Partida Rol por web

Contemplas cómo la Gran Herida empieza a ocultarse. El Bálsamo pronto brillará Sobre-el-Mar. Las nubes, salvia que Kun aplica desde hace eones para calmar el dolor por las acciones de Qyrl, han flotado hoy con lentitud. No se anticipa ninguna tormenta, aunque podría llover. La lluvia es la forma en la que Kun visita el No-Mar, regalando creación, sustento y vida, todo lo que es ella. Todo lo que eres tú, como su hijo. Nadar, cazar, sobrevivir. Has pasado gran parte del día de hoy caminando. Noah Burwell quería hablar contigo, preguntarte sobre el Mar y sus espíritus. Al parecer, está pensando en dar un poco de Kun a su Gaia. Hablaba sobre si los espíritus oceánicos aceptarían a un banco (él lo llamó "manada") de Cambiantes lobo, Garou como se llaman a sí mismos. Sobre si eso sería algo bueno para la armonía o podría ser visto como una invasión por otros Rokea. No es estúpido, ese Noah Burwell, pisa con cuidado.

El Mar te llama. Ha sido un día duro, alejado de las olas a las que siempre deseas volver. Aunque hayas elegido pisar la tierra, eres un tiburón, naciste como un tiburón y tu hogar siempre será el Mar. Por la noche, cuando la gran Herida se oculta y sólo las Pequeñas Heridas brillan, es un momento de paz para la progenie de Kun. Un momento de reflexión. Al menos, hasta que sientes agitarse una conciencia en tu cabeza, un espíritu que no es el tuyo. Sigue-la-estela reclama tu atención...

- Mandíbula-blanca - habla en tu mente -. Debes acudir - en tus ojos aparecen las aguas que tu Familiar está contemplando en este momento, gracias al vínculo que os une.

Para un habitante del No-Mar, sería como buscar un grano de arena en la playa, pero tú percibes muchas cosas en el agua, notas el empuje de la marea y las corrientes, sientes los obstáculos para el agua, percibes el grado de luz, la cantidad de pequeñas criaturas. Está cerca de donde tú estás, en las rocas del norte, terror de los barcos.

- Bajo-las-aletas dice que Busca-presas dice que Carroña dice - ¿Va a enumerar a todos tus aliados Rémora? - que Muerde-los-restos se ha encontrado con una rémora desconocida, llamada Limpia-cadáveres, que dice ser leal a otro Rokea, el cual desea encontrarse contigo cerca de donde te espero

Ah, el fluir del agua sobre mi piel, la ligereza de mi cuerpo flotando, deslizándose... No comprendo cómo puede nadie desear otra cosa que vivir en el agua. Las estancias en el no-mar se hacen extraordinariamente pesadas, con la arena hundiéndose bajo los pies, el aire resecando la piel, la gran herida calentando tu cuerpo... Nunca entenderé a los anfibios, aquellos entre nuestra raza que prefieren dar la espalda a Kun y vivir en el no-mar.

Si no tuviera una obligación para con esa gruta...

Sigue-la-estela viene a mi mente, con un mensaje. Demasiadas rémoras, demasiados nombres. Nadar, cazar, sobrevivir. Las cosas deberían ser más sencillas. ¿Otro Rokea? Hace demasiado que no me encuentro con otro de mi raza, demasiadas leguas, demasiadas olas, demasiadas corrientes. ¿Cuanto tiempo llevo sin mandar ni recibir un envío? Bah, ni lo se ni me importa. Los Rokea no medidos el tiempo. Nadar, cazar, sobrevivir, eso es lo único que importa.

No respondo a Sigue-la-estela, ya sabe que he recibido el mensaje, como sabe que he girado mis aletas y propulsado con potencia mi gran cola. Me encamino en la dirección indicada, preguntándome qué querrá ese hermano, qué tipo de escualo será. Por un instante, me pregunto qué opinaría de mis actividades, del hecho de que salga al no-mar y parlamente con las bestias de pelo. ¡¡Por Kun, espero que no me tome por uno de esos... anfibios!!

Lamentaría tener que ponerle en su lugar a bocados.

