Partida Rol por web

Se os había asignado el caso de los Allen, los Wills y los Darrel, familias sin antecedentes en la localidad de Rehoboth, en Massachussets. El informe era parco en detalles, pero en ellos se aseguraban que se habían visto mover los objetos de su lugar sin que nadie los manipulara en las residencias de las familias citadas. No se daba ninguna pista al respecto, los agentes de policía que se encargaron de la investigación parecieron archivar rápidamente el caso sin profundizar en el asunto. Del informe se podían extraer varias cosas:

- Que los casos de poltergeist se habían dado a las 02:00 am, siempre a la misma hora y a la vez en todas las casas.

- Que el fenómeno se viene repitiendo tres veces por semana después de la escucha del The Hum.

- Que al menos hay un testigo ocular de una gran criatura emerger del Bosque Estatal de Rehoboth que apareció a la misma hora de los fenómenos cerca de la residencia de los Allen. Esta desapareció rápidamente en la oscuridad y la foresta.

- Se ha realizado un estudio de las residencias a nivel sísmico y electromagnético dando como negativo cualquier contaminación externa.

- Vuestro contacto será la agente Barrett.

El denso paisaje boscoso de Massachusetts os recibió con su tapiz dorado de otoño, habíais llegado a Rehoboth sobre las 05:00 pm en el vehículo que os había asignado el SAD para vuestra misión, un Ford Expedition que podría considerarse un pedazo de cacharro.

Vuestro contacto, la agente Barrett, ya había llegado a Rehoboth por la mañana y os había mantenido al tanto de lo que iba descubriendo. De acuerdo con el perfil de la misión, ella estaría como observadora sin intervenir salvo que la necesitarais y teníais su número de teléfono en caso de necesitarla. La mujer os había recomendado que os dirigierais a la oficina del Sheriff para empezar la investigación.

Rehoboth era el claro exponente de la ciudad de origen colonial de lo que se llamaba Nueva Inglaterra. Aunque el rastro de edificios actuales estaba presente, esta parecía anclada en tiempos pretéritos. Casas de maderas o de ladrillo, edificaciones bajas y un permanente tono blanco o rojizo en las paredes de toda la ciudad. Tenía una población que rondaba las 10.000 personas, una cifra escasa para lo que podíais manejar habitualmente.

Las calles de la ciudad demostraban un ambiente de absoluta normalidad, nada sospechoso, y prácticamente pasó desapercibida vuestra llegada.

Había preparado un maletín con todo lo necesario para recabar pruebas, además de otros juguetitos que podrían ser útiles dada la naturaleza de nuestra misión, como un detector de frecuencias electromagnéticas, una cámara de infrarrojos y dos grabadoras digitales. Lo confieso, había visto el programa de Buscadores de Fantasmas, y saqué algunas ideas. Todo lo que pudiera demostrar o negar la existencia de presencias paranormales, era bien recibido. Por suerte, en el laboratorio no me miraron como a una loca cuando solicité dicho equipo, al contrario.

Ataviada con unos vaqueros negros, un abrigo largo y una camisa de cuello alto del mismo color, esperé a James junto al vehículo que nos habían asignado, disfrutando de un cigarro mientras aguardaba. Cuando vi a Ojitos Azules acercarse, apagué el tabaco y rodeé el capó del todoterreno.

-Yo conduzco- dije, sin dar opción a discrepancias. 

Llegamos a Massachuset por la tarde y, tras hablar con nuestra contacto, conduje hasta la comisaría, algo preocupada.

-Tenemos que ser discretos- le dije a James -. Hay que idear una forma de sacarle información al sheriff sin que parezcamos Mulder y Scally. ¿Alguna sugerencia?

El condado de Bristol era muy similar a donde me crié. Kilómetros de árboles caducos, con sus tristes y tétricas siluetas invernales, extendiéndose en todas direcciones. Algunas pocas construcciones salpicando el paisaje. Sí, al menos era muy similar a lo que recordaba.

Miraba por la ventanilla, en un cómodo silencio, sumido en mis propios pensamientos, mientras nos internábamos en el pueblo de Rehoboth. Harker y yo habíamos hablado con nuestro contacto, la agente Barret, que nos había puesto más o menos al día en lo fundamental del caso. La voz de mi compañera me sacó de mi estado de ensimismamiento.

La miré, alzando una ceja, sin cambiar mucho mi expresión.

