Partida Rol por web

Situados a ambos lados de la estrella de combate, por debajo de las plataformas de despeque, los hangares son uno de los lugares claves en la nave. Formados por un par de grandes salas interconectadas es en donde los aviones de combate (Vipers) y los de soporte (Raptors) son almacenados y sometidos a operaciones de mantenimiento y reparación entre misiones. Cuando una de estas naves aterriza en la plataforma de vuelo después de una misión es movida hacia una plataforma elevadora que lo baja al hangar. Suelen encontrarse repletos de gente trabajando en reparaciones de ultima hora o en el desguace de piezas de antiguas naves. Durante las horas de descanso siempre hay una guardia que hace una ronda por todo el recinto para evitar cualquier tipo de sabotaje o problema en los Vyper y los Raptors que protegen a la flota Colonial. Cuando la Condición Uno o condición de Alerta es establecida los pilotos corren hacia sus vipers los cuales son expulsado al exterior mediante tubos de propulsión accesibles a través de puertas desde el hangar. Mientras, los Raptors despegan desde las plataforma de vuelo. Si tuviéramos que nombrar un responsable del buen funcionamiento de esta zona éste es, sin dudarlo, el oficial GalenTyrol, cariñosamente conocido por Jefe.

Los tubos de lanzamiento de los Vipers y naves similares se encuentran a ambos lados de los hangares, a babor y estribor, habiendo un total de 80. Dichos tubos sólo lanzan un viper de cada vez y están manejados por un supervisor que puede observar el interior de cada tubo a traves del centro de control situado en uno de los lados. Después de llevar a cabo las comprobaciones necesarias en el Viper y estimar que todo está en orden el supervisor da al botón y una catapulta magnética propulsa el Viper hacia el espacio a gran velocidad.

Hace escasamente seis días que vuestras vidas cambiaron a sangre y fuego para no volver a ser nunca iguales. Heridos, conmocionados y humillados, los pocos supervivientes de lo que antes era la orgullosa raza humana os visteis obligados a huir para poder salvaros, dejando atrás todo aquello que hasta entonces había sido vuestro mundo. Hijos, padres, abuelos, sueños, esperanzas y hogares...vidas que ya nunca volverían a existir quedaron en el camino sepultadas por las bombas y vosotros, los elegidos, lo quisierais o no, no tuvisteis otra opción que simplemente continuar adelante. Algunos puede que, después, cuando ya más tranquilos miraseis alrededor, cobraseis conciencia de que os habíais quedado solos en el mundo, otros incluso puede que lamentarais vuestra decisión, y algunos, simplemente, puede que el dolor y la culpa de haber sido tan cobardes como para no quedaros y luchar os corroyese por dentro haciendo que cada segundo que seguíais vivos fuera vuestra propia penitencia. Pero da igual como os sintáis, porque la realidad es que ahora no os queda otra opción que restañaros las heridas y, con lo poco que quede de vuestras maltrechas almas, continuar huyendo para poner a salvo lo que quizás algún día sea la semilla de un nuevo comienzo. Un nuevo hogar...la Tierra, lugar de mito, planeta soñado ¿lograréis algún día llegar a él? Inmersos en una carrera por vuestras vidas corréis y corréis buscándola, vuestra última esperanza de un futuro.