Te diriges impulsado por tu auténtica forma, la forma con la que naciste, hacia las aguas donde te espera una reunión con otro de la Progenie de Kun. En el tiempo que llevas en esta isla, protegiendo la Gruta de la Tortuga junto a los Cambiantes del no-mar, sin duda han ocurrido cosas en todo el mundo. En el auténtico mundo, el mundo de eterno cambio y, paradójicamente, patrones inamovibles. Aún te sorprende la estrechez de miras de los humanos y los Cambiantes de tierra, que ven el Mar únicamente como lo que separa una zona del no-mar de otra. Estupideces. Si de verdad fueran capaces de ver...

Alcanzas las hoy tranquilas aguas del norte de la isla. Sin prisa, disfrutando del viaje y de la anticipación por conocer a uno de los tuyos. ¿Qué pensará del no-mar? ¿De explorarlo? ¿De observar a la humanidad? ¿Será uno de esos Aguas Turbias de mar abierto, tan cercanos al fanatismo? ¿O tal vez más abierto de mente?

No ves a Sigue-la-estela, pero sabes que está cerca. A tu alrededor puedes sentir los envíos de las rémoras que te son familiares. Y los envíos de otras. ¿Dos? ¿Cinco? ¿Siete? ¿Diez?...¿Cuántos mensajeros acompañan a este Rokea? ¿Quién será que le siguen tantos emisarios? Entonces lo entiendes: no está solo.

Como confirmando tu pensamiento, recibes un tenue envío. Notas lo que los humanos y Hombres Lobo llamarían un "tono" respetuoso en el mensaje, lo que en tierra llaman cortesía.

"Queremos hablar con Mandíbula-blanca"

No es uno, son varios. El cambio es un mero concepto, pero para alguien cuya naturaleza consiste en cazar y sobrevivir, nadar hacia uno no es igual a nadar hacia varios. Sin embargo, son hermanos, hijos de Kun. Puede existir la posibilidad de que surjan diferencias entre nosotros, pero no hay nada que yo pueda reprocharme, ni Kun, ni ellos.

La cortesía me es extraña. Comprendo el miedo de la presa, y el valor del cazador. La cortesía me parece absurda. No importa el tono en que se diga algo, ni los conceptos y palabras empleadas, sino el mensaje.

"Mandíbula-blanca, el que ha cazado en todas las aguas, el que sobrevive en esta marea, nada ya entre vosotros. Hablad, hijos de Kun."

Ves formas en la penumbra de las aguas. Las siluetas de tiburones. Tres. Un banco. En seguida vienen a tu mente preguntas. Los Tiburones sois gente curiosa, siempre deseando escuchar historias. ¿Cuanto tiempo llevarán nadando juntos? ¿Tendrán por patrón a un espíritu de Kun? Y sobre todo, ¿Para qué te puede necesitar un banco? Tres Rokea son más que suficientes para lidiar con lo que tengan que lidiar.

Observas de inmediato que no son de la misma sangre. Hay dos Karkha como tú entre ellos, pero también un Spynha, un martillo. Este último nada algo por encima de sus compañeros. Conoces esa formación. Presentan la totalidad de su número, pero en caso de amenaza se dispersarán; uno atacará desde arriba y los otros desde los lados o desde abajo. Conoces la guerra en el seno del Mar, pero compartir esas estrategias con tus hermanos es algo que tienes pendiente.

Mata-con-la-marea. Aguas Turbias de los Spynha. Encabezo este banco

De nuevo suena cortés. Como si supiera las maneras de tierra. Para que un Rokea que conozca las formas del no-mar sea el líder de un banco sólo hay una explicación: buscan algo en la superficie

Mordedor-costero. De los Karkha. Esta es mi Larga Travesía

¿Travesía? Definitivamente empiezas a hilar. Subir a la superficie con un recién cambiado que aún no se ha encontrado con Kun es sinónimo de cazar a un traidor.

Oscuras-profundidades. Aguas Oscuras

Sientes impaciencia en su envío. Frustración incluso. No parece demasiado entusiasmado con la idea de lo que tengan que hacer.

Mandíbula-blanca, Aguas Claras.

Me apresuro a culminar las presentaciones, correspondiendo a sus modales. Pero estos me exasperan, los considero innecesarios entre nosotros, formalidades más propias de las gentes del no-mar. Nosotros somos lo que somos, y no necesitamos mucho más. Nadar, cazar, sobrevivir. Sea lo que sea que quieren de mí, sea lo que sea que necesitan, si es que necesitan algo, espero que lo digan cuanto antes.

