Partida Rol por web

Jefsen agarró a Halden colocándole el brazo alrededor del cuello y arrastrándolo hacía su corpulento cuerpo como si se tratase de amigos de toda la vida. Río sonoramente. -¡No, no!¡Caballero! Tú vas ha ayudar. Con este físico mío yo no puedo con esa cría.- Empujó al chaval hacia adelante para que hiciera el trabajo sucio, disfrutando de la escena y lo que estaba por venir. Aquel hombre tenía cierto toque sádico.

-Venga, Halden. No creo que Heileen quiera tener a Sherlyn muy alejada de ella. Ya sabes como la gente se intenta aprovechar de ella.- Conocía el nombre de la chica debido a que Halden había contado la historia, pero los apellidos eran desconocidos. Por otro lado, debido a su atractivo aspecto físico y su actual situación en la que apenas podía defenderse y actuar meramente como una niña de apenas tres años, más de uno había intentando aprovecharse de ella. Al final, por su seguridad y por el aprecio que se estaban cogiendo mutuamente, Heileen empezó a hacerse cargo de ella, aunque a veces le dejaba a su libre albedrío cuando tenía trabajos que atender.

La muchacha ahora observaba con desprecio, miedo y desconfianza a los dos hombres que se encontraban en el mismo lugar con ella. Acurrucándose sobre la silla de mecerse donde ella estaba sentada.
Si uno miraba a sus ojos, se podía atisbar la falta de brillo. Los ojos de una loca. Alguien a quien se le ha quebrado la mente.

No tardó mucho en saltar como una loca intentando escapar, golpeando y gritando incoherentemente, mientras arañanaba  y mordía sin mucho éxito, topando una vez con el corpulento hombre que paró la acometida de la muchacha riendo como si le pareciese divertido.

- De acuerdo...

Me resigné a permanecer ahí. No podía negarme a ayudar a Sherlyn, no después de todo por lo que había pasado por mi culpa, y menos aun negarme a ayudar a quienes me habían salvado la vida, pero aun así no me sentía muy seguro de poder hacerlo.

Mis dudas al final le dieron tiempo a su locura para decidirse a intentar escapar. Empezó a correr de forma errática, atacando a todo lo que se movía cerca suyo y topando finalmente con Jefsen, el cual solo se rió al respecto como si le hiciera gracia. En ese momento, la agarré por la cintura y la llevé contra mi pecho para a a continuación sujetarla con firmeza con ambos brazos en una especie de abrazo para mantenerla apresada. Seguía pataleando, pero ahora al menos no le haría daño a nadie.

- Venga, vamos.

Con Sherlyn bien sujeta, empecé a llevarla hasta donde me habían pedido. No era un trabajo agradable tanto para mi como para la muchacha, pero ya había accedido a hacerlo, y era por su bienl.

La muchacha asintió a la negativa de Rhyuka de tomar algo. -La verdad... No... me importa. No es ninguna molestia. Pero... como quieras- Se acercó  a la mesa para observar los dos artículos que la chica había dejando encima y los observó detenidamente, paso la mano por encima acariciándolo, como si no acabara de creerse lo que veía.

-¿Dices que Sorke te entregó esto?¿El Manual de Monstruos de su equipo?- Parecía como si aquello la hubiera descolocado, aunque para bien o para mal, volvía a tomar un tono serio y adulto con el que podría llevar todo aquello de una forma más apropiada.
Dejó un incomodó silencio entre medio, imaginándose la autentica gravedad de la situación. Daba la sensación de que ella sabía cosas, o al menos conocía algo acerca del tema, como si ella tuviera algo que ver, si le incumbiera.

-Siéntate, por favor. Creo que tendremos que hablar.- Le ofreció una de las sillas apartándola de la mesa para que se sentara. Luego la rodeó y se sentó enfrente de ella abriendo la carta. -Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo- Se empezó a oír como la muchacha empezaba a abrir el sobre y desplegaba varios papeles de dentro.

Empezó a leer detenidamente, y tras apenas unos segundos se detuvo para volver a hablar a Rhyuka. -Si no te importa... Deberías quedarte un tiempo aquí.- Sonó algo seca y fría. Luego, prosiguió con su lectura que le llevó casi unos 5 minutos acabar.

