Partida Rol por web

Tus cuidados médicos son muy buenos, tanto es así que has sido capaz de presionar la herida de Lothlouin de tal forma que ahora es capaz de andar.
En el camino, le a soldados bajan de sus monturas y comienzan a desplegarse por los bordes del camino. Comenzáis a escuchar gritos y vítores, algo parece que les h alegrado mucho y no dejan de gritar.
Todos se mueven salvo las dos figuras que están a vuestra derecha que continúan inmóviles....

Parece que no sólo se han detenido en el camino, sino que descienden casi todos de sus monturas, se despliegan por los bordes del camino y comienzan a gritar y vociferar, casi es una fiesta lo que tienen. Hay bastante ruido y movimiento, se mueven todos salvo las dos figuras que están a vuestra izquierda... Se escuchan los ruidos de choque simultáneo de espadas contra escudos, en forma de jaleo e incluso...¿Apuestas?
¿Qué demonios está ocurriendo en el camino?

El idiota había mordido el anzuelo, y sonriendo dejo de sujetar la boleadora y desenvaino el segundo gladius.

Tentado estuvo de humillar a su rival lanzando la boleadora y derribandole, pero recordó quien era, a lo que había venido y a que estaba en un duelo, su rival merecía ser vencido en combate digno, sin trucos.

Como acto reflejo se posiciono de lado, ofreciendo menos blanco y extendió los brazos con sus aceros hacia Ulman. -Sera un un honor derrotaros, señor Ulman, vuestras merced cuenta con multitud de padrinos para dar fe de este duelo, pero yo no. -Mirando a los que montaban a caballo, los que podrían ser sus lugartenientes y futuros lideres de la banda, exclama. -Vuestras mercedes, si no les importa, serán los míos

El tiempo de las palabras ha muerto y comienza el baile de la muerte, Tarkas observa a su rival, sabe de sobra que un mal movimiento puede suponer su muerte debido a la enorme hacha que lleva su rival, pero sabe de sobra que su arma y su pesada armadura le hará lento, y Tarkas es demasiado rápido.

Dirigiendo sus pasos hacia Ulman asesta tres golpes, avanza rápido y amagando un falso ataque que provoca que Ulman alce el hacha, Tarkas realiza una uve de abajo hacia arriba, a la altura de las axilas, sus puntos débiles, después, con las armas manchadas de sangre, flanquea a su rival y le asesta un tercer golpe, pero este es demasiado débil para atravesar la armadura.

Tarka se posiciona detrás de el, con los Gladius en posición para un segundo asalto si Ulman consigue no morir desangrado. 

Comencé a preparar lo necesario para curar aquella herida, mientras de la boca de Lothlouin seguían saliendo más y más tonterías. Sin embargo, ni siquiera me importó lo que dijera. Hablaba, y el seguir escuchando su voz era lo importante.

- Bueno, eso no es tan malo, ¿No? – respondí cuando dijo que no tenía nada “excepto a mí”, sin mirarle a los ojos, fingiendo socarronería e intentando ahogar un llanto.

Cuando me disponía a tratar la herida, mi compañero se incorporó ligeramente, preguntándome por mi valía para sanar. Si no hubiera sido por la congoja que sentía en mi pecho, incluso me hubiera reído; ni estando tan grave dejaba de tratarme como si estuviera por debajo de él. Lo estaba, y era consciente de ello, pero una parte de mí deseaba que las cosas fueran como cuando éramos niños.

- No te mataré, tranquilo… - fue todo lo que acerté a decir antes de que volviera a tenderse y yo me afanara en curar la herida.

Me encontraba en ello cuando comencé a escuchar el galope de un grupo de caballos que se acercaba. Tenían que ser ellos, pero no podía detenerme, así que continué tratando la herida hasta que me vi arrastrada por Lothlouin, que agarrándome de la pechera se ayudó a incorporarse y me obligó a mirarle a los ojos.