Casi desde el primer momento sabíais que vuestras posibilidades de poneros a salvo eran prácticamente nulas. Aún así, vuestros corazones albergaban un pequeño hálito de esperanza cuando en Ragnar el Comandante Adama tomó la decisión de darse la vuelta y, simplemente, saltar hacia lo desconocido en busca de un nuevo hogar. Al principio pensasteis que lo habías logrado, la mente humana había superado a la máquina y de alguna forma habíais despistado a vuestro perseguidores. Pero os equivocabais. Como si de un gato jugando con un ratón se tratase, os dieron tiempo para que descansarais, para que nuevos sueños anidasen en vuestros corazones, antes de aparecer y dar de nuevo comienzo a la caza. De eso hace cinco días y desde entonces no ha habido horas de descanso ni reposo. Saltando, siempre saltando de un lado de la galaxia a otro, cada vez más lejos de lo que hasta entonces había sido vuestro hogar, habéis intentado huir pero exactamente cada treinta y tres minutos las naves base Cylon aparecen en las pantallas del DRADIS y las alarmas se disparan. Mientras los valientes guerreros de Battlestar Galactica les hacen frente intentando ganar tiempo, el resto de la flota vuelve de nuevo a huir para treinta y tres minutos después volver a hacerlo. Y así, una y otra vez durante cinco días, ciento veinte horas en las que apenas habéis pegado ojo por la constante tensión, por la permanente exigencia de que vuestros sentidos estén alerta. Los pilotos arriesgando vuestras vidas cada media hora para dar una oportunidad a lo que queda de la humanidad, mientras el resto de la flota, en esos últimos segundos antes de que aparezcan los Cylon, se pregunta si ése será el momento en que por fin vengan y acaben con vosotros dándoos así el descanso eterno

Quedaban exactamente siete minutos para que el tiempo se cumpliese y, como cada media hora desde hacía cinco días, los vipers y raptors habían sido lanzados al espacio para interponerse entre la flota y las naves base Cylon. Apenas habías logrado dormir unas cuantas horas desde que había comenzado la persecución y constantemente te veías obligado a luchar para que tus ojos no se cerrasen de cansancio. Al ser el oficial no comisionado de mayor rango de Galactica, toda la responsabilidad de mantener en buen funcionamiento las naves de combate había recaído sobre ti y las últimas ciento veinte horas habían sido una total locura en donde permanentemente tenías que exigir lo mejor de tus hombres y de ti mismo. Carenados rotos, alas descolgadas, cortocircuitos, daños en los sistemas de combate...cada treinta y tres minutos la cubierta de tu hangar se veía repleta de naves que urgentemente necesitaban algún tipo de arreglo cuando no un milagro que las pusiese en el aire. Y mientras el entrechocar de las herramientas, el rugido de los motores al apagarse y los gritos de los pilotos exigiendo atención os rodeaban a ti y a tus hombres el reloj volvía a ponerse a cero y la cuenta atrás comenzaba. Dejando a un lado el profundo agotamiento que te embargaba tenías que dividirte, estar en todas partes a la vez impartiendo órdenes, supervisando reparaciones, solucionando problemas, siempre concentrado, siempre despierto y atento a cualquier error mientras tu gente corría de aquí para allá luchando contra el tiempo para que todo estuviese en orden cuando llegase el momento. Aletargada por el casancio acumulado, la profunda ira que te había invadido a raíz de la absurda muerte de tus subordinados había sido dejada a un lado por la necesidad de atender tareas más urgentes, pero, en ocasiones, cuando sostenías una llave inglesa, o comprobabas un circuito, las caras de los muertos te asaltaban tomándote por sorpresa y, durante unos segundos, el dolor de la pérdida te arrastraba hasta tal punto que nada más existía. No había tiempo para el duelo, para lamentarse, la supervivencia de toda la flota dependía de que aquellas máquinas estuviesen a punto para volar cada media hora y nada podía distraerte de tu misión. Así que seguías adelante, una y otra vez, cada salto, cada minuto y segundo dando lo mejor de tí hasta que no quedase nada, hasta que toda aquella locura terminase y el fin, daba igual cual, llegase. Si no lograbas alcanzar tus objetivos todas aquellas muertes habrían sido en vano y eso no podías permitirlo.

Con un rugido el último de los Vipers fue propulsado a la inmensidad del espacio y un silencio ominoso se instaló en la cubierta de vuelo. Con ojeras, el rostro demacrado y la mirada perdida, los especialistas dejaron las herramientas en cualquier parte y allí donde estaban se sentaron con profundos suspiros de agotamiento. Los segundos pasaron y sólo el tic, tac del reloj acrecentado por el silencio resonaba en el hangar...seis minutos..tu mirada se vió atraída y con el pensamiento en blanco permaneciste parado, de pie, contemplando el lento avance de las manecillas...cinco...quizás esta vez no vendrían...