Doy un poderoso pero lento golpe de mi cola en las aguas, para girar mi cuerpo y describir una curva alrededor suyo. No podemos quedarnos quietos, eso no es propio de nosotros. Nosotros nadamos. Siempre en movimiento. Ante una reunión como ésta, lo habitual es nadar en círculos mientras conversamos. No me resulta indiferente su formación, preparada para atacar si es preciso, pero adecuada para presentarse. Pero veremos cómo se despliegan ahora.

Ahora ya sabemos quienes somos. Es momento de saber por qué nadáis en estas aguas, y qué queréis de Mandíbula-blanca.

Tenemos entendido, Mandíbula-blanca, que sabes cosas sobre el No-Mar

Alrededor de Mata-con-la-marea, Mordedor-costero y Oscuras-profundidades empiezan a moverse. Pero no trazan círculos, no se colocan a tus espaldas. Sabes lo suficiente para saber que es intencionado. No quieren que te sientas amenazado. ¿Tendrá alguna intención oculta? Eres un cazador y sabes que las presas deben estar tranquilas antes de lanzarte a por ellas

No me interpretes mal, nadie cree que hayas traicionado a Kun

"Traicionado a Kun". Los Aguas Turbias de mar abierto empiezan a sonar como fanáticos de la superficie en su caza de exploradores de la superficie. Podrías señalarle la paradoja, pero quizá no sería apropiado.

Mordedor-costero está buscando una presa para concluir su Travesía, y sabemos que en estas guas se esconde uno de los nacidos de los kadugo, uno que es tiburón sin serlo

Sus envíos te llegan tenues y desganados. Cada vez tienes más claro que no termina de gustarle la compañía en la que se encuentra.

Los círculos que describo me llevan en una espiral descendente. Encontrarme por debajo de ellos me hace sentir menos incómodo. Algo paradógico, siendo un Aguas Claras, ya que sentimos una mayor conexión con la Herida y la superficie de Mar, pero estoy acostumbrado a atacar a mis presas hacia arriba.

Mirar hacia arriba me recuerda mi fuerza.

Los pescadores con sangre de tiburón en sus enclenques cuerpos no son un mayor problema para mí que los que no la tienen. No los cazo ni más ni menos que a los demás, si dañan a Mar. Y no pierdo mi tiempo buscándoles.

Además, no es asunto mío. Yo protejo el mar, si un kadugo se queda en su no-mar y no molesta al ecosistema marino, no hace daño a nadie. No le defiendo, pero cazarle es un esfuerzo inútil que me aleja de mis deberes.

No se nada de ningún kadugo, y no se cómo buscar uno. De modo que no puedo ayudaros a encontrarlo. ¿Qué queréis de mí? Debo seguir nadando...

Esta conversación se está alargando demasiado, empieza a crisparme. Tengo ganas de alejarme y nadar sin parar. Nadar, cazar, sobrevivir. Nuevas aguas, nuevos arrecifes, un largo recorrido antes de regresar cerca de la gruta entre el mar y el no-mar.

¿Cómo sabemos que dices la verdad? Vives cerca de la superficie, podrías estar protegiendo al humano

¿Desde cuando los Aguas Turbias se comportan como cazadores de Homínidos? Nunca han existido los nacidos de la humanidad entre los Rokea, pero nunca ha existido una necesidad real de exterminarlos, ¿Qué le pasa a este banco?

Basta

Es un envío tajante. Dirías incluso que ha dejado de nadar por un momento para darle énfasis.

No es una acusación válida. Mis disculpas

No lo es, pero, ¿Podría serlo?

La simple insinuación hace que me agite, que sacuda mi cola con fuerza describiendo un círculo que parece alejarme del acusador, pero realmente me lleva instintivamente a tomar la distancia adecuada para atacarle. Alejarse para acercarse de nuevo, más rápido. Cazar. Tan importante como nadar y sobrevivir. La rabia es la que guía mis aletas, la que impulsa mi cola, la rabia que alimenta mis instintos de caza por encima de las demás normas de mi naturaleza.

Es ese envío inesperado y tajante el que me detiene de ese acto guiado por el instinto asesino.

