Partida Rol por web

La enfermera que tenía casi encima abrió los ojos, como sorprendida por el grito de su paciente. Intentó sostenerlo, lo cual lograba a duras penas. Bobby, aún con la mente confundida y el sentido espacial desorientado, estaba seguro de que podía manejar a esas mujercitas fácilmente, sin embargo la pelea era pareja. El cuerpo del sargento pesaba, como si llevara ropas hechas de plomo y las sábanas estuviesen comprimiéndolo. 

¡Por favor señor! exclamó de manera desesperada No puede moverse así, está a salvo intentaba convencerlo de calmarse.

Mientras la enfermera Danvers intentaba calmar y forcejeaba con el sargento MacDonnell, otra de las muchachas se acercó a ayudarla. Traia en sus manos una jarra de latón con agua fresca y se la acercó con cuidado al paciente Beba, por favor, ya se sentirá mejor. La mirada de esa muchacha era piadosa y algo logró, pues Robert salió por un momento de su miedo y pudo ver a su alrededor, el lugar parecía una gran sala de un hospital, dónde numerosos pacientes descansaban y algunos estaban sentados en su cama o siendo atendidos por numerosas voluntarias del ejército estadounidense.

Muchas Gracias Dr white, hire a ver que sucede con mis pacientes si llego a saber alguna otra cosa le avisare!

me dirijo rapidamente a ver que sucede y trato de ponerme al dia y empezar a atender!

El siquiatra la saludó con un leve gesto con la cabeza Espero que sus pacientes se mejoren dra Holgate. Me tiene a su entera disposición cuando me necesite comentó mientras le cedía el paso de manera galante y le permitía reunirse con la enfermera que la esperaba en el pasillo.

La enfermera Morrison se agarraba nerviosamente el uniforme reglamentario, a la vez que se mordía el labio, como si quisiese gritar. Doctora exclamó, como si tuviera algo adentro que pretendía salir Ya hay varios que han despertado, venga conmigo... tras lo cual comenzó a andar por el pasillo un tanto apresuradamente. Ya era claro el motivo del revuelo, el corazón de Marjorie se sobresaltó de una mezcla de alegría y nervios por no saber lo que vendría.

El doc parecía desesperado por saber que sucedía a su alrededor, inundaba a la enfermera Floret con un torrente de preguntas, la cual respondía con calma que se encontraban en el Hospital Militar Du Val du Grace en París, pero parecía dubitativa en responder cosas sobre el pelotón, el capitán o bien otra pregunta que parecía no dirigida a ella precisamente. En cuanto había dejado de hablar, el joven paciente que se encontraba a una camas de distancia, había lanzado una pregunta con voz calma y cansada ¿Doc recuerda qué sucedió? Hace unos momentos aprecía muy interesado en su hombro derecho.

Mientras tanto, otro de los pacientes que había despertado unos momentos atrás padecía un ataque de pánico, expresó con un potente grito Dónde estoy?!, la misma duda del doctor canadiense, pero a diferencia de éste, entre dos enfermeras forcejeaban por detenerlo, ya que parecía con intenciones de huir. Por fortuna para las trabajadoras del lugar, el robusto soldado tenía pocas fuerzas y lo tenían controlado. 

Sigo con ansias a la enfermera Morrison, y mientras caminamos le pido que me ponga al corriente!

Despertaron? como se encuentran? cuantos lo hicieron? imformeme de camino, no hay tiempo que perder!!!

Johan grita: "Bobby cálmate! estamos en un hospital, las enfermeras nos estan cuidando!!"

Las palabras de la enfermera se antojaron como una caricia sanadora, un vínculo con la realidad tan hermoso que alejaban los terribles recuerdos de su mente.

El Hospital Du Val du Grace… en París?, Cómo es que llegamos hasta aquí? Las palabras escaparon de su boca casi sin intención.

Michael tomó la toalla que le ofrecían y a la vez que se secaba el rostro se incorporó en la cama disimulando una mueca de dolor; luego atendería su rodilla, seguramente había pacientes más urgidos que él.

"Doctor Michael Van DeVere es mi nombre", se presentó mirando a los ojos a la joven enfermera “Y no sabe lo bien que le hace a mis ojos su presencia. Muchas gracias” agregó.

Levantó la vista hasta encontrar a uno de sus compañeros de pelotón a pocas camas de distancia, un joven muchacho a quien se dirigió con voz cansada: “Lo siento, muchacho, no puedo decirte con precisión qué fue lo que sucedió…” exhaló un suspiro tras el cual su cuerpo entero se estremeció. Dirigió la vista al suelo, y como hablándole a una baldosa continuó: “Y no tengo deseos de revivir lo ocurrido…”.

Apretó la toalla y levantó la mirada hasta encontrarse con los amables ojos de la enfermera: “Disculpe enfermera… pero creo que a sus compañeras más allá les vendría bien un poco de ayuda, tiene por aquí algún bastón o algo en lo que apoyarme? Deseo ponerme de pie. Luego, podremos intentar calmar a aquel soldado que parece bastante afectado, está de acuerdo?”.

De alguna manera el juramento que había prestado años atrás ocupó su mente, como llenándolo de energías que desconocía tener. “Por cierto, creo que aún no me ha dicho su nombre… Señorita………?”