Le escuché con atención, preocupada por su estado a su inicio, apretando los dientes de frustración hacia el final.

¿Nada? ¿Cómo que no puede hacerse nada? No sé si me cree incapaz de ayudar, o sólo quiere que me salve, pero en cualquier caso, me da igual.

Giré mi rostro, deshaciéndome de sus manos y volviendo a centrarme en la herida, rematando lo que ya había comenzado y estaba muy avanzado ya.

- ¿De qué me sirve tu agradecimiento? Tienes que vivir. – mascullé, mientras terminaba de sanar la herida.

Hice todo lo posible antes de que tuviéramos encima a aquella tropa, y en cuanto terminé arrastré a mi compañero agarrrándole por debajo de los hombros para apartarlo del camino. Ambos nos escondimos entre la maleza, viendo como aquellos hombres a caballo llegaban y se bajaban de sus monturas para hablar con otra persona del camino. A su vez, se sucedían los gritos y vítores, sin que alcanzáramos a saber qué estaba sucediendo. Mi confusión aumentó aún más al darme cuenta de que no éramos los únicos al borde del camino, no muy lejos de nosotros, podía apreciar la figura de dos seres más escondidos.

Eché una nueva mirada a Lothlouin, asegurándome de que estuviera estable, y le hice una señal para que guardara silencio. Di entonces un paso adelante, para escuchar a aquellos hombres. Afinando un poco el oído, quizás pudiera descubrir cual era su propósito.

Con un poco de suerte, quizás no seamos nosotros a quienes buscan…

hago una señal a mi compañero para ignorar eso y continuar, ya sea que sean porblemas o el escandalo altere a la bebe no queria tomar ninguno de los riesgos, prefria avanzar mientras fuera posible y mientras los problemas fueran menores, en el mejor de los casos esos vitoreos serian por alguna celebracion de los locales

La respuesta de Caelny me desconcierta. Sí, es cierto que lo he perdido todo, todo lo que tenía, que lo único que me queda en la vida es ella. Y toda su respuesta a eso es... que no es tan malo. Lo curioso del tema es que lleva toda la razón, debo admitirlo. Si, a pesar de todo, he logrado conservar mi vida hasta ahora, es precisamente por ella. Su apoyo y determinación no flaquean, ni siquiera ahora, y sus recursos para sobrevivir en el "mundo exterior" son inestimables.

No, de todo lo que podía haber conservado en la vida, ella es sin duda lo mejor que me podía tocar.

Y tras bromear acerca de sus cualidades como curandera, y oír la llegada de los jinetes, mis palabras desesperadas no cunden efecto en ella. Al menos, no el deseado. Ya me ha salvado suficiente, ya ha sufrido demasiado por mi culpa, por lealtad a mí. Tan sólo quiero liberarla de todo compromiso que crea tener conmigo, evitar que se sacrifique inútilmente a mi lado. Yo ya soy un caso perdido. Pero se sacude mi mano, renegando de mis palabras, y me dejo caer de nuevo mirando al cielo mientras trabaja en mi pierna herida y, posiblemente, envenenada. Hasta que, al borde de la inconsciencia, siento sus manos aferrándome bajo mis hombros y tirando de mí, momento en que abro los ojos de nuevo, incorporando mi rostro lo suficiente para ver que me arrastra hacia el bosque. Intento mover la pierna herida, pero soy incapaz. Tan sólo puedo arrastrarla mientras me ayudo de la otra para avanzar y evitar parte del esfuerzo a Caelny.