- Lo creas o no, también lo he estado pensando. De hecho, incluso me parece raro que el sheriff se haya dignado a investigar un caso así; menos el FBI. Nadie ha muerto, ni ha desaparecido, que sepamos. O al menos no aparece reflejado en el informe, ni la agente Barret nos ha dicho nada al respecto. Cualquier agente de la ley hubiera ignorado el caso. ¿Por qué aquí se investigó? Aunque se archivara rápidamente, se llegó a abrir expediente... Me parece raro. - volví a mirar por la ventanilla, antes de finalizar - Quizá podríamos usar eso como excusa. Aunque qué sé yo.

Asentí con la cabeza a las palabras de James.

-Quizá la agente Barret ya ha informado al sheriff de que vamos para allá... eso facilitaría mucho las cosas- dije, sin mucho convencimiento -. Sea como sea, ya estamos llegando.

Aparqué el todoterreno cerca de la oficina del sheriff. La verdad es que entre rancheras, coches maltrechos y viejas pick up, nuestro vehículo llamaba bastante la atención. 

Me quité el cinturón y comprobé el arma reglamentaria antes de enfundarla bajo mi abrigo. No era menester, pero tampoco hacía daño llevarla encima. Conocía a agentes de policía que nunca habían tenido que utilizarla, salvo en prácticas de tiro, pero eran pocos... desgraciadamente.

-Vamos- dije, cogiendo una tablet y comprobando que la identificación del FBI estaba en mi cartera. Cogí aire, y bajé del vehículo, esperando a Davenport, antes de entrar en la oficina.

La oficina del Sheriff era un edificio bastante moderno en comparación al paisaje colonial de Rehoboth, se encontraba fuera del casco antiguo y había un par de vehículos aparcados delante del edificio. Dejasteis el vuestro aparcado delante, tampoco es que hubiera muchas opciones, y pronto al entrar en la oficina casi os encontrasteis de bruces con un tipo de mediana edad con la placa que lo identificaba como "Sheriff Kowalski".

Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarles? saludó cordial, pero no se os escapó que echó una fugaz mirada a vuestro Ford aparcado fuera, pero enseguida volvió la mirada hacia vosotros esperando vuestra respuesta.

Entramos en la oficina, y nos encontramos de bruces con un hombre. Por su placa, supuse que sería el sheriff.

-¿Sheriff Kowalski? Soy la agente Harker, del FBI- dije, antes de mirar a James -. Y él es el agente Davenport. Supongo que le habrán avisado de nuestra llegada, ¿me equivoco?

Intenté usar esa carta. Si el sheriff sabía algo, probablemente nos informaría, ahorrándonos muchas preguntas y una situación incómoda.

Asentí cuando Harker me presentó y, al igual que ella, le mostré la placa al hombre que ostentaba el cargo de Sheriff. Paseé la mirada por la oficina, con la esperanza de que apareciera más personal por algún sitio, siendo consciente de que fuera había aparcados dos coches. EL Sheriff tendría que tener al menos uno o dos ayudantes por algún lado. 

Me fijé entonces en el hombre, tratando de sacar toda la información posible de un golpe de vista. A aquéllo algunas personas lo llamaban "prejuzgar". Yo sabía que la gente tenía un aspecto que, normalmente, revelaba parte de su personalidad.

El sheriff os miró con una mezcla de sorpresa y cautela, pero si sentía reticencias no lo formalizó en palabras. La mirada de James al interior de la oficina descubrió hasta tres agentes más, enfrascados en distintos asuntos burocráticos.

Me avisaron esta mañana, agentes. respondió con neutralidad. Sean bienvenidos al condado de Bristol y a Rehoboth, por favor, pasen.. hizo un gesto de invitación al interior. Espero que hayan tenido un viaje tranquilo hasta aquí.

Kowalski os llevó a su despacho, un clásico espacio separado del resto por paredes prefabricadas y puerta de cristal translúcido con el nombre del sheriff. Éste os ofreció algo de beber mientras os invitaba a sentaros.

¿Café? dijo mientras sujetaba la cafetera servicial, hecho tal gesto se dirigió hasta su asiento y dirigirse a vosotros con actitud distendida.

Bien.. me han comunicado que vienen por los casos de los Allen, los Wills y los Darrel, ¿me equivoco? giró la silla hacia un archivo, abrió un cajón según hablaba. No voy a preguntar porque el FBI se interesa por estos casos.. pero si puedo serles de ayuda.. estoy a su disposición.