Escuche como la muchacha se acercaba y tocaba el libro. ¿Manual de Monstruos? No tenia ni idea de lo que era eso, pero por la manera de preguntarlo parecía importante, me limite a asentir antes de que me invitara a sentar. Notaba la tensión que había en el ambiente. El único sonido que se escuchaba aparte del rasgar del papel abriendo el sobre era el de Libusa curioseando la habitación.

 Aguarde con impaciencia mientras la muchacha empezaba a leer aquella carta, no entendía la extraña forma de actuar que tenia la chica de actuar. Pasaba de hablar como un animal asustadizo a hacerlo como una persona con seguridad. ¿Estaría ocultando algo? ¿Cazadora retirada? No, era muy joven… ¿Hija de…? Mmmm podía serlo pero no acababa de convencerme.  Pero tenía que tener alguna relación con los cazadores ¿No?

Aun estaba dándole vueltas a mis pensamientos cuando su voz resonó por la sala.-¿Quedarme un tiempo? No entiendo ¿A que te refieres?.- “Un tiempo” Podía ser mucho, mas de lo que pudiera aguantar cerca de tanta gente

La muchacha siguió leyendo absorbida por aquello que tenía entre sus manos. "¿Preocupación?" Era lo que Libusa llegaba a deducir de la expresión que ahora ensombrecía el rostro de Heileen, mientras sus pequeños labios articulaban las palabras sin llegar a producir ningún sonido, dejando la incertidumbre de que era aquello que leía, del contenido de la carta.

Cuando Rhyuka preguntó acerca de las palabras de Heileen, está simplemente respondió con un seco. -Espera a que acabe la carta.- Añadiendo más misterio a aquellas palabras y a toda aquella situación, cada vez volviéndose más incómoda debido al silencio y la aparente preocupación que Libusa parecía detectar en la mujer.

Mientras seguía aquella situación, empezaron a oírse gritos provenientes del pasillo. Parecían los gritos de una posesa, los lloros de una loca siendo arrastrada en contra de su voluntad, seguida de golpes que rebotaban por las paredes. Aquello no parecía importarle a la posadera, completamente entretenida con su lectura, sin embargo, para alguien que lo único que podía hacer era esperar inquieta, aquello podía resultar alarmante. Libusa también estaba en alerta.
Los gritos y golpes se acercaban cada vez más por el pasillo, acompañado de lo que parecía los pasos de dos personas, uno de ellos llevando lo que parecía algo de madera para andar.

Los pasos se pararon justo en la puerta, dejando oír perfectamente los gritos. Seguidamente, alguien toco a la puerta, y esta se abrió amplificando los gritos de lo que parecía una tercera persona, una chiquilla, que cargaba uno de ellos.
Dos hombres, uno bastante corpulento y algo obseso, al que le faltaba una pierna sustituida por una pata de palo. Andaba con un bastón. Detrás suyo, un hombre joven de pelo  blanquecino, que cargaba al hombro la muchacha algo más joven que el.

La muchacha pataleo como una loca, gritó como una posesa, intento morder y rasgar la carne de Haleden, pareciendo que por cada segundo que pasaba, su locura se volvía ira.
La escena era curiosa, pero sin duda alguna, triste. Eso era lo que quedaba de lo que había sido un atractiva y simpática chiquilla de dieciséis años que un mes atrás viajaba felizmente con su familia.

Halden consiguió apresarla y cargarla mientras esta seguía gritando intentándose liberal sin éxtio alguno. Seguiría gritando y pataleando como una posesa y eso era algo que ningúno de los dos hombres podía evitar. Así, acabado de atrapar a la muchacha, los dos empezaron a dirigirse hacia la habitación donde se suponía que Heileen se encontraba, haciendo vete a saber que.

La gente con la que se cruzaron los miraba extrañados y algo descolocados ante la extraña escena, sin embargo, no se dignaban a decir nada, simplemente a observar y proseguir con sus deberes que eran más importantes debido a la cantidad de faena que cargaban ese día.

