Partida Rol por web

-Cierto, discúlpeme, sheriff- el viejo había acabado con la paciencia de John y le hacía perder la cabeza. Se frotó la sien para centrarse- aunque quien sabe, siempre se pueden encontrar objetos personales de las víctimas en las casas de los asesinos.

A los asesinos en serie a veces les gustaba quedarse con recuerdos. Pero decidió hacer caso a la sheriff y ofrecer dinero al señor Hill. No era un proceso protocolario, pero estaba deseando largarse de allí, sin que nadie saliera herido. Por eso no quería presionarlo demasiado como le sugerían sus compañeros.

-Señor, nos contentaremos solo con su guadaña. Estamos dispuestos a pagar por ella, solo diga cuanto.

Lo que había que hacer por una posible prueba. Eso no lo enseñaban en Quantico.

Si le hubieran dicho que le requisaban la guadaña se hubiera ofendido, seguramente hubiera gritado a los cuatro vientos que ahora los agentuchos de la policía venían a robar a los pobres trabajadores o algo por el estilo. Pero al decirle que querían comprarle la guadaña mostró una inesperada sonrisa.

-Unos sesenta dolares estarán bien. -Ahora entendían por que sonreía, el viejo zorro había comprendido que aquellos agentes querían la herramienta y él podría sacar provecho de aquella situación poniéndole un precio elevado.

Chantaje, oportunismo, aquel ser era despreciable. Y lo peor de todo es que vendía aquel posible arma del crimen... si era culpable probablemente no lo vendería para que lo pillaran. Pero aún así había que cerciorarse.

-Solo tengo 35 dólares- dijo no dejándose avasallar del todo por aquel individuo- y ni uno más. Los tomas o los dejas.

Al final veía que tendrían que molestar al juez y actuar por la fuerza si no colaboraba.

El terco Martín no iba a cejar en su empeño de arañar algunos billetes más.

-Cuarenta y cinco. -Ofreció como contraoferta tratando de convencer al agente. -La acabo de afilar. -Añadió como si eso justificara el pago de esos diez dolares extra por el trabajo que le había llevado pulir el filo del arma.

-50 si añade lo que haya usado para afilarla - Intervino Salina, al escuchar lo de que acababa de afilarla. - Si no pudiéramos seguir afilándola perdería su valor, ¿no cree?

Si fuera el arma del crimen, y acabara de afilarla, bien pudieran haber restos de sangre en lo que hubiera utilizado el hombre. Salina no sabía qué se utilizaba para afilar una guadaña, pero si al menos pudieran verla...

Peter gruñe y mira para otro lado, algo malhumorado. Entiende que su jefe y Salina no quieran más conflictos con el viejo granjero, pero ceder de ese modo al chantaje cuando debería estar dando las gracias porque le quisieran descartar como culpable de los dos asesinatos... Simplemente le desquicia la situación rocambolesca que se está dando.

-50 más la piedra de afilar y comida para ese saco de pulgas que tiene en la entrada, medio muerto de hambre- añade el joven a la contraoferta hecha por su compañera. Le mira con cara de pocos amigos.

El viejo se frotó las manos con una sonrisa de satisfacción y después sacó del bolsillo del pantalón una piedra de afilar gastada por los años y las innumerables veces que había sido usada.

-Trato hecho. -Dijo antes de acercarse hasta los agentes para entregarles las dos cosas. Por supuesto primero tendió la mano desnuda para recoger el dinero. -No se preocupe por Satanás, vaquero. -Le dijo a Peter en referencia al perro. -A veces incluso le dejo morder los huesos de los conejos que cazo en mi campo. Tendría que oír como crujen cuando los tritura con esos dientes. -Soltó una carcajada. -Tengan cuidado al salir de mi propiedad. Y no toquen al perro. No querrá que le trituré también la mano, ¿verdad?. -Con eso les invitaba a largarse de allí, eso sí con dos posibles pruebas en su poder y cincuenta dólares menos.

La broma les había salido cara, más aún si las pruebas no les llevaban a ningún lado. Pero antes de ser negativo, John quería ser práctico.

-Agente Sullivan, ¿cree que podrá analizar estas pruebas para ver si contienen sangre o algún dato que nos ayude a seguir con la investigación?

Cuanta más prisa se dieran, mejor, ya habían perdido tiempo con aquel energúmeno amargado. Y cuanto más tardaran, más difícil sería encontrar al asesino. Peor aún si el asesino volvía a cometer otro asesinato. El tiempo era un bien valioso en estos caso.

Jules enarcó una ceja irónico y con su habitual sentido cínico del humor contestó al agente.

-Siempre y cuando me dejen el laboratorio criminalístico de Ahsville...- No pudo evitar una sonrisa. -Aunque pudiera saber si hay sangre en la hoja se tendría que analizar para saber si es sangre humana o de otro tipo. -Señaló con el pulgar hacía el viejo Hill mientras andaban hacía el coche. -No me extrañaría que este loco tuviera por costumbre matar a las gallinas con esto en sus rituales...

