Partida Rol por web

Me dirijo rapidamente hacia la estatua donde está maese Holgo.

Supongo que una pequeña ayuda nunca va mal.

Apoyo mis manos sobre la estatua y me agacho un poco para empujar fuerte.

Cuando querais maese Holgo, debemos sincronizarnos con la otra estatua.

La enana asiente obedientemente a Edgar, sin intención alguna de alargar la lista de fallecidos en ése horrible y oscuro lugar, por lo que se queda en cuclillas y encogida sobre sí misma en algún rincón cercano a la estatua desde el cuál, a simple vista, parece imposible que pudiera ser afectada por ése fuego a menos que su dirección cambiara drásticamente.

Aprieta los puños en sus pequeñas rodillas y espera expectante el resultado de las ideas de sus compañeros.

El semiorco se queda con gesto dubitativo tras las palabras del brujo Edgar. Una mueca torcida, las cejas entonadas hacia arriba y finalmente da un ok al grupo en general. -¿Y por qué has tardado tanto en pensarlo idiota?-

Dice de buen humor mientras guiña el ojo a Gloin. -Venga maese enano Le deja un buen hueco para que pueda empujar el fortisimo enano. ¡Eh! Los del otro lado. Contaré hasta tres ¿de acuerdo?. Una, dos y ¡tres!-

A la de tres todos empujan las estatuas al mismo tiempo. Las estatuas ceden y se arrastran por las baldosas hasta que se detienen justo en los bordes del pasillo. Acto seguido el combustible que hacía que la boca de Orco escupiese fuego se termina y al poco tiempo la gigantesca llama no es mas que una llama tan pequeña como la de una vela. Dejándoos total libertad para abrir la puerta.

Veo como el trabajo en equipo ha dado resultado y respiro aliviado.

Uf... por fin, ya queda una trampa menos.

Buen trabajo equipo!

Empiezo a dar palmaditas a la espalda del maese Holgo.

Buen trabajo maese Holgo, no esperaba menos de ti ja, ja.

-¡Bien echo!-

Le respondo sionriendo al enano y después de desenfundarme el hacha les digo al resto que sigamos. -Venga chicos. Hemos perdido demasiado tiempo con esto..- Tras lo cual se pone a caminar por el pasillo donde probablemente Ravie ya sté escuadriñando la puerta.

Abrís la puerta.

El corredor que tenéis ante vosotros es largo y lleva hacia el norte. Es tan largo que podéis tomar incluso algo de provisiones. Más adelante el corredor tuerce hacia el oeste y comienza a estrecharse. Encontraréis un pequeño arco excavado en laroca y tenéis que agacharos para atravesarlo. Al otro lado del arco os detenéis unos instantes y miráis en derredor.

Os halláis en una vasta cueva, cuyo fondo se pierde en la negrua del antro. La cueva se halla parcialmente iluminada por la luz del Sol que penetra por una abertura en el techo. No parece existir ninguna otra salida. Cuando estáis explorando la cueva con la ayuda de antorchas, escucháis un rugido. Un debil fulgos vacila en las tinieblas. De pronto, de las profundidades de la caverna, emerge un chorro de fuego que esta apunto de alcanzaros y que chamusca el musgo que crece en el muro. Os arrojáis al suelo y, al levantar la vista, descubri´s a un enorme dragón que surge furibundo de las tinieblas y se lanza contra vosotros. De las ventanas de su nariz salen unas voletas de humo. Las escamas rojizas de su piel oleaginosa refulgen como un brillo húmedo. El mosntruo mide unos 15m de largo. ¿Cómo pensáis luchar contra él?

-¿Sacaréis las armas?

-¿Trataréis de recordad algún que otro modo de ataque?

Tu inteligencia te hace recordar algo:

Recitar estas palabras justo cuando el dragon lance su aliento.

"EKIL ERIF
EKAM ERIF
ERIF ERIF
DI MAGGIO"

Sigo avanzando sin ninguna incidencia más hasta ver un pequeño fulgor a lo lejos, inconscientemente me lanzo al suelo.

¿ Otro juego con bolas de fuego ?

levanto la cabeza y me quedo petrificado durante un momento.

Nnnn... no puede ser!.

Me levanto pausadamente mientras miro al dragón, saco mi hacha y me pongo en disposición de atacar.

¿ Por donde empiezo contigo ?

Al ver la reacción de uno de los aventureros -exactamente la de Gloin-. La gran sierpe infla sus escamas para luego dejar soltar su aliento incandescente hacia la posición del enano. Su aspecto es amenazador como cualquier otro dragón.

Colenus recuerda unas intrigantes palabras antes de que las llamas os alcancen..

El anciano saltó inmediatamente entre el enano y el dragón. Levantó su cayado y alzó la mano izquierda, mirando fijamente los ojos del dragón.

En voz alta, pronunció:

EKIL ERIF...
EKAM ERIF...
ERIF ERIF...
¡DI MAGGIO!

El anciano ante el temible aliento del dragón saca un libor encuadernado en piel, y sus labios pronuncian silenciosamente las palabras mágicas contenidas en sus hojas.

Da un fuerte grito al Dargón y éste se detiene en seco. Tuerce la cabeza hacia un lado y mira a Colenus de forma sospechosa. Ravie coge una pequeña piedra y se la lanza a su cabezota haciendo que rebote en su hocico. La bestia lanza un aullido de furor y, al aspirar profundamente, su gargante emite un rugido. El Dragón sopla y veís entre sus dientes otra bola de fuego a medio formarse. El anciano se prepara y, cuando la bola de llamas sale de su boca, le grita:

EKIL ERIF...
EKAM ERIF...
ERIF ERIF...
¡DI MAGGIO!