Una vez llegaron a la puerta, precedido por Jefsen, este golpeó la puerta un par de veces y sin decir ninguna palabra, la abrió, encontrando la Sala del Servicio ocupada por Heileen que se entretenía leyendo una carta con una expresión sombría, una muchacha que nunca habían visto antes, de pelo moreno, y una extraña zorra de blanco pelaje que se mantenía alerta mirando la escena extrañada.

A medida que los gritos empezaban a acercarse estaba mas nerviosa, no eran unos gritos de dolor, sino mas bien silabas inconexas a las cuales no encontraba significado. No tenia claro si eso era normal en aquel sitio por la bebida o algún otro néctar, pero me resultaba igual de inquietante.

El volumen fue acrecentándose hasta que supe que estaban detrás de la puerta. Después de un repiqueo en los tablones de madera pidiendo permiso de entrar, acompañado por el sonido de aquellos gritos, escuche como la puerta chirriaba empezando a abrirse y esta daba vía a los pasos de 2… ¿O 3 personas? Notaba  cinco sonidos contra el suelo, dos de ellos mas parecidos a los producidos a un golpe que a pasos. Me encontraba confusa hasta que Libusa, a mi lado y en estado de alerta me informo tenuemente de lo que se encontraba ante mi, dos hombres y una muchacha siendo cargada por uno de ellos. Uno de ellos portaba bastón y una pierna de madera, lo cual explicaría lo que había escuchado. Los gritos provenían de la chica.

No sabia que estaba ocurriendo y desconfiando de aquellas nuevas visitas me puse en pie.- ¿Esperabas visitas?- Pregunto a mi anfitriona, la cual no ha hecho ningún amago de que se tratase de algo extraño, o quizá estaba demasiado concentrada en su trabajo actual. Dicho esto me gire hacia los individuos y les pregunte.- ¿Quienes sois?- Mi voz sonó cortante, quizá estaba adelantándome y pensaban presentarse por su cuenta, pero aquella chica gritando me estaba poniendo bastante nerviosa.- ¿Y que se supone que le ocurre a vuestra amiga?- Mi voz expresaba mas irritación que intento de comprensión de lo que le pasaba a la muchacha, de la cual ya me había hecho una idea preconcebida de lo que le podría ocurrir. Borracha pérdida, había visto como algunas personas se comportaban así, diciendo palabras sin sentido después de haber bebido demasiado.

Estaba claro que no había sido la mejor de las ideas mandarme a mi a por Sherlyn. Aun sujeta, seguía pataleando e intentando morderme y arañarme. Sus gritos llamaban la atención de todo el mundo, y eso solo hacía de la situación algo todavía más incómodo.

Finalmente llegamos a la Sala del Servicio, y fue Jefsen el que se encargó de llamar y abrir la puerta. En el interior de la sala, junto a una enfrascada Heileen leyendo una carta en una expresión que no me gustaba nada, se encontraban una muchacha que no reconocía y una zorra albina expectante a todo lo que allí sucedía. Me fijé en los ojos de la desconocida, y me pareció notar algo extraño. Mirándolos detenidamente, me di cuenta de que aquellos ojos no veían nada.

Durante aquella distracción, Sherlyn aprovechó para clavar una dentellada sobre mi antebrazo derecho. Me contuve de cualquier tipo de respuesta, simplemente esperé a que Jefsen cerrara la puerta para soltarla y que se fuera con Heileen. Por otro lado, la desconocida no tardó mucho en agasajarnos con preguntas.

- Es de mala educación pedir a la gente que se presente sin hacerlo uno primero - le reprendí -. Halden Weisser, exorcista, ¿y tú eres?

Obvié su segunda pregunta pues no me parecía correcto ser yo quien contestara, y menos aun con las formas con las que nos había entrado. Tampoco me atreví a decir que era cazador, porque después de lo sucedido no me consideraba como tal.

¿Educación?- Le contesto sarcásticamente al muchacho.- Tengo mejores cosas por las que preocuparme que la educación. Puedes llamarme Rhyuka… ¿Y que demonios es un exorcista?-Pregunte algo confundida, no tenia muy claro a que se refería aquella palabra, la relacionaba con fantasmas o algo parecido, pero...

