Partida Rol por web

Sientes fuerza mistica en él, algo que no es muy comun en un ser humano, con lo que concluyes que debe ser seguramente un Despertado.

Tienes un leve escalofrio al entrar en la habitación, no sabes muy bien el porqué.

Entrais al pequeño refectorio, donde veis una ajada estatua de la virgen en madera tallada pintada que debe haber vivido tiempos mejores mirandoos frente a frente. Es un lugar espartano, con un pequeño altar con la virgen, una pequeña mesa y una pequeña chimenea de la que quedan solo rescoldos.

En el suelo podéis ver el cuerpo cubierto por la blanca sabana teñida de sangre, y una gran mancha carmesi que parece escurrirse por el suelo. Hay manchas en la pared, lo que habla de la saña con que fue matado.

Osorio ha entrado en la parroquia detrás de sus compañeros. Su aspecto es, sin duda, menos sospechoso que el de Kamal, pero no tan inocente como el de Patricia. Mira a su alrededor con evidente disgusto. Las manchas de sangre que cubren las paredes. No siente demasiado respeto por la elaborada liturgia de los gentiles, pero evidentemente nadie merece encontrar su fin de esta manera. Y por lo visto el sacerdote era un buen hombre, un hombre de paz.

Osorio se inclina ante el cadaver, aún tapado con la mancha, mientras Alonso reza y Kamal sobrevuela la escena con sus sentidos alerta y su alfanje lista para saltar. Kamal, viejo Kamal, en una iglesia cristiana, en la boca del lobo, y todavía se preocupa por nuestra seguridad. También él, a su manera, es un hombre de paz.

Y yo no sé quién soy, pero si sé quién no soy. No soy un gran investigador, piensa Osorio al examinar infructuosamente el cuerpo. Desistiendo, mira a Patricia y le dice, en voz baja y sonriente:

-Patricia, vos tenéis conocimientos de medicina. Seguro que algo podéis contarnos acerca de cómo murió Mosén Pau. Sobre todo fijaos en si falleció durante la noche. Quizá quepa la posibilidad de que su muerte y la extraña brisa que sentimos anoche estén relacionadas...

Nada más entrar en la pequeña sala me santiguo nuevamente frente a la humilde estatua de la virgen, andando unos pasos hasta dar con el cuerpo, pos suerte cubierto con una sábana.
Me giro nuevamente, alterada ante la visión de la sangre manchando paredes y muebles por doquier, muestra de la violencia con la que fue cometido el acto.

Inspiro y expiro varias veces con lentitud, controlándome y tranquilizándome para acercarme hasta la posición de Luis y ponerme cuidadosamente en cuclillas a su lado.
-Yo... puedo intentarlo, pero no soy una gran conocedora de estos métodos- admito mientras me armo de valor para apartar con lentitud la sábana del cuerpo.

El diagnostico es claro, le han reventado la cabeza a hachazos. El pobre anciano tiene la sesera destrozada y llena de surcos y cortes menores, parte de la sangre sale de un hilillo y se derrama por el suelo.

Encontráis fácilmente el arma homicida en un rincón tirado, llena de sangre su hoja. Es una hacha común, para talar troncos de no mucho tamaño. A su lado reposa una camisa acolchada, tirada allí de cualquier manera, bordada en la solapa hay una D y una P.

Alonso termina su oración por el difunto santiguandose. Se levanta con tranquilidad, notando como Kamal lo está observando. Gira el rostro hacia Kamal, espectativo por si este quiere hacerle alguna indicación o algo. Si tras unos instantes Kamal no le hace ningún gesto, Alonso se acercará a las dos feligresas para tratar de transmitir, con palabras amables y afables, algo de consuelo a las dos mujeres.

Ahogo una exclamación de sorpresa y hastío, cayendo directamente al suelo de culo mientras desvío la mirada a ningún sitio concreto bastante alterada.
Esperaba algo desagradable, de hecho en el hospital llegué a ver heridas y enfermedades realmente espantosas, sin embargo esto sigue siendo terrible y brutal.
-No comprendo como alguien puede hacer algo así...- alcanzo a decir mientras alguno de mis compañeros se encarga de volver a cubrir el cuerpo, momento en el que me acerco al arma del delito con cuidado pero sin tocarla.
Me centro más en la extraña prenda de ropa y las letras bordadas.

-D P... ¿El asesino podría ser tan despistado?- pregunto dudándolo bastante antes de volver a levantarme sacudiendo un poco mi ropa para que sitúe en su sitio.
-No parece haber rastro de que algo no-humano interviniera en esto, al menos de forma evidente aunque podría haber cubierto su rastro así que... Estamos casi donde empezamos- me encojo de hombros. Al menos sabemos como fue asesinado y esas iniciales, pero no creo que sirva de gran cosa.
-Quizá deberíamos marcharnos...- digo algo apremiante, a sabiendas de que los extranjeros que acaban de entrar a ver el cadáver son principales sospechosos.

