Partida Rol por web

Atraviesas el zaguán de entrada, en una estancia pequeña, el mozo al que has dado un maravedí te sigue los pasos anunciando tu llegada enfáticamente.

-¡Don Timoteo, un grande señor ha venido a hospedarse!- 

Pasais a la estancia contigua, que parece una cuadra reconvertida, en la que hay una chimenea apagadaal fondo, varios camastros se distribuyen a los lados. Y en el fondo, al lado del hogar, un hombre orondo conversa con otros dos hombres. Al verse llamado por el mozo, asoma la cabeza para observaros, y tras estudiaros de arriba abajo os sonríe torpemente. Y dice -Buenas tardes, buen señor.- 

Te percatas de que los otros dos hombres también hacen lo mismo, y también sonríen, pero de otra manera. Les conoces. Son dos lacayos del conde cuya hija deshonraste.

 -Buenas tardes, don Arturo...- Y se lleva las manos a la cintura, como para buscar algo. 

Los lobos nos rodean a pesar del fuego que nos les causa ningún miedo, parecen interesados en los salutadores, ya que ignoran a Zacarias y a los caballos. Al menos no nos atacaran por la espalda, pienso.

Los frailes van armados con cayados, pero yo solo tengo la antorcha para intentar atacar a los lobos, así que miro a mi alrededor para ver cuantos son y ver que hacen.
 

Entro tranquilo....o aparentando tranquilidad. Devuelvo el saludo al posadero con una amplia sonrisa-Buenas tardes nos de Dios. Un poco de vino para una garganta seca si non es mucho pedir et si os queda algún cuarto libre gustaríame reservar una habitación.-A los dos omnes los vigilaba con el rabillo del ojo, sin darles demasiada importancia pero sin quitársela tampoco.-Así me llamo et del amor soy amo. Lejos se encuentran sus mercedes de casa, do no tiene autoridad alguna el vueso señor....-iba dejando caer- ¿qué les trae por acá?aparte claro está del buen vino et las buenas mozas que aquesta villa pudiera tener, claro está-digo peloteando al posadero et el vino que aún no he tomado et recordando a la muchacha que me encontré-En fin, tampoco me importa....una ronda para los mios "amigos"-digo con indiferencia, pero con la mano apoyada en el pomo de la espada, no temiendo lo que puedan fazer, pero si recordando que estaba allí et mi rango de caballero por portarla. Amén del rango perdido et todas las explicaciones que habrían de dar de intentar atentar contra la mia persona en presencia de testigos....non, non tendrían valor de fazerlo abiertamente, et si lo fazian daría buena cuenta de ellos et encima tendrían que rendir cuentas ante la justicia de non perecer bajo el mio acero.

Ya estás despierta antes de los maitines, todavía de noche. Tu brazo te escuece tanto por las picaduras de una pulga, que te ha despertado. Así que oyes las pisadas de los monjes al salir al patio, de camino a la catedral, por la puerta trasera. Una vez el patio se queda otra vez en calma, te sorprende volver a oir pasos, que parece que se acercan a la puerta del cuarto donde te hayas, donde se detienen unos instantes. Después, los pasos se alejan en dirección contraria a los anteriores, es decir, hacía la cuadra.

Don Tancredo carga contra la gigantesca bestia que se ha revelado ante vuestros ojos y le asesta un golpe de espada que retumba y se oye a pesar de los gruñidos. La bestia recibe tal golpe que sus patas se levantan del suelo y cae hacia atrás. Un grito casi humano, amplificado por un eco extraño, se oye en el aire. Sin embargo, ante los ojos incrédulos del caballero, se vuelve a levantar y enseña sus inmensas fauces desafiante. Pero no son sus fauces, sino sus brillantes ojos rojos los que sobrecogen. 

Alrededor de la carreta estrellada, los lobos se lanzan sobre vosotros, algunos mordiendo las piernas, otros saltando al pecho buscando hincar sus fauces en vuestros cuellos. 

Y mientras, las llamas se extienden, en el arbusto de al lado.  

Dos refulgentes ojos rojos, te observan. Son ojos de lobo, pero con un brillo intenso rojo, como si fueran ventanas a un infierno.  

Tras unos segundos que se tornaron en horas finalmente apartó la pulga de un manotazo, aún le picaba su aún suave brazo por lo que se rascó casi instintivamente al tiempo que se levantaba.

Amelia no se prestó a aguardar a ver lo que sucedía, aún de noche no era mala opción ponerse en marcha cuanto antes... Además, podrían robarle su jamelgo por lo que con lentitud y siempre alerta se encaminó a la puerta que cerraba su habitación. 

Los ojos del lobo, en la oscuridad, crecen mientras los miras hasta desfigurar su cabeza. Unas llamas rojas tapan su cabeza. Y mientras cabalgas de pasada, no puedes evitar que un escalofrío por la espalda, y volver la cabeza y espolear tu caballo lejos de la bestia.

El hachazo de Zacarías al lobo que atacaba a Pere, suena como si se hubiera partido una rama al golpear en la parte superior del lomo, cerca del cuello del animal. Los gruñidos del lobo se interrumpen con un quejido casi humano, y Zacarías se ve salpicado de gotas de sangre caliente. El lobo cae inmóbil. 

Godesteo gime de dolor, mientras golpea con rabia a un lobo que le había mordido en un costado, y Fray tomás logra atizar al lobo que le ha saltado encima.

También gime de dolor el lobo, al que Nuño abrasa, pero se revuelve rabioso.  

En mi carrera hacia el resto del grupo saco el bordon et intento buscar un lugar entre los hombres donde pueda guarecerme de las dentelladas de los lobos y sobre todo escapar de la furia del gran lobo negro al que se estaba enfrentando el hombre montado que llegó como una exalación

El segundo hombre, a quien también reconoces, agarra por el cuello al que te ha dirigido la palabra, y le susurra al oído. Tras escucharle, el primero se vuelve hacía el ventero, y tras sacarse del bolsillo que cuelga del cinturon unas monedas, y dárselas, le confirma que se quedarán a pasar la noche. 

Y salen de la posada, sin decir nada más, pero esbozando una media sonrisa. El ventero está por su parte haciendo señas al crio para que traiga una jarra de vino, que se apresta a hacer. 

Al llegar al lado de la puerta de tu estancia, te paras a escuchar, pero no oyes nada más que un murmullo lejano, el rezo de los monjes. Ni oyes más pasos.