Partida Rol por web

Turno VII 1

No sin esfuerzo, conseguísteis finalmente entrar dentro del palacio con el resto de dignatarios, aunque algo por detrás de ellos y perdísteis parte de la posible discusión previa que pudieran estar manteniendo, lo que era evidente es que la tensión se podía cortar con un cuchillo.

- No puede ser. - aseguró Stolz desafiante a la vez que se volvía hacia Kurdrim y Thorsten. - ¿Vísteis ese simbolo cuando tragísteis el icona a Middenheim? -

- Esto es devastador. - intervino la alta sacerdotisa de Verena antes de que pudiérais responder. - Incluso si se prueba que es falso, el Imperio se desmoronará una vez se extienda el rumor. ¿Liebnitz en qué estabas pensando haciendo esto público? -

Liebnitz le lanzó una mirada de fingido reproche. - Mi querida Evina -  le regañó en tono jocoso - ¿Aconsejas omitir la verdad? ¿Qué diría tu adorada deidad? -

-¿VERDAD LLAMAS A ESTO? - Exploto Stolz con frustración. - ¡Abominación, eso es lo que es! Pintada por algún hereje que espero que reciba su justo castigo. - apostilló un poco más bajo como si pudiera imaginarse el castigo - Son un montón de injurias vertidas sobre mi señor Sigma que destruirán al Imperio.-

- Stolz - dijo Liebnitz mientras movía negativamente la cabeza y depositaba su mano sobre el hombro del Alto Capitular. -Los hijos del Lobo Blanco mantendrán el Imperio a salvo. Lo caballeros, la guardia teutona, la hermandad del hacha os liderará de vuelta a la grandeza en el verdadero camino de Ulric. Por supuesto tu templo tendrá que ser investigado y la corrupción arrancada por su raíz. Naturalmente el Gran Teogonista tendrá que ceder su puesto por permitir que una heregía de ete calibre haya crecido bajo su mandato, y debería ser remplazado por alguien de la inmaculada sangre teutona... -

- ¿Es eso? - dijo Stolz con desprecio. - ¿Has hecho todo esto por ambición? -

- Shssssssss - chistó Liebnizt a la vez que apartaba la mano del hombro del seguidor de Sigmar. - Un lider de herejes debería tener cuidad con sus acusaciones. Pero no temas, - añadió en tono jocoso - estoy seguro de que los inquisidores serán comprensivos con tu caso, una vez hable en tu favor. Quizá incluso trate de conseguirte un trabajo en el templo. Por supuesto, no tendrás permitido predicar, pero estoy seguro que en la biblioteca o en las cuadras... -

El Sumo Sacerdote en funciones no logró terminar su frase, las manos de Stolz le agarraron por el cuello y empezaron a estrangularle. Este repentino ataque apenas duró, la guardia teutona, los seguidores de Sigmar y el propio Schutzmann los separaron.

- ¡ID A VUESTRAS HABITACIONES! - ordenó a los dos sacerdotes - ¡Y NO QUIERO UNA SOLA PELEA AQUÍ EN PALACIO! -

- El resto esperdad aquí a que se os acomode oportunamente. - añadió.

Turno VII 1

La llegada al interior del palacio fue brusca y atropellada, seguidos de cerca por la turba de gente que quedó fuera gracias a la guardia, permitiéndonos toparnos con una estampa que me hizo crisparme de nuevo, sisear como una culebra a punto de morder y rechinar los dientes por la impotencia.

Liebnitz era víbora venenosa que había jugado con su reputación y posición, además de con un objeto sagrado mancillado. para llegar a alcanzar el poder. Sin duda anhelaba una posición superior y parecía dispuesto a todo para conseguirlo, aunque ello supusiera poner en peligro la estabilidad del Imperio y sus aliados

¡Perro mentiroso!¡Esa reliquia estaba completamente limpia de mácula alguna cuando me la entregó en sus últimos suspiros de vida el sacerdote de Sigmar que enterramos en el bosque!- bramé furioso mientras Stolz intentaba estrangularlo por semejantes difamaciones, siendo separado por la guardia mientras nos mandaban a todos a nuestra habitaciones como a críos traviesos

