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Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Habíais tardado bastante en sentiros atendidos por la gente del SAD. Cerca de medianoche, un furgón negro llegó conducido por un tipo de aspecto severo y presencia intimidante. Algunos lo reconocísteis como el agente Gus Fitzgerald, junto a él una mujer de menor tamaño y bastante más jovial que su compañero que se identificó como la agente Jean Wong. Los dos os comunicaron que os encontraríais con el Evans en otro lugar, así que os metisteis en el furgón, algunos con más regañadientes que otros, y enfilasteis camino.

La excursión duró una media hora y de paisaje poco, los cristales tintados dejaban poco lugar a la imaginación. Jean estaba junto a vosotros, la muchacha parecía dispuesta a amenizar el viaje dándoos charla y preguntando por vuestras procedencias. Se mostraba bastante risueña, todo lo contrario que su adusto compañero. Si le preguntabais hacia dónde os dirigíais, ella simplemente respondía que cerca. 

Cuando llegasteis a destino, notasteis como la furgoneta descendía por una rampa y los sonidos exteriores se hicieron más metálicos. Con una sonrisa amplia, Wong abrió la puerta trasera saliendo la primera.

Bienvenidos todos, el agente Evans os espera abajo. dijo con cercanía, aunque sin perder la profesionalidad.

Aquel lugar era un almacén enorme y vacío, el eco de vuestras pisadas y murmuros se extendía a través de las rendijas viejas de aquel lugar. Había otra furgoneta idéntica unos veinte metros más atrás, pero hacia donde os dirigía Jean era en dirección contraria, a unos cincuenta metros, hacia una puerta metálica.

Disculpad la seguridad.. pero el agente Evans insistió en todo esto. dijo empatizando con vosotros. El SAD es.. la interrumpió Gus mientras Jean ponía una mueca de circunstancias.

Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

No es lugar para hablar de eso, Jean. cortó seco, por la reacción de la mujer no pareció verse molesta, sino que parecía acostumbrada. Habrá tiempo para hablar. Pero no aquí.

Con paso marcial se dirigió hacia la puerta metálica que resultó esconder un ascensor, uno de aspecto mucho más moderno que lo que había a vuestro alrededor. El interior era amplio, capaz de asumir hasta veinte personas en él. Gus os invitó a entrar sin decir nada.

Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Bajo de la furgoneta alegrándome de que al menos uno de aquellos dos tipos pareciera profesional. Era el primero que me encontraba desde que había empezado todo aquel asunto. Formamos un grupo variopinto en procesión hacia el aquél ascensor tan moderno. Incluso esta la policía que había intentado detenerme en el hotel, y la joven mujer con la que me había cruzado en el ascensor. Vete tú a saber por qué. Al menos yo tenía claro cuál iba a ser mi papel en el SAD, y no era precisamente por mi fabuloso don de gentes.

Estoy algo impaciente, después de todo aquel viaje y el tiempo en el hotel, para enterarme de una vez por todas en qué consistía el SAD, y por qué tanto secretismo a su alrededor. Entro en el ascensor de los primeros, siguiendo a Fitzgerald que, francamente, es el único que me inspira confianza.

Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Había resultado evidente que dentro del vehículo, el chico de la sudadera de Pink Floyd se había sentido como un animal enjaulado. Tras arrancar, había pasado varios minutos lanzando preguntas impertinentes que el agente Fitzgerald no se molestó en contestar, hasta que desistió. Como no parecía que el trayecto fuera a ser de los cortos, se distrajo pintarrajeando sobre un cuaderno cuanto le pasaba por la mente: desde ecuaciones matemáticas, diagramas y líneas de código cuyo sentido solo entendía él, a monstruos de dientes y garras tan afilados como una hoja de diamante. Para el ojo curioso era evidente que las primeras se le daban mucho mejor que las segundas, y poco a poco los monstruitos fueron quedando más y más arrinconados a los márgenes del papel. Pese a ello, era evidente que le costaba concentrarse, y de vez en cuando levantaba la mirada para ojear a los que compartían el coche con él. Por suerte para ellos, decidió quedarse calladito. 