"Mi nombre es Virginia Floret y espero poder ayudarlo en todo lo que necesite" le dije a este soldado quien me sorprendió contándome que era un médico y por sobre todo sorprendiéndome con la energía que demostraba aun con su estado. Le dije que era mejor que se sentara un ratito, y yo iría a ayudar a las enfermeras con este otro que no paraba de gritar e inmediatamente buscaría al médico a cargo en ese momento para que lo revise y para que me cuente un poco en qué condiciones llegaron y de dónde. Sobre todo no nos olvidemos que llegaron en coma todos y ninguno parecía despertar hasta ahora. Me quedé pensando por espacio de unos segundos que si éste afirmaba ser médico en algún momento podría ser de inmensa ayuda para el piso y para todos. Mas también me quedé pensando si no estaría delirando, lo cierto es que muchos llegaban delirando. 

"No se preocupe por su amigo que haremos lo posible para calmarlo" le dije a este soldado quien parecía muy preocupado por su amigo, "Bobby dijo que se llama su amigo?" 

Mirando hacia todos lados, Bobby comienza a calmarse. Dejando de resistirse de a poco, se deja caer de nuevo a la cama.

Aún confundido, sobre todo después de la batalla, mira a la enfermera con el vaso de agua en la mano y mientras lo toma le pregunta, en un susurro forzado y nervioso: qué mierda pasó?! estaban muertos!! todos muertos!!

Una vez más, muchas gracias, mademoiselle Floret, dijo Michael a la vez que descubría el límite de sus fuerzas y asintió cansinamente cuando la enfermera Floret le aconsejaba reposar un rato más, aunque rechazó la oferta de acostarse, pues estando sentado tenía una mejor visión de aquel lugar.

El Doc bajó la cabeza en tono pensativo, la enfermera giró y se movió con su paso calmado, (algo que Michael ya anotaba, una posible costumbre en ella) en dirección opuesta a donde estaba Bobby, quien por cierto parecía más calmado.

Tiempo… cuánto tiempo? “¿Podría, por favor, decirme qué día es hoy?” preguntó a la espalda de la enfermera que se alejaba.

La enfermera aceleró sus palabras al ritmo de sus pasos, mientras avanzaban por un largo pasillo cónde podían verse varios heridos en recuperación, ordenanzas, algunos oficiales y miembros de la policía militar hablando. He visto a tres abrir los ojos, doctora, parecen alterados... se despertaron entre gritos, pánico... las palabras salían agitadas mientras sus zapatillas de trabajo repitqueteaban contra la loza y el camino las llevaba prontamente a su destino.

Vealo por usted misma terminó, mientras se acercaban a la puerta que se abría a la enorme sala de internación.

Ya antes de llegar a la sala, se podía observar la tranquilidad que se había esfumado completamente. Las enfermeras estaban en pleno trajín, hablando, yendo y viniendo. Los pasos apresurados y las numerosas voces retumbaban en el alto techo a dos aguas.

La enfermera Whitman se acercaba lentamente con uno de los carritos de alimentos, aún no había llegado a la gran sala. Llevaba una gran olla humeante, que desprendía vapor y el típico aroma de la sopa de verdura que se les proveia a los pacientes. Liviana y nutritiva, Sarah había seguido al pie las indicaciones de Marjorie respecto al alimento que podrían ingerir los pacientes al despertarse.

El paciente Robert MacDonnell estaba sentado en su cama, sudando mares, temblando, balbucenado un tanto nervioso. Las sábanas estaban en el suelo, sin embargo las enfermeras Bolton y Danvers tenían la situación bajo control: mientras una de ellas le daba agua para que bebiese, la otra acomodaba el lugar. La enfermera Floret estaba ofreciéndoles una mano.

El paciente canadiense Van DeVere, un cirujano reconocido, descansaba tambien sentado en su cama. Si bien se veia pálido como el resto, aparentaba estar más centrado y se secaba el rostro y el pecho con una toalla. Observaba tranquilo la situación de MacDonnell.

El más joven de los internados, Johan Bruce, estaba despierto y moviéndose en la cama. Se rascaba el hombro derecho, en la zona del tatuaje, y bebía algo de agua de una de las jarras de latón. Aparte de eso parecía tranquilo y al igual que Michael, presenciaba la situación del paciente que había entrado en un ataque de pánico.

Los dieciocho restantes seguían en un apacible estado comatoso, que se mostraba imperturbable aún con el bochinche que rondaba en el lugar.

La sala tiene alrededor de veinticinco camas, desde tu posición no podés confirmar, pero parecen todas ocupadas. Hay un grupo numeroso de enfermeras, de las cuales no podés distinguir ningún doctor. No hay militares al menos en la sala, de momento.

Por lo que ves, solamente los están atendiendo a Michael, Johan y Bobby, el resto parecen dormir.

El sonido que se acerca por el pasillo remite claramente a un carrito metálico que parece venir arrastrado por alguien, avanzando lentamente hacia la sala dónde se encuentran los internados.

Al mismo tiempo, se oye a una enfermera que le explica apurada y nerviosamente la situación de los pacientes a una doctora, que ya están llegando por la puerta.

Tu entrenado oído te permite oír mucho más allá, ahora que tu mente se ha despejado con varios tragos de agua y estás esperando tranquilamente la prometida comida, te es posible distinguir varios murmullos de hombres que hablan desde el pasillo. No te es posible verlos, pero te das cuenta de que son yankees y que discuten algo referente a deserción y una corte marcial. Uno de ellos lanza una risita.

Tantas preguntas y ninguna respuesta. Justo veo que entra una de las doctoras a la sala, aprovecho en ir hacia ella a buscar algo de información y algunas directivas de qué hacer con estos soldados que se están despertando. Se ven tan desesperados! 

(murmullo) Psss Doc, Bobby, creo que algo no anda bien.. Creo que creen que desertamos o algo similar..

Bobby mira a su interlocutor con ceño fruncido: Si pensaran que desertamos estaríamos en prisión... Y sí, algo no anda bien.