-¿Por qué los Cylon vienen cada treinta y tres minutos y no casa treinta y cuatro o cada treinta y cinco?-la voz cansada y enfadada de Cally te sobresaltó haciéntote salir de tu ensimismamiento. Detrás tuya, la joven ayudante jugueteaba desganadamente con unos alicates sin al parecer ser consicente de ello. Los últimos días os habían llevado a todos al límite y los ojos de tu compañera se veían apagados, hundidos tras unas profundos ojeras. La normalmente coleta con que se sujetaba el pelo hacía tiempo que había perdido su tirantez y numerosos mechones se escapaban de ella encrespándose a ambos lados de la cara donde una antigua mancha de aceite tiznaba su mejilla derecha. ¿Quién demonios se iba a preocupar por su aspecto cuando ni siquiera había tiempo para echar una cabezada? Consciente de la escasez de fuerzas de todo el mundo, habías establecido turnos de tres horas para dar cierto descanso a tus hombres pero apenas servía de algo. La tensión os tenía a todos tirantes como las cuerdas de un arpa y era difícil dormirse cuando uno sabía que a lo mejor jamás volvería a despertar.

- No lo sé Cally. - respondió Galen. El cansancio y la impotencia se hacían patentes en su voz. Se amonestó a sí mismo por ello. Los miembros de su equipo eran los mejores, pero sabía que en parte mantenían un ojo sobre él. Mientras el no se rindieran aquellos hombres y mujeres tampoco lo harían.

Se acercó a la mujer y le puso una mano en el hombro que pretendía infundir ánimos. - Pero estoy seguro que todos los que saben algo sobre el tema están intentando dar con la respuesta. -

Miró el reloj, los segundos pasaban ridículamente despacio. Buscó un lugar en el que sentarse a descansar y finalmente eligió una de las escalerillas que se usaban para subir a la cabina de los Vipers. Se dejó caer pesadamente sobre el cuarto escalón y apoyó los pies en el primero. Estuvo a punto de aflojarse un poco el traje, pero luego se lo pensó mejor. Era una pérdida de tiempo, en algo más de cuatro minutos se lo tendría que poner de nuevo.

Clavó la mirada en el reloj...

- ¿Por qué exactamente 33 minutos? Tratándose de los Cylons debe de tratarse de algo precisa y fríamente calculado. Una cosa es segura, este es nuestro límite. Si fuesen un poco más rápidos hace días que habrían acabado con nosotros. Si nos dieran más margen probablemente daríamos con alguna forma de escapar de esta locura. Sin embargo nos mantienen al límite, en una lenta y dolorosa tortura. Están jugando con nosotros... pero la pregunta es ¿el juego se mantiene porque han establecido las reglas así o porque no son capaces de responder más rápido a nuestros movimientos? Es más ¿por qué son capaces de conocer nuestros movimientos con tanta rapidez? -

Miró al reloj de nuevo, había pasado otro minuto. Con la rabia que causa la impotencia apretó lo puños y tomó una decisión. Daba igual lo que aquellas latas pretendieran hacer, lo que había que hacer es encontrar la forma de que dejaran de hacerlo, y el haría lo que estuviera buenamente en su mano.

Se levantó de la escalerilla a pesar de las protestas de su piernas.

- Voy a la oficina a revisar unos esquemas. Tan pronto como las cosas se empiecen a mover volveré. Tratad de descansar todo el tiempo que podáis. -

Las piernas volvieron a protestar. Su cuerpo tenía mejores planes para los 2 minutos siguientes, planes como estar sentado y prepararse para la siguiente oleada. Pero "Jefe" tenía otra cosa que hacer. Buscar entre toda la información técnica a su alcance una pauta de 33 minutos que diera alguna respuesta.