Debería separarle la cabeza de los hombros a tirones a ese embustero traicionero... pero me temo que eso no ayudará a limpiar nuestros nombres... y el de la iglesia de Sigmar... y no pienso cargar con una vergüenza del todo inmerecida- gruñí rabioso, siguiendo con una mirada cargada de odio al Sumo Sacerdote de Ulric 

Me giré hacia Dieter y Thorsten, quien se suponía debían tener más contactos, e ideas, por su posición de sacerdote y mago

¿Y ahora cómo diablos solucionamos todo esto? Por mí colgaría a Liebnitz, pero eso solo agravará el asunto... aunque a mí se satisfaría muchísimo- dije sin tapujos con una sonrisa maníaca en el rostro

Aquello era...era...era...¡No había palabras para describirlo! No al menos que Dieter conociera. Liebnitz debía estar corrompido por el Caos. Aquello iba demasiado lejos para tratarse de simple ambición política, se mascaba en el ambiente la posibilidad de una guerra religiosa, después de haber luchado en la Tormenta del Caos...

Ver a su Alto Capitular liarse a golpes confirmó a Dieter lo desesperada que era la situación de la Iglesia de Sigmar, y lo peligrosa que sería para un fiel como él caminar por las calles. tendría que conseguir ropa corriente para no ser objeto de un linchamiento y quitar su colgante de...no, eso nunca. Conservaría su icono del cometa de doble cola. Lo ocultaría, sí, pero si moría debería llevarlo puesto.

Era importante saber cómo actuar. Lo primero sería proteger a su testigo, el juicio no había terminado. No hasta que la palabra "inocente" fuera pronunciada. 

Opfer, quédate con Kurdrim en todo momento, todo el mundo se lo pensará dos veces antes de acercarse a un poderoso matador, y eso podría salvarte la vida -después el iniciado dejó la habitación y salió al palacio en busca del Alto Capitular Stolz- Iré a ver a Stolz, veamos si él puede sacar algo en claro y ver si le podemos ayudar.

En apenas unos minutos todo se había puesto patas arriba, no sabia como había sucedido esto, muchas cosas en tan poco tiempo, por momentos todo esto me sobrepasaba y eso era una sensación que no me gustaba para nada, de momento lo mejor era estar cerca de sus nuevos compañeros de penuria, al parecer ellos conocían o sabían de que iba todo esto, aunque desde luego no pintaba nada bien el asunto, Kurdrim el quemadlo en una gran hoguera tampoco estaría mal , así seguro que purgaría sus pecados sean los que sean, una pequeña sonrisa se dibuja en mis labias con solo pensar en ese espectáculo...

Turno VII 1, Anexo

Miré alternativamente a Dieter y al testigo, sin acabar de creerme lo que sugería el clérigo mientras la carótida empezaba a palpitarme de forma cada vez más marcada. 

¡¿Que haga de niñera?!¡¿Estás sugiriendo que me quede aquí de brazos cruzados cuidando a este mentecato mientras tu solucionas este lío!?- dije colorado como un tomate viendo como se me relegaba a un segundo plano -¡¡MALDITA SEA MI SUERTE!!¡Tendría que estar en el norte matando demonios!- grité furibundo dándole un puñetazo a la pared más cercana para no hacer lo mismo con el sacerdote, el testigo o ambos 

Di varios pasos de un lado a otro, como un león enjaulado viendo a su presa al otro lado de los barrotes. Bufé un par de veces por los ollares, me planté frente a Dieter y, poniéndole el rechoncho y calloso dedo en el pecho le dije muy serio

Me vas a deber una muy gorda por esto... Liebnitz es mío si resulta ser un traidor... y pobre de aquel que me niegue ese placer ¿entendido?*

Me giré entonces hacia el testigo

Te vas a pegar a mi como si fueras mi sombra y como se te ocurra tirarte un pedo sin que yo lo sepa te rompo las piernas y te llevo al hombro hasta que todo este asunto acabe. No te vas a acercar a nadie sin estar yo presente y, si lo haces, lo harás estando yo entre tú y ese alguien ¿te ha quedado claro?