La bola de fuego se detiene. Aullando de dolor, el dragón trata de sacudirse las llamas de su hocico, pero continúan allí ardiendo. En medio de feroces alaridos, el Dragón os da la espalda y se percipita de un salto a las tinieblas, sacudiendo su cabeza a uno y a otro lado.

Por el momento estáis a salvo y tenéis un tiempo precioso para exáminar la estancia.

-Eso, eso, ¡largo...!- espeta triunfalmente Ravie una vez el dragón se aleja y se marcha, riendo sonoramente antes de carraspear y mirar alrededor con mayor atención, intentando encontrar cualquier pista que indique por donde pudo huir el Hechicero aunque a estas alturas... si pudiera deshacer el camino probablemente optaría por eso, la verdad es que cada vez se siente más terriblemente agotada e incapaz de continuar a pesar de seguir simulando que todo va como siempre.

Cuando pensaba que era un combate entre el dragón y yo veo como un hechicero se interpone entre nosotros y le gana fácilmente.

Increible, le has ganado sin esfuerzo. Yo seguramente habria muerto, pero epicamente ja, ja.

Doy un vistazo rápido al resto de mis compañeros a ver su estado.

-Eres una caja de sopresas Brujo-

El semiorco le hace un gesto de aprobación al propio Colenus y seguidamente se pone a rebuscar por la sala. Sin despegar ni un instante el hacha de sus manos recorre con sus ojos cada punto de la cueva.

Encontráis una pequeña rua que tuerce hacia el Oeste y que estaba tapada disimuladamente por una gran roca. Seguís por el estrecho pasillo hasta llegar a ua puerta de madera de color rojizo. El semiorco no duda en abrirla y os encontráis en una estancia pequeña, débilmente iluminada. De sus paredes cuelgan ricas cortinas adornadas con encajes de oro y plata. Una llama solitaria arde en un rincón y proyecta su luz sobre una mesa baja situada en mitad de la estancia. Sobre la mesa hay un cofre. Avanzáis para examinarlo y, en ese momento, escucháis un sonido misterioso que parece provenir de todas aprtes y de ninguna en concreto. Parece el retumbar del trueno de las nubes a punto de descargar su tormenta.

El cofre véi que tiene tres cerraduras. El sonido se hace aún más intenso.

¿Qué haréis?

• ¿Abrir el cofre a golpes con las armas?
• ¿Buscar en vuestras mochilas las llaves de estas cerraduras?

No me lo puedo creer -admite Edgar, sonriendo todo lo que le permite el cansancio y el pesar de la muerte de sus dos compañeros- Ulrik, ya casi estamos... No os apresuréis, chicos. Estoy convencido de que ese cerdo debe de andar por aquí, o que al menos debe de haber alguna trampa. Ravie, cogiste las llaves que llevaba Ulrik, ¿verdad? Búscalas y a partir de ahora, mucho cuidado...

El brujo comienza a examinar la sala concienzudamente, volcando en ello sus últimas energías. Después de todo lo que habían sufrido, no podían caer en una trampa para idiotas ahora. No.

Veo un cofre con tres cerraduras y de pronto escucho un ruido y a hablar a Edgar.

Ya estamos otra vez con trampas, será cobarde!

Ellos tienen llaves, ¿ pero cuantas ?, a no ser que valga una llave de cobre me parece que no puedo ser de mucha ayuda ahora.

Voy mirando por la habitación para ver si veo algunas llaves cerca.

La estancia se encuentra desolada, salvo por el cofre que tenéis ante vosotros. Sacáis tres llaves que habéis conseguido a lo largo de la aventura y la introducís tras probar varias veces cual encaja en su correspondiente candado.

Las llaves entran y giran. Estáis de suerte, pues no llegáis a encontrar las llaves y toda la magia que ronda por esta montaña os hubiera convertido en virutas máigcas para aliaros con el poder de la Montaña. El cofre contiene por lo menos mil Piezas de Oro, alhajas, diamantes, rubíes y perlas. Escondido bajo estas joyas se encuentra un corazón y un libro. El libro es de la magia del hechicero y, al hojear sus páginas, comprendéis que este tomo es probablemente más valioso que todo el tesoro junto. Sus páginas contienen instrucciones para controlar todos los secretos - y todos lo seres- de la Montaña de Fuego. Gracias a este libro disponéis ahora de un poder sin límites y tenéis asegurado vuestro regreso al pueblo. O, si lo preferís, podéis quedaros y convertiros en los nuevos dueños de la Montaña de Fuego... el hechicero ya no existe y ahora sois vosotros los propietarios de su riqueza.

Fin.

Después de ver como ponian las llaves y lo abrian observo lo que hay en su interior.

Es fantástico!, oro y poder dominar a muchas criaturas interesantes... pero esto no es lo que yo vine a buscar. Yo vine a buscar...

Me dirijo hacia el maese Holgo con el hacha sujetada entre mis dos manos.

Ha sido todo un gran honor luchar a vuestro lado. Me haré fuerte para ser digno de esta magnifica hacha.

Guardo el hacha y le doy un fuerte abrazo al maese Holgo.

Después me dirijo hacia mis compañeros.

Ha sido un gran honor para mi luchar a vuestro lado. Repartios el botin como querais, yo no necesito nada.

Tampoco me gustaria controlar a criaturas raras, si no contra quien lucharia después. Solo os pediria si me podeis acompañar después a la salida, estoy muy débil para volver a luchar contra ellas.

Volveré a mi pueblo, me recuperaré para poder volver a tener más aventuras!