Tan pronto como entró en la caótica oficina despejó una mesa y empezó a desplegar planos y manuales y a consultar registros en el ordenador. Sabia que no le daría tiempo a encontrar nada antes de la siguiente oleada, pero mientras estuviese de turno dedicaría cada minuto libre a buscar algo que les pudiera ayudar.

Apenas habías comenzado a sumergirte en tu tarea cuando la voz cansada y no demasiado entusiasmada del Oficial Tactico Félix Gaeta resonó en los altavoces del hangar sobresaltándote.

-Múltiples contactos DRADIS

Ahí estaban otra vez, borrando cualquier rastro de esperanza en vuestro corazones en tan sólo un segundo. Como las doscientas setenta y tres veces anteriores y siguiendo la costumbre del Comandante Adama, el combate sería transmitido por megafonía en ciertos puntos de la nave como la Cubierta de Hangares o el CIC, de tal forma que cuando las naves regresasen todas las personas implicadas supiesen a qué atenerse. En aquellos instantes, en algún punto állí fuera, los Vipers y Raptors estaban desplegándose entre la flota y los escuadrones Cylon a modo de pantalla protectora , dispuestos a arriesgar sus vidas una vez más para dar tiempo a lo que quedaba de la humanidad a huir. Levantando la mirada de los papeles que habías esparcido sobre la mesa, tus pensamientos volaron hacia tus amigos y tu amada que en esos momentos se jugaban la vida allí fuera. ¿Cuantos serían esta vez? ¿tendrían armas nucleares? ¿lograrían romper el cerco? Con un chasquido la voz metálica y emocionada de Starbuck resonó en el silencioso hangar.

-Aquí Starbuck. Apolo, ¿algo extra para decir de esto?

-Formación dispersa, no les dejen seleccionar objetivos y manténganse fuera de la linea de fuego del Galáctica...Nada de alejarse, dejad que sean ellos quienes se acerquen y sobretodo manténganse con vida- contestó Apolo en tono monocorde y concentrado.

Como en las doscientas setenta y tres veces anteriores el corazón de Galen se comprimió al pensar que Boomer estaba allí afuera jugándose el pellejo. Se podía acostumbrar a los eternos turnos y al trabajo agotador lo bastante bien como para que aquella locura le parecíera parte de su vida cotidiana... sin embargo no se acostumbraría jamás a la idea de que la persona a la que amaba entrara en combate cada 33 minutos.

Echó un vistazo a su equipo, algunos habían dejado caer la cabeza sobre el pecho con abatimiento cuando se confirmó que los Cylons volvían a atacar. Intentó centrarse en los papeles de nuevo, aun tenía unos segundos antes de que su presencia fuera necesaria en el hangar. De repente se acordó de algo que había visto en un viejo esquema y empezó a buscarlo frenéticamente en las estanterías.

Frunciendo el ceño por la preocupación volviste a centrar la mirada en tus papeles, pero recuperar la concentración te resultó bastante difícil. Sentados allá donde se habían dejado caer, tus comañeros miraban al vacío escuchando atentamente el desarrollo del combate, los ceños fruncidos por la tensión, los puños prietos. De repente, sin previo aviso, la nave sufrió una sacudida y la taza de encima de tu mesa a punto estuvo de caerse al suelo. A pesar de las bateríaas anti misiles de Galactica, que a buen seguro en aquellos mismos instantes estarían siendo disparadas, la nave debía de haber sido alcanzada por el enemigo ¿sería muy grave el daño sufrido? A tu mente acudió la imagen vivida hacía seis días cuando el Coronel Tigh había abierto la válvula apagando el incendio y matando a ochenta personas. Sumergido como habías estado en tu estudio no te habías dado cuenta antes, pero realmente esta vez el salto de la flota se estaba retrasando ¿estaría yendo algo mal allí fuera? Tras doscientos treinta y siete saltos era normal que los sistemas FTL comenzasen a fallar y algunas naves sufriesen cierto retraso. Y, aunque no se podía hacer nada para evitarlo, eso no quería decir que no fuese peligroso. Si las naves Cylon lograban romper el cerco y llegaban hasta la flota...mejor no pensar en ello pues sin duda significaría el fin.