Finalmente, llegamos a situarnos tras unos arbustos antes de que los jinetes alcancen el camino. Caelny me apoya en el tronco de un árbol, donde me doy un respiro cerrando los ojos, notando de nuevo el dolor, el cansancio, el sudor que empapa mi piel. Puedo oír el bufido de los caballos muy cerca de nuestra posición, deteniéndose tras una buena carrera, y sonidos de metal y voces. Hombres bien pertrechados, un buen número de ellos. Con un estremecimiento, oigo sus vítores y gritos de alegría, y los pasos de aquellos que se van desplegando, acercándose a nuestra posición. Caelny se mueve unos pasos lejos de mí, antes de que pueda rogarle que no lo haga, tratando de descubrir algo sobre esa gente. Yo, en cambio, trato de incorporarme apoyado en el tronco, haciendo un rápido barrido por los alrededores por si hubiera una ruta viable para alejarnos del sendero y de esos desconocidos peligrosos. Es entonces cuando detecto a esas dos sombras fuera del camino, extraños que parecen ocultarse como nosotros...

La curiosidad puede conmigo, y en lugar de buscar un camino despliego mi vista de elfo hacia esos desconocidos, y los hombres armados que se despliegan por el borde del camino.

Al oír los vitores en el camino no puedo sino girar la cabeza y tomarme unos segundos para ver lo que ocurre, algo más estaba sucediendo y no tenía que ver sólo con ellos. Estaba claro que no estaban celebrando que les habían cazado a ellos.

Cualquier pequeña información que pudiera recabar o averiguar que intentan hacer les podría servir de ayuda en su huida simplemente cambiando ligeramente la dirección en la que huían.

Tras mirar y ver a mi compañera, que prosiga la marcha la sigo meditando sobre lo que he llegado a ver.

A Silver se le hinchan las narices, decide que hay que hacer algo, deposita lentamente sus cosas en el suelo mientras mira a Malark con su mirada de "Más te vale ciudar bien de mis cosas". Dejando sus trastos a Malark se concentra y asume la forma de un cernícalo, le hubiera gustado mas la de un pequeño murcielago, pero no es conveniente asumir la forma de un animal nocturno en pleno día.

Emprende el vuelo y da un pequeño rodeo antes de ir a investigar, no quiere levantar sospechas. Se dirige al grupo y observa el grupo posandose en un árbol.

Silver expira el aire con fuerza, cansado de la situación. No tiene paciencia, pero ni mi dios sería capaz de hacerle cambiar de parecer. Es un impaciente y pronto se queda desnudo, dejando todas sus pertenencias a mi cuidado, no sin antes mirarme con esos ojos falsamente amenazadores. Casi me hace sonreir.

Quedarme sólo no me gusta. Me hace sentirme vendido, pero no es una mala idea ir a ver qué demonios está pasando. Quizás no sea nada y estemos preocupados por nada. En cualquiera de los casos, cuanto más sepamos, mejor. Agarro mi maza y mi escudo con más fuerza, las piernas ligeramente flexionadas. Comienzo a recitar una letanía en mi mente. En silencio. Necesito estar concentrado.

Silver se convierte en un pequeño cernícalo, de cabeza gris y alas pardas, moteadas. Pronto eleva el vuelo tras dar un rodeo hasta posarse en la rama de uno de los árboles que hay en la vera del camino. Desde mi posición puedo verlo, aunque aún sigo intentando ver entre las ramas de los arbustos que me protegen, sin quitar ojo a mis laterales.

La tensión del duelo se desvanece rapidamete.malguiwn grita ADELANTE y das un paso hacia el enemigo, Tarkas, tus expertos ojos han vivido mil batallas, ves los movimientos del ser que tienes enfrente como si se desplazará en cámara lenta, aferra su enorme hacha, la levanta, despacio, lentamente si lo comparamos con tus movimientos. Tus pies prácticamente no se levantan del suelo, vas en línea recta hacia el. Te agachas ligeramente y con tus dos Gladius describes el movimiento en forma de V que tantas veces has practicado. Tu siguiente movimiento es instintivo, realmente eres conocedor de que no es necesario, pero aún así, es parte de ti, de tu mecanicaen el hermoso arte de la guerra, giras sobre ti mismo, mientras fintas a tu oponente, son solamente 3 pasos rápidos, es casi un baile y ya estás en su espalda, preparado para asestar otro golpe con tu mano izquierda, aunque no ll gas a realizarlo, ya no es necesario...
El enemigo, con su armadura completa negra, cae de rodillas, la sangre mana a borbotones por sus Ingles. De no llevar esa coraza, probablemente hubieses amputado sus brazos. El silencio se hace presente. Los vítores cesan, el líder ha caído en un primer asalto nunca visto por estos guerreros. Comienza a escucharse un llanto, mientras todos recogen sus armas, proviene de la espesura...
Los soldados que continúan montados, aplauden - Muchas gracias, humano. Puedes quedarte con el elfo y el bebe, a mí no me han pagado por ellos. Ahora yo soy el líder y puede que regrese a por ellos. Has acabado con Ulman y eso ha sido un favor para mí, por ello te perdono la vida hoy- Poco a poco se van marchando todos en la misma dirección por la que han venido...