Refreno mi movimiento, regresando a una natación tranquila, al menos en apariencia. Mi percepción se centra en ese Mordedor-costero, cuyo envío ha sido tan insolente como imprudente.

No son tus disculpas lo que se precisa ahora, Mata-con-la-marea, no eres tú el Rokea que se ha atrevido a acusarme. Mordedor-costero, por respeto a quienes te acompañan no te responderé como mereces, pero refrena tus envíos en adelante o te responderán mis dientes y no mis envíos. Nado, cazo y sobrevivo, nada más. No protejo a nadie, porque no es mi función para con Mar. Protejo rorcuales, protejo grutas, protejo mar. No protejo humanos, kadugos ni Rokeas anfibios. Ellos no son mi problema, es así de simple, tanto si lo crees como si no. Tan simple como que no pierdo mi tiempo persiguiéndoles. Hay asuntos mucho más importantes que requieren mi atención.

Nos marcharemos. Ten por seguro que Mordedor-costero recibirá un castigo

La criatura que buscamos dio su nombre Rokea en una Gruta. Se llama Juega-con-las-olas. No sabemos su nombre humano, ha sido inteligente

Se gira, apresurándose a irse antes que sus dos acompañantes, decididamente, no le gustan. Sientes un envío. Uno "por lo bajo", uno de esos envíos de los Aguas Oscuras, crees, los otros dos tiburones no reaccionan. Te está enviando un mensaje secreto.

Si puedes, ayuda al Homínido

Mi boca se abre ligeramente, único vestigio posible de lo que en el no-mar laman "expresión" en el rostro de un escualo. Un envío oculto a los demás, con un mensaje contrario a lo que aparenta buscar. El subterfugio y el engaño no están en la naturaleza del tiburón, por ese motivo no lo esperaba. Sin embargo ¿acaso no es culpa nuestra? Es nuestra propia cerrazón, las luchas internas entre diferentes visiones, lo que nos obliga a comportarnos de un modo tan deshonesto. Los que nunca ven el no-mar se atreven a desafiar a los que sí lo ven y deciden nadar en él, y los que más en profundidad lo nadan se atreven a dar la espalda a Mar. Ambos extremos son peligrosos, y ambos extremos se alimentan entre sí.

Aún así, la petición de Oscuras-profundidades me escama. Da por sentado que tengo el más mínimo interés en ayudar a un hijo de pescador, que su problema es mi problema. ¿Debería serlo? No tengo una postura clara sobre este conflicto de radicales, siempre me he mantenido al margen de todo eso. No comparto la idea de que un Rokea le de la espalda al mar, a sus deberes, a su misión. Pero tampoco siento odio alguno ni ninguna necesidad de perseguirlos. No son mis presas, no son problema del mar. Nado, cazo, sobrevivo. Nada más.

Pero esto es ligeramente distinto. No se si ese hijo de pescador ha dado la espalda al mar, sólo se que ha nacido en el no-mar. Como las bestias de pelo, y ellas protegen la gruta dentro de sus posibilidades. Caminar por el no-mar no convierte a nadie en enemigo, ni en traidor. Si ese Rokea siente afecto por mar y ha decidido proteger a Kun, es tan hermano como cualquier otro.

Juega-con-las-olas, recordaré ese nombre. No arriesgaré mi vida por él, pero puede que, si nuestras corrientes se cruzan, tengamos algunos envíos...

Los Rokea se alejan. No sientes ningún envío hasta que, deduces, estás lejos de su alcance. Poco a poco se pierden en las aguas azules y claras de este rostro del Mar que has hecho tuyo. Te dejan con tus dudas, con preguntas, quizá, aunque no para ellos. Un Homínido, nacido entre los kadugo. Los Rokea no se cruzan con humanos, eso podría hacer que la corrupción de Qyrl; las intrigas, las traiciones y el fanatismo, contagiaran a la Progenie de Kun como ha sucedido con los Garou e incluso, hasta cierto punto, con los Reyes, has oído. Un humano nace y crece hasta Cambiar sumergido en esa corrupción, ¿Cómo llamarle hermano?

En fin, oscurece. Ha sido un largo día y dentro de poco el Bálsamo cubrirá la Herida. ¿Qué hacer? ¿Nadar en solitario? ¿Ir hacia el puerto? ¿Hacia la Gruta donde los Garou y la vieja Tortuga comparten territorio?