-De momento todo tranquilo-a pesar de su tono impersonal y frío no pudiste evitar cierto alivio cuando Boomer informó por el intercomunicador.

- Mierda. -

Galen agarró la taza a tiempo de evitar que el impacto la tirara al suelo. De inmediato abandonó lo que estaba haciendo para ir a revisar los panales e indicadores y comprobar el alcance de los daños.

Pasando presuroso entre tus ayudantes que aún se recuperaban del golpe recibido, te dirigiste al Punto de Control de Daños situado en el lado de babor. Dicho panel de control no era más que una consola auxiliar, copia exacta de la existente en el CIC y que sólo cuando ésta estaba inoperativa se usaba. Aún así, te serviría para ver cuáles habían sido los daños recibidos por la nave y si necesitaban tu ayuda. Cuando llegaste una luz roja parpadeante informaba de que el impacto había sido en el lado de estribor, muy cerca de donde se había planeado que estuviese el museo aunque sólo había afectado al caso y el daño había sido muy leve. Un nuevo bamboleo te hizo tambalear y tuviste que agarrarte a la pared para no caer. Habíais sido alcanzados de nuevo y pero una rápida ojeada te hizo ver que esta vez el casco había absorbido todo el daño.

-Uff...por poco Jefe...¿necesita ayuda?-preguntó una voz detrás de tí. Era Socinus, uno de los especialistas del equipo de cubierta número cinco a cuyo frente habías estado antes del ataque Cylon. Ahora, al ser la persona no comisionada de mayor rango de toda la nave, estabas al mando de todos los equipos de cubierta pero no podías evitar sentir cierta afinidad por los que habían estado directamente a tus órdenes desde el principio. 

Mientras te volvías para contestar por megafonía sonaron las exclamaciones ahogadas y los juramentos de los pilotos de Viper que habían entrado en combate. El tono claro y tranquilo de Boomer contrastó con el ruido de fondo

"Nos acercamos para una primera exploración"

La voz ronca de Apolo sonó por encima de todas las demás ligeramente entrecortada por los chasquidos metálicos.

"A todos los Raptor, haced las exploraciones necesarias sin alejaros demasiado del galáctica"-casi inmediatamente se oyó un estallido y pudisteis oír a Starbuck preguntar ansiosa-"¡Apolo! ¿Cuánto daño?"

¿Sería posible que Apolo, vuestro CAG hubiese sido alcanzado? ¿Estaría bien? ¿Habría alcanzado el impacto a alguien más?  

Galen no pudo evitar que una sombra de preocupación cruzara su rostro cuando Boomer informó que se adelantaba a los Vipers. Pero una vez más era su trabajo... y el tenía el suyo allí abajo.

- En realidad sí Socinus. Mantente atento al panel de control de daños y avisa de cualquier incidencia hasta que los Vipers regresen. -

Luego regresó al lugar donde sus hombres estaban descansando. Era hora de ponerlos en movimiento antes de que tuvieran demasiado tiempo para pensar y para el desánimo.

- Estad atentos a la información de los pilotos e id preparando el material y organizándoos por equipos para solucionar las incidencias por orden de prioridad según la gravedad de los daños y el orden de llegada. Mientras no haya ninguna nave en el hangar yo voy a intentar encontrar alguna explicación técnica a estos ataques tan rápidos. -

Impartidas las instrucciones Galen regresó al infierno de papeles en el que poco a poco iba transformándose la oficina.

De nuevo te sumergiste entre los montones de papeles y manuales sin saber muy bien qué buscabas. Tu intuición te decía que debía de haber algo, pero lo que quiera que fuese por el momento se escapaba a tus conocimientos de mecánica. Sin embargo continuaste intentándolo a pesar de la continua distracción que los comentarios de los pilotos suponían.

 "Ningún daño importante Starbuck, buen disparo pero aún queda otro"-ínformó Apolo despejando cualquier duda sobre su estado. Segundos después el tono aliviado de la voz de Boomer te hizo alzar la mirada de los folios.