La sheriff respiró tranquila cuando al fin salieron de allí, durante toda la discusión la habían visto tratando de mantener la paz entre ambos bandos, a pesar de que los peores insultos del viejo fueran dedicados para su persona. Ella estaba del lado de los agentes por supuesto, pero quería evitar una catástrofe en su pueblo. Cuando guardaron la guadaña en el maletero y subieron finalmente todos a su maletero, sintió como se quitaba un peso de encima e incluso soltó todo el aire contenido.

-Tal vez pueda dársela a Fred, mi ayudante, y que la lleve a Joshua Tree. Allí podrán enviarla a Palm Springs, donde hay una oficina del FBI y un laboratorio. -Realmente esa era la única opción para poder analizar de modo correcto el arma.

La tormenta que se acercaba peligrosamente a Ashvile ennegreciendo el cielo continuó su amenazante curso. Los rayos cada vez eran más claros aunque todavía no había comenzado a caer el agua. Joanne maniobró para salir de la propiedad del viejo Hill y pudieron verle bajo el porche de su casa mirándoles con gesto adusto mientras se alejaban. 

Peter se encoge de hombros al ver que al final podrían alejarse de aquel sitio. Mira al viejo de reojo y piensa que no le extraña que el pobre perro sea tan agresivo si sólo lo alimenta a base de huesos y poco más, lo raro es que no sea peor. "Y encima llamándolo de ese modo, pobre chucho" se lamenta el joven ex-militar.

-Pues ala, ya está todo hecho- zanjando el asunto, esperando a que su jefe y su compañera paguen los 50 pavos. Tenía unas ganas locas de dejar atrás a la granja y a su dueño. Había sido todo una completa perdida de tiempo, el tipo está chiflado pero no tiene suficientes neuronas como para todo lo pasado y menos aún la sutilidad para entrar en las casas de las víctimas sin forzar cerraduras y dejar a los muertos allí, como si nada hubiera pasado y se hubieran muerto tal cual, por intervención "divina".

-Quien más nos queda por interrogar, Jefe?- le pregunta a John. Dado que Sullivan se iba a pasar las próximas horas analizando el arma y demás, algo tendrían que hacer el resto, aparte de mirar como Doc hace su trabajo.

El grupo regresó al núcleo urbano de Ashville tras su visita a la granja Hill. Habían ido para interrogar a un potencial sospechoso y volvían con una guadaña y con los nervios crispados. Tras haber estado discutiendo con el viejo Martin Hill durante toda aquella tarde sin que la conversación parecía avanzar, ya que interrogar a ese hombre que mostraba claros síntomas de locura era más difícil que interrogar a una pared, al fin llegaron a un pequeño acuerdo por el que el viejo les vendía uno de sus aperos de labranza: aquella guadaña que confiaban fuera la prueba necesaria que esclareciera todo aquel turbio asunto.

Joanne aparcó frente al edificio del sheriff y al bajarse del coche dos granjeros pasaron frente al edificio y saludaron a la sheriff Baker al tiempo que lanzaban una mirada de desconfianza hacía los forasteros. Iban hablando entre ellos con tono preocupado sobre la tormenta que parecía avecinarse cubriendo el cielo de nubes negras y rayos. Una tromba de agua de una tormenta como aquella, decían, podría dañar las cosechas, las cuales estaban a punto de ser recolectadas. Si que era cierto que se notaba la atmósfera más cargada, como de electricidad estática. 

Ya era tarde para seguir interrogando a personas, y a decir verdad ya se les habían acabado las personas a las que podían interrogar. Lo que quedaba del día podían dedicarlo a repasar la información de la que disponían o tratar de conocer aquel singular pueblo y a sus habitantes.

Joanne pidió a los agentes que entraran con ella para firmar el impreso de pruebas que debían rellenar para mandar la guadaña a Palm Springs para su análisis. Y de pasó les invitó a tomar un café de ese que su secretaria seguramente hubiera preparado y que en comparación a los cafés aguachinados de máquina a los que estaban acostumbrados sabía maravillosamente bien.

-Fred. -le dijo a su ayudante nada más cruzar la puerta. -Toma, lleva esto a Joshua Tree y que lo envíen de inmediato a Palm Springs para su análisis. -No entró más en detalle, confiaba en que Jules rellenaría el papel para solicitar el análisis e indicaría que quería que analizaran a parte de buscar sangre en la hoja, comprobar de que tipo de sangre se trataba y aquello del mango que había mencionado. Seguramente él fuera mucho más técnico que ella y supiera qué pedir exactamente.

-¿Cómo ha ido el día, mucho jaleo?.