Escuche como la muchacha que cargaban la dejaban suelta tras cerrar la puerta y empezaba a correr hacia Heileen. En un auto reflejo me interpongo en lo que suponía que seria su trayectoria. No quería que se acercara a la mesa ni a Heileen hasta que esta no me respondiera. Aun no sabia si aquellas personas serian hostiles o no, y por el extraño comportamiento de Heileen no sabia que pensar. Aparte de que quería evitar de la manera en lo posible que vieran las cosas de la mesa, ya que la posadera se había comportado de manera extraña al verlo y me había traído hasta aquí para que nadie lo viera… o eso suponía.

Finalmente la chica llego y le agarre por los brazos, era raro, incluso un borracho mostraría mejor coordinación. – Tu quieta.-  Le dije a la muchacha mientras la paraba con poca fuerza. – Ya que Heileen no parece que vaya a responder… ¿Podéis decirme a que venís?.- Pregunto mientras Libusa con unos agiles saltos sube a la silla para subirse a la mesa y quedarse mirando a aquellas personas. “-Tranquila-“Había notado como al verme mover para parar a la chica se había puesto mas nerviosa y no sabia como actuar.

La muchacha salió disparada a la que la dejaron sobre el suelo, dirigiéndose como podía a la distraída Heileen que no parecía inmutaras por nada de lo que allí sucedía, absorta completamente en sus la lectura demostrando una concentración o una capacidad de aislarse del mundo asombrosa.

Corrió desesperada gritando cosas incomprensibles, parecidos a los gritos de una niña de meses que está empezando a aprender como comunicarse, al igual que a correr y andar, demostrando una coordinación sorprendentemtene inferior a la que debería corresponder con una chica de la edad que aquella muchacha, algo menor que Rhyuka y Halden, aparentaba. Lo suficientemente mala como para que Rhyuka pudiera atraparla sin muchas dificultades por el brazo, llevándose algún que otro ligero golpe por parte de la descontrolada criatura ansiosa de llegar a la posadera.

La muchacha, en el momento que Rhyuka la detuvo, empezó a exagerar los movimientos y elevar el tono de los gritos, completamente fuera de si, intentando deshacer de la mano que la apresaba, intentando golpes con su mano suelta y morderla a la desesperada sin mucho éxito. Desistiendo a medida que esta conseguía mantenerla en el sitio pese a su forcejeo, empezando a caer en lo que parecía la depresión y la desesperación, convirtiendo sus gritos en algo parecido a sollozos.

-Ju ju... Así que la recién llegada tiene carácter. Vaya con la chiquilla- Pronunció jocoso el hombre corpulento y barrigón meneando el bastón en el aire. Luego le pegó un fuerte golpe en la espalda al muchacho haciendo que este avanzara unos pasos. -Creo que lo del exorcista va por ti, Hal.- Luego una ligero movimiento recordando una reverencia algo extraña y continuó hablando.

-Jefsen Mobrei, médico del pueblo de Vendelan, aunque puedes llamarme Jef o Mob... La verdad es que me da igual. De todos modos ¿que te trae hasta aquí? No creo que seas de por la zona.- El hombre no parecía realmente interesado en los quehaceres que allí se estaban dando, más bien era simplemente para mantener una conversación relativamente cordial y ante todo encararse a la muchacha que al parecer, le había despertado su interés de un modo más bien chulesco, para encararse a ella y quizás sacarla de sus casillas a propósito.

-Y que asuntos pendientes tienes con nuestra preciosa posadera como para no dejar que se cambie.- El hombre parecía perceptivo, aunque no lo suficiente. "Guiño, ojo". -Aunque no voy a quejarme, la verdad es que es una alegría a la vista.- Volvió a reír estruendosamente. -Bueno, creo que deberías soltar a la chavala antes de que esto se convierta en un baño de lágrimas. Es un poquito discapacitada... Creo que ya lo has debido notar. Una pena, la verdad.- Suspiró.

La actitud de Jefsen no parecía muy acorde a la situación de tensión que se había creado en apenas unos segundos, afortunadamente, por lo que respondí a Rhyuka con un tono menos firme que antes.

- Alguien que se encarga de expulsar seres sobrenaturales del mundo físico e impedir que vuelvan durante algún tiempo.