Cuando percibió que el viaje estaba a punto de terminar, se olvidó del cuaderno y mantuvo la cara pegada a la ventanilla, tratando de discernir algo a través de los cristales tintados. En cuanto se abrió la puerta bajó de un salto, y estiró las piernas. Era larguirucho, puro nervio. La vergüenza venció a la tentación de acercarse a hablar con la tal Jean, así que al final se arrimó a James, que parecía que estaba casi tan perdido como él. La verdad, era lo mejor. Bros before hoes, amigo. Bros before hoes. 

—Así que... ¿esto es el SAD? —preguntó, terminando con un bostezo— La verdad, me esperaba algo más... solemne. 

Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

La aparición de la agente Wong, fue como un soplo de aire fresco. Estaba siendo un día bastante extraño y, en menor medida, hasta molesto. Sonreí y me presenté a la mujer, bastente carismática, pero, cuando vi al agente Gus, un escalofrío recorrió mi espalda. Instintivmente, cuando crucé mi mirada con la suya, me llevé la mano al cuello, pero al ver que todos se subían a la furgoneta negra, me relajé un poco.

Para mi sorpresa, el hombre del ascensor estaba entre ellos. 

Apiñados en el vehículo, el viaje se me hizo eterno. Acostumbrada a hablar, intercambié algunas palabras y bromas con Enma, pero la presencia del agente Fitzgerald, me coartaba. De vez en cuando, una mirada fugaz se dirigía al hombre del ascensor, pero intentaba disimular. Saqué el móvil y me entretuve jugando al Angry Birds, aunque en seguida me aburrí.

El chico rubio que había visto en el bar, parecía entretenerse con un bloc de notas, aunque yo me mareaba si intentaba hacer algo similar mientras viajaba en un vehículo.

Cuando llegamos a nuestro destino, fruncí el ceño momentáneamente, antes de observarlo todo con curiosidad. Esto es otra cosa... el hotel no pareía el mejor lugar para reunir a un grupo de personas para que entrasen en una agencia gubernamental que trabaja en la sombra. Pensé.

Me bajé del furgón tras el joven del portátil y caminé tras él, siguiendo a Jean y a Gus. Ese hombre me inquietaba, y no sin razón. Tras entrar en el almacén, y que Fitzgerald descubriera el amplio ascensor, me estremecí de nuevo al escuchar su voz. Tragué saliva, y entré tras el hombre de los ojos azules y el otro chico. Este le preguntó algo al primero.

-Bueno... sabiendo lo poco que sabemos, se supone que es "secreto", ¿no?- le dije con media sonrisa. Gus seguía haciéndome sentir demasiado incómoda.

Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Ups. Que mala pinta tenía eso. Ella se imaginaba algo así como…, sí como dijo el Sr. Hanzo, algo en plan Mulder y Scully. Trajes chaqueta, un despacho arrinconado y un par de frikis siguiendo el rastro de sectas satánicas, gente muerta por pedos implosivos y cosas por el estilo.

Pero esto pintaba más bien como un comando de operaciones negras. No habían empezado y ya parecían algo turbio. En la rampa le vino la imagen de que bajaban al mismo infierno y una vez allí abrirían las puertas y repartirían las armas “no hay suficientes rifles, cuando el camarada de delante caiga, cogedlo y seguir avanzando” y a quien se de la vuelta, le espera la ametralladora del comisario político.

Aun así, ¿será por el efecto del alcohol? Enma no dejaba de sonreir, trataba de ponerse seria, pero le salía una especie de sonrisa lobuna hasta el punto que le preocupó parecer una psicópata. Era su instinto. Se acercaba a una presa gorda. Muy gorda. Y le hervía la sangre, y se moría de ganas.