La indignación que sentía por aquella blasfemia era ensombrecida por la rabia visceral del enano.

- Lo que dice Kurdrim es totalmente cierto, ¡la reliquia estaba intacta, pura! - Me coloqué junto al matador mientras hablaba.

Lamentablemente querido kurdrim yo no poseo ningún contacto que pueda ayudarnos, debemos confiar en Dieter, pero una cosa es cierta, Liebniz debe estar corrompido por los poderes oscuros, o eso o es un necio que va ha sacrificar gran parte del imperio por pura ambición política.

Turno VII 2

Todavía había bastante gente en el recibidor del palacio y el comandante estaba organizando y enviando a la gente a distintas zonas del palacio para su acomodo.

Esta fue la razón por la que ni a las palabras de Dieter y ni a la furibunda réplica del enano se les prestara atención pues el revuelo seguía siendo alto y muchas voces como las suyas se alzaban en el lugar.

Lo que sí les sorprendió a ambos es que Opfer no estaba allí con ellos. ¿Dónde estaba?, ninguno lo sabía, nadie recordaba que el testigo hubiera entrado junto a ellos y con el revuelo y caos generado desconocían dónde podían haberse separado.

Del grupo que entrara en la plaza solo quedaban ellos cuatro, tampoco Kurtz, ni Gustav, habían conseguido acceder al palacio, así que su suerte era más que incierta habida cuenta la revuelta que se había generado.

Preocupados por el descubrimiento recorrieron toda la zona pero ninguno de ellos era el joven que habían rescatado de la taberna. Fue entonces cuando el comandante les llamó y les dijo - Bueno, vosotros al ala donde se alojan los seguidores de Sigmar. Este sirviente o guiará. Seguidle. - dijo sin decir mucho más y pasando al siguiente grupo.

Apenas os acomodaron en una habitación conjunta para los cuatro, un sacerdote de sigmar, el mismo con el que habíais estado en el estrado durante la celebración del juicio llamó a vuestra puerta.

Cuando abrísteis fue escueto en su mensaje. - El Alto Capitular Stolz me ha enviado a buscarles, desea hablar con ustedes, si hacen el favor de seguirme les conduciré a su presencia. -

¿Dónde está Opfer?

Perdido. El testigo perdido, y ahora debían responder ante el Alto Capitular. ¡Qué vergüenza! ¡Qué deshonra!

Turno VII 2

Mi arranque de furia mal controlada se tornó en una expresión del todo desconcertada, casi bobalicona, cuando Dieter formuló la pregunta que me llevo a girarme y toparme con la nada, solo un espacio vacío que tendría que haber estado ocupado por el tipo rescatado

Mierda- era un palabro palpable, casi físico. La indignación me corroía

El comandante nos indicó donde alojarnos de un modo metódico, dejando claro que lo primero era dejar los cabos sueltos atados, y era evidente que dejar corretear a las dos "facciones" enfrentadas en aquel asunto a su libre albedrío, después de lo ocurrido, no era sensato.

Me dejé guiar, sumido en un cabreo y un rencor que me envolvían como un manto hasta que nos acomodaron en una habitación para compartir... al menos el lugar era confortable, algo a destacar habida cuenta de los lugares que había frecuentado últimamente junto a aquel grupo que tan mala fortuna me había reportado.

Pero ni una palabra pudimos cruzar antes de que alguien aporreara la puerta, revelándose como el sacerdote sigmarita que nos había acompañado durante el juicio... el Alto Capitular quería hablar con nosotros.

Simplemente perfecto- gruñí desde mi rincón, con los brazos cruzados, fulminando con la mirada una baldosa cercana sin culpa alguna - A ver qué será lo próximo...

Turno VII 3

Precedidos por el sacerdote de Sigmar el grupo llegó ante la presencia del Alto Capitular. Este estaba bastante más calmado que la última vez que le vieron sin embargo la sombra de la preocupación se reflejaba sin lugar a dudas en su rostro.