"Están a punto de sobrepasaros, las nucs van en la nave del centro, la tienen bien protegida " ¿sería posible que aquellas malditas máquinas llevasen armas nucleares? Hasta el momento no lo habían hecho pero nunca se sabía, aquello sin duda era un nuevo ingrediente que añadir al rompecabezas que tenías ante tí. Las alteradas respuestas de los pilotos fueron ahogadas por la sirena que inmediatamente comenzó a sonar por toda la nave.

-¡ALARMA RADIOLÓGICA! ¡IMPACTO DE MISILES NUCLEARES EN CINCO SEGUNDOS!-

Apenas tuviste uno segundos para agarrarte a la mesa antes de que, con un tremendo estruendo, los misiles impactasen contra el casco de la nave. En los instantes que siguieron, las luces se apagaron y el entrechocar de una caja de herramientas que se había caído al suelo levantó ecos por la amplica cubierta. Hasta tí llegaron las voces alteradas de tus hombres que con tono alarmado indagaban sobre el estado de cada uno y comprobaban que nadie se hubiese hecho daño. Estabas intentando reponerte de la impresión cuando con un chasquido la Oficial Dualla llamó a vuestros pilotos a casa.

-Vipers a bordo, repito Vipers a bordo-

Cita:

Galen se apresuró a agarrarse al punto sólido más cercano mientras observaba a su alrededor intentando controlar aquellas cosas que podrían caerse al suelo y romperse. El embate fue terrible, las luces se apagaron por un instante y Galen se temió que algún sistema importante podría haber resultado dañado.

Pasado el impacto recogió del suelo los rollos de papel de algunos esquemas y los dejó apresuradamente en la mesa antes de salir de la oficina. Desde la puerta consultó con la mirada a Socinus. Antes de que tuviera tiempo de recibir su informe los altavoces chisporrotearon una vez más.

Cita:

Era hora de volver al trabajo de parchear y reparar. Dándole aun vueltas a los últimos planos que había consultado se acercó al lugar en el que su equipo se preparaba para la ardua tarea.

- Por lo que sabemos el Viper del CAG puede ser el que haya resultado más dañado. - instruyó una vez todos se hubieron reunido en torno a él - Quiero máxima prioridad en su revisión y reparación. Vamos chicos, tenemos que ponerlo todo a punto para el próximo ataque. -

Era curioso, ya empezaba a no plantearse la posibilidad de que los Cylons les dejaran en paz. Le hizo una señal a Socinus para que se uniera a las reparaciones.

Mientras a tu alrededor tu equipo se ponía a regañadientes en movimiento, Socinus pareció vacilar junto al panel de daños. Tras unos segundos se acercó a ti con el ceño fruncido y expresión preocupada.

-Jefe...puede que me equivoque pero entre las últimas retrasmisiones entrantes de los pilotos me ha parecido oír algo de que Boomer ha sido alcanzada...-el joven vaciló inseguro de como terminar. Aunque estuviese prohibido por el reglamento militar era un secreto a voces que la joven teniente y tú manteníais una relación y no pocas veces tus hombres habían encubierto vuestros encuentros. Armándose de valor y desviando la vista hacia el suelo tu ayudante añadió en voz baja-me ha parecido oír que había tratado de interponerse entre los misiles...pero está bien, vamos, al menos no han dicho lo contrario...-se apresuró a añadir buscando tus ojos con la mirada al darse cuenta de lo que acababa de decir podía implicar.

El mundo se derrumbó dentro de Galen. Muchas veces se había preguntado cómo reaccionaría el día que le comunicaran que Boomer había recibido un impacto o que había sufrido un accidente grave. Mil veces había intentado racionalizar su posible reacción. Ahora descubría que se había equivocado en sus mil hipótesis. Su mundo particular sufrió un duro revés e instintivamente elevó una plegaria mental hacia los dioses pidiendo que nada le hubiera pasado a su amada.