Decliné con un gesto de la mano el ofrecimiento del Sheriff, mirando con indiferencia a la cafetera que sostenía y me dirigí con paso tranquilo hasta colocarme detrás del asiento que nos indicaba, aunque no llegué a sentarme. Llevaba demasiado tiempo sentado en el coche y sentía la necesidad de darle utilidad a sus piernas, para variar.

Cuando el Sheriff aseguró estar a nuestra disposición, no lo dudé y me dirigí a él, casi soltando un suspiro de alivio por no tener que dar explicaciones. Casi.

- Podría empezar por contarnos todo lo que sepa del caso. El informe que nos han pasado no es muy revelador.

Esbocé una cálida sonrisa ante la bienvenida del sheriff.

-Gracias, la verdad es que hemos podido disfrutar de unas vistas encantadoras durante el viaje, sheriff- dije, antes de seguirlo hasta la oficina. Cuando nos ofreció café, no pude decirle que no -. Lo tomaré solo, con azúcar- luego me senté en una de las sillas.

La amabilidad y la educación nunca hay que perderlas, y abren muchas puertas. Atraes a las moscas con miel antes que con vinagre, dicen. James tenía su estilo, yo el mío, eso me hizo sonreír por dentro, imaginando lo que el sheriff pudiera pensar de nosotros. De seguro, algo como "poli bueno, poli malo". Enma posiblemente habría hecho una broma al respecto.

-Así es, pero nuestros superiores nos han pedido que acudamos a usted previamente, antes de entrevistar a las familias- dije para confirmar la información que tenía el sheriff -. Cualquier detalle o información que pueda darnos, será de gran ayuda.

El sheriff se tomaba las cosas con parsimonia, aunque tampoco con una lentitud exasperante. Era el claro exponente que el ritmo de pueblo distaba mucho del frenético que había en la ciudad, tras servir el café se sentó en su asiento.

En realidad todo lo que se pudiera saber está en los informes. explicó sirviéndose él mismo una taza. Pero recapitulando.. hace dos semanas los Allen denunciaron que los objetos de su casa se movían solos. Los muchachos acudieron, pero el fenómeno había terminado para entonces. repasaba sus propios informes mientras os explicaba.

No le dimos pábulo entonces. admitió sin rubor. Pero cuando esto mismo se repitió en casa de los Wills y los Darrel.. empezamos a preocuparnos. Fue hace cinco días, los Allen me pidieron que hiciera guardia en su casa.. lo hice para tranquilizarles, pero la cosa.. que sobre las 2:13 de la mañana.. los objetos de la cocina empezaron a moverse solos. sintió un escalofrío al explicar esto. Si no lo hubiera visto con mis propios ojos.. no lo creería, pero lo vi. La cocina era un caos.. cubiertos, cuchillos, ollas.. de un lado a otro.. casi me atraviesa un cuchillo si no llego a apartarme. 

Tomó un sorbo de café, se le veía algo nervioso al recordar esos acontecimientos, pero parecía un tipo curtido y mantuvo la compostura.

Desde entonces ha habido una denuncia más por parte de los Wills, hasta que han llegado ustedes. Por suerte.. no hay heridos, de momento. dejó la taza sobre la mesa mientras os miraba alternativamente. ¿Alguna pregunta en concreto?

Agradecí el café y escuché al sheriff mientras nos informaba. No lo interrumpí, y me guardé de parecer que lo que nos contaba era una broma de mal gusto o alucinaciones. Simplemente, lo escuché con suma atención.

Cuando terminó, bebí un sorbo de café y dije: -¿Podría ver esos informes?- No es que dudara de él. Era mero protocolo.

Luego, miré a James antes de volver a mirar al sheriff: -Lo investigaremos de inmediato, pero tengo una pregunta: ¿Qué puede decirnos del Bosque Estatal de Rehoboth?- observé su reacción, ya que no había mencionado hasta ahora la "criatura" -Nuestro informe es incompleto, al respecto.

Dejé hacer a Alessa; aquél era su campo, en el que me superaba ampliamente en experiencia y talento natural. Lanza una moneda al aire a cien metros y acierta con un disparo: entonces soy tu hombre. Sonsacarle información a la gente, en cambio... no, no era lo mío. Ni fingir que me encontraba a gusto allí, o que me caía bien la gente. En general. Aquel lugar tenía algo que me recordaba demasiado a mi infancia, y me ponía los pelos de punta. No era una sensación agradable.

