Partida Rol por web

Osorio ve con un pavor creciente a la figura envuelta en llamas que se acerca hacia ellos con cara... llama... de pocos amigos. Chispas.

-Por todos los cuernos, ¿qué clase de brujería es esta? ¿Acaso no ha invocado a lo que parece una antorcha humana? ¿Qué será lo próximo si dejamos que esta magia diabólica prospere? ¿¿Hombres elásticos??

Cambiando su incredulidad por la devoción, Osorio se incorpora al círculo de sus compañeros, elevando sus plegarias -aunque no muy afinadas- a aquellos que quisieran escucharle. Mucha gente no debería haber en casa, claro...

Me quedo tan atónita como Osorio, con la diferencia de que no pronuncio palabra cuando el ser de fuego aparece ante nosotros proveniente de a saber qué infierno.
Mis ojos se abren de par en par y mi respiración empieza a agitarse nerviosamente. Está claro que no conseguiremos hacerle entrar en razón y por lo que se puede ver sus intenciones no son precisamente pacíficas.

Es entonces cuando todos empiezan a elevar otra plegaria conjunta y les acompaño en ella, siguiendo el pequeño canto de Luis con algo más de acierto que él en cuanto a afinación, aunque eso da igual ahora mismo.
Me centro en mis propias manos entrecruzadas y temblorosas para no desconcentrarme pero la verdad es que resulta una tarea casi titánica permanecer ahí quieta mientras esos demonios se nos acercan.

Se alza una brisa que parece alzarse de una boca invisible que barre la zona y aviva el incendio. La figura llameante es frenada por el viento, pero Txetxu parece mantenerse en su puesto, avanzando inexorablemnente mientras da zancadas que prenden el suelo y su demoníaca figura se recorta ante el fulgor del fuego que ruge tras suyo...

- ¡Gabriel, Uriel, Miguel, Rafael! ¡Que vuestras huestes traigan el frío helado! ¡Que vuestro vuelo congele las llamas del infierno y dañe al malvado que sólo desea traer el mal a este mundo y a sus servidores! ¡Gabriel, Uriel, Miguel, Rafael, escuchad nuestra plegaria!

La criatura flamígera muestras sus cartas, al mismo tiempo que Alonso se prepara para atacar le lanza una descarga flamígera desde sus ardientes dedos. La llamarada cruza el campo prendiendo todo lo que pilla por delante dirigiéndose inexorablemente hacía Alonso.

Al ver la llamarada lanzada con tan mala baba por esa cosa de fuego, Alonso no puede más que ahogar su plegaria con un “¡Será hijo de la gran puta!” a la par que salta a un lado rodando y esquivando el terrible ataque.

Detrás de Alonso un árbol centenario es consumido por las llamas en menos de lo que dices "hijo de la gran puta", por suerte el andaluz se ha tirado al suelo evitando acabar como el antiguo pino, ahora convertido en una tea ardiente. El olor a azufre se convierte en algo casi insoportable.

Parece que no hay más que hablar, el fuego de los infiernos está por desatarse y consumir todo lo que nos rodea si no lo paramos pronto, y es evidente que no podrá ser a las buenas. Agarro con las dos manos mi arma y me concentro en sentir la Quintaesencia de mi interior, para hacerla salir y tomar forma, crear un arma perfecta y aún mejor que la que ya tengo.

Al mismo tiempo que Kamal invoca una arma enfocando su poder y repitiéndose a si mismo "Allah Akbar" dentro de su mente. Txetxu se acerca a pesar de la ventolera y le asesta un terrible patadón que levanta a Kamal del suelo y lo hace volar varias yardas hasta que cae encima de un montón de arbustos que frenan su caída. Cuando se levanta medio grogui, se da cuenta que ha dejado una marca de pezuña grabada a fuego en su camisa y la ampollada piel del torso. Duele muchísimo, pero no puede caer ahora...

-¡¡¡Kamal!!! -El rostro del judío se conmociona por la ira cuando ve a su amigo volar despedido hacia los árboles lejanos. A su alrededor el incendio comienza a extenderse. Recitando las palabras con un tono metálico e inmisericorde, las manos de Osorio comienzan a iluminarse con una luz blanca que pronto baña su rostro hasta hacerlo irreconocible.

El cántico, ahora cada vez más magnificado por la conjuración de energia en bruto, se eleva hasta las lejanas copas de los árboles, con la sonoridad de las consonantes hebréas, mientras la luz se concentra en una esfera que sale despedida de las manos del judío en dirección hacia el monstruo demoniaco.

La luminosa bola de energía impacta en Txetxu, el cual emite un rugido de dolor, no sin un tono de sorpresa. Todo este se ilumina con una luz blanca que ciega momentáneamente a todos los presentes. El demonio-Txetxu cae de cuatro patas como intentando deshacerse de un perro de presa, tal es su dolor y se alza con ojos llenos de cólera, sedientos de sangre, en busca de Osorio, aquel que ha conseguido hacerle tanto daño.

Estoy tan atónita por la muestra de poder del extraño ser de fuego que apenas soy consciente de que el Demonio se ha acercado a nosotros hasta que oigo el tremendo golpe que consigue endosarle a Kamal, momento en el que doy un brinco, quedándome blanca como la cera, y retrocedo torpemente como si intentara alejarme de él, pero parece que Osorio consigue hacerle bastante daño y eso demuestra que no es invencible.

Inspiro aire hondamente y me agazapo entre los árboles, aunque nuestros enemigos ya han demostrado poder derribarlos con facilidad pero aún así... primero tendrán que derribarlos para llegar a mí.
Uno las manos de manera temblorosa y miro con fijeza las llamas del ser, cantando por lo bajo un salmo inteligible para cualquiera excepto para mí.

Se me ha ayudado muchas veces con el rayo de la justicia, esta vez sólo necesitaría que su divino poder adoptara una versión más gélida...

La figura ígnea comienza a retorcerse y a echar humo oscuro ante la avalancha de escarcha que sufre, su tamaño comienza a menguar y casi se le podría escuchar un grito crepitante antes de desaparecer convirtiéndose en un montón de humo y cenizas en el suelo.