramente, sus razones tendrá, pero eso no era algo que te importara en este momento. Ni te importaba y te daba simplemente igual por qué lo hacía.

Lo único que querías era entender que demonios estaba pasado.

En ese momento, tu madre se giró un poco, y esquivando el rostro de Martin que estaba girado hacia ella, hablo:

- ¿Tienes alguna idea de quién puede ser tu padre? Quiero decir, ¿qué Olímpico es? A mí nunca me ha dicho nada, ni siquiera cuando me abandono contigo en brazos. Recuerdo que esa noche simplemente te besó en la frente y se retiró en su moto harley. ¿No lo habrás visto por casualidad nunca no? A veces, supongo, que te miraba de lejos para ver como estabas... o tal sólo eso es lo que haría yo en su lugar. -

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16/08/2010, 19:34
Olivia Atwood
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Olivia pone los ojos en blanco. Estaba perdiendo la pacienca. En cuanto pusisen pies en tierra firme se iba a enterar el medio cabra ese.

Se queda incluso shockeada por la pregunta de su madre. ¡Y yo que sé! Si no lo sabes tú... Piensa malhumorada, pero como para no estarlo.

Pues no. Al único padre al que reconozco es a Jack. Dice girándo la cabeza hacia su ventanilla, con los brazos cruzados y la cabeza bien alta. ¡¿Me has oído, Olímpico?! Piensa mirando al cielo con rabia y poniendo especial burla en esa última palabra. Luego se da cuenta de la chorrada que ha hecho y niega con la cabeza. Se estaba volviendo loca.

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22/08/2010, 18:49
Director
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Un relámpago y un trueno sonó en la distancia cuando pensante de esa manera tan despectiva en la palabra Olímpico. No sabías si había sido casualidad o qué, pero la cosa es que sonó segundos después de que pensaras eso. Era simplemente algo extraño, pero, ¿qué puede ser más extraño que enterarte que eres hija de un Dios mitológico y que viajas con un chico cabra?

Tu madre salió de las calles para coger la autovía que salía de la ciudad casi sin mirar. A un lado de vosotros, un autobus amarillo de esos escolares casi se sale de su carril por la maniobra de tu madre.

La buena de Marianne pidió disculpas con su mano y siguió corriendo a toda velocidad por la autovia, sin detenerse o frenar ni siquiera para adelantar a los coches y motos que teniáis a vuestro alrededor.

- ¿Tenéis los cinturones puestos, no? - Dijo tu madre.

Martin se sobresaltó en ese momento y negó con la cabeza.

- No, no hay ninguno para mí. Beeeeeee. - Respondió entristecido y con algo de pánico al ver a tu madre coger una curva por el carril contrario.

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27/08/2010, 14:18
Olivia Atwood
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Olivia se encogió de hombros al oír el trueno y dirigió su mirada immediatamente al cielo. ¿Casualidad? Ella no creía en las casualidades. Ya no. Se quedó algo pensativa, pero no volvió a tocar el tema de los Dioses.

Observa una vez más todo por la ventana hasta que las maniobras peligrosas de su madre la sacan de su momento de asimilación.

¡Mamá! La riñe la primera vez. Luego se asegura de tener el cinturón atado.

¿Es que nos sigue alguien? En otra ocasión habría sido una broma e ironía dirigida a la mala conducción de su madre, pero esta vez podría considerarse como cierta. Mira hacia atrás, esperando ver algo raro. ¿Tanto peligro corría que hacía falta ir tan deprisa a ese campamento?

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08/09/2010, 12:01
Director
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Tu madre no respondió.

Simplemente se encargó de continuar conduciendo para no salirse de la carretera cuando el coche daba bandazos de un lado hacia otro, pero su rostro no indicaba que las cosas fueran bien.

Martin se puso un poco nervioso, un poco por no tener cinturón de seguridad y otro poco por que seguramente, tus palabras estaban en lo cierto.

- Sí, creo que tenemos compañía. - Dijo el Sátiro mientras miraba hacia atrás contigo.

Lo único que pudiste ver era un autobús escolar. Un gran autobús escolar amarillo, que iba dando bandazos a un lado y al otro, como el coche de tu madre, adelantando coches a diestra y siniestra.

Por lo menos, al ser más pesado, no tenía la velocidad de tu vehículo, sin embargo, os iba dando caza poco a poco.

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08/09/2010, 14:06
Olivia Atwood
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¿Pero qué..? Exclamó al ver el autobús. De todos los vehículos que podían seguirles...¿un autobús escolar? Ahora en serio..¿Dónde estaba la cámara oculta?

Intenta afinar la vista para identificar a los ocupantes. ¿Quien es? Le pregunta a su amigo, pues no quería desconcentrar a su madre. Bastante tenía con intentar despistarles. No podía imaginarse quién podría estar interesado en ella que tuviese que ver con un colegio.

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08/09/2010, 20:18
Martin
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Martin pareció relinchar y se puso nervioso, mientras tu madre conducía como una conductora de Nascar en su mejor carrera. El sátiro miró hacia detrás nuevamente y frunció el ceño, al mismo tiempo que se pasaba la mano por el pelo, dejando ver dos pequeños cuernecillos que salían de su cabeza.

- Son Furias... como la que te ha atacado en el museo... pero esta vez, son dos o tres. -

Tu madre continuaba esquivando coches mientras que el autobús hacía lo mismo, ganando más y más terreno a medida que pasaba el tiempo.

Martin te codeó un par de veces y te señaló con el dedo hacia delante.

Escuchas a tu madre murmurar entre dientes: - Mierda. -

Y sí. Mierda.

Delante, a unos ochocientos metros, aparecían un montón de coches en una larga retención...

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08/09/2010, 20:57
Olivia Atwood
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Olivia también miraba hacia atrás, hasta que Martin hace la gran revelación.

¿Furias? Pregunta por inercia, pero por su memoria y la explicación de su amigo medio cabra no resultaba necesaria. Vuelve a mirar hacia atrás, esperando ver algo (ahora que ya sabía a lo que se enfrentaba). No es hasta que nota los codazos, y se gira violenta apunto de chillarle a su amigo por cansino, que se da cuenta del problemón.

¡Debemos bajar y correr! ¡Y sobretodo alejarles de toda esta gente! Si habían sido capaces de transformarse dentro de un museo, no quería imaginarse lo que podrían hacer. Espera respuesta de su madre y amigo, por si tenían un plan mejor. Al fin y al cabo, si las veían negras, ella seguía teniendo la pluma esa mágica.

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13/09/2010, 23:31
Marianne Atwood
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- No, primero debemos perderlas o intentarlo. Después, cuando yo os diga, salid de aquí y corred con todas vuestras fuerzas. - Dijo Marianne mientras pegaba un volantazo y se salía de la carretera hacia el campo, en dónde la camioneta comenzó a saltar de un lado a otro mientras la señora Atwood aceleraba al máximo.

El vehículo que os seguía, también sale de la carretera y comienza a perseguiros.

Allí, en la tierra, el vehículo pierde algo de velocidad y así vosotros ganáis terreno.

Avanzáis por la tierra hasta que aparecen algunos árboles en ella. Marianne los esquiva con certeza sin embargo, poco a poco van apareciendo más y los que eran un par de árboles ahora parecía ser el comienzo de un bosque.

- ¡Ahora! ¡Salid de aquí! Martin, llevala al campamento. -

Notas de juego

Un post más y cambiamos de escena.