Pensé que quizás aquello podría terminar llegando a buen puerto con alguien tan desenfadado como Jefsen ahí, pero ver a la desconocida interrumpir el camino de Sherlyn y sujetarla para impedir que llegara hasta Heileen me puso en tensión, especialmente en cuanto la niña se puso a sollozar. Pese a las bromas de Jefsen, la situación empezaba a enfadarme de verdad. Aquella ciega desde luego no se estaba granjeando una buena primera impresión pese a la compasión que podría haber ocasionado su condición.

- Sueltala - dije con un claro tono autoritario después de que el médico lo hiciera a su manera. Inspiré profundamente para decir unas palabras que redujeran la hostilidad -... Por favor.

Crucé los brazos, repiqueteando el índice derecho sobre mi brazo izquierdo. Debía recordar que yo no tenía tanto peso como Jefsen o Heileen allí, pues yo también era un forastero, simplemente llevaba más tiempo allí que ella.

- Hemos venido porque Heileen nos lo ha pedido.

Eso era todo lo que estaba dispuesto a decir, si Heileen o el propio Jefsen querían que nos fuéramos, ya aclararían que era solo para traer a Sherlyn

Jefsen y Halden, anote mentalmente los nombres de los dos antes de volver a dirigirme a ellos.- Prefiero mantener mis asuntos en privado si no le importa.- le respondí al hombre mientras soltaba a la muchacha que siguió su camino hacia Heileen. El ambiente me gustaba cada vez menos, si no fuera por que aun esperaba lo que tuviese que decirme Heileen y me contase si mi viaje había servido para algo ya me abría marchado de la sala.

Me detuve un momento cerca de la mesa y cogí el libro y a Libusa, prefería tenerlo a buen recaudo hasta que Heileen se diera cuenta de lo que ocurría a su alrededor.  Baje con cuidado a Libusa al suelo y empecé a caminar hacia la misma dirección por la cual entraban los rayos de sol que acariciaban mi piel. Me quede cerca de la ventana esperando ver que sucedía, con la espalda apoyada en la pared y atenta por si mi oído me alertaba de algún movimiento hostil.

-Pues nada, si os ha llamado claro que tenéis derecho a irrumpir en los motivos de otra persona que estaba ya presente.- Digo de forma irónica girando la muñeca de mi mano. Finalmente antes de quedarme callada del todo pronuncio unas palabras mas.- Y luego hablan de educación…- Las pronuncio para misma pero soy consciente de que seguramente lo he hecho lo bastante alto como para que me hayan escuchado.

En el momento que fue liberada, la muchacha reaccionó como un animal atrapado al que acaban de liberar, dejando de lado sus pucheros como si se hubiera tratado de una lograda actuación y corrió apresurada hacia su tan ansiado objetivo quien aún no se había percatado de nada de lo que sucedía ahí dentro, hasta que a escasos metros, la posadera pareció darse cuenta de la situación justo cuando la chica morena se abalanzaba contra ella en un arranque de locura, abrazándola descontrola, quedando de rodillas sobre el suelo apoyando su cabeza sobre los muslos de la muchacha mientras parecía murmurar cosas sinsentido. Todo ello sorprendiendo a Heileen, haciendo que soltará un sonoro grito de sorpresa que tomó desprevenidos a todos.

Profirió una suave queja, dejando ir algunas lágrimas debido al repentino golpe de adrenalina. -Dios...Sherlyn... No deberías hacer eso. Me vas a matar de un susto.- Su tono sonaba cálido y amable, mientras se tranquilizaba y reconfortaba a la joven acariciándole la cabeza como si se tratase de madre e hija, hasta que la joven se calmó completamente, pareciendo que se quedaba dormida, completamente relajada.

Tras aquello pareció darse cuenta de los recién llegados. -Buenas Halden, Jefsen, gracias- Les sonrió sinceramente para luego volverse hacia la mesa con dificultades debido a la muchacha y coger la carta con las dos manos, volver a tomar aquella expresión seria y dirigirse a Rhyuka. -Cariño... Siéntate, por favor.- No parecía importarle que estuvieran los otros tres individuos. -Vamos a tener que hablar. Voy a contestar a lo que tenga que contestar, pero es muy posible que haya cosas que no te gusten. ¿Quieres que te ayude a sentarte?- Con esa última pregunta denotó algo de compasión, dando por entendido que era consciente de la carencia de la muchacha. 