Fredd aceptó la misión que le encomendaban como si de algo importante se tratara. La devoción por el trabajo de aquel muchacho no tenía límite, y aunque tuviera que hacer de becario estaba dispuesto a salir de allí inmediatamente como si realmente fuera crucial su participación en ella.

-De inmediato jefa.- En realidad Fred gustaba de ocupar su mente todo el tiempo y no estar ocioso, así que cuando no estaba realizando alguna labor propia de su oficio de ayudante de la sheriff, se dedicaba a viajar por el condado. Por ello para él aquel viaje no suponía ninguna molestia.

-Ha sido un día tranquilo, los hijos de los Smith han vuelto a romper las macetas de la Señora Robertson pero ya me he encargado de que le pidan disculpas. - Joanne hubiera sido más estricta aplicando la ley, pero a su ayudante le gustaba suavizar las formas y creía que hablando se lograba mucho más que castigando. A decir verdad era un buen mediador.

-Por cierto jefa... Quería pedirle permiso para acudir al oficio que se va a celebrar mañana en la Iglesia.

-Claro, claro. Tienes la mañana libre. Y discúlpate de mi parte ante Mary Benson, dile que no he podido acudir porque debo estar con los agentes. - Fred asintió y se despidió del grupo para partir con la guadaña hacía Joshua Tree. Su joven ayudante no dijo nada al respecto pero se notaba que la sheriff había dado una escusa bastante pobre para librarse de aquel oficio que había mencionado Fred.

Se acercó a Fred, con el formulario para pedir los análisis, y otro documento más. Dirigiéndose al muchacho, de forma cortés y agradable, mostrándose simpático.

- Fred, adjunto además una solicitud para que me envíen un laboratorio móvil, el equipo que traje conmigo no me permite realizar buenos análisis... Si de verdad tenemos a un asesino serial que actúe por azar, y sin motivaciones, podría significar que tengamos a otro muerto en el pueblo, aunque claro, esperemos que eso no suceda - Aquella ultima frase sonó claramente sarcástica para todos, puesto que una de las cosas que mas quería era analizar un cadáver dejado por el asesino en la misma escena del crimen, y de seguro sus compañeros lo sabían.

John dio un sorbo a aquel café para despejarse la mente mientras escuchaba la conversación de la sheriff y su ayudante. Más tarde habló Jules. Lo que dijo fue negativista pues creía que el asesino volvería a matar. Dwight también creía aquello posible, sin embargo, intentó que el ánimo no decayera.

-Esperemos que no ocurran más asesinatos- dijo sin demasiado convencimiento. Luego se dirigió a la sheriff- ¿cree que tendrán listo el análisis esta noche?

John esperaba que todo el mundo fuera como él, que no durmiera demasiado. Y estaba bastante interesado en darse prisa. Para que no pasara lo que Jules dijo que podría pasar y que él también pensaba que fuera posible... una nueva víctima.

Peter escucha en silencio toda la conversación entre la sheriff, su ayudante, nuestro médico y el Jefe. Le queda claro que el jefe espera que haya un nuevo crimen.

"Bueno, si es el asesino de la polaroid, es obvio que habrá más, es un asesino en serie, pero si es un simple imitador que lo utiliza para encubrir asesinatos premeditados e interesados no tiene porqué" piensa el joven ex-marine. Y lo cierto es que cada vez tenía menos claro que realmente fuera cosa del asesino en serie y más de un asesinato encubierto personalizado y único. "Alguien está intentando salir indemne del crimen y nosotros le estamos dejando salirse con la suya, no paramos de dar palos de ciego a diestro y siniestro, ni siquiera tengo claro por donde deberíamos continuar, sólo espero que el Jefe sí lo sepa...".

-Por donde continuamos de mientras esperamos los resultados de los análisis, Jefe?- le pregunta a John Dwight.

En un primer momento Joanne se encogió de hombros ante la pregunta del agente Dwight pero tras reconsiderarla unos segundos echó cuentas mentales y miró su reloj.

-Dada la hora que es, Fred seguramente se encontrará en Joshua Tree el turno de guardia y ellos lo enviarán mañana, supongo. Pero de todos modos, no sé cuanto tiempo tardarán en realizar el análisis.

Al parecer la prisa que tenía John no iba a ser correspondida con una analítica rápida.

El café era bueno, pero no milagroso. John no había dormido muy bien últimamente y creía que al menos necesitaba un descanso, por mucho que quisiera continuar.

-Como ha dicho la sheriff Baker los análisis tardarán un rato, seguramente hasta mañana no habrá nuevas noticias, y ya es tarde para ir preguntando por ahí- en realidad tampoco es que se le ocurriera otra línea de investigación diferente al de analizar las pruebas obtenidas en la finca de Hill- así que deberíamos dejarlo por hoy y volver a la casa de huéspedes antes de que cierren.