Os ofreció acomodaros en sus aposentos y uno de los sirvientes, para sorpresa de Kurdrim, se apresuró en llevarle una enorme jarra de cerveza. A los demás, Stolz les preguntó, - ¿qué quieren tomar? ¿puedo ofrecerles algo? -

- Con los acontecimientos ocurridos no he tenido la oportunidad de agradeceros todo lo que habéis hecho por la iglesia de Sigmar y por el bien de la ciudad. De no ser por vosotros y vuestra declaración y por la declaración del joven que rescatasteis, a estas alturas estaríamos viendo a Bauer arder. - continuó diciendo.

Dieter que esperaba una bronca estaba perplejo por las palabras de una de los principales dignatarios de su iglesia. En apenas un día había pasado con él más tiempo que en el resto de toda su existencia. 

- Veo que estáis heridos,-  añadió. - Permitidme que la gracia de Sigmar descienda sobre vosotros. Acercaos .-

A pesar de las heridas que presentaba el matador y que había estado a punto de morir aquella noche, a pesar de que sin lugar a dudas era el que tenía más sangre cubriendo su cuerpo, en aquellos momentos, no era ni de lejos el que más grave estaba del grupo, Thorsten y Zacarías estaban al borde de la muerte, quizá fuera aquella la razón por la que desde que consiguieran entrar en el palacio apenas hubieran abierto la boca. Cada bocanada de aire era un auténtico esfuerzo en sus doloridos cuerpos.

Uno a uno recibieron la bendición de Sigmar de las mismísimas manos del Alto Capitular. Rápidamente notaron cómo el dolor desaparecía, los huesos se soldaban, la carne se cerraba y los músculos y tendones volvían a su sitio. Un auténtico milagro realizado en vuestra presencia.

- Bueno, podéis volver a vuestras habitaciones y descansar ahora tranquilamente, tenéis todo el día para lavaros y limpiar vuestras prendas, mañana por la mañana continuará el juicio aquí en el palacio. Aunque antes de irte Dieter, me gustaría tener unas palabras a solas contigo. - concluyó.

Turno VII 3

Demasiadas cosas en tan poco tiempo, eso las heridas y el cansancio acumulado habían dejado a Zacarías exhausto, sin apenas fuerzas para dar otro paso fueron llevados a ver al Alto Capitular, pero gracias a Sigmar lo que en un principio se vaticinaba como mas problemas se convirtió en una bendición, tanto para el cuerpo como para sus almas, por fin se veían recompensados sus esfuerzos y sus heridas eran sanadas por el propio Sigmar gracias al Alto Capitular. Salieron de la estancia camino a un buen baño excepto Dieter que era requerido por su superior seguramente para intercambiar impresiones de lo sucedido, - bueno Kurdrim creo que me debéis algo, aunque lo mas honesto seria subir ese salario ya que no se indico todo lo que en juego estaba y lo peligroso que era, ademas si he de seguir con vosotros habrá que ver lo que ofrecéis... -, me quedo mirando al enano fijamente esperando una respuesta, esperaba que después de nuestro encuentro con el Alto Capitular estuviera mas calmado y atendiera a razones.

Turno VII 3

Cuando nos llamó el alto capitular mi cuerpo seguía en tensión por la gravedad de la situación y apenas notaba la gravedad de mis heridas, al escuchar las primeras palabras del sacerdote, el dolor de mis piernas casi me hace desvanecerme, todo se agolpó en mi mente, la mordedura de aquel perro y la fea caída que sufrí entre la multitud, con gusto y una verdadera fe, acepte la gracia curadora de Sigmar.

Charlé unos segundos junto a mis compañeros sobre el devenir de los hechos y sobre el paradero del testigo, pero tras un intercambio de palabras me marché para darme un baño y cambiarme aquellos roídos ropajes que tan castigados estaban por los rigores de la misión, cerré los ojos un segundo y el cansancio hizo el resto.