Sherlyn, espero no volver a escuchar sus berreos, pero recordare su nombre por si acaso.

Arruge el ceño ante las palabras de Heileen, no tenia claro cual de todas las cosas que había dicho me había molestado mas, que se mostrara tan cordial conmigo, que fuera a haber cosas que no me gustasen o que de cierta forma pensara que era inferior por mi vista. Seguramente de las tres la que mas me molesto fue la relativa a mi vista. Camine con calma hacia donde estaba la silla donde me había sentado anteriormente y coloque la mano en el respaldo para guiarme mejor la madera era suave, seguramente barnizada o de algún tipo de árbol joven. Me senté en la silla y respondí secamente.- Intentare no tomarme como un insulto que insinúes que no puedo encontrar una silla en la que estaba sentada hace menos de cinco minutos.- En mi voz se notaba cierto tono de enfado. -¿Y estas segura que no quieres hablar con ellos primero?.- Digo refiriéndome a las personas que parecía que tenían también algún asunto con Heileen.

Inspiré profundamente, tratando de mantener la calma. Estuve a punto de decirle que se metiera el sarcasmo por donde le cupiera, pero no me correspondía a mi decir nada parecido.

Solo conseguí relajarme cuando Heileen salió de su ensimismamiento al alcanzarla Sherlyn. Me recordaba a mi madre cuando era pequeño, lo cual volvía complicada la atracción que sentía hacia ella. Y también hizo que me irritara sobremanera la forma en la que Rhyuka había respondido a su amabilidad. Ya me estaba cansando de aquella mujer, y dado que aparentemente no había ningún motivo razonable para permanecer allí, decidí marcharme.

- Yo me largo - dije casi en un susurro -. Mi presencia aquí solo empeorará las cosas.

Si nada me lo impedía, saldría por la puerta con la intención de ir a pedir a algún cazador de G que me entrenara. Al fin y al cabo tenía una deuda que pagar, y teniendo en cuenta a quien, lo mejor era ponerme en forma cuanto antes.

La muchacha se quedó callada ante la respuesta de Rhyuka acerca de ofrecerle ayuda. -No pretendía...- No acabó la frase, prefirió no seguir con lo que iba a decir. -Mira, déjalo...- Parecía que quería decir algo más, pero con un meneo de cabeza callo acerca de esa tema y lo zanjó sin decir nada más pasando a preocuparse por el resto de individuos.

Dirigió la mirada hacia el hombre que se había presentado como exorcista -Gracias por el trabajo, Hal, luego hablaremos ¿de acuerdo?- Dejó que el muchacho se marchase con aquellas gentiles palabras, dedicándole una sonrisa de buena gana. -Será mejor que te quedes, Jefsen, creo que esto podría interesarte.- Indicó al otro hombre al que le ofreció como pudo una de la sillas de su lado sin apenas poder moverse.

Tras aquello, zarandeó un poco a la muchacha que tenía entre sus piernas medio dormida, sacándola de su sopor y obligándola cuidadosamente a sentarse junto a ella como una niña pequeña, consiguiendo algo más de movimiento, aunque siguiendo con la pegajosa criatura encima suyo de una forma u otra. -_{Venga guapa, echa una cabezadita, mientras hablamos.-} Le dio un cariñoso golpe en la frente, haciendo que esta dejara de producir quejas, y se dispuso a empezar a hablar esperando que Rhyuka tomara su asiento y el medico se sentara a su lado, mostrando el contenido de la carta al hombre.

Mientras el chaval se marchaba de la sala acabe de acomodarme en la silla, realmente tenia bastantes dudas por la cabeza. ¿Por qué había mencionado Heileen que tendría que quedarme? Había empezado a darle vueltas desde que escuche sus palabras y una ligera idea se había ido formando en mi cabeza. La carta que acababa de leer muy probablemente no la habría escrito Sorke cuando apareció la bestia, tenia que haberla hecho antes, lo cual indicaba que seguramente serian vivencias de lo que habían hecho antes de que la bestia apareciera.