Esto mismo escucháis y veis todos los que os habeis acercado al camino....

Y el bebe no deja de llorar.....

Me preocupa lo que se escucha, ya estavamos lidiando con un criminal al que conociamos poco ahora abra que preocuparse de otro del que no sabemos nada y que seguramente repartira culpas sobre la muerte del sujeto que dirigia la persecucion, para colo la bebe rompio en llanto lo unico que no queria en una hora o mas...

Intente calmarla (si tiene int menor a 3 puedo usar trato con animales? :P) sin dejar de moverme, el primer intento seria distraerla para ver si eso daba resultado, mantenia mi movimiento por la espesura suponiendo que Fik me seguia de cerca

Elfo y el bebe? sabesn de mi pero no de fik? el problema de tener mucha reputacion supongo...

Y el baile terminó antes de empezar, Ulman se hallaba de espaldas a él, en un charco de sangre que cada vez se hacia mas grande. -Prepotencia y testosterona, una mala combinación señor Ulman 

El nuevo líder habló y le encantó sus palabras, haciendo una leve inclinación de cabeza en asentimiento a sus deseos, Tarkas sacó su pañuelo de duelos y comenzó a limpiar con esmero y delicadeza sus aceros mientras los jinetes se marchaban. 

Cuando se aseguro que estaban perfectamente limpios y libres de sangre, los guardó y observo una ultima vez a su rival caído, con un ligero empujón dio la vuelta a Ulman, se agacha junto a él y le quita el yelmo, tenia la costumbre de ver el rostro de las personas a las que da muerte en duelo. Una vez visto, saca cálamo, papel y tinta y escribe su nombre, raza, fecha, padrinos y lugar del duelo, así como su duración. 

Pero cuando llega a la pestaña de "padrinos" se da cuenta que no ha pedido el nombre del nuevo líder de los caza recompensas. -Pardiez, que fallo mas tonto- exclama riendo un poco y girandose en la dirección donde llora el bebe. -Disculpad señor elfo, lamento profundamente que hayáis presenciado la muerte del señor Ulman, siempre es desagradable ver la muerte tan de cerca -Dice mirando levemente el charco de sangre que por fin ha dejado de crecer. -Pero el nuevo líder de esos jinetes era mi padrino del duelo y como habréis visto olvide preguntarle el nombre. -alega mirando a los arboles mientras se rasca la cabeza. -Fallo mío, lo admito, pero teniendo en cuanta que se han ido ya y encima a caballo, y teniendo en cuenta que vuestra merced lo ha visto, me veo en la obligación de pedirle humildemente que me conceda el honor de saber su nombre, para que seáis mi padrino.... si sois tan amable.

Y el maestro de armas se queda ahí parado, al lado de un hombre muerto y con papel y cálamo en la mano, esperando la respuesta de un bebe llorando y los arboles que lo esconden.