Turno VII 3

La visita al Alto Capitular me dejo un regusto amargo dado que nos felicitaba por... ¿haber perdido al testigo? Aquello era un galimatias y una de las piezas, el testigo, se habia esfumado. Bufe ante tanta palabreria aunque deje que me aplicara sus dones divinos, notando sorprendido obrar el milagro. Asenti con un gruñido antes de salir sin mas pero ya en el pasillo Zacarias toco un tema que me hizo mirarlo con otros ojos ¿Asi que un vulgar mercenario? Si mal no recuerdo el trato fue "cuando todo esto acabe" y esta lejos de acabar. El pago se acordo en su momento y no pusiste pega alguna; si eras un pusilanime entonces haber negociado en su momento. Deberias saber que con un enano ni se renegocia un trato cerrado...ahora bien, si no te parece justo puedes abandonar cuando gustes. Por mi parte, si asi lo consideras oportuno, te libero de tu deber... Y sin mas preambulos le di la espalda al que creia hasta entonces un compañero comprometido y regrese a la habitacion

Turno VII 4

Las palabras de agradecimiento cayeron sobre el grupo y nadie se atrevió a comunicar a Alto Capitular que Opfer había desaparecido como consecuencia del tumulto que se había montado.

El grupo abandonó la sala y allí quedaron Dieter, el jefe de novicios y el Alto Capitular.

- Dieter - dijo en tono solemne - recítame las 12 oraciones de la rectitud. -

Cuando el iniciado terminó le dijo, - Y ahora procede con los cánticos de Sigmar. -

Turno VII 3

Me quedo mirando al Enano mientras no deja de despotricar ni decir sandeces, algo a lo que ya estaba acostumbrado y que por desgracia ya intuía que iba a pasar, podrás escupir por esa bocaza lo que te venga en gana, pero si me llamas mercenario dime lo que tu eres, o eres una hermana de la caridad disfrazada de Enano o no creo que hagas esto sin haber oro de por medio, o serias el primer Enano que conozco que no le ciega su resplandor...y como bien te he dicho me debes mis 5 coronas aparte la compensación por la paliza que recibí por tener que ir a buscarte a esa taberna para que saldaras tus deudas, ya que esta bastante claro que tu amigo el Sacerdote de Ulric es el hombre que buscas...me he jugado el pellejo por vosotros para que me vengas ahora con esas tonterías morales que no hay quien se las trague, pero si tanto quieres tus coronas por mi te las puedes tragar haber si te alimentan..., dicho esto me encamino hacia mi habitación blasfemando y con un cabreo monumental, por lo menos en la habitación habría un relajante baño para calmar los ánimos.

Turno VII 3

Apreté los puños, conteniendo el impulso de saltarle los dientes al humano por no crear aun más lío en el asunto que teníamos entre manos. Rechiné los dientes y, con un autocontrol que estaba al límite le di con sus palabras en los morros

Pues en efecto, yo lo hago gratis. Nunca he pedido pago alguno por todo esto. Si me han pagado ha sido porque les ha dado la gana o porque se lo exigí para enterrar a un hombre mucho más honorable que tú mismo... o para pagar a gentuza como tú. Si estoy en todo esto ha sido por honor y por no querer a tu Imperio a su suerte con sus problemas; debería haber hecho como el elfo y largarme, o como Gregor y emprender mis andanzas según mis propias convicciones, que me habrían llevado a una muerte digna en vez de a esta maldita ecatombre de sinsentidos y traiciones... o haberle cortado la cabeza a Liebnitz y mandar al cuerno la suerte de los hombres- dije, rebuscando entre mis pertenencias y sacando 5 relucientes karls de oro - Esto es lo que ansias, pero no recibirás uno solo de mí hasta que todo acabé, como acordamos. Si viniste a la taberna fue porque te dio gana, en ningún momento te lo pedí ni te necesité... que aparte de hacer de saco de boxeo de poco serviste, la verdad...- respiré hondo un par de veces; aquel humano me enervaba

Y sobre lo que afecta o no a los míos harías bien en guardarte tus opiniones al respecto... - añadí en tono claramente amenazante ante de irme, junto con los karls de oro y mi mala leche acumulada

