Partida Rol por web

Turno VIII-1

Con las ideas claras en cuanto a la línea de acción todos se pusieron en marcha de vuelta al palacio incluido el profesor que cerró el cofre, lo cogió, se echó una capa por encima y abandonó su habitación tras ellos.

Nadie encabezaba la marcha y caminaban con determinación más o menos en paralelo por las oscuras calles de la ciudad del Lobo Blanco. La suerte pareció sonreirles en el camino de vuelta pues no tuvieron que detenerse a dar explicaciones a ninguna patrulla, sin embargo, y sin intención de entrar a hurtadillas en el palacio, encontraron el acceso bloqueado por un par de guardias que les dieron el alto.

- Alto, quién va. No pueden estar aquí. ¿Acaso no saben que hay toque de queda? -

-Tenemos autorización expresa del Comandante.- se apresuró a decir Thorsten haciendo una indicación a Dieter para que enseñara el salvoconducto que todavía no le había devuelto.

- Una cuestión - se apresuró a decir el profesor mientras todavía Dieter estaba por mostrar el documento. - ¿se encuentra el Sumo Sacerdote en funciones Liebnitz en el palacio? -

Las palabras del profesor sonaron cargadas de dignidad y autoritarias de alguna manera así que el soldado se apresuró a responder - No, abandonó el palacio hará como media hora. -

- ¿Hacia dónde? - preguntó Zweinstein.

- Dijo que volvía al templo de Ulric a rezar y meditar acerca de qué debería hacerse en este mometo de crisis. - respondió de nuevo el soldado.

El profesor simplemente os miró.

Llegamos nuevamente al palacio, con un nuevo fardo en forma del erudito haciendo que la comitiva cada vez se pareciera más a un circo... al menos habíamos logrado despistar por el camino al lelo y al matasanos; pero la noche, como ya empezaba a ser constumbre, aun aguardaba más sorpresas y Liebnitz se había largado a su fortaleza particular

Perfecto, esa rata cobarde ahora se ha refugiado en su templo...se ha acabado el momento de la charla; es hora de empezar a sangrar de una maldita vez- comenté mientras giraba mi cuerpo achaparrado hacia el templo de Ulrik, clavando en él una larga mirada ceñuda y seria. De aquella no iba a pasar el asunto

Bueno, si no eran pocos nuestros problemas ahora para colmo tenemos que entrar en el templo de Ulrik a buscar a ese majadero del tres al cuarto....en una cosa creo que todos estamos de acuerdo,y es en saldar cuentas con esa rata, el problema es como vamos a entrar en el templo y llegar a el de una pieza, no se que guardia tendrá allí pero viendo como esta el patio no creo que este muy solo...

Confusión, engaño, quien sabe. La situación se complicaba a cada paso que dábamos. El beneficio de la duda y las explicaciones se iban terminando.

Vayamos hacia el templo y descubramos de una vez que es lo que está sucediendo!!!

- Quizá tengas razón Kurdrim y sea hora de que hablen las espadas, no sabemos lo que encontraremos una vez dentro, habrá que estar preparados.

- Id. - os dijo el profesor. - yo me necargaré de hablar con el padre Ranulf y con el comandante acerca de lo que está pasando e intentaré enviaros refuerzos. - añadió antes de que Dieter o Thorsten se pronunciaran sobre sus intenciones.

Turno VIII-2

Nada ni nadie parecía poder parar la determinación del enano de ir al templo y nadie tenía intención alguna de hacerlo salvo que el padre Dieter lo hiciera en el último momento.

El templo de Ulric no quedaba muy lejos de allí, así que se dirigeron hacia él para entrar.

Por el camino, conscientes la mayoría de que casi con toda seguridad las puertas estarían cerradas, Roderic, natural de Middenheim indicó que el templo fortaleza tenía una pequeña sección que podría escalarse, además llevaban material para hacerlo.

Quedando todavía en el aire cómo entrarían en el recinto sagrado, cuando llegaron a sus alrededores, todo parecía tranquilo. Según os aproximásteis pudísteis ver el techo del gran hall silueteado contra el cielo de la noche e iluminado por la fluctuante y ocasional luminosidad de la llama eterna del Fuego de Ulric.

Un grupo de tres guardias patrullaba el exterior del templo, seguido tras unos instantes por otro grupo y otro,... Parecían nerviosos, manteniendo en alto sus linternas y escrutando la oscuridad como si esperasen ser atacados.

De pornto, el viento se alzó un poco y vuestros oídos captaron un fragménto de un cántico, aunque demasido débil como para poder identificarlo si bien parecía venir del interior del templo. Casi al mismo tiempo, una brillante luz roja salió reflejada de las cristaleras iluminando el edificio, aunque solo duró un instante.