Cuando entraron en el ascensor miró al techo, y no pudo hacer una broma:

-Hay que ver que tiempo más bueno ha hecho hoy para esta época del año.

Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Cuando Mei Chang ubica en la cafetería Lucky Rose la entrada para la instalación subterranea lo toma con cierta y mira de reojo la reacción de los demás y cuando mira a la agente Wong le sonrie un solo momento con cordialidad y le estrecha la mano par seguir en silencio las indicaciones del agente Fitzgerald y desúes de escuchar los comentarios de los demás solo se limitó a decir:

" Adelante "

Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

El viaje ha sido más tranquilo de lo que yo esperaba. Nada de situaciones incómodas, sonrisas forzadas... evidentemente todo el mundo estaba absorto en lo que ha de suceder, mejor así. Aprovecho para meditar, aunque sentirme rodeado de gente y los vaivenes de la furgoneta complican la situación. Está claro que hoy no alcanzaré el nirvana, pero la meditación me hace sentirme más confiado y tranquilo. Cuando me doy cuenta, ya hemos llegado a un viejo almacén. O el viaje ha sido muy corto... o he llegado a un estado más profundo del ser del qué era consciente, aunque lo segundo parece improbable, no después de lo que he vivido en las últimas semanas.

Entro en el ascensor, lo que me crea una sensación un tanto incómoda, aunque no se muy bien por qué... tal vez se deba a la excitación por lo que coño sea que pueda suceder. Acto seguido mi mano derecha se introduce en el bolsillo del pantalón. Es curioso que nunca llegue a ser consciente de este gesto hasta que las yemas de mis dedos rozan el frío jade, provocándome un leve cosquilleo en el cuerpo.

  Almacén del Lucky Rose. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

 El trayecto fue aburrido. Hanzo decidió no hacer preguntas, pues vio como el chaval de la sudadera de Pink Floyd era ignorado por el conductor, y era respondido con muchas evasivas por la otra agente, Jean Wong. Así que se recostó y esperó pacientemente. Observaba distraído la sucesión de acontecimientos y sonrió cuando vio al joven dibujar ecuaciones matemáticas, números, y dibujitos en los márgenes. Le recordó a sus años de colegio, y la cantidad de tortas y severos castigos que se llevó de su padre por pintar los márgenes con robots y cosas del estilo, mientras debería haber estado atendiendo. Pronto Hanzo pasó de los dibujos a la disciplina que su padre le inculcaba y olvidó, incluso, lo que era dibujar. Por eso, ver a aquel joven era algo refrescante y a la vez añorado.

   Bajó el último de la camioneta, mirando a todos lados. No podía evitar sentirse detenido, y fue por eso que se metió una mano en el bolsillo y se rascó la nuca con la otra... para comprobar que no estaban trabadas con unas esposas o unos grilletes. Respiró más tranquilo pues por un momento se había sentido como si fuera de camino a la celda en la que pasaría el resto de su vida.

   El japonés siguió al grupo, a la espera de que por fin todo se resolviera. En un momento dado se miró el reloj de muñeca e hizo una mueca de fastidio.

   - ¿Podré ir al baño antes de la reunión? - Preguntó Hanzo, sintiéndose el típico niño toca cojones que todo el rato pregunta dónde está el baño.

Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Gus no se molestó en responder a ninguna de las preguntas que se lanzaron, se mantuvo en silencio mientras el ascensor bajaba hasta el nivel -2. El ceñudo agente mantenía un rictus de seriedad con el que parecía haber sido parido, en ocasiones dirigía miradas especialmente desagradables a Alessa, pero no era lo habitual. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, dio un paso adelante y dijo escueto.

Por aquí. empezó a caminar a paso ligero. Aquel era un lugar de aspecto antiguo, pasillos cilíndricos con salas de hormigón a los lados. Tenía toda la pinta de un búnker de la Guerra Fría, había viejas señales de advertencia por radiación cada pocos metros, pero eran señales oxidadas que eran ignoradas a todas luces.

