Partida Rol por web

Apenas salió de la nave, Piñeiro se vio avasallado por una ráfaga de disparos. El visor de su casco saltó en pedazos, su dispensador de drogas explotó llenando el suelo de píldoras de vivos colores y la juntura del hombro pegó un chispazo que dejó un desagradable olor al goma quemada en el aire. 

El soldado se derrumbó contra el fuselaje presa del pánico y la confusión. Entonces, aún escupiendo sangre, vislumbró al enemigo. Era un ser humanoide y desagradable. Estaba lejos pero Piñeiro podía notar su burla : aquel alienígena cabrón se estaba riendo de él. 

-¡Cabrón! ¡Te estás riendo de mí! -Piñeiro se incorporó apretando el gatillo y soltando balas en todas direcciones -¡No soy ningún chiflado!

Sin dejar de disparar, Piñeiro avanzó hacia el enemigo sin apartar la mirada del alien burlón que saltaba con cada impacto (tuvo suerte, de sesenta y ocho balazos, sólo nueve eran mortales)

El soldado se acurrucó tras una esquina al terminar el cargador y miró a sus compañeros temiendo que le juzgaran.

-No soy ningún chiflado. 

"Así que estos hijos de puta quieren guerra, ¿verdad? Pues guerra van a tener" - pensó Sheriff mientras desenfundaba su cañón de energía recién tuneado. El enorme arma había sido modificado con nuevas cámaras de combustión, una fuente de energía más potente y un amortiguador cinético de última generación que la dotaba de más estabilidad a la hora de disparar.

Sheriff salió rugiendo del interior de la maltrecha lanzadera. Era la misma imagen del apocalípsis para la nubícula raza alienígena, o lo hubiera sido si no hubiera tropezado nada más salir y acabado rodando sobre la superficie de la ciudad flotante hasta acabar chocando contra unos escombros.

Le doy una amistosa palmada en el hombro a Filofrio cuando me hace desistir de mi obstinación de volver a activar la lanzadera. – Gracias habríais marchado y yo sin darme cuenta.

Salgo de la lanzadera después de Piñeiro y Sheriff. Llego a ver como Piñeiro abate uno de los alienígenas y me pongo a disparar contra los ventanales de lo que aparentemente es la zona de control de la plataforma de aterrizaje con sombras corriendo detrás de ellos. Barro los ventanales destrozándolos pero no veo a nadie caer tras ellos ni oigo gritos de dolor. Cuando me fijo veo que mis disparos han impactado tres plantas por encima de donde quería.

Centrate Hug recuerda que incrementaste la potencia del rifle de energía y naturalmente tiene mas retroceso.

Me quedo en medio actualizando las nuevas características de este para que los compensores de la armadura actúen correctamente.

Poco tiempo tuvo Akira para responder a Pedraforca, ya que nada más salir de la lanzadera, una cortina de disparos de energía les recibió. Dio una voltereta y se situó tras una plancha de metal, pero desafortunadamente uno de los disparos envió su cobertura volando por los aires, por lo que quedó expuesta al fuego. Antes de que pudiera buscar otra cobertura, uno de los disparos voló recto hacia ella y la impactó en el costado con potencia brutal, derribándola y haciendo saltar por los aires placas de la armadura, huesos y sangre. Quedó tendida en el suelo sobre un charco de sangre creciente, durante el segundo que los mecanismos supresores de dolor de la MandelBrite tardaron en cortar las sinapsis de su cerebro que procesaban el dolor. En el último momento se acordó de aguantar la respiración hasta que el mecanismo de sellado volvió a presurizar la armadura, mientras esquivaba el resto de disparos de la ráfaga y se cubría tras unos escombros que había levantado la lanzadera al estrellarse. Los indicadores de la armadura volvieron al ya familiar naranja, y mostraron múltiples contusiones y roturas. Akira hizo caso omiso de ellos y observó a Piñeiro adelantarse mientras el resto de sus compañeros recibían similares heridas. Trató de apuntar con el rifle de energía, pero estaban demasiado lejos y sus disparos se perdieron en el edificio reventando unas cuantas ventanas. 

Volvió a cubrirse esperando su oportunidad para acercarse más. 