- Creo que podríamos conseguir entrar sin tener que pegarnos con los guardias. - señaló. - Podríamos comprobar si la puerta está tan cerrada como aparenta estarlo, pero si esa es la sección que comentabas Roderic, no hará falta, si corremos y trepamos rápido podremos saltar al otro lado y evitar que las patrullas nos vean.-

-He calculado que tendremos un lapso de unos 25-30 segundos antes de entrar en el campo de visión de los guardias. -

Según nos aproximábamos..., ese cántico apenas audible y el destello de color rojo debía tratarse del comienzo de algún tipo de ritual y el resplandor de la calavera seguramente. Debíamos apresurarnos.

- Estoy contigo Thorsten, no debemos alertar a los guardias. Con el tiempo que has calculado debería ser suficiente.

- Si estamos de acuerdo prepararé las cuerdas, con cautela deberíamos trepar y entrar con ese margen de tiempo.

Turno VIII-3

El único en expresar su aquiescencia al plan de Thorsten fue Roderic. El resto guardó silencio, quizá por temor a ser escuchados y echar a perder la propuesta del aprendiz.

Los tres guardias que hacían grupo estaban a escasos pasos de doblar la esquina y dejar al grupo unos segundos antes de que el otro grupo apareciera por el otro extremo.

- 3..., 2..., 1... ¡Ahora! - dijo el mago en un enfático susurro sin atrever a levantar la voz, lanzándose a la carrera, con la esperanza de que el resto le siguiera.

Roderic salió tras él y también Kurdrim que a pesar de esforzarse no podía seguir el ritmo de los humanos, por fortuna no eran muchos los metros que les separaban del murete.

Zacarías y Dieter duraron un instante, pero tras ver a los demás salir a la carrera, se miraron mutuamente un instante y les siguieron.

Fue Roderic el que colocó los dos garfios de escalada, Thorsten subió el primero con facilidad. El segundo en hacerlo fue Dieter que había adelantado al enano en la carrera, lo mismo que Zacarías, aunque este se atascó al intentar subir.

El enano, sin recordar los problemas de sus anteriores intentos, trepó como una exhalación. Zacarías y Róderic pasaron el muro inmediatamente después y este tomó los garfios de nuevo con él aunque no creía que los fueran a necesitar.

Ya en el patio interior pudieron escuchar con claridad el cántico que provenía del interior, y casi sin lugar a dudas del gran salón central donde se encontraba el sagrado fuego de Ulric, a poco más de 20 metros de vuestra posición. El salmo parecía ir ganando intensidad en un idioma que ninguno de vosotros acertaba a reconocer.

Tan solo teníais que atravesar la gran galería para llegar al salón, un ancho pasillo de unos 15 metros de largo por 7 de ancho.

Kurdrim se descolgó a Filo Argento para prepararse para el combate, pues ya podía visualizar en su imaginación la sangre de Liebnitz manchando su hacha y lo mismo hicisteis los demás*, pues presentíais que en esta ocasión os iban a hacer falta las armas.

Con las armas listas, todos a la vez, entrasteis en la Gran Galería, el cántico aquí resultaba amplificado por las paredes y al fondo se podía ver la Gran Sala. Sin embargo, el paso hacia esta no estaba franco. Dos enormes guardianes custodiaban el acceso, la escolta personal de Liebnitz. En esta ocasión no obstante, un yelmo de placas cubría su cabeza y sobre el símbolo de la cabeza de lobo y el hacha había pintado una calavera roja.

Las dudas que pudieras albergar sobre si estos sacerdotes guerreros son seguidores de Ulrick se disiparon cuando reconociste el cráneo rojo, que ya habías visto anteriormente en los sótanos de la posada. Además ningún sacerdote de Ulrick se pondría jamás un casco*, pues va en contra de sus principios.

Las pocas dudas que pudieras albergar sobre si estos sacerdotes guerreros son seguidores de Ulrick se disiparon cuando reconociste el cráneo rojo, que ya habías visto anteriormente en los sótanos de la posada y en la Tumba del guerrero del Caos.

Como seguidor y fiel de Ulric, esto que estas haciendo raya la heregía, por suerte para ti y tus creencias, las dudas que pudieras albergar, se disiparon, pues ningún sacerdote de Ulrick se pondría jamás un casco*, pues va en contra de sus principios.

