Partida Rol por web

Sus ojos rojos no se apartaban de su hermano. -Arghhhh... antes de levantar su hacha soltó un gruñido. ¡A mi no me des la espalda!- El traicionero Holgo intentaba sorprender por la espada a su hermano. Este aún tenía tiempo para verle venir..

El brujo, aún con la mano incandescente, la acercó a la última carta que quedaba por consumirse, la carta que representaba las alas.

Al terminar de consumirse ésta, se acercó al hueco que había dejado el hechicero y lanzó una potente llamarada hacia el interior, esperando alcanzar con ella al hechicero. El fuego duró pocos momentos hasta apagarse, quizá no habría sido muy efectivo, pero bastó al menos para iluminar la profundidad del foso por el que se lanzó el hechicero.

Por el rabillo del ojo observa un movimiento. Su pericia con las armas le hace girarse, esquivar el hacha de su hermano y contraatacar con un ataque ascendente al propio hermano. Sabía casi seguro de que ese golpe iba a ser el definitivo.

-Lo siento hermano..

Gorex noto como su acero penetraba la amadura para llegar a la carne del Hechicero. Tras ver como se duele del Hechicero nacen unas alas color azabache y escapa alejándose de los aventureros. Mientras escapa nombra unas palabras mágicas y cada palabra que da el trono parece obedecerlas abriéndose a un lado y dejando un gran hueco por el que escapar...

Mientras tanto los hermanos seiguen enfrentados en su lucha propia y uno de ellos trato de atacarle por la espalda como un cobarde, sin embargo, el Rondador del Destino le vió venir y no solo logro esquivar el ataque si que decapitó la cabeza de su hermano con un golpe ascendente (muerto). Colenus aún invisible no se percató demasiado de esto y se agachó para hacer desaparecer la última carta que quedaba en tierra. Después se acerco detenidamente al hueco que el trono había dejado en su lugar.

*Os tocan al resto. Darky, Ravie, Gloin y Edgar*

Darky se percata de que el Hechicero intenta escapar y sale volando sin pensarlo dos veces tras el.

-Por ahora no, ¡pero si salimos de aquí seguro que me tomo una buena jarra!- exclama al desconocido compañero enano, que a pesar del combate encuentra un momento para hablar, quizá confiado por el hecho de que el Hechiero parece ir perdiendo parte de su poder y ellos son bastantes más.
Los dos magos insisten en seguir quemando ésas extrañas cartas, que a pesar de parecer insignificantes resultan ser realmente importantes. Ravie nunca entenderá cómo alguien puede basar su poder en algo tan volátil.

-¿Pero qué...?- es lo único que le da tiempo a decir antes de que su enemigo se mueva con una rapidez sobrehumana, efectuando multitud de acciones al instante hasta acabar desapareciendo por un agujero en el suelo.
La enana corre hasta él y se asoma entrecerrando los ojos, pero por esta vez se muestra prudente y decide no tirarse de cabeza, limitándose a gruñir malhumorada.

Edgar contempla cómo el hechicero hace aparecer sus negras alas y comienza a volar por la sala hasta conseguir huir. Quizás más por desgracia que por suerte, era algo que se esperaba cuando vio la carta en la que aparecían unas alas, pero había decidido que lo prioritario era recortar los poderes ofensivos del hechicero si no quería morir...

- Está bien, reorganicémonos -dice cuando el enemigo huye- Los nuevos... el orco, el otro brujo y el enano. Supongo que no tenéis poderes curativos, ¿o me equivoco? Creo que si vamos a combatir juntos, lo mejor será que sepamos al menos cómo llamarnos... Mi nombre es Edgar -se presenta, inclinando levemente la cabeza- Quizás esto suene grosero pero tu cara me suena, orco... ¿Acaso no eres tú quien encantó nuestras armas antes de entrar aquí?

Al parecer, todavía quedaban algunos coletazos del joven y apuesto hechicero que entró en el laberinto en busca de aventuras y poder con el que poder proclamarse como un prestigioso héroe en sus tierras. El contacto con nuevos aventureros parecía haber desterrado por un momento el odio de su corazón.

Veo como el hechicero sale huyendo y me pongo más furioso.