Turno VII 3

Mientras mi mano agarra el tirador de la puerta de la habitación escucho todas las sandeces que un medio metro es capaz de escupir por su bocaza, antes de girarme una sonrisa se dibuja en mi rostro la cual borro por completo cuando me giro hacia el, o sea que ahora eres una hermana de la caridad con la misión divina de salvar a estos desgraciados humanos del Imperio...menos mal que te tenemos a ti si no no se que seria de nosotros, ahora daré gracias a Sigmar por ello...en cuanto a tu dinero guárdalo a buen recaudo haber si te cría, ya me daré por pagado cuando consiga lo que realmente busco..., termino de abrir la puerta de mi habitación y sin mediar mas palabras cierro de un portazo, maldito Enano cabezota, no dará su brazo a torcer, pero seguro que estará un buen rato de mal humor...

Turno VII 4

Con los ánimos caldeados, el enano y el cazarrecompensas salieron de la habitación para dirigirse cada uno a una distinta zona del palacio a darse un baño dejando en ella a un silencioso Thorsten. 

El día fue pasando sin novedades, con una especie de calma tensa. Finalmente no les quedó otra que volver a el alojamiento que tenían asignado y que compartían con el mago y el iniciado de Sigmar que todavía no había vuelto desde que se quedase hablando con el Alto Capitular.

Los tres en la habitación permanecieron varias horas descansando pues sus cuerpos acumulaban cerca de 48 horas sin dormir y estaban realmente cansados. Se levantaron tan solo para comer y prosiguieron con su descanso pues nadie los reclamó para ninguna cuestión.

La noche había caído cuando les despertó una llamada a su puerta.

Thorsten se apresuró a abrir y delante de él se encontró con el padre Ranulf del Templo de Ulric y a su lado un joven oficial imperial en armadura negra y de pelo rojo que sujetaba algún tipo de bulto voluminoso envuelto entre ropas.

- ¿Puedo hablar con vosotros? - preguntó con voz queda pero que denotaba urgencia. - Esto es muy importante. -

El aprendiz de mago se hizo a un lado e invitó a entrar al sacerdote y a su acompañante, casi a la vez que Kurdrim y Zacarías se incorporaban de sus camas.

Una vez los dos dentro, el padre dijo - Roderic, muéstrales lo que llevas. - 

El joven desenvolvió el bulto y ante ellos vieron un cofre, que inmediatamente tanto Thorsten como el enano reconocieron. - Esta cosa tiene que ser destruida. - dijo Ranulf - Es demasiado peligrosa para mantenerla por aquí. Desde que la trajisteis de vuelta sé que puedo confiar en vosotros. Llevad esta caja al Colegio de Teología y preguntad por el profesor Albretch Zweinstein y dadle esta nota donde se explica todo. Con suerte el sabrá qué hacer. - 

Turno VII 4

El cofre no era otro que aquél cofre mágico en el que el padre Ranulf pusiera en su día la calavera de latón que rescatasteis del templo oculto en el Darkwald para proteger de sus caóticos efectos.

Turno VII 4

El tiempo pasaba lento y monótono, sin opción alguna a dar rienda suelta al cabreo acumulado con todo lo ocurrido, pudiendo no obstante recuperarme del agotador trasiego al que me había visto sometido, no solo física sino también mentalmente... aquellos entresijos no estaban hechos para la vida del matador. Solo necesitaba una hilera de enemigos y mi hacha, nada más

Pero como solía pasar la calma precede a la tempestad y la tediosa rutina de comer y descansar se vio interrumpida por el padre Ranulf y una misteriosa carga...

Me di una palmada en la frente y dejé que la mano resbalara por el rostro lentamente mientras observaba lo que había traído consigo el clérigo

Solo me faltaba esto ahora... y yo que pensaba que ya nos habíamos desecho de esa ... cosa al entregarla- dije con cierta congoja, viendo que aquello no acabaría nunca y moriría de aburrimiento - Pero eso lo soluciono rápido. No es necesario seguir dando vueltas como un memo... Dejad eso en el suelo. Filo Argénteo solucionará el problema- añadí agarrando con una mano el hacha de doble hoja y alzándola por encima de la cabeza.