Asombrado por como se había resuelto el combate y que le debían la vida a ese hombre y ante la alerta que había generado el bebé en el área. Llamó la atención de su compañera y le dijo con la voz lo suficientemente baja para que la oyera solo ella:

- Le debemos la vida a ese hombre y no sabemos el porqué, estaba claro que todo ese grupo iba detrás nuestro y él los alejado de nosotros. Un poco de ayuda nos vendrá bien y contamos con la ventaja de que no se me ha mencionado. Nuestra posición la conocen por lo que no perdemos nada. La sonrió para darla tranquilidad. - Somos dos contra él a gracias a mi invisibilidad puedo protegerte antes de que se dé cuenta de que estoy ahí, en caso de haber peligro. Demosle lo que pide y averigüemos el porqué de la ayuda.

Tornó su cara a una expresión más seria y pronunció en voz baja la palabra clave que provoca la activación de su anillo volviendole completamente invisible y se movió sigilosamente junto a Airel en la dirección en la que se dirigiera.

Apenas alcanzo a ver el camino desde donde me encuentro. Las ramas bajas de los árboles, con sus hojas verdes de gran belleza, entorpecen mi visión. Veo sombras, movimientos, pero sobre todo me dejo guiar por el oído. En cualquier caso, no es que mi vista esté en su mejor momento. Se me nubla por momentos, a merced del dolor y de la amenaza que supone la pérdida de consciencia. Pero los sonidos, a pesar de todo, son claros. Los vítores, los gritos, los sonidos de batalla. Y cuando todo eso culmina, vertiginosamente, la voz embrutecida de ese hombre que concede su gracia al vencedor.

¿El elfo y el bebe?

¿Pagado por ellos?

Parece que el jefe de esos truhanes había recibido la paga por adelantado, y su lugarteniente no tiene intención de dar validez al contrato. Humanos sin honor, tal como siempre me han hablado de ellos. Dejo escapar el aire que oprime mi pecho mientras me aferro al tronco del árbol tratando de aligerar mi pierna herida todo lo que puedo, cerrando los ojos. Debería dejarme caer, aquí mismo, descansar. Si no fuera por ese estridente sonido y la certeza de que no estamos solos... Pero hay más gente, y uno de los presentes lleva un infante de cortísima edad. ¿Qué clase de persona carga con un bebé por los bosques?

Oigo la voz que procede del camino, la de alguien que parece llamarme. Habrá dado por entendidas de mala manera las palabras del caza recompensas, o tiene una capacidad sensorial sobreélfica. Posiblemente crea que el bebé está conmigo, o algo así. Pero el desconocido habla con un verdadero espadachín, hombre de duelos singulares que se podrían catalogar de honorables. Su voz, si bien no es aterciopelada como la de las gentes de mi pueblo, se me antoja agradable y familiar. Al menos habla con palabras que puedo comprender, y no con vocablos escupidos como la mayoría de los bárbaros.

Hmmmmf... -Hago un gran esfuerzo por apartarme del árbol, empujando con las manos mientras la pierna me da una sacudida de dolor inmensa al volver a apoyarme en ella. Doy un paso, cerrando los ojos con fuerza. Ha sido corto, muy corto, y me ha supuesto una pequeña tortura. Pero ese hombre, sea quien sea, me ha salvado probablemente la vida. Sin desearlo, probablemente, pero la deuda es igualmente necesaria. Si todo lo que precisa es un "padrino" que acredite su victoria, traicionaría mi noble estirpe al negárselo- M-mi... -Casi no puedo hablar. Mi voz tiembla, pierde fuerza, mi visión se nubla. Mis manos se extienden buscando las ramas de mi camino, por apartarlas, pero también buscando algo en lo que apoyarme. Otro paso, uno más. Un gesto de dolor. Sudor en mi rostro. Empiezo a creer que no llegaré hasta el sendero. No con vida. Otro paso, mi mano se estremece al apartar una nueva rama y que la luz de este día nublado bañe mi rostro, mostrándome ante el desconocido- Mi nom... nombre es Lothlouin, d-de la casa Greyendil... -Doy un nuevo paso, surgiendo de la floresta, con mi muslo sangrando a pesar de los cuidados recibidos por Caelny. Estabilizado, probablemente, pero igualmente convertido en mi infierno personal. Uno de ellos. Levanto mi mano izquierda, buscando algo, algo que aferrar. Pienso inmediatamente en Caelny, quien ha sido mi apoyo en este tiempo, se me nubla la vista de nuevo. Quizás, sólo quizás, no haya sido tan buena idea salir del bosque. Quizás, sólo quizás, debería haberme dejado caer al suelo, apoyado en aquel árbol.

