Partida Rol por web

Alístate, conocerás mundos

Goya

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13/06/2016, 12:34
Akira Filofrío
- Tiradas (1)

Motivo: HC

Tirada: 1d10

Dificultad: 7-

Resultado: 8 (Fracaso)

Notas de juego

Mieeerda xD

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13/06/2016, 15:51
Hug Pedraforca
- Tiradas (1)

Motivo: Droga

Tirada: 1d10

Dificultad: 6-

Resultado: 8 (Fracaso)

Notas de juego

Te he copiado la tirada Akira, que desastre de final.

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20/06/2016, 04:39
Benito Jiménez "El Hijoputa" - Bixintxo Gorriti

¿Quizá fue el delirio que sus heridas comenzaban a provocarle? O quizá fuera el magnetismo del planeta. ¿O a lo mejor los dioses existen, y han querido darle a Bixintxo Gorriti una nueva oportunidad?

Como una estrella fugaz que no duró más de una milésima de segundo, algo ocurrió en la mente de Benito que le hizo no volver a ser el mismo. Bueno, en realidad le hizo recuperar parte de su verdadera personalidad, su verdadera identidad.

Una bandera roja, dos cruces: una blanca y otra verde.

Arraio… Arraio… ¡¡ ARRAIOOOOOOOOO !! —empieza a gritar como un poseso con la mirada fija en la nada— ¡¡¡GORA EUSKADIIIIIII!!! —y el hijoputa empieza a correr como un jodido loco (como no podía ser de otra manera) hacia la colosal mole caminante.

El primer velocirraptor que se le cruza no lo mata a balazos, no; le revienta la ametralladora en la cabeza con una buena hostia, haciendo que los sesos del animal salieran por sus cuencas oculares a presión.

Sigue corriendo, y esta vez se topa con el típico bicharraco que destrozaba formaciones con sus embestidas, y así iba a actuar contra el soldado, corriendo hacia él para arrollarlo y hacerlo papilla… pero nada más lejos de la realidad. Benito ya no era Benito; Benito Jiménez era Bixintxo Gorriti, el último de su clan.

Una mano al cuerno, otra a la mandíbula inferior, y la masa de músculos prehistórica fue parada en seco por el poder latente que acababa de despertar en la sangre de Bixintxo, heredero de las vascongadas. Levantó al animal como si fuera un peluche relleno de ligero y tierno algodón, para acto seguido estamparlo en vertical contra el duro suelo, escuchándose un desagradable crujido que encogería el estómago de cualquiera… de cualquiera menos de quien ya sabemos. Con el cuello partido poca guerra iba a poder seguir dando el bicharrajo, así que el soldado continuó hacia su objetivo.

Esta vez se interpuso en su camino un puñetero dinosaurio volador, de esos que vomitan sangría asesina de la que venden los chinos en los sanfermines.

El soldado gira su cabeza buscando algo. Un hacha, dónde hay un puto hacha. Nada, ningún jodido aizkora a la vista. Qué hostias, él sabe que es vasco, para qué cojones un aizkora pudiendo lanzar el puto tronco entero: 5 metros de largo, 1’5 de diámetro y 500 jodidos kilos de peso, ¡pero no importa joder! Benito, o Bixintxo, lo levanta con un pie dándole el impulso justo y necesario, y con un brazo lo agarra desde la base y lo lanza con mala hostia contra el pajarraco: de lleno en todo el pico, que queda clavado lo suficiente en la madera como para no poder desengancharse de él a tiempo y morir aplastado al llegar a tierra. La propia presión del tronco hace que de la boca del animal saliera todo su ácido y parte de su sangre, mientras que el resto de órganos encontraron la salida por el único orificio realmente diseñado para expulsar cosas; por suerte la escena quedó oculta bajo la madera.

Ya está lo suficientemente cerca de su objetivo. Sin embargo era grande como un desgraciado, y había que hacerle perder altura de alguna manera. De nuevo Bixintxo busca algo, pero esta vez lo encuentra: un pedrolo del tamaño de la nave/cápsula que trajo a su pelotón desde el espacio hasta la superficie del planeta.