Me limité a hacer lo segundo que mejor se me daba hacer: callar y observar. Los pequeños detalles. Los gestos. Las reacciones. Del Sheriff, de sus ayudantes. Los papeles sobre la mesa. La oficina. El despacho. Los muebles. Los cajones. Si se veía algo de su interior, que en algún descuido se hubiera dejado alguno medio abierto. Incluso me permití el lujo de mirar hacia el exterior a través de la ventana. Cualquier detalle, por ínfimo que fuera o insignificante que pudiera parecer, podría ser importante. Y, en el peor de los casos, confirmaría mis sospechas: que todo aquello era una enorme pérdida de tiempo.

Kowalski puso los informes sobre la mesa y se los acercó a Alessa sin muchos titubeos. 

Ahí los tiene. Puedo pedir que se los fotocopien, no hay problema en ello. comentó mientras echaba un nuevo sorbo de café. Al preguntar sobre el bosque, el sheriff abrió ligeramente los ojos cuando preguntasteis acerca de ello. La actitud se volvió algo más escéptica.

No me dirán que también vienen por los avistamientos, ¿verdad? dijo sin desdén, pero con extrañeza. El bosque lleva años siendo fuente de toda clase de rumores, agente Harker. Big Foot, Thunderbirds.. hasta algunos aseguran haber visto al Mothman. suspiró aparentemente resignado ante esta casuística. Del bosque les puedo decir que se extiende varios kilómetros al noreste, zona densa y fuente de habladurías. Se considera bastante inexplorado e inaccesible en sus partes profundas.. lo cual es normal que generen estas historias. Pero si quieren saber más.. pregunten a Abigail Redman, una guía local. dijo mientras anotaba el número de teléfono para dároslo. ¿Algo más en que pueda ayudarles?

Cogí los informes y los ojeé por encima mientras bebía un poco de café -Sí, si nos los fotocopia, será mejor, gracias- dije, levantando brevemente la mirada desde los dossieres. Entonces el sheriff comentó lo del bosque y continué mirando los informes, como si me contara lo que había desayunado aquella mañana. No obstante, era más una pose, pues estaba atenta a todo lo que decía.

-Entiendo- dije, alzando la vista hacia él -. Simplemente intentamos descartar cualquier cosa que nos desvíe de la investigación- me incorporé de la silla y arrugué la frente al sentir cierto malestar. Miré el café de reojo, pero no le di importancia. Habían sido muchas horas de viaje y el cuerpo nos pasa factura. 

-Hablaremos con Abigail Reidman, entonces- extendí mi mano hacia el sheriff y le dediqué una suave sonrisa -. Muchas gracias por su colaboración, sheriff Kowalski.

La primera parada fue la residencia de los Allen, una típica casa unifamiliar de madera blanca. La luz crepuscular estaba a punto de llegar, pero quedaba un buen remanso de iluminación. No había nadie fuera, pero podíais ver un vehículo familiar aparcado en el recinto.

No había demasiado movimiento fuera, un vistazo rápido os descubría que la casa estaba en primera línea del bosque. De lo que podría ser el jardín trasero hasta la zona boscosa habría unos cincuenta metros de distancia.

Aparcasteis el coche al lado arcén, valorando vuestro siguiente paso.

Detuve el vehículo junto al arcén y observé la casa sin salir del interior del mismo.

-Bueno, hablaremos primero con los Allen, ya que todo esto empezó con ellos- fruncí el ceño al ver que la propiedad lindaba con el bosque -. Esto no me gusta...- musité -Si todo esto se debe a una broma o un montaje de alguien que haya accedido por el bosque a la propiedad, será difícil conseguir pruebas y rastrearlo.

Aunque mi mente se había ido abriendo poco a poco en el último mes, seguía intentando recurrir a la lògica siempre que podía. Supongo que el que tuvo, retuvo, como suelen decir.

Me bajé del vehículo y cogí el maletín con los "juguetes" que me habían facilitado en el SAD, además del equipamiento para hacer el trabajo de campo, recoger muestras y pruebas que examinar a posteriori en el laboratorio del Celaeno.

Esperé a James para cerrar el vehículo y me dirigí hacia la casa. Llamé una vez con los nudillos y otra al timbre.

James estuvo observando en silencio el pueblo, al llegar a la residencia de los Allen escuchó a Alessa y asintió.

Habla tú mejor. dijo mientras salía del coch acompañando a su compañera.

No tuvisteis que esperar mucho, al cabo de medio minuto os abrió la puerta una mujer de poco más de treinta años, rubia arquetípica, que os miró con sorpresa. Os separaba una mosquitera.

¿Sí? ¿Quién es? se mostraba un poco desconfiada, con dureza en la voz, la actitud de una persona cansada de algo.