El halcón traza un círculo en el aire y desciende, vuela hasta Malark y tras unos matojos asume de nuevo forma humana, extiende el brazo para coger sus cosas y empieza a vestirse. Se le ve muy herido por encuentros anteriores, pero tiene una expresión tranquila, sin preocupaciones.

- Compañero, creo que ya no hay de que preocuparse - dice a Malark- Ellos no estan aqui.

Las palabras le llegaban lejanas, sin fuerza y tubo que agudizar el oído para entenderlo, el nombre era elfico y la figura, o mas bien maltrecha figura que salió de la arboleda también.

Pero en lugar de acercase ha ayudarlo, primero apunto su nombre como "padrino" y guardo el papiro, Tarkas era un hombre muy meticuloso con los duelos.

Acto seguido se fue acercando despacio al elfo y fue levantando las manos -Buenos días señor Lothlouin de la casa Greyendil, soy el maestro de armas Tarkas Widokowy y le doy mis mas sinceras gracias por acceder a ser mi padrino. -Dijo dando un par de pasos en su dirección. -Intentare ayudarlo pero no me gustaría ser recibido a flechazos. -Exclamaba mirando a la arboleda, sabia de sobra que los elfos no solían viajar solos, que les gustaba mucho la naturaleza y que eran letales con las flechas.

Era evidente el mal estado que tenia aquel elfo y que probablemente iría solo, sino ya le habrían curado, pero era mejor prevenir que curar.

"Si ningún ser de la arboleda me tira una flecha xD:"

El elfo estaba herido de gravedad, tenia la pierna destrozada y apenas se mantenía en pie, cuando llego a él le sujeto del hombro y le insto a que se sentara. -Apoyese en mí señor Lothlouin, eso es, permítame que le examine la herida. -Ahora que estaba mas cerca fue consciente de la gravedad de la pierna, Tarkas carecía de medicina y mucho menos de conocimientos como para curarlo.

-Lamento informarle que carezco de medios para curarle, para serle franco me dedico a enseñar a hacer heridas, no ha curarlas, si cuenta con algún compañero que pueda ayudarle este es el momento de llamarle. -Mientras hablaba recordó las palabras del viejo herrero al que tanto visitaba para afilar bien sus armas, -Si te vas a meter en ese berenjenal, llévate un maldito cinturón curativo, idiota, a lo que Tarkas le dijo, -Jajaja, ¿para que? no pretendo ser herido.- Si no hubiese sido tan pretencioso... 

Después saco un orbe de agua y le echo un poco por la frente y por la nuca para a continuación entregarsela -Bebed un poco.

¿El elfo y el bebé?

En seguida pensé en esas figuras que había percibido no muy lejos de nosotros. Más que nunca quedaba claro que no estábamos solos, y que al menos uno más de los que se agazapaba entre los matorrales debía ser uno de los nuestros. Permanecí atenta a todo lo que sucedía en el camino, sin perder detalle del ritual de aquel hombre, aunque mirando cada poco a Lothlouin. Este parecía encontrarse algo mejor, pero tardé en darme cuenta de ello.

- ¿Dónde crees que vas? – le increpé a susurros, cuando al dirigirse aquel hombre a la floresta comenzó a salir de esta, dando su nombre y el de su casa incluso.

Genial idea, ¿En qué estás pensando?

Saqué en seguida mi arco, debatiéndome entre mantenerme cubriendo la espalda a Lothlouin o salir en su auxilio. Veía como se tambaleaba, con su mano en alto buscando apoyo, mientras aquel humano se acercaba a él, y aunque este parecía tener una actitud amable; no lo dudé más.