Los humanoides cabezones continuaron acribillando la nave con sus disparos y se vieron sorprendidos cuando los invasores decidieron pasar a la ofensiva y salir de la nave en su dirección. Los rayos surgidos de sus brazales convirtieron en un colador la lanzadera pero pasaron por encima de la escuadra.

El calor del combate le había hecho cometer un error de novato, Lanza no activo a tiempo su armadura y pagó caro por ello. Apenas alcanzó a disparar sin suerte un par de veces cuando una ráfaga de disparos lo impactó, tenía heridas por todo el cuerpo pero la de peor apariencia era una que le había dejado un hueco en el pectoral derecho. Estaba vivo de milagro, porque heridas así ya habrían acabado con cualquier otra persona. 

¡¡Arghh!! Exclamó el soldado de dolor. -¡Putos aliens! ¡No se los pondré tan fácil! Grito desafiante mientras reptaba buscando cobertura. 

Una vez estuvo a salvo de los disparos y con el cuerpo hecho una coladera decidió activar su armadura para poder seguir luchando. Si moría no lo haría desangrado, lo haría llevándose a unos cuantos enemigos con él. 

Como todavía están descendiendo mas oleadas de lanzaderas desde Orgullo de Terra al detectar los sensores de la armadura el ladar que guiá sus baterías antiaéreas lo centro en el sistema de puntería de mi rifle de energía poniendo la potencia al máximo.

Esas cosas tan delicadas se descentran de simples micrometeoritos una buena ráfaga lo inutilizara seguramente. Así ellos también tendrán mas invasores que combatir.

Apunto concentrándome sin buscar protección para asegurar mas las posibilidades y cuando los valores de posibilidad de impacto superan el 95 por ciento abro fuego sonriendo con satisfacción cuando el presentador frontal de datos indica los primeros impactos en el blanco. De pronto los sensores comienzan a señalar unas explosiones en la base del ladar aparentemente mis disparos han debido provocar una sobrecarga en sus acumuladores de energía.

Logro ver uno de esos seres precipitarse al vació debido a ello aunque podrían ser mas las bajas.

Lanza vio la explosión provocada por el cabo y sonrió hasta que se dio cuenta que los alienígenas estaban aprovechando la situación para intentar rodearles. Puso el rifle en fuego automático y descargó toda la batería en un barrido a media altura que hizo replegarse a los bichos.

Los alienígenas corrieron a esconderse tras el fuego de cobertura que estaba lanzando sobre ellos uno de los enemigos, preocupados por su propia seguridad casi no realizaron disparos y los pocos que hicieron no eran apuntados.

Repentinamente, Piñeiro se vio atrapado en un fuego cruzado. Su avance le había dejado solo en mitad de tierra de nadie y sin apoyo.

-Jódete, Elías, de esta no sales-masculló.

Notó que sus palabras no tenían fuerza apenas: la atmósfera de Rembrandt era muy tenue y su casco había volado en pedazos: la adrenalina del momento le había dado fuerzas para el primer impulso pero sus pulmones pedían oxígeno a grito pelado.

Por suerte, la armadura activó el suministro de oxígeno de emergencia y una mascarilla le tapó nariz y boca. Piñeiro respiró a grandes bocanadas aquel aire con sabor a antiséptico.

Akira vio como su escuadrón trataba de devolver el fuego sin mucho éxito, aunque al parecer Pedraforca había atenido la buena idea de apuntar a sus sistemas de ladar, que explotaron provocando varias bajas entre los humanoides del edificio frente a ellos. 

Aprovechando la explosión, Akira trató de asomarse desde su cobertura para disparar, pero a penas le había dado tiempo a apuntar cuando vio una fila de alienígenas en uno de los edificios apuntando sus armas directamente contra ella. Supo que estaba perdida, ya que poco iba a poder hacer contra una ráfaga tan importante de disparos, pero entonces Lanza salió de su cobertura y empezó a disparar como un loco a todas partes, causando destrozos en todas las fachadas y haciendo saltar escombros por los aires. Todos los alienígenas se cubrieron temerosos y Akira pudo volver a la seguridad relativa de su cobertura sin acabar agujereada por los rayos de aquellos malditos engendros. Gracias, Lanza, pensó. Se situó en la cobertura preparada para volver a intentar asomarse.