Había bastante personal que se os cruzaba de un lado a otro, algunos con gestos adustos y otros más distendidos. Algunos iban uniformados, y otros iban más desenfadados. Gus se dedicaba a atravesar la gente como un arieta, mientras que Jean se preocupaba por saludar a unos y otros con su habitual simpatía. Finalmente, tras girar un pasillo, llegasteis a una puerta acristalada con el emblema del FBI con las siglas del Departamento de Asuntos Especiales (SAD) abajo.

Tiene el baño ahí. señaló Gus agrio a un lado del pasillo en respuesta a Hanzo. No tarde.

Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Era una sala de conferencias con una enorme mesa negra que cruzaba toda la estancia y múltiples sillas a los flancos. En el extremo de dónde entrabais habían cuatro personas que parecían estar esperándoos, allí presidía un hombre que parecía que se había escapado de una película de espías de los 50. A su diestra estaba el agente Evans que sostenía una carpeta entre las manos y un tipo trajeado con aspecto despistado, a la siniestra un hombre de raza negra de unos dos metros, pero una mirada penetrante y atenta que os analizaba a todos vosotros. Una vez dentro, Gus y Jean se despidieron, el hombre que parecía dirigir el cotarro se dirigió a vosotros con una voz impersonal.

Bienvenidos al Celaeno. dijo lentamente, tenía una mirada inquietante. Soy Matthew Dunn, director del Departamento de Asuntos Especiales. Por favor, ahora el agente Evans les repartirá unos contratos. Todo lo que se hable aquí del SAD y el Proyecto Prometeo es estrictamente confidencial y considerado Alto Secreto.

Obedeciendo a las indicaciones de Dunn, Evans orbitó por la mesa dejándoos un contrato para cada uno. En el documento, esencialmente, indicaba que todo lo que ibais a hablar era Alto Secreto y que cualquier filtración o revelación de secretos sería considerado Alta Traición con la pena correspondiente.

Cuando sepan de lo que hablamos.. entenderán porque tanto secreto. dijo con la lentitud que parecía tener por bandera. Este mundo es muy distinto al que conciben, este es un mundo de tinieblas.

Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Enma ojeó los documentos de confidencialidad. Estaba dispuesta a firmar, aunque la situación era un poco tenebrosa. Sí, esa era la palabra. La reunión tenía algo de pacto con el demonio, era difícil de creer que todos estuvieran en ese sitio por propia voluntad. Incluso los que les llevaron hasta allí tenían una actitud de saberles mal, como si pensaran “pobres pardillos, pensar que alguna vez fui así”

Pero claro que iba a firmar, y sin decir ni una palabra. Ella necesitaba ser consciente de ese lado oscuro para luchar contra el mal que lo habite. Incluso le daba rabia haber vivido tanto tiempo sin ser consciente de ese mundo de tinieblas. Firmó con brío y miró a su nuevo director. Con una sonrisa un poco lobuna. Al fin y al cabo, la firma lo había convertido en el objeto de sus futuras burlas.

Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

No puedo si no admirar que se hayan dejado de florituras innecesarias. Hasta habían tenido el decoro de dejar los carteles de alerta por radioactividad. Las sensaciones que me transmite este lugar son buenas, y todo parecía indicar sólo una cosa: aquí se viene a hacer algo de verdad, no a aparentar.

Sigo en silencio por los pasillos hasta la sala de juntas, donde tomo asiento y escucho las palabras del director Dunn. Es difícil que algo dentro de ti no se remueva cuando te dicen que todo lo que crees saber, que todo lo que crees conocer, es mentira, o al menos, es en parte mentira.

No puedo evitar pensar en la cantidad de años que he malgastado en una búsqueda en la que me faltaban la mitad de las piezas. O quizá no, y simplemente estoy alimentando vacuas esperanzas en mi interior. Esperanzas que hacía tiempo creía perdidas.