Guardé de inmediato mi arma y salí también de entre la maleza, llenando el vacío bajo el brazo de mi amigo, agarrando su mano y dejando que se apoyara sobre mis hombros; mientras aquel hombre se ofrecía a revisarle la herida.

- He hecho lo que he podido. – apunté ante ello, ayudando a Lothlouin a sentarse al borde de aquel camino.

Yo también me encontraba malherida y cansada, pero él estaba peor que yo, y eso hacía que me olvidara de mis males.

- Disculpe, me llamo Caelny… - informé al que parecía un hombre de buena voluntad, sin dejar de mirar a nuestro alrededor y poniendo la mano en la frente de mi compañero para comprobar su temperatura.– La herida está envenenada, urge sanarle. – le dije al llamado Tarkas, con mirada suplicante.

En otras circunstancias no me hubiera expuesto tan rápidamente, pero la situación de Lothlouin era límite. En ese momento una ráfaga de dolor me recorrió el costado, haciendo que tuviera que llevarme una mano a este, con un amargo gesto en mi rostro.

- Por favor, si puede ayudarnos… O alguien que se encuentre a nuestro alrededor. – dije aquella segunda frase mirando hacia los matorrales del borde del camino, con aquel llanto de bebé aún de fondo.

El intento por callar a la bebe no fue bueno... parecian estar varias personas en ese lugar todas heridas o con problemas, airel lo penzo por un momento quedandoce quieta para meditar la situacion, aun cuando ella no ocupaba dormir, su compañero si y ella solo deberia pasar toda la noche al tanto de los depredadores por el llanto del bebe, puede que alguno de los presentes tenga un caballo que pueda prestar o que puedan robarle de ser necesario junto con instrucciones.

Otro hombre y una mujer respondieron al llamado del viajero, airel no solia mirar atras aunque ironicamente los que ella mataban cometian ese herror, escucho que parecian estar heridos y ocupar ayuda asi que bien podria ayudar con eso y a cambio las otras personas podrian cooperar

Lo penso por otro instante, si el capitan de los mercenarios estaba muerto puede que dejaran su caballo o el caballo de quien lo remplazo, no es facil llevar 2 caballos si no te dedicas a eso, si dejaron el cuerpo y algunas de sus pertenencias como peso muerto puede que tenga un pergamino con instrucciones sobre que hacerles o como reconocerlos o a la bebe

haa.... =w=U

No le quedaban muchas alternativas asi que sin mas se dio media vuelta y comenzo a caminar hacia el grupo, supuso no ocuparia presentacion o avisar de su presencia pues la bebe no dejaria de llorar por el momento

Bien ya que, llevemos al menos una ofrenda de paz... pero si la cosa se pone dificil tu cuidas a este caudal de ruido y yo me encargo de los problemas

Comienzo a caminar de regreso ahcia donde se escucharon las voces buscando con la mirada algunos arbustos con bayas, no importaba de que tipo con que tuvieran algun fruto o fueran plantas capaces de dar algun fruto

Si me lo permiten para ahorrar tiempo, en el camino busco algun arbusto con bayas, uso mi "MANO DEL PADRE ROBLE" para conjurar buenas bayas sobre este arbusto tomando las bayas encantadas por el conjuro (5), si no encuentro un arbusto con bayas hacermelo saber o supondre que si cuento con estas 5 buenas bayas para el dia en el momento

De la espesura sale una silueta cubierta por una capa caminando a paso firme hacia los viajeros que se estan reuniendo a mitad del camino, esta silueta cubierta por una capa con franjas grises y verdes, tenia el rostro y la cabeza cubiertas de forma que solo se podia ver los ojos, debajo de la capa parecia tener algo y era de donde salia el llanto del bebe que tenia ya tiempo resonando en el bosque