Maldito!, ven aqui y acaba el combate!

Ya sabia yo que no era inmortal, si no ¿ para que molestarse en defenderse ?

Después me acuerdo del maese Holgo, miro para ver si necesita ayuda y veo que no le hace falta.

Ese Holgo es un gran maese herrero, pero creo que es mejor aún como guerrero.

De repente veo como un desconocido llamado Edgar empieza a organizar el grupo.

Tiene razón, debemos organizarnos e ir tras él antes de que se pueda recuperar.

Yo soy Gloin hijo de Gimli y no tengo poderes curativos, pero tengo un hacha.

Digo mientras sonrio y levanto el hacha con las dos manos.

Holgo termina por ver como su hermano acaba muerto en el suelo. Se percata de que el Hechicero a escapado pero no se molesta en seguirle, en vez de eso se arrodilla ante su herman y le quita el hacha.

No siente la nostalgia que debía de sentir un humano, al menos no lo aparenta o no quiere aparentarlo. Se acerco al enano Gloin y le tiende el hacha. -Querido Gloin, estoy seguro de que tú le darás mejor uso Le tiende el hacha con seriedad.

-En efecto brujo. Fuí yo quien os encantó las armas con mas poder. Al ver a vuestro grupo sentí envidia y quería volver a sentir la experiencia de una aventura. Así que me uní al maese Gloin...- Le da una palmotada a la espalda al enana acompañado de una gran risotada.

-Venga ¿por qué perdemos el tiempo?... hay un hechicero que está huyendo de nosotros. ¡Vamos a por el chicos!..- dice animano corriendo después de la enana para ver lo que esconde el agujero.

Al acercaros todos veís una gran brecha en el suelo. Por lo menos caben dos personas a lo ancho por el orificio. Está totalmente oscuro, sin emabrgo hay unos peldaños que parecen que estén en muy mnal estado, pero con prudencia se podría bajar..

-¡Mi nombre es Ravenna!- espetó la enana con voz algo aguda, mirando un instante al resto antes de volver a centrarse en ése oscuro y amplio agujero -Pero por desgracia no es momento para presentaciones, hay unos peldaños así que bajaremos...- dice convencida, pues si hay la más mínima posibilidad de seguir a ése maldito Hechicero sin duda seguirá adelante.

Inicia entonces el descenso bien pegada a la pared de roca, donde los escalones suelen ser algo más resistentes pues a pesar de su pequeña estatura la armadura que lleva encima pesa lo suyo... aunque aún así está claro que el que correrá más peligro sin duda será Gorex, el fortachón.

Veo como Holgo se acerca a mi y me regala el hacha utilizado por su hermano.

Gracias maese Holgo, es un gran honor para mi.

Cojo su hacha y la sostengo en alto con las dos manos y pruebo de dar unos hachazos al aire.

Es increible, es aún mejor que el hacha que creó hace poco.

Mientras estoy distraido con el nuevo hacha veo como Ravenna empieza a bajar.

¿ No seria mejor curar a los heridos antes de proseguir ?

Pregunto muy alto para intentar evitar que Ravenna continue su descenso sola.

Si nos ha preparado una trampa y no estamos minimamente recuperados puede que alguno no llegue a volver a luchar contra él.

La mala suerte ha hecho que nuestros curanderos no hayan podido llegar a ejercer como tal.

- Está bien, Ravie, fin de las presentaciones -concede Edgar, un tanto burlón, encogiéndose de hombros- Gloin lleva razón, pero me temo que nuestro clérigo... murió

Durante un instante los ojos del brujo adquieren un brillo cristalino que remarca su rojez, como si hace poco hubiera estado buceando, llorando, o algo por el estilo. Con las últimas palabras, la pequeña mueca de diversión de sus labios se paraliza primero y se borra después, sumiendo a su rostro en pura seriedad y reflexión.

- ¡Todo el mundo abajo! -ordena en un rugido, comenzando a descender por los peldaños tras Ravenna

Levanto los hombros en señal de resignación.

Si no podemos recuperarnos no hacemos nada parados.

Sigo a Ravenna y Edgar, empiezo a descender lentamente.

Cuando mate al hechicero podriamos hacer una fiesta de celebración con vino y mucha carne.