Firmo en silencio y con rapidez, tampoco hace falta ponerse melodramático. Sólo era una firma. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que me acusen de traición?

Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Me siento un poco incómodo, no me gusta que me manejen como a un títere sin darme ninguna explicación. Pero parece que después de esto caerá el telón, al menos, de una parte del teatro.

Evans se acerca y me da el contrato, un agradable amasijo de páginas y letras que imagino justifica que me peguen un tiro si hago algo inapropiado.

- Puff - resoplo - Paso de leerlo, a fin de cuentas no creo que mi grado de acuerdo o discrepancia importe en absoluto. Aquí lo tienes.

Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

Cuando bajamos en el ascensor, la tensión se respiraba en el ambiente. Intenté evitar el contacto visual con el agente Gus. Observaba a mis compañeros, quedándome con sus gestos, más para distraerme que por otra cosa. También evitaba la gélida mirada del hombre de ojos azules, aunque en este caso, no estaba muy segura del por qué.

¿Dónde me he metido?

Tras un trayecto, que se me hizo eterno, por los pasillos de aquella instalación, más similar a un búnker que a una agencia gubernamental, llegamos a una estacia que parecía una sala de reuniones, o algo por el estilo. Suspiré relajada al ver partir a Fitzgerald y rodeé la mesa hasta sentarme una silla más allá del hombre de rostro cómico que estaba junto al agente Evans.

-Buenas noches- musité, nerviosa, mientras arrastraba la silla para sentarme. Miré a los presentes y di las gracias cuando Evans me puso el contrato delante. Comencé a leerlo. Nunca firmes un documento sin antes leerlo por completo.

Tras haber leído y comprendido los apéndices del contrato, lo firmé, y lo dejé sobre la mesa, con el bolígrafo colocado perfectamente en paralelo al documento. Era más un gesto de nerviosismo que un tic compulsivo. Me relajé un poco, apoyando mi espalda en el asiento, completamente recta.

Mundo de Tinieblas... sigo pensando que todo se puede explicar con la ciencia. A mi mente vinieron algunos recuerdos, recuerdos donde  Evans y Gus aparecía, hablando de cosas que yo no encontraba lógicas. Tragué saliva.

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Camina Mei Chang junto con los demás detrás de la pareja de agentes, que junto a todos los demás que scruzan le son desconocidos, lo cual le extraña un poco y le hace pensar con cierta paranoia y en silencio por los pasillos hasta la sala de juntas, donde toma asiento y escucha las palabras del director Dunn. Ella ya conocía el discurso de que todo lo que conocían es mentira, sin embargo le preocupó que en esta ocasión implicara una cosa diferente.

Tras el trayecto por los pasillos de aquella instalación, me fije el camino y las personas con las que se cruzaban. Suspiré mas relajada al ver al agente Evans y dije al director mientras le miraba de reojo para reconocer su reacción

" Buenas noches caballeros! " Susurré nerviosa, mientras cargaba la silla para sentarme. Miré a los presentes y di las gracias cuando me pusieron el contrato adelante. Comencé a leer con atención el documento sin omitir detalles, mientras que de reojo miraba a los presentes, incluyendo a los reclutas novatos.

Tras leer el contrato, lo firmé, y lo dejé sobre la mesa. Solo entonces me relajé un poco, antes de susurrar

" Después de haber cumplido con el trámite, les agradeceriamos nos explicaran el objetivo del SAD y del proyecto Prometeo señores "

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Ryan atravesó la marabunta sin sacar las manos de los bolsillos, cruzando miradas con todo el que le pusiera los ojos encima pero intentando no separarse del grupo. No quería ser el niño que mandara a la mierda la excursión por perderse en el bosque, y tampoco estaba seguro de que Gus no fuera a desintegrarle si se portaba mal. La verdad, le recordaba más simpático.