Maldita sea, otra vez tenían que estar trepando por los muros, solo esperaba no caerse como anteriormente, una vez tomada la decisión de escalar el muro y entrar en la boca del lobo poco mas había que hablar, cuanto antes acometieran su cometido antes podrían rendir cuentas con Liebnitz, con una mirada de complicidad con Dieter empezaron a correr detrás del resto, esta vez consiguieron saltar el muro sin demasiadas complicaciones, en todo momento del templo venían ecos de extraños cánticos, los cuales no tardarían en descubrir, pero antes debían lidiar con dos guerreros de la guardia personal de Liebnitz, Hay tienes Kurdrim un par de aperitivos antes del plato gordo..., aprieto fuerte mi espada para darme valor y salgo a la carga contra uno de los guardias.

Turno VIII-3

El aprendiz de mago escuchó el impacto de la espada de Zacarías en el seguidor de Liebnitz, vio también cómo este no hacía nada por impedir el golpe y que la espada de su compañero rebotaba contra el acero templado de su peto.

Aquello significaba que solo más certeros y mejores golpes podrían herir a aquellas moles con armadura. 

Sabía que lo tenía prohibido, pero también veía las enormes hachas y creyó que Zacarías como cualquiera que se acercase al alcance de aquellos filos estaría en grave peligro y su superioridad numérica apenas bastaría. 

El aprendiz se concentró en uno de los pequeños trucos que sabía y alzó la voz en una lengua desconocida para todos a la vez que llevaba su mano a uno de los bolsillos.

Nada ocurrió y un gesto de turbación y preocupación apareció en su rostro.

Turno VIII-3

Los dos norteños, permanecieron donde estaban emitiendo gritos salvajes y autoincitándose para el combate. Sus hachas golpearon su pecho produciendo un estridente sonido.

Turno VIII-3

Al final habían decidido volver a escalar, pues yo no había considerado siquiera aportar otra solución que la de asaltar a la patrulla y entrar por las bravas, haciendo que nuestra similitud con monos o cabras montesas fuera algo más que una mera ilusión; pero aquella vez no iba a permitir que los esmirriados humanos pensaran que la Antigua Raza no sabía moverse sobre la piedra, aunque fuera de un modo tan literal, y les di una verdadera lección de como subir una pared vertical y bajar por el otro lado sin hacer el más mínimo ruido y causando la envidia de cualquier alfeñique de orejas picudas

Desenfundé a Filo Argénteo y, con la carrerilla de la carrera, obvié el emplear los garfios, me propulsé sobre ambas piernas, me apoyé en la pared con la diestra y enganché la cabeza del arma en la parte alta del muro. Con un par de tirones a fuerza de brazos me encumbré sobre la dichosa pared y, echando la mirada, sonreí satisfecho y, en parte, sorprendido por mi intachable actuación

Solo hacía falta una buena motivación, demonios- gruñí a quienes me miraron antes de saltar del otro lado con la agilidad de un gato

Nada más aterrizar en el patio interior el sonido claro y distante de un salmo, en un idioma que no reconocía, empezó a percutir sobre mis oídos haciendo que rechinara los dientes y apretara con fuerza el hacha de doble hoja mientras una sola palabra, cargada de ira, surgía de mis labios. Liebnitz

Avanzamos todos a uno por la amplia galería que precedía al Gran Salón desde donde provenía el cántico solo para toparnos con dos guardias fuertemente armados; en sus cuerpos lucían una simbología que me era familiar y, al centrar la mirada en ella abrí los ojos como platos al cercionarme de lo que implicaba

Esos guardias no van a atender a razones... son unos traidores... ese símbolo, la calavera... ya la he visto antes... estaba en la gruta donde encontramos la calavera... son caóticos, seguidores del Dios de la Sangre- dije aguantando la rabia mientras Zacarias me instaba a atacarlos - Por fin unos enemigos dignos- añadí apretando el mango del arma antes de salir corriendo hacia ellos, siguiendo Zacarias, dedicándome al otro guardián haciendo caso omiso a los gritos que proferían los dos khornitas, dedicándoles yo mismo mi propio grito de guerra

¡¡BARUK KHAZÂD!! ¡¡KHAZÂD AI-MÊNU!!

Una vez escalada la sección, al otro lado comenzaban los problemas. Dos guardas con armadura completa y sendas armas nos aguardaban. Vi como Zacarías era el primero en dirigirse hacia uno de ellos pero con su envergadura y esa maldita armadura no logró el propósito, seguido de Thorsten que no pudo completar su "truco". 

Al instante Kurdrim salía directo hacia otro guardia. No iba a resultar nada sencillo, pensé. Un ataque directo tendría que ser coordinado, ya no hay tiempo!!.

Saqué la pistola y me detuve un instante, quizá de un buen disparo justo en el yelmo permitiría a Kurdrim ventaja al golpearle, intentémoslo!!