Continua caminando hasta llegar a unos cuantos pies del grupo (40'), la mayoria de la silueta estaba cubierta por la capa y varios vendajes o telas en tiras entretejidas como un cesto de mimbre, miraba a los presentes con sus ojos rojizos deteniendoce un momento en cada uno de ellos aun sin decir nada mientras el llando del bebe continua

Puedo ayudar con sus heridas pero tambien ocupo ayuda con mis asuntos, les agradecere si aceptan este intercambio de favores, solo ocupo algunas indicaciones o un transporte y poder ver las pertenencias de que movia a los mercenarios

Era una voz suave y fememina, intentaba calmar al bebe meciendole en sus brazos aunque le mantenia cubierto con la capa por proteccion

En el camino se oyen ruídos y el choque del metal por encima de todos. Intento mirar entre las ramas de los arbustos, pero no veo nada y no me atrevo a moverlas para ver mejor por miedo a que nos descubran. Miro de reojo a mi compañero transformado en un halcón periódicamente, a la espera de cualquier señal. Poco después, el silencio se hace en el camino cuando el sonido de los cascos de los caballos se pierden en la lejanía.

Silver baja del árbol y pronto se convierte en un humano de nuevo. Desnudo, comienza a vestirse después de indicarme que el peligro ha pasado.

Me atrevo a mirar un poco más mientras mi compañero se viste. Usando la maza como herramienta, aparto las ramas del arbusto que me ha estado cubriendo y miro con detalle el camino. Un guerrero, un duelista que combate con dos armas se afana por limpiar sus armas y una vez limpias procede a apuntar algo con pluma en un papel enrollado.

Poco después, de entre la espesura un elfo herido sale a su encuentro tambaleándose. El duelista parece intentar ayudarle, pero se muestra incapaz de ello, tan sólo aseverando la gravedad de las heridas. Poco después, como si aquel callado bosque se hubiese convertido en un mercado en plena feria, más y más personas comienzan a aparecer de los márgenes del bosque: otra elfa con un arco que parece ser amiga del herido sale con cara de no sentirse cómoda con la situación, sólo para que otra mujer aparezca desde otro lugar del camino con lo que parece un bebé en brazos. ¿Qué demonios está pasando? Me pregunto con curiosidad real.

Pero entre todos mis sentimientos, el sentido de la obligación comienza a oprimirme el pecho. Como sirviente de Pelor sé que tengo una obligación y sé que debo ayudar al herido que lo necesita, ¿pero es sensato? Mi cerebro y mi corazón luchan en una sangrienta guerra en mi interior. Me debato. ¿Qué hacer? Finalmente mi corazón vence a la razón y casi automáticamente, sin dar tiempo a mi compañero que ya está vestido a reaccionar o a mi mismo a repensar lo que estoy haciendo, aparezco en el camino, atravesando el arbusto como si no estuviese allí. Me presento como un hombre alto, de facciones duras y marcadas, con el pelo blanco y un aura demasiado potente para la de un humano corriente. Mi armadura es brillante, aunque con restos de sangre propia y ajena incrustada en ella, así como restos de barro y porquería varia. A nadie se le escapa que hace días que la armadura no ha sido limpiada, pero a nadie se le escapa tampoco que no parezco del tipo de personas que descuida su equipo si no es por una buena razón.

Dejadme mirar sus heridas. Puedo ayudarle. Digo sin hacer caso a los rostros de aquellos allí presentes que seguramente estén tan sorprendidos como una parte de mi lo está. Me acerco con naturalidad, mientras guardo la maza en el cinto que pende de mi cadera. Una vez al lado del elfo, dejo el escudo en el suelo y me pongo a mirar su herida con cuidado de no infectar la fea herida y empeorar la situación aún más. Noto como la elfa a su lado se pone tensa, desconfiada, pero no le doy importancia, inmerso en la curación del herido.

Sólo espero que si mi paso ha sido un error, Silver pueda ayudarme. Ambos estamos débiles y no seríamos una presa difícil.