Llegaron a su destino. La sala de conferencias sí que era más solemne que el almacén al que habían llegado. Eligió una silla y tras desparramarse sobre ella, se dedicó a girar sobre ella como un subnormal. Se detuvo cuando el jefazo dio su discursito y repartió los contratos. 

Ryan tardó un buen rato en examinar todo, quizá el que más, debido a su inatención... pero una vez lo hubo hecho podría recitarlo de memoria cláusula por cláusula. Lo cual, claro está, no significaba que entendiera la mitad de las palabras. Al final, garabateó su firma sin más. Seguramente acababa de renunciar a sus derechos humanos y a los de todo el clan familiar, pero no había venido a Virginia para dar una vuelta en furgoneta, ¿no? Sonrió. Por el momento, el Departamento de Asuntos Especiales le estaba decepcionando. La salita molaba cantidad, pero ¿de verdad eran tan ingenuos como para tratar de atar su voluntad con un trocito de papel? Al fin y al cabo, y ellos lo sabían, no era la primera vez que violaba un contrato de confidencialidad. 

   Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

   Hanzo desapareció durante unos minutos, silencioso como una sombra, para dirigirse hacia el cuarto de baño por el camino que le indicó el Agente Fitzgerald. No tardó mucho, no tardó más de unos minutos, y alcanzó al grupo cuando éstos entraban por la puerta de la sala donde, presumiblemente, les esperaban las respuestas que tanto habían pedido.

  El japonés se sentó en cualquier lugar, sin preferencia alguna por quien se sentaba a su izquierda o a su derecha. Se recostó en el asiento y tomó una posición paciente y retraída. Observaba en silencio y escuchó las palabras del Director de aquella conjura de locos, pero que poco a poco, y pese a que Hanzo se negaba a creerlo, iba ganando en consistencia y realidad. Leyó rápidamente el formulario y firmó. Tuvo el impulso de firmar en japonés, pero antes de realizar cualquier trazo se decidió por caracteres occidentales. Simplemente plasmo su nombre y el nombre de su familia en el orden occidental, y trazó una linea debajo. Sorprendentemente, la letra de Hanzo era legible para ser médico. En silencio, le pasó el documento a Evans para que lo recogiera y esperó que el Señor Dunn siguiera con las explicaciones.

Celaeno, Nivel 2. 16 de Octubre de 2015. Medianoche

El director del SAD permaneció con una mirada impasible, dirigiendo sus ojos a cada uno de vosotros con los dedos entrelazados. Era una mirada incómoda y helada, nada parecida a la actitud amistosa de Jean o la rudeza de Gus, ese hombre daba miedo. Su atención se fijó especialmente en Malone, aunque no tardó mucho en hablar cuando prestó atención en el informático.

Espero que éste lo cumpla, señor Malone. dijo como si leyera sus pensamientos, ¿o es que lo hacía? No me tomo a broma los contratos que firmo, espero que usted tampoco a partir de ahora.

Se hizo un silencio, Evans hizo una ligera mueca de incomodidad ante la demostración del director, pero la aceptó quizá como necesaria. Dunn miró al agente Evans y asintió lentamente, enseguida se dirigió a un lado tomando unas carpetas de plástico negro con el emblema del FBI y el sello de "Top Secret" en ellas.

Ya conocen al agente Evans. habló mientras éste os repartía esas carpetas. A mi derecha está el asesor en asuntos paranormales Daniel Reynolds, también está el agente especial Albert Lasseter, nuestro enlace con Langley. ambos saludaron, Daniel lo hizo con algo más de gracia moviendo los dedos con un mudo "hola" en los labios, Lasseter se limitó a dirigir un ceñudo asentimiento. En las carpetas que se os están repartiendo tienen un resumen de esta exposición, sus pisos francos en Roanoke y diversos protocolos de actuación del SAD. Ruego que los lean después con calma. Por favor, señor Reynolds. Usted tiene más don de gentes que yo. hizo un gesto hacia el asesor mientras Dunn se quedó en silencio observando.