Terra arabera, ¡Euskadi arabera!, ¡¡¡PUTA DELA ASPERTZEKO GUSTIAK!!! —como un titán levantó la enorme piedra; se le marcaban todas las venas del cuerpo, pero Bixintxo no desfallecía, no mostraba ningún signo de cansancio. Dio cinco vueltas sobre sí mismo a toda hostia y dejó que el pedrolo saliera disparado contra el fémur del animal. Se escucha un ensordecedor rugido que hizo olvidar el chasquido de su hueso recientemente roto. El animal no tiene más remedio que caer tumbado al suelo con su pata rota.

Y como un jodido God of War, Bixintxo trepa por la ahora inmóvil pierna del animal. Sube sobre su chepa, y corre en dirección a la gigantesca nuca.

Hostión en la colleja— ¡¡¡GORA EUSKADI!!! —Hostión en el mismo lugar— ¡¡¡NIRE LAGUN ARABERA!!! —Otro hostión— ¡¡¡KAKA OSTALARIAN DUT, PATXI!!! —Las hostias no dejaban de repetirse en el mismo lugar, y el animal no dejaba de retorcerse de dolor. Los puñetazos eran aparentemente de magnitud humana, pero retumbaban por toda la cabeza del animal, echando a un lado la carne que protegía al cráneo.

De repente, como si estuviera invocando a algo, el último Gorriti miró hacia el cielo, y las nubes parecieron tomar la forma de algo…— …¡¡¡¡LEHENDAKARI, EMADAZU INDARRA!!!! —Y la cara del último lendakari apareció en los cielos, haciendo que de los puños del soldado salieran despedidos innumerables rayos de energía vasca. El último lendakari por fin podía descansar en paz, pues al fin había dejado su legado en manos de la persona adecuada— ¡¡¡¡EZ DA ETSITAAAAAAAA!!!! —Y con la furia de todas las divinidades del Olimpo vasco, el último golpe de Bexintxo Gorriti, el último de los suyos, heredero de las vascongadas, portador del legado del lendakari, dio final a la vida de la monstruosidad que provocó el fin de la vida de varios soldados de Terra, entre ellos su jodido teniente— *BABOOOOM* —De las fauces del animal salieron despedidos no sólo parte de su cráneo y cerebro, sino también ojos, lengua y gran cantidad de sus órganos internos, arrastrados por la energía residual del golpe.

Terra había ganado, Terra tenía un nuevo héroe… ¿verdad? ¿O quizá al gobierno no le interesaba la existencia de un posible libertador? ¿Quizá su internamiento en un centro de salud mental no fue más que para lavarle el cerebro, para hacerle creer que es quien en realidad no es, para ocultar y enterrar en lo más profundo de su subconsciente aquellas memorias que podrían poner en peligro las altas cuotas de poder de quien ostentaba el gobierno?

Quién sabe… quién sabe… nork daki…

- Tiradas (1)

Motivo: HERIOTZAAAK!! (muertes)

Tirada: 1d10

Resultado: 4

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20/06/2016, 17:05
Director

La gesta de Jiménez puso fin al combate. Sin esa mole de músculo y hueso dirigiendo, los pocos dinosaurios restantes no fueron rivales para las tropas de Terra. La lucha había sido dura, la mitad de las tropas habían muerto o estaban heridas de gravedad y la otra mitad presentaba mal aspecto aunque nada que no pudiera curar un par de días de descanso.

El sargento Foley llamó naves de transporte para la recogida y fue haciendo recuento de cada pelotón. El nuevo sargento Sheriff dio el parte con cierto orgullo, sólo habían perdido al sargento Tequila...otros pelotones habían sido diezmados.

Algunos se dedicaron a rematar alienígenas heridos, otros utilizaron los medipacks para cerrar algunas heridas. Algunos reían y chillaban celebrando la victoria, otros los miraban taciturnos quizás pensando en los muertos o quizás sabiendo que solo les quedaba esperar al siguiente planeta.

Las naves de transporte llegaron y fueron evacuados hacia el crucero Orgullo de Terra, donde el teniente Ring esperaba un informe completo y recuento de bajas ¿sólo eran eso?

Al menos tendrían varios días de permiso antes de preparar la siguiente batalla.

Notas de juego

Resumen final

  Estado Armadura Droga Muertes
Tequila Muerto X   4
Sheriff Hecho un desastre X X 20
Filofrío Tullida X X 7
Jiménez Hecho un desastre X X 22
Pedraforca Tullido X X 3