Eso me llevaba a pensar que posiblemente se me hubiese mencionado en la carta… y se habrían mencionado las posibles sospechas de el guardián en el bosque de Lunem. Todo dependía de si la habría ido escribiendo durante el viaje o la misma noche que ocurrió todo. Si la escribió durante el viaje tendrían sospechas de mi, pero si fue la misma noche… la noche que me escape… esas sospechas se acrecentarían.”¡Joder! Acabemos con esto”.- ¿Entonces que ocurre?.- Pregunto nerviosa, en el caso de que únicamente hubiera estado la posadera mis nervios no habrían sido tantos, pero aquel hombre… por alguna razón me ponía aun mas nerviosa, tenía la sensación de que la falta de su pierna no se debía a algún accidente cotidiano.

El hombre sonreía mientras leía la carta, disfrutando de lo que allí ponía y de la tensión que seguramente iba a generarse en aquel lugar. Pese a su carácter no dijo ninguna palabra, ni soltó un comentario sarcástico ofensivo. Dejo a Heileen hablar.

La posadera, tras dar un par de vueltas al libro de forma algo nerviosa y respirar varias veces tomando valor para empezar la charla abrió la boca. -Voy a intentar explicarte esto bien, por partes. E intentaré responder a todas las preguntas que tengas... bajo cierta consideración.- Añadió no muy convencida. -_{Lo siento.}- Susurró.

-Me imagino que ya debes hacerte a la idea de lo que hay en la carta, o alguna de las que te hayan pasado por la cabeza no irán muy desencaminadas.- Su tono era muy neutro, plano, intentando no sonar para nada amenazadora, ni tampoco muy amigable. Leía la situación y a parte, la otra chica no parecía tomarse muy bien que la tratase de una forma familiar. -El grupo que conociste, Threy, Sorke y Djavel era un grupo de de Cazadores pertenecientes a G. Lo que tengo aquí es su registro. -Volvió a tomar aire. -Ya debes saber cual era su trabajo allí. Pero te lo voy a contar.- Cambió el tema con la intención de que comprendiera todos los detalles.

-Hace cosa de 3 meses ya, hubo un incidente de bastante importancia en esa zona. La desaparición de un pueblo entero sin ningún avistamiento. No me alargaré mucho con el tema. Con palabras simples, fue algo bastante llamativo, y acabó apareciendo un contrato. Y lo tomaron. Cabe añadir, que hace dos años, hubo algo de movimiento por la zona y por lo que he leído, sabes bastante bien acerca de ese acontecimiento.- Dejó un silencio para remarcar aquellas últimas palabras, era bastante obvio donde quería llegar, o al menos así parecía.

-En general, todos los integrantes de G tienen como norma llevar un registro de sus misiones. En ella nos cuenta  sobre sus observaciones y avances. En la que nos has entregado, habla sobre ti y hace bastante hincapié en el hecho de que siguiendo un rumor, la única información "fiable" que consiguieron y que arrojaba algo de luz en su búsqueda eras tu.- Volvió a callar. No parecía muy cómoda diciendo aquello. 

-El resto son resume en los días previos a tu encuentro, y los posteriores sin mucha más novedad.- No añadió nada más al comentario de la carta. -No hay más información. A partir de aquí nos encontramos con la noticia de que hace un mes hubo otro ataque. Esta vez al menos parece que hubo algo más de información, pero todo era muy confuso...- Cogió el tomo que se encontraba encima de la mesa y lo mostró a sabiendas de que la muchacha no podía apreciarlo. -Y tu has aparecido con el Manual de Monstruos del grupo y este informe donde se habla acerca de ti. Necesito saber que paso. Donde está el grupo. Que les ha pasado...- Daba a entender que quería oír la versión de la muchacha.

-No puedo dejarte ir. Si lo que me has comentado es cierto y lo que dice en la carta también, eres una fuente de información fiable, te necesito. Y por otro lado, no puedo dejar que vuelvas allí. Es demasiado peligroso.- No parecía convencida de lo que hablaba.