Veo que Patricia va con Luis a ver el cadáver, pero yo me quedo fuera, confiando en Osorio para que proteja bien a Patricia durante los momentos que me tomaré, o al menos me avise si ocurre algo.

Voy hacia Alonso y le hablo, en susurros:

-¿Os importa acompañarme a un rincón? -miro alrededor y le señalo con la mirada una de las esquinas del edificio, que parece más alejada y vacía de gente, comenzando a dirigirme hasta allí.

Alonso mira unos breves instantes a Kamal, llevando la vista un par de veces a su dedo sobre el alfanje, y le susurra muy bajito.

- No me importa siempre que vos esteis dispuesto a respetar el suelo sagrado. - enarcando las dos cejas de manera significativa al final, obviamente haciendo referencia a la tradición de tratar cualquier suelo sagrado como refugio, incluso para la justicia - Confiaré en vuestro honor, aunque debo advertiros que este no es lugar más idoneo para mantener una discreta charla.

Tras lo cual Alonso hace un gesto con el brazo y la mano extendidas, indicándole que le franquea el paso. Kamal se da cuenta que en todo momento Alonso evita darle la espalda, pero que también parece evitar que Kamal se la de a él.

Kamal se acerca a Alonso y ambos se susurran algunas palabras, tras lo que se dirigen a un rincón aparte en la iglesia.

Me mantengo en silencio hasta que llego allí. Lo miro, haciendo mi mirada aún más seria.

El suelo santo está por encima de mi desconfianza, sea quien sea el dios al que se venere sobre él -argumentar ahora mis pensamientos acerca de lo absolutamente absurdo que me parece el conflicto religioso como excusa para la muerte sin sentido resulta demasiado radical como para andar impresionando al que parece desconfiar de mí tanto como yo de él-, sin embargo, quien Despierta y ve más allá comparte el mismo soplo divino que todos los que también lo han hecho -conforme mis palabras se van volviendo más comprometidas, aunque arcanas para quien no entienda verdaderamente del tema, bajo el tono de mi voz tal que sólo lo pueda oír él.

Alonso asiente serio a las palabras de Kamal, y responde en el mismo tono casi inaudible.
- Me alegro de que compartamos el respeto mutuo por las creencias ajenas y sus suelos sagrados, así como la amplitud de vista. Desde luego siempre es complicado reconocer a quien comparte dicho soplo divino.

He visto que sois un hombre particularmente devoto, ¿pertenecéis acaso al Coro? -pregunto, mirándolo aún fijamente.

Alonso sonríe de medio lado, un tanto divertido.
- Me temo que nunca se ma ha dado demasiado bien cantar, salvo cuando he bebido alguna jarra de vino adicional. - mira a su alrededor un momento - Insisto en que podemos mantener esta conversación más tarde, en lugar más privado. Por mi no hay problema en que vuestros compañeros nos acompañen si son de vuestra confianza o sí también han visto el mundo con ojos renovados. - sonríe un poco más maliciosamente - No tengo intención de marcharme de aquí hasta que vea como dan su justo cástigo a esos italianos - notas un odio visceral cuando pronuncia "italianos" - por lo que han hecho.

El templo, siniestro en este estado generalizado de angustia y de miedo, recibe a más gente. Por el amplio arco desfilan varias personas, la mayoría hombres, que acaban ocupando el angosto pasaje central que permite la colocación de los bancos.

Se acercan hasta llegar a la altura de las dos feligresas desconsoladas. Y murmuran algo no muy alto entre ellos.

Los ruidos de los múltiples pasos adentrándose en la iglesia me alarman y me tensan incluso más que la visión del párroco brutalmente asesinado.
-Díos mío...- alcanzo a murmurar antes de acercarme a Luis y estirar su ropa con vehemencia.
-Salgamos de inmediato o nos quemarán en la hoguera- dejo que mi compañero vuelva a cubrir el cuerpo y después le estiro sin más dilación ni educación, ya hemos tardado demasiado y quizá sea tarde así que las buenas formas en estos momenos pasan a un término secundario.

Salimos de la pequeña sala apresuradamente, viendo cómo la gente se acumula en el pasillo central sin comprender demasiado bien lo que sucede... Aunque me temo un tumulto por un posible sospechoso así que intento alejarme del lugar en cuestión con sigilo, aprovechando las amplias sombras que genera un edificio tan grande.

Mira a Kamal, y termina en un susurro.

- Ya hablaremos con tranquilidad, caballero.

Después se acerca al grupo de hombres en la iglesia, tratando de mezclarse con ellos desapercibidamente.

Frunzo el ceño un poco extrañado, pero al ver el gentío que entra en el lugar, concluyo que tiene razón y es mejor esperar a un momento más adecuado. Para intentar no llamar la atención, espero que Alonso se adelante y me dirijo hacia la salida intentando mezclarme entre la gente y pasar lo más desapercibido posible.