Pero enterró sus sentimientos como mejor pudo y les puso una lápida de profesionalidad. Con un tono frío y neutral Galen hizo lo que tenía que hacer, dar instrucciones.

- Gracias por el aviso Socinus. Asegúrate de que cuando el aparato de Boomer regrese se tomen las adecuadas contramedidas para radiación nuclear. -

No había ningún condicional en su frase, ningún "si vuelve". Iba a volver. No había la menor duda de ello. Dejar que la duda se colara en su alma significaría abrir una brecha que podría romper la presa de sus sentimientos... y era algo que en ese momento simplemente no podían permitirse.

Tras mirarte con expresión preocupada unos segundos más, Socinus asintió antes de alejarse en dirección a donde estaba el restp de tu equipo. Atento a que todo estuviese en orden permaneciste de pie en mitad del hangar mirando a uno y otro lado con el ceño fruncido. Aunque te negabas a dejar espacio a la duda, interiormente la inquietud por Boomer te invadía distrayéndote de tus obligaciones. Sin embargo, un comentario casual te hizo volver bruscamente a la realidad.

-¿Has oído lo de que algunos Cylon tienen aspecto humano?-le preguntaba Cally a otro especialista mientras agachada revisaba el contenido de una caja de herramientas. Su normalmente bien tirante coleta estaba prácticamente desecha y varios mechones de pelo castaño le caían sobre la cara marcada por profundas ojeras. Todo en su actitud, desde su manera de apoyarse en una caja de metal hasta la forma desganada con que movía una llave inglesa, revelaba un gran cansancio.

-Sí, algo me dijeron el otro día...no sé si creérmelo...aunque de ser verdad ¿cómo haremos para diferenciarlos de nosotros?-contestó Figursky sentándose pesádamente junto a ella en el suelo. Su arrugado mono naranja estaba lleno de manchas de grasa y una barba de varios días cubría su mentón.

Intentando apartar a Boomer de su pensamiento sin demasiado éxito procuró centrarse en ser útil de nuevo. Galen se acercó a Cally y le preguntó:

- ¿Qué es eso de que los Cylon ahora se parecen a nosotros? -

Cally dejó la llave inglesa en la caja y alzó la mirada desde donde estaba agachada para contestarte con voz cansada pero no exenta de respeto. Su rostro se veía muy joven y demacrado bajo la brillante luz de los fluorescentes.

-Pues precisamente eso Jefe...parece ser que andan diciendo por ahí que hay un nuevo modelo cylon que parece humano. Igualito que nosotros vamos, por lo que ahora no podemos estar seguros ni de con quién hablamos o de si la gente es quién dice ser...-añadió mirando alrededor con la sospecha brillando en sus ojos.

Antes de que pudieses decir nada un estruendoso rugido encima de vuestras cabezas aunció el aterrizaje de los vipers en las plataformas de vuelo. Inmediatamente una frenética actividad se desató a vuestro alrededor mientras los técnicos, especialistas y ayudantes se ponían en movimiento de un lado para otro. Mientras unos corrían a por sus herramientas otros subieron a las cubiertas de vuelo para ayudar a los pilotos a salir de sus cabinas y coordinar el descenso de las naves a la cubierta para poder repararlas. El tiempo de descanso había pasado, era vuestro turno de pasar a la acción. Mientras tanto por megafonía la voz del oficial táctico comenzó la cuenta atrás para el salto quedando parcialmente ahogada por el ruido que os rodeaba.

-"Salto en cinco, cuatro, tres..."

Aquella podía ser la respuesta a sus pesquisas. ¿Y si en lugar de algo que ellos estaban haciendo era algo que estaba haciendo un infiltrado? Un solo cylon infiltrado en la flota era más que suficiente para enviar una señal a sus congéneres revelando nuestra posición.

En cualquier caso la aparición del primer Viper hizo que apartara estas ideas de su mente, al menos durante un tiempo. Cogió las herramientas adecuadas y se dirigió